Mientras algunos medios internacionales se afanan en anunciar la baja definitiva de los cazas MiG-29, nada está dicho en la Fuerza Aérea del Perú (FAP) respecto al retiro o venta a terceros de los emblemáticos cazabombarderos de origen ruso. Ofertas, se han recibido, como la del Comando Sur de los Estados Unidos (USSOUTHCOM), que propuso cederlos a cambio de equipamiento de origen estadounidense, una idea que no pasó de los titulares de prensa.

Perú casi no acostumbra revender sus sistemas de armas después de darlos de baja, a pesar que cuando ha tenido algún material disponible ha sido objeto de interesantes propuestas comerciales. Como la que llegó desde la República Islámica de Pakistán, hace dos décadas, interesada en un puñado de los desactivados Dassault Mirage 5P/DP, “como estaban y donde estaban”, proyecto que no prosperó.

Sin embargo, hay un antecedente positivo en el año 2000, cuando la FAP logró transferir seis de sus Embraer Tucano AT-27, en condiciones de vuelo, a la Força Aérea Nacional de Angola (FANA), negocio que después trajo problemas legales a quienes participaron en él.

Volviendo a los “Fulcrum”, lo que se sabe es que la FAP avanza en el desarrollo de sus planes de reemplazo por un vector más moderno y capaz, y sigue a la espera de la decisión política de gobierno central que le permita contar con los fondos necesarios para concretarlos.

Los primeros logros se verán, probablemente, a nivel del fortalecimiento de la aviación de transporte, considerando lo dicho hace unos días por el Ministro de Defensa, de comprar helicópteros multipropósito y aviones de carga general y usarlos ante los desastres. Sería un paso previo a más importantes adquisiciones, donde en el segmento de combate la decisión es ir por plataformas nuevas de fabricantes prestigiosos, que permitan una larga y segura operatividad, como es el caso de los Mirage 2000P/DP, con 40 años de servicios.

Por ahora, el Comandante General Carlos Enrique Chávez Cateriano centra sus esfuerzos en impulsar la recuperación del parque aéreo disponible, y actualizarlo tecnológicamente con apoyo del SEMAN Perú, como ocurre con el Sujoi Su-25. Y también en mejorar la formación profesional de todo el personal, para que esté listo a operar los modernos sistemas que llegarán, lo que incluye el envío de especialistas a Europa, Estados Unidos y otros países más avanzados a perfeccionarse.

Entre tanto, los que fueron factor disuasivo clave para resolver a favor del Perú el conflicto fronterizo con el Ecuador de hace casi 30 años, hoy siguen durmiendo en sus cobertizos de concreto en la base aérea de Chiclayo, 770 kilómetros al norte de Lima, la capital peruana.

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Lewis Mejia
Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Maestría en Relaciones Públicas en la Universidad San Martín de Porres. Graduado del Curso de Dirección Estratégica para la Defensa y Administración de Crisis (CEDEYAC) de la Marina de Guerra del Perú y el Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa William J. Perry de la Universidad de la Defensa de EE.UU.; del Programa de Gestión Estratégica del Poder Aeroespacial y Ciberespacio (PROGEPAC) de la Fuerza Aérea del Perú; y del diplomado en Gestión de Riesgo de Desastre, Escuela Superior de Guerra del Ejército del Perú. Corresponsal en Perú

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