Buscando ampliar el abanico de armas capaces de ser desplegadas desde un cazabombardero F-35, la Armada de EE.UU. ha mostrado a uno de dichos ejemplares en su configuración “C” portando en pleno vuelo al nuevo misil antibuque de largo alcance AGM-158C (LRASM), derivado de la línea de diseño de los misiles aire-tierra JASSM. Se trata de un despliegue realizado el día 10 de septiembre, particularmente en los cielos del estado de Maryland, el cuál permite pensar en el fortalecimiento de capacidades de combate contra buques con el foco puesto en un potencial conflicto con China.
Junto a las imagenes publicadas, el Pentágono afirmó: “Como parte de los esfuerzos de integración en curso, el equipo de la Fuerza de Prueba Integrada F-35 de Pax River (Pax ITF) realizó dos días de vuelos de prueba para evaluar el aleteo, las cargas y las cualidades de vuelo con dos AGM-158 cargados en estaciones externas (…) LRASM es una solución definida a corto plazo para la brecha de capacidad de lanzamiento aéreo de la Guerra Ofensiva Antisuperficie (OASuW) que proporcionará una capacidad antisuperficie avanzada, flexible y de largo alcance contra objetivos marítimos de alta amenaza.“
Ahondando en detalles, el medio especializado The Warzone recoge que la intención de la Armada de EE.UU. es poder equipar a las dos versiones de la plataforma F-35 que opera (B y C) con el nuevo misil LRASM, aprovechando para ello el mismo molde del antes mencionado sistema JASSM. Por lo pronto, ha de recordarse que en ambos casos las nuevas armas han de ser llevadas bajo las alas de la aeronave, perdiendo así parte de la furtividad que la caracteriza; sin embargo, esto sería visto como un coste aceptable dadas las capacidades de atacar a grandes distancias.
Respecto de las virtudes del nuevo LRASM, es conocido que es guiado por un sistema de guía de navegación inercial (INS) asistido por GPS, mismo que complementado con la capacidad de enrutamiento altamente adaptativa, permiten al misil trazar rutas precisas hacia el objetivo y modificarlas según se detecten amenazas durante su trayectoria (con alcance de entre 200 y 300 millas). Esto último no es un dato menor, en tanto las nuevas armas cuentan también con la capacidad de recibir datos de otros sistemas enlazados con él, facilitando así la evasión de amenazas. De fallar todo esto, también presenta un paquete de medidas de soporte electrónico (ESM) que obstaculizarían las contramedidas enemigas.
En suma, los LRASM disponen de un buscador de imágenes infrarrojas (IIR) que se activa en la última fase de su trayectoria hacia el objetivo, el cuál le permite realizar una selección de puntos de impacto de forma automática; teniendo en cuenta datos prefijados que le indicarán los puntos más débiles del buque objetivo. Acorde manifiestan informes previos, la mencionada capacidad suma a las cualidades del misil el hecho de que opera de forma pasiva, por lo que sería prácticamente imposible detectarlo en funcionamiento y las contramedidas electrónicas para neutralizarlo no deberían afectarlo.
Finalmente, ha de mencionarse que la Armada de EE.UU. trabaja para que los nuevos misiles puedan ser desplegados desde los nuevos aviones de patrulla marítima P-8 Poseidón, agregándose a los F-18E/F Super Hornets que ya cuentan con luz verde para ello; la Fuerza Aérea de EE.UU. también podría hacer uso de sus bombarderos B-1B para desplegar los LRASM. En su conjunto, esto hace que las fuerzas estadounidenses dispongan de varias posibilidades de ataque a la espera de la homologación para el que será el primer misil específicamente antibuque del F-35, que anteriormente integró los sistemas multifunción JSM de origen noruego para dicha función.
*Imagen de portada: Dane Wiedmann
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