Buscando avanzar en la modernización de sus capacidades de combate, la Fuerza Aérea de Filipinas se encuentra actualmente explorando diversas opciones para adquirir una flota de hasta 40 nuevos cazas. Se trata de una programa que requeriría una inversión cercana a los 1.000 millones de dólares para llegar a concretar la primera etapa del mismo, considerando que aún falta definir la selección del futuro avión de combate por parte del Ministerio de Defensa filipino.
En esa línea, uno de los sistemas que aparece como uno de los principales candidatos es el KF-21 Block I del Corea del Sur, cuyo fabricante, Korea Aerospace Industries, ya ha presentado una propuesta inicial para ser evaluada. Particularmente, la apuesta de KAI es lograr suministrar un primer lote de 10 ejemplares para la fase inicial, cumpliendo ello con el tope presupuestario antes mencionado y con los requisitos estipulados por la Fuerza Aérea Filipina para el combate aire-aire. No obstante, desde la misma surgen dudas respecto de las capacidades aire-tierra del avión en dicha configuración. Por lo pronto, la empresa coreana ha buscado calmar las aguas planteando que para el 2028 ya debería estar listas las actualizaciones del Bloque II, reforzando con ella dicho punto débil.
Agregada a dicha problemática, existen también cuestionamientos por la factibilidad de que KAI logre suministrar la cantidad de 40 aeronaves antes traída a colación y que se logre contar desde la cartera de defensa filipina con los fondos necesarios para concretarlos. Surgen así dos grandes cuestiones, a saber: la aparición de otros jugadores en la competencia y la dependencia de la aprobación de financiamiento por parte de otro gobierno, lo que podría decantar la balanza en favor de una propuesta diferente.
La lista de potenciales aeronaves comienza con el caza JAS-39 Gripen de origen sueco, el cuál Saab ha presentado como una alternativa menos costosa para las limitadas finanzas de la Fuerza Aérea Filipina y que destaca también por incorporar la capacidad de lanzar misiles Meteor de largo alcance; importante en la ponderación final. A ello debe sumarse también el alto grado de interoperabilidad que existiría con los aviones de vigilancia y alerta temprana de la compañía sueca: los Erieye y Global Eye. En caso de avanzar en esa línea, Filipinas lograría dar un considerable salto en materia de vigilancia aérea de su territorio.
A la par, desde los EE.UU. se impulsa la candidatura del F-16 Block 70, presentando como principales virtudes el mayor acceso a respuestos y armamento, gracias al Tratado de Defensa Mutua y el Acuerdo de Fuerzas Visitantes rubricado entre las partes, el cuál ha facilitado la cooperación en materia logística. Retomando lo mencionado respecto del financiamiento, los Estados Unidos también habrían manifestado su voluntad de poner a disposición hasta 2.500 millones de dólares a través del programa de Financiación Militar Extranjera (FMF) en su Ley de Resiliencia Mejorada de Filipinas (PERA) propuesta recientemente en el Congreso, lo que sin dudas representa una importante ventaja a ser tenida en cuenta.
*Imagenes empleadas a modo ilustrativo
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