El Grupo de Ataque del portaaviones USS Theodore Roosevelt (CVN-71) de la Armada de los Estados Unidos ha regresado finalmente a su puerto de origen en San Diego, California, tras completar 278 días de despliegue en el Pacífico y Medio Oriente. Este prolongado operativo lo convierte en el segundo portaaviones con más días en servicio en los últimos cinco años.

El USS Theodore Roosevelt partió a mediados de enero desde la Estación Aérea Naval de North Island, uniéndose poco después a la 7ª Flota del Pacífico. Durante su despliegue, el buque participó en ejercicios en el Mar de Filipinas junto al USS Carl Vinson y varios buques de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón. Meses más tarde, se unió al USS Ronald Reagan en el marco del ejercicio conjunto Pacific Valiant Shield, fortaleciendo la cooperación naval en la región Indo-Pacífica.

A pesar de sus responsabilidades en el Indo-Pacífico, el USS Theodore Roosevelt fue reubicado en Medio Oriente por orden del Secretario de Defensa, Lloyd Austin, en respuesta a la creciente tensión en la región tras los ataques de Hamás el 7 de octubre. Su presencia fue parte de un esfuerzo más amplio para disuadir ataques al comercio marítimo y prevenir una escalada del conflicto en medio de la crisis en Israel, donde el Grupo de Ataque del USS Abraham Lincoln también operaba para mantener la seguridad marítima.

El secretario de prensa del Pentágono, Mayor General Pat Ryder, destacó en una conferencia de prensa que la Armada de EE. UU. continuaría su presencia en Medio Oriente, con el USS Abraham Lincoln y una Unidad Expedicionaria de Marines, así como un aumento de recursos aéreos, incluyendo cazas furtivos F-22 Raptor. Ryder subrayó el compromiso de EE. UU. de trabajar con socios regionales para reducir las tensiones y buscar un alto el fuego en la región.

Con el repliegue del USS Theodore Roosevelt, su lugar en Medio Oriente fue ocupado por el Grupo de Ataque del USS Dwight D. Eisenhower, permitiendo que la Armada de EE. UU. recuperara capacidades operativas en el Indo-Pacífico. Este cambio de región dejó un vacío importante en el Pacífico, donde otros portaaviones, como el USS Ronald Reagan y el USS Nimitz, estaban en mantenimiento o reabastecimiento, lo que planteó desafíos significativos para la proyección de poder global de la Armada de EE. UU.

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