Por Abatecola, Daniela Beatriz

Introducción

La Guerra de Corea, que estalló en 1950, representó un conflicto relevante en el ámbito del Derecho Internacional, ya que fue la primera ocasión en que la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó la agresión de un Estado, específicamente Corea del Norte. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) solicitó a sus Estados Miembros que se unieran a las fuerzas de Corea del Sur para restablecer el orden y la paz internacionales. Este evento se lo considera como un precedente significativo en la intervención internacional, fundamentado en costumbres históricas. A pesar de las controversias y las revisiones sobre la participación de la ONU en el conflicto en años posteriores, podemos expresar que su rol fue esencial para establecer un marco de respuesta universal ante agresiones de este tipo acaecidas en el contexto mundial. En relación con ello, en este trabajo intentaremos explorar la participación de la ONU en la guerra de Corea, evaluando su efectividad y las implicaciones éticas de sus acciones, así como reflexionar sobre las limitaciones de la organización en situaciones de crisis y la necesidad de mejorar su capacidad de respuesta para restablecer la paz y la seguridad internacional.

Marco Teórico

La Guerra de Corea, que surgió en un contexto de tensiones políticas y conflictos ideológicos tras la Segunda Guerra Mundial, refleja las dinámicas de poder analizadas por Kenneth Waltz (1979) en su libro “Theory of International Politics”. En él expresa que la guerra civil de 1948 entre el régimen del Sur y el gobierno del Norte ejemplifica la lucha por la influencia en la región. Puntualmente, Waltz argumenta que, en sistema internacional, los estados operan en un estado de naturaleza caracterizado por la posibilidad constante de conflicto. Esto genera una búsqueda continua de seguridad, ya que la amenaza permanente del uso de la fuerza limita las manipulaciones, modera las demandas y fomenta la solución de controversias sobre la base del poder que se posee (p. 113).

La intervención de la ONU, aunque inicialmente escéptica, se convirtió en un hito al condenar la agresión de Corea del Norte y establecer un precedente en el Derecho Internacional al unir a sus Estados Miembros en la defensa de Corea del Sur. Sin embargo, esta participación también enfrentó críticas, ya que, según Waltz, “La Unión Soviética y los Estados Unidos se influyen mutuamente más de lo que cualquiera de los estados que viven en su penumbra puede esperar hacerlo ,complicando la formulación de estrategias efectivas” (1979, p. 175).

Sintéticamente, la Guerra de Corea no solo fue un conflicto militar, sino que también puso a prueba las teorías de Waltz sobre la política internacional, subrayando la interrelación entre la búsqueda de poder de los Estados y la necesidad de una respuesta colectiva ante la agresión. A pesar de las controversias resultantes del desarrollo y efectos de este conflicto, la ONU desempeñó un papel crucial en la creación de un nuevo orden internacional más centrado en la cooperación y la seguridad colectiva.

LA ONU Y SU ROL EN LA GUERRA DE COREA

Frente a la invasión de Corea del Norte a Corea del Sur, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la Resolución 82 el 25 de junio de 1950, en la que exigió al Gobierno norcoreano que detuviera de inmediato su agresión armada. Esta resolución declaró a Corea del Norte responsable de una agresión que amenazaba la paz y la seguridad mundial, demandando la retirada de sus fuerzas armadas al norte del Paralelo 38. Dicho pronunciamiento representó un hito en la historia del Derecho Internacional, siendo la primera vez que la Asamblea General de la ONU condenó una agresión de tal naturaleza, instando a los Estados Miembros a unirse a las fuerzas de Corea del Sur para restaurar el “orden y la paz internacional”.

Esta intervención fue recibida favorablemente por numerosos países, quienes vieron en ella una oportunidad para respaldar las acciones militares de Estados Unidos en la región. No obstante, la participación de la ONU también enfrentó críticas, ya que la complejidad de las relaciones internacionales y la escasez de información sobre las intenciones de otros gobiernos dificultaron la formulación de estrategias efectivas. A pesar de estos obstáculos, la injerencia de la ONU en la Guerra de Corea estableció un precedente significativo para futuras intervenciones en conflictos internacionales, subrayando la importancia de coordinar una respuesta colectiva efectiva ante la agresión.

BREVES ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA GUERRA DE COREA

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Corea se dividió en dos zonas a lo largo del Paralelo 38: el norte ocupado por los soviéticos y el sur influenciado por Estados Unidos. En el norte se estableció un régimen comunista liderado por Kim Il-sung, mientras que en el sur se instauró un gobierno democrático encabezado por Syngman Rhee. La división generó constantes tensiones políticas y militares. Esta situación continuó hasta que Corea del Norte sorprendió al invadir el sur en 1950, desencadenando una guerra que duró tres años. Se enfrentaron tropas norcoreanas, surcoreanas y estadounidenses, así como unidades chinas y de otros países aliados. En 1953 se firmó un armisticio, sin lograr la reunificación de Corea ni una paz definitiva hasta el presente. Desde esa fecha el conflicto se mantiene latente. Corea del Norte ha desarrollado un importante programa nuclear e instaurado un régimen opresivo y belicoso, mientras que Corea del Sur se ha convertido en una próspera democracia y una de las economías más fuertes de Asia, pero sin poder encontrar un camino común con sus hermanos del norte, causa por la cual la reunificación sigue siendo una cuestión delicada y compleja.

PARTICIPACIÓN DIPLOMÁTICA Y MILITAR DE LA ONU EN LA GUERRA DE COREA

Como mencionamos anteriormente, la convocatoria de la ONU realizada en 1950 para poner fin a la guerra en Corea generó importantes controversias. Según la ONU, el mencionado Paralelo 38 era la línea divisoria establecida entre Corea del Norte y Corea del Sur, y se alegó que las fuerzas de Kim Il-sung habían cruzado esta línea. El 25 de junio de ese mismo año, el Consejo de Seguridad solicitó a Corea del Norte que retirara sus elementos militares al norte de dicho paralelo, considerando el cruce de dichos efectivos como una grave violación de la paz. Sin embargo, el gobierno norcoreano rechazó esta decisión, considerándola ilegítima. Argumentó que la ONU no había enviado un representante adecuado y que se habían ignorado las anteriores violaciones de las fronteras aéreas y marítimas por parte de Corea del Sur. La invasión de las fuerzas de Corea del Norte en territorio surcoreano planteó un grave problema a la paz internacional, causa por la cual el Consejo de Seguridad comenzó a analizar el tema de defensa colectiva contra una agresión, aunque entre sus miembros se generaron múltiples dudas sobre el respeto al derecho internacional en este contexto.

La resolución 84, adoptada poco después de la invasión, reflejó la urgencia de la situación, pero también evidenció las diferentes tensiones y desacuerdos existentes entre las partes involucradas, complicando aún más la dinámica del conflicto. Esto sugiere que las decisiones y acciones de los actores en este conflicto estaban profundamente influenciadas por el contexto internacional (Guerra Fría) y las relaciones de poder en juego en aquel momento.

DETALLE DE ACCIONES DE LAS FUERZAS INTERNACIONALES

Concretamente, la guerra comenzó el 25 de junio de 1950, cuando Corea del Norte, con el apoyo logístico soviético, lanzó una invasión sorpresiva a Corea del Sur. Las fuerzas norcoreanas avanzaron rápidamente, capturando Seúl en cuestión de días. En respuesta a la invasión, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución que autorizaba el uso de la fuerza para repeler la invasión. Con ese fin, se formó un comando conjunto bajo el liderazgo del general estadounidense Douglas MacArthur. Ante la grave amenaza se decidió realizar una arriesgada maniobra para cortar la penetración norcoreana en septiembre de 1950, que fue el desembarco en Inchon, realizado por las fuerzas internacionales. Esto dio lugar a uno de los puntos clave del conflicto ya que se sorprendió a las fuerzas norcoreanas, cortando sus líneas de comunicación y abastecimiento, lo cual permitió a las fuerzas aliadas recapturar Seúl y avanzar hacia el norte. Tras el éxito en Inchon, las fuerzas de la ONU continuaron su avance hacia el norte con la intención de unificar Corea. Por el temor de que las fuerzas internacionales (lideradas por Estados Unidos), se acercaran a su frontera, China decidió intervenir en apoyo de Corea del Norte, lo cual cambió la relación de fuerzas y la situación existente. En octubre de 1950, las tropas chinas cruzaron el río Yalu y comenzaron una ofensiva que logró repeler a las fuerzas de la ONU de vuelta hacia el sur. A partir de allí, el conflicto se convirtió en una guerra de trincheras similar a la Primera Guerra Mundial, con líneas de frente relativamente estables a lo largo del Paralelo 38. Esto se mantiene hasta 1951, cuando comenzaron las negociaciones de paz en Panmunjom. Finalmente, el 27 de julio de 1953, se firmó un armisticio que cesó las hostilidades, aunque no se firmó un tratado de paz formal. La frontera entre las dos Coreas se estableció nuevamente en el Paralelo 38, creándose la Zona Desmilitarizada (DMZ), que dividió el territorio en dos.

EVENTOS POLÉMICOS EN LA SOLUCIÓN DEL CONFLICTO DE COREA

La Guerra de Corea (1950-1953) fue un conflicto brutal que dejó un legado complejo y una situación política aún tensa hasta el presente. A continuación, se detallan algunos eventos clave que dificultaron la búsqueda de una solución:

• La Intervención de China:
Polémica: La participación de China en la guerra, tras la intervención de las tropas de las Naciones Unidas lideradas por Estados Unidos, extendió el conflicto y llevó a un estancamiento.
• La División de Corea:
Polémica: La división de Corea en dos estados, Corea del Norte y Corea del Sur, tras la guerra, dejó un conflicto latente y una frontera fuertemente fortificada.
• El Armisticio y la Falta de un Tratado de Paz:
Polémica: La firma del Armisticio en 1953 solo detuvo las hostilidades, pero no trajo una paz formal. La falta de un tratado de paz sigue siendo una fuente de tensión y obstaculiza el proceso de reunificación.
• La Guerra Fría y la Ideología:
Polémica: La Guerra de Corea fue un conflicto entre dos bandos: uno apoyado por Estados Unidos y el otro por la Unión Soviética. La lucha por el control de Corea se complicó porque cada bando tenía ideas diferentes sobre cómo debería ser el mundo. Esto dificultó encontrar una solución pacífica y contribuyó a que la guerra se prolongara.

ANÁLISIS CRÍTICO DE LAS ACCIONES DE LA ONU

La Guerra de Corea fue un conflicto que demostró una cierta ineficacia del sistema de seguridad colectiva implementado por la ONU. En línea general podemos expresar que este organismo cometió errores cruciales que prolongaron el conflicto y dejaron un legado de tensión en la península coreana.

• Puntos Fuertes:

• Respuesta Rápida: La ONU condenó la invasión de Corea del Sur por parte de Corea del Norte y rápidamente autorizó una fuerza multinacional para defender a Corea del Sur.
• Unificación Inicial: La ONU logró unir a las naciones occidentales en un esfuerzo común para combatir el comunismo durante la Guerra Fría.
• Desarrollo de las Operaciones de Paz: La Guerra de Corea fue un catalizador para el afianzamiento del concepto de operaciones de paz de la ONU.
• Puntos Débiles:
• Falta de Claridad en el Mandato: El mandato inicial de la ONU era limitado, lo que llevó a la ambigüedad sobre la participación en la guerra y el alcance de las operaciones militares.
• Dependencia de Estados Miembros: La ONU no posee ejército, tiene que depender de los soldados de los países miembros para luchar en las guerras. Esto dificulta controlar las estrategias y el desarrollo de las acciones.
• Limitaciones Diplomáticas: Esta organización fue incapaz de encontrar una solución diplomática al conflicto, lo que condujo a un largo estancamiento en las negociaciones y a una guerra prolongada.

En síntesis, la participación de la ONU en la Guerra de Corea demostró su capacidad para actuar rápidamente ante un ataque, pero también expuso sus limitaciones en la gestión de conflictos de gran escala. La falta de decisión, sumados a ciertas dudas existentes a los más altos niveles, sumados a la ineficiencia para encontrar una solución diplomática al conflicto son un recordatorio de la fragilidad del sistema de seguridad colectiva organizado por la ONU y las consecuencias negativas que pueden resultar de la falta de una acción decisiva en momentos cruciales.

CONCLUSIONES Y LECCIONES APRENDIDAS

La Guerra de Corea nos ha enseñado mucho sobre cómo funcionan los conflictos internacionales y la forma cómo las instituciones globales pueden fallar en el mantenimiento de la paz y la seguridad.

La ONU no pudo evitar la conflagración, principalmente porque Estados Unidos y la Unión Soviética, que querían defender sus propios intereses, no buscaron la paz. La guerra fue un reflejo de la Guerra Fría, una lucha entre el comunismo y el capitalismo, lo que dificultó la comunicación y la cooperación entre las partes.

La guerra nos muestra la necesidad de trabajar juntos para resolver conflictos. Aunque la ONU intentó restablecer el entendimiento entre los beligerantes, la falta de coordinación y acuerdo entre las grandes potencias impidió un mejor resultado.

Este conflicto no finalizó con un tratado de paz, dejando a Corea dividida y amenazada por la posibilidad constante de una nueva escalada de violencia. Esto nos recuerda que el mundo necesita soluciones duraderas, no solo acuerdos temporales.

La guerra también subraya la importancia de prevenir conflictos a través del diálogo y la diplomacia. La falta de comunicación y de soluciones pacíficas desde el inicio fue uno de los factores que desencadenaron el conflicto. Las potencias regionales, como China y la Unión Soviética en apoyo de Corea del Norte, y Estados Unidos en respaldo de Corea del Sur, también desempeñaron un papel clave en el desarrollo de la guerra dificultando una mejor finalización.

Por último, la Guerra de Corea sirvió para recalcar la importancia de disponer un mandato claro y definido para el desarrollo de las operaciones de paz de la ONU, de la necesidad de un mayor control sobre las fuerzas militares desplegadas y sobre la importancia que posee la diplomacia y la negociación para resolver conflictos internacionales.

ALGUNAS RECOMENDACIONES

Como vimos, este conflicto representó un fracaso para la ONU, condicionado por la rivalidad entre las superpotencias y el contexto de la Guerra Fría. La guerra dejó una profunda marca en la península coreana y puso de relieve los límites de la ONU en un mundo dividido. A partir de este análisis, se sugieren varias recomendaciones para el pensamiento estratégico contemporáneo y la resolución de conflictos en los que la ONU o sus Estados miembros estén involucrados. Es fundamental que, en el futuro, los equipos multinacionales encargados del control militar de operaciones, ya sea a nivel supranacional o multinacional, desempeñen un papel crucial en la promoción de la paz y la seguridad internacional. Además, se observa la importancia de fomentar una mayor cooperación con otras organizaciones internacionales y la sociedad civil, así como desarrollar estrategias que eviten la escalada de conflictos y promuevan el diálogo y la diplomacia. Citando la frase grabada en el monumento de la Guerra de Corea, en Washington DC, “FREEDOM IS NOT FREE”, (La libertad no es gratis).

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