En lo que se configura como la respuesta rusa al reciente ataque ucraniano contra su territorio haciendo uso de misiles balísticos ATACMS de origen estadounidense, ha sido reportado que Moscú decidió utilizar en combate a uno de sus misiles balísticos intercontinentales RS-26 Rubezh contra la ciudad de Dnipro, mismo que cuenta con la capacidad de portar ojivas nucleares. De esta manera, la guerra que ya lleva 33 meses da un nuevo paso hacia la escalada del conflicto, tratándose de la primera vez que las Fuerzas Armadas Rusas emplean este tipo de armas contra una ciudad de Ucrania.

Si bien aún esta por confirmarse su lanzamiento, el propio presidente Volodymyr Zelensky ha declarado que existe una investigación en curso que parecería indicarlo. Puesto en sus propias palabras: “Hoy ha aparecido un nuevo misil ruso. Todas las características, velocidad y altitud, son las de un misil balístico intercontinental. Actualmente se está llevando a cabo una investigación pericial.

Ahondando en detalles, la Fuerza Aérea Ucraniana comunicó que el misil habría sido lanzado desde la región rusa de Astracán, la cuál se sitúa a más de 700 kilómetros de la mencionada Dnipro; situándose esta última al norte de la ya famosa localidad de Zaporiyia. En su comunicación, no detallaron con que tipo de ojiva estaba equipado el misil lanzado, aunque se descarta que se trate de una ojiva nuclear. Consultado por periodistas, y con un tono irónico, el portavoz del ejecutivo ruso Dimitry Peskov se negó a realizar mayores comentarios, indicando que esas consultas deberían realizarse al Ejército de Ucrania.

En caso de que efectivamente se trate de un misil RS-26 Rubezh, estaríamos frente a un sistema clasificado como ICBM por un tratado de reducción de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia, que no obstante podría ser más bien considerado un IRBM (de alcance intermedio) dado que en caso de estar equipado con ojivas pesadas sólo alcanzaría los 5.500 kilómetros. Cabe recordar que el misil en cuestión habría sido probado de forma exitosa por primera vez en el año 2012, presentando en aquel entonces unas dimensiones estimadas en los 12 metros de largo y un peso de 36 toneladas; 800 de las cuáles podrían ser el peso de la ojiva.

Respecto del impacto que habría tenido el uso del misil, el gobernador de la región afectada (Serhiy Lysak) manifestó que este habría dañado instalaciones industriales, provocando incendios en los alrededores y dos heridos. Las consecuencias podrían haber sido peores, considerando que fue informado también el lanzamiento de un misil hipersónico Kinzhal y siete misiles de crucero Kh-101; aunque en este caso, seis de ellos habrían sido derribados por la defensa antiaérea ucraniana.

Por lo pronto, en vistas del relativamente escaso impacto de su utilización, el potencial empleo de un RS-26 Rubezh ha de comprenderse como una maniobra disuasiva de Moscú para evitar el futuro uso de misiles balísticos contra su territorio. Fuentes militares europeas, que declararon en condición de anonimato, indicaban a Reuters esta cuestión: “El lanzamiento de un misil balístico intercontinental puede ser visto como un gesto amenazador, posiblemente como respuesta al levantamiento de las restricciones a los ATACMS y Storm Shadow. Es un medio de disuasión.” Esto ocurre poco después de que el presidente ruso Vladimir Putin ampliara el margen de maniobra para el uso de armamento nuclear.

Finalmente, cabe recordar que sumado a los ya citados ataques con misiles ATACMS, en el día de ayer las tropas ucranianas habrían hecho uso de los misiles británicos Storm Shadow para concretar ataques contra territorio ruso. Si bien el Ministerio de Defensa ruso no confirmó la cantidad de misiles lanzados o la región en la que fuere registrado el impacto, si ha afirmado que logró derribar a dos de ellos con éxito; corresponsales de guerra rusos ampliaron a través de Telegram que estos habrían sido apuntados hacia la región fronteriza de Kursk. Al igual que su par estadounidense, el gobierno británico había autorizado recientemente a Kiev para empezar a realizar ataques contra territorio ruso haciendo uso del material transferido por ellos, una de las principales líneas rojas marcadas por el Kremlin.

*Imagenes empleadas a modo ilustrativo

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