Los recientes acuerdos alcanzados por Perú y Corea del Sur en materia de cooperación industrial, en ámbitos que van desde el naval hasta el aéreo, abren diversas posibilidades y potenciales para el país sudamericano. Los Memorandos de Entendimiento (MoU) firmados entre KAI y SEMAN buscan profundizar la participación en programas actualmente en curso, como el desarrollo del nuevo KF-21 Boramae, donde Perú podría participar como proveedor de componentes. Estos acuerdos tienen como antecedentes la coproducción de los entrenadores KT-1P Torito y, más recientemente, el compromiso para fabricar hasta 250 componentes para el caza ligero FA-50. Este último proyecto merece especial atención, ya que abre importantes expectativas para la Fuerza Aérea del Perú (FAP), que se encuentra en proceso de planificación para su reequipamiento.
Aunque la prioridad de la FAP es incorporar un nuevo caza multirol que reemplace a los Mirage 2000 y MiG-29 —evaluándose modelos como el F-16 Block 70, Rafale y Gripen—, las autoridades también reconocen la necesidad de contar con aeronaves intermedias que sirvan como puente hacia la futura plataforma de combate de la fuerza. Desde el retiro de los aviones Aermacchi MB-339, que operaban en el Escuadrón Aéreo N° 513 del Grupo Aéreo N° 51 en la Base Aérea de Pisco, la FAP carece de una aeronave de estas características. Dichas aeronaves también cumplían funciones secundarias de interdicción aérea y ataque ligero.
Esta carencia se agravó con el retiro, en 2023, de los aviones de ataque Cessna A-37B Dragonfly, que operaban con el Grupo Aéreo N° 7. Su lugar fue ocupado por los entrenadores surcoreanos KAI KT-1P Torito, los cuales tienen capacidades muy limitadas para tareas de ataque, dado que su función principal es el entrenamiento básico de nuevos pilotos.
En una entrevista reciente realizada por Zona Militar al General del Aire Carlos Enrique Chávez Cateriano, Jefe de la FAP, se abordó esta cuestión. Al respecto, el alto mando declaró: “Tenemos los estudios técnicos terminados. Pero el problema es el presupuesto. Por eso, hemos optado por impulsar la renovación más urgente, que son los cazas de primera línea. En cuanto a los entrenadores intermedios, son solo eso, entrenadores con algunas capacidades de ataque. Y que, en la Fuerza Aérea, momentáneamente, están siendo reemplazados por el KT-1P —en la formación de los nuevos pilotos—. Pero, definitivamente necesitamos tener una aeronave para el segmento intermedio. Cuando tengamos mejores condiciones económicas, pasaremos a desarrollar ese programa”.
Como se desprende de sus palabras, si bien las prioridades de la FAP están claramente definidas, también incluyen la incorporación de nuevos aviones de transporte y de alerta temprana y control aerotransportado. El plan para reemplazar a los Aermacchi MB-339 ya ha sido formulado en su etapa técnica.
Aunque no se han mencionado candidatos específicos, el reciente acuerdo entre SEMAN y KAI para la producción de componentes del FA-50 abre nuevas posibilidades. Este caza ligero podría desempeñar diversos roles, como cubrir los vacíos operativos dejados por los MB-339 y A-37B. Además de su capacidad para servir como nexo entre los KAI KT-1P y el futuro avión de combate de la FAP, la familia T-50 también destaca por sus capacidades avanzadas en entrenamiento y por su versatilidad en el uso de armamento guiado aire-aire y aire-tierra, lo que permitiría realizar misiones de ataque previamente asignadas a los Dragonfly e interdicción a los Aermacchi.
Finalmente, aunque la prioridad sigue siendo la adquisición de un caza multirol, estos planes están a la espera de condiciones económicas favorables y recursos suficientes para avanzar. Mientras tanto, Perú y Corea del Sur continúan profundizando su cooperación en diversos programas de desarrollo de capacidades industriales para sus respectivas Fuerzas Armadas.
*Fotografías empleadas a modo de ilustración.
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