A finales del pasado mes de noviembre, la Real Fuerza Aérea de Nueva Zelanda (RNZAF) reportó haber desplegado por primera vez a uno de sus nuevas aeronaves C-130J-30 Super Hércules en la Antártida, esto con el fin de brindar apoyo a los programas de investigación científica que el país sostiene en la Base Scott y en la Estación McMurdo. Por lo pronto, se espera que este sea el primero de una serie de seis viajes que dichos aviones neozelandeses realicen hacia el Continente Blanco, transportando en ellos una combinación de personal y suministros para contribuir al despliegue.

El vuelo en cuestión estuvo a cargo del teniente Tristan Nysse, un piloto que cuenta en su haber con más de 11 viajes a la Antártida en la antigua plataforma C-130H, quién manifestaba lo siguiente: “Somos un equipo pequeño en la Unidad de Transición del C-130J, por lo que haber completado nuestro primer vuelo sobre el hielo no solo es un éxito para la tripulación. También lo son los equipos de mantenimiento y todos los involucrados en la entrega del C-130J, quienes han hecho un esfuerzo enorme para que esto sea posible (…) Poner en práctica todo el conocimiento que hemos ido adquiriendo sobre la aeronave y llevarlo al entorno más extremo en el que ha estado hasta ahora con la RNZAF es increíblemente gratificante.”

Cabe recordar en este punto, que para Nueva Zelanda la llamada “Operación Antártida” se constituye no sólo como uno de sus despliegues más importantes durante la etapa veraniega del año, sino que también como uno de los más antiguos de las Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda (NZDF). En ese sentido, se destaca que el mismo se concreta desde la década de 1950, desplegándose para ello personal científico en estrecha cooperación con los programas de investigación de los EE.UU.

Siguiendo esa línea, ha de mencionarse que el país despliega cada año a un equipo de 140 personas en sus bases antárticas, junto a un importante paquete de suministros necesarios para que lleven a cabo su labor. Desde hace años, la tarea recae sobre un equipo de la RNZAF apostado en la localidad de Christchurch, que operaba los ya mencionados C-130H como su plataforma principal para la tarea; el avión sirvió en la fuerza por casi 60 años.

Finalmente, resulta útil recordar que Nueva Zelanda aún se encuentra en pleno proceso de incorporar a su recientemente adquirida flota de aeronaves C-130J-30 Super Hércules, siendo esta compuesta por un total de cinco ejemplares. El primero de ellos, fue entregado por el fabricante estadounidense Lockheed Martin en el curso del mes de agosto de este mismo año; unidad que en febrero recibió el esquema de pintura dispuesto por la RNZAF y en abril daba inicio a sus vuelos de prueba. En cuánto a la quinta y última aeronave, desde el Ministerio de Defensa neozelandés se ha afirmado a través de un comunicado oficial que se espera su recepción para el próximo mes, quedando así completadas las entregas de su nueva plataforma.

*Créditos de las imagenes: Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda (NZDF)

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