Contrariamente a lo que se conoce en Argentina sobre el proceso de carrera militar, el oficial israelí no está exento del proceso de servicio al igual que los demás soldados reclutados en la misma fecha, es decir, no existe diferencia entre la academia militar y el soldado en servicio. Si ese soldado en particular quiere continuar una carrera militar, todo dependerá de su esfuerzo y de la voluntad de sus comandantes, pero igual tendrá que pasar por el entrenamiento de su unidad, hacer un recorrido con ella, ir a un curso de comandantes, algo que puede ser solicitado y aprobado por ellos, y si el soldado se destacó en la primera etapa, sus oficiales le sugerirán continuar, ya que después de un período como comandantes, los más exclusivos tendrán la oportunidad de ir a la escuela de oficiales. Desde aquí comienzan su carrera. Un oficial se compromete a inscribirse en el ejército hasta dos años más.

Tuve la oportunidad de ir a la escuela de oficiales ubicada en el sur del país y ser recibido por cuatro cadetes que están iniciando el curso de oficiales. Los cuatro pertenecen a unidades de tanques. El que conoce el ejército sabe muy bien la importancia de estas unidades en tiempos de guerra. Lo interesante de la conversación fue que los jóvenes candidatos decidieron continuar en el ejército después del difícil momento que atravesaron durante la guerra, jóvenes de 21 años, dos de los cuales fueron reclutados un mes antes del inicio, lo que obligó a un duro y rápido entrenamiento y otros reclutados en plena guerra que fueron directos a la batalla con un entrenamiento avanzado. Sin duda nacerá una nueva generación de oficiales, yo pude hablar con algunos de ellos sobre la experiencia en la guerra y qué los motiva para continuar.

“Por cuestiones de seguridad no se dirán los nombres de los sodados ni se mostrarán sus caras”

G.S- Dos de ustedes se reclutaron un mes antes de que estallara la guerra. ¿Dónde estaban el 7 de octubre y cómo recibieron la noticia?

Estábamos en el primer mes de entrenamiento. Yo estaba en casa. Normalmente se supone que debemos estar en contacto con la base cada cuatro horas para emergencias, pero no recibí ninguna llamada. El suceso empezó alrededor de las 6:30 y me desperté alrededor de las 8:30. Llamé a mi unidad, estaba claro que se estaban preparando para hacer las rondas de llamados al resto de los soldados. Así que me organicé y llegué al área donde nos ordenaron, lo que el ejército llama una “zona de concentración”. De allí nos llevaron a la base de tanques de Shizafon. Como al principio sólo estuvimos en el ejército durante un mes, nos tomamos el tiempo para prepararnos bien mental y físicamente. Tuvimos que acondicionar los tanques porque la orden de entrar por tierra en Gaza no se había dado oficialmente, al principio, pero sabíamos que iba a llegar, así es que nos llevó hacerlo unas dos semanas en total. Cuando se dio la orden ya estábamos todos equipados y listos.

El segundo soldado comenta lo siguiente: Mi unidad estaba de franco, pero estábamos en estado de alerta, así es que volví a casa ese fin de semana con todo el equipo, el chaleco y los cargadores del rifle. La historia es similar, me llamaron y a las 11:30 ya estaba en la base de tanques de Shizafon.

Hay que tener en cuenta que otras unidades, como las de infantería, se habían preparado, habían recibido su equipo de combate y muchas de ellas fueron directamente al campo de batalla. Nosotros pasamos tres días poniendo en condiciones los tanques. Una de las principales dificultades para mí fue cuando, justo un día después de comenzar la guerra, lamentablemente el hermano de mi capitán, que también es oficial, murió en batalla, por lo que mi oficial tuvo que volver a casa para cuidar de su familia. La primera etapa fue difícil porque confiábamos ciegamente en nuestro capitán, y él no pudo estar presente por la situación personal que estaba atravesando, algo que nos hizo sentir un poco incómodos pues no estábamos acostumbrados a otros. Esto afectó un poco la forma en que nos organizamos.

GS- ¿Cómo fue la experiencia durante el despliegue en Gaza?

Con los tanques, armas y todo el equipo listo, los primeros en entrar a Gaza fueron los del curso de comandantes y nosotros quedamos en la retaguardia. En la guerra, aunque la unidad de tanques juega un papel importante, hay que entender que normalmente son las fuerzas aéreas las que oficialmente inician el ataque, incluso cuando la orden es entrar por tierra. En un primer momento son los aviones los que permiten el paso de la infantería, tanques y artillería para iniciar su trabajo. Todo esto, como dijimos antes, se llevó a cabo durante unas dos semanas. Cuando todo estaba listo, comenzó la fase de combate terrestre utilizando infantería y paracaidistas, artillería e ingeniería de combate. La operación terrestre comenzó oficialmente el 27 de octubre y recuerdo que no nos movilizamos hasta el 29. Se podría decir que al principio todo estaba muy borroso y era muy difícil esperar en la base sin saber exactamente qué estaba pasando fuera. Algunos de nosotros fuimos transferidos a bases que ni siquiera tenían señal de Internet y al no estar actualizados constantemente podía llevarnos a la ansiedad. Todo cambió cuando tuvimos que entrar en acción. No sé cómo explicarles lo siguiente, pero cuando entramos a Gaza, cuando finalmente llegamos a nuestro destino sentimos alivio, había algo en eso, un momento en el que la adrenalina se despertó junto con el resto de mis amigos y el miedo desapareció. La experiencia de combatir en un tanque es una experiencia única que no se puede comparar con otras unidades. El trabajo en equipo es diferente, mientras que un soldado de infantería puede moverse libremente en el campo de batalla y está preparado para ello, el tanquista lucha desde una posición cerrada, con un equipo de hasta 4 personas y el soldado se mueve dentro del tanque. Esto crea una sensación de seguridad durante el combate, pero más allá de ello, hay una conexión con los soldados. Nos convertimos de un equipo de combate a una familia. Creo que este tipo de experiencia no existe en otras unidades del ejército.

Uno de los soldados comenta que a un mes para entrar en combate su unidad no tenía una orden muy clara e incluso la orden de avanzar se retrasó. En ese momento, este soldado estaba terminando el curso de paramédico cuyos cupos son limitados, pero al tener esa posición la oportunidad de entrar en combate era más rápida, y fue asignado a un tanque en la retaguardia. El soldado dijo lo siguiente: “Lo que más recuerdo fue la responsabilidad que tenía en mis manos como paramédico, el hecho de que hubiera vidas bajo mi responsabilidad era algo que obviamente me asustaba, pero supe manejar bien el miedo y dar lo mejor de mí. Como dijo mi compañero, la tensión para nosotros terminó cuando nuestra parte en la guerra empezó.”

GS – ¿Qué fue los que los motivo para salir al curso de oficiales?

Durante la guerra confirmé lo importante que es la potencia de un tanque. Nuestra unidad no siempre es valorada porque normalmente la gente se centra más en los comandos y la infantería. Uno de los candidatos comenta que él mismo tuvo que estar en el curso de piloto de la Fuerza Aérea pero como no pudo terminar no le quedó más remedio que trasladarse a una unidad de tanques, en cuyo caso el soldado suele sentirse frustrado y decide ser enviado a una unidad diferente, no de combate. El cadete dice que, aunque fue difícil no aprobar el curso de piloto, la guerra le enseñó que aún debía sentirse orgulloso de ser tanquista, y así lo estuvo. Ni la infantería ni ninguna otra unidad estaría preparada para luchar si no tuviera una unidad de tanques cerca.

La responsabilidad de un tanquista es enorme, piensen que un chico de mi edad en otras partes del mundo con 21 años se emborracha en un pub, pero aquí no. Continuar el curso de oficial está más allá de la ideología o el patriotismo. Al igual que los soldados dentro de un tanque o en momentos de batalla, el soldado siempre piensa qué puede hacer mejor, en cada situación ve a su comandante u oficiales cómo reaccionan.  Personalmente me dije, cómo puedo hacerlo mejor, qué decisión tomaría en una posición de mando. Me importa mucho la relación fraternal entre el oficial, el comandante y los demás soldados. En la guerra vi que a veces no había buena comunicación entre el oficial, el sargento o el comandante de pelotón, y esto tuvo un gran impacto en las actividades en el campo. Personalmente me veo como un oficial que dará importancia a sus soldados y no se dejará llevar por la arrogancia. ya sabes, hay muchos funcionarios que se centran sólo en lo profesional y eso está muy bien, pero se olvidan de que tratamos con personas. Me gustaría ser un oficial que además combine profesionalismo, pero con actitud humana ganamos la guerra cuando recordamos que sólo siendo buenas personas podemos llegar a la mejor decisión, y si quieres ser líder no puedes ignorar eso. Vivimos en un país con una situación muy complicada, pero la guerra me enseñó lo siguiente: si quieres que todos estén sanos y tranquilos, alguien tiene que estar detrás para cuidarlo. Eso queremos ser nosotros, que lideremos e influenciemos para que nuestros ciudadanos vivan en paz. Me siento orgulloso de ser un tanquista, aunque es el tanque que puedes ver desde afuera el que ganó las batallas. Nunca olvides quién lo conduce. En nuestra unidad decimos: “No es el tanque el que gana, sino el soldado que está dentro”.

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Gaston Saidman
Gastón Saidman nació en Argentina y emigró a Israel a los 12 años. Sirvió tres años en la Brigada de Infantería Nahal, Batallón 932 y 15 años como reservista en el Batallón de tanques 7029 en el Escuadrón de infantería blindada. Hoy es periodista y colabora con diversos medios hispanos, junto con su propio proyecto CIDIP - Centro de Información Diplomática.

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