El primer portaaviones de China, el Liaoning, navega cerca de las aguas en disputa en el Océano Pacífico, retomando sus actividades, y salvaguardando sus intereses marítimos, mientras la Marina de los EE.UU. tiene a sus portaaviones en cuarentena por el virus de COVID-19.
El portavoz de la Marina del Ejército Popular de Liberación, el Capitán Mayor Gao Xiucheng, confirmó este lunes, que el portaaviones Liaoning y sus cinco buques de guerra acompañantes habían transitado el estrecho de Miyako entre las islas Ryukyu de Japón y el canal Bashi al este de Taiwán hacia el Mar del Sur de China como parte de la “rutina” de maniobras de entrenamiento que mantuvieron, a Tokio y Taipei, al límite de la preocupación durante el fin de semana.
China, que ya ha presentado grandes reclamos territoriales frente a sus costas, y que a su vez, considera a Taiwán como una provincia separatista, ha estado aumentando su presencia militar en el este de Asia. Asimismo, el despliegue del portaaviones Liaoning, según los medios locales, muestra la exitosa lucha de China contra el COVID-19, y recalcan la particular situación que actualmente transitan el USS Theodore Roosevelt, el USS Ronald Reagan, el USS Carl Vinson y el USS Nimitz donde su tripulación ha dado positivo por coronavirus.
Hu Bo, director del Centro de Estudios de Estrategia Marítima de la Universidad de Pekín, declaró recientemente que “la fuerza militar más poderosa del mundo, con el nivel más alto de preparación para el combate, ha sufrido un enorme fracaso en contener el virus. Ha sido decepcionante”, escribió Hu. “Hay [una] cantidad de razones para esto, como la gran cantidad de personal desplegado en el extranjero, las malas relaciones político-militares y la falta de preparación. Sin embargo, el meollo del problema radica en el hecho de que el Ejército estadounidense se enfrenta con un dilema con el que le es imposible lidiar. El sistema militar y de inteligencia de los EE. UU. se dio cuenta de la gravedad de la epidemia y tomó medidas de control e informó repetidas veces a la Casa Blanca y al Pentágono”.
Estados Unidos tiene la mayor flota de portaaviones del mundo y ha concentrado su poder naval en la región de Asia y el Pacífico, conocida por los Estados Unidos y sus aliados como el Indo-Pacífico, con el objetivo de ejercer control sobre las ambiciones chinas en esa región. Estados Unidos quiere que la región del Indo-Pacífico sea libre y abierta, donde todas las naciones, grandes o pequeñas, puedan circular libremente respetando las normas internacionales.
Como respuesta a las acciones Chinas en el Indo-Pacífico, el Pentágono señaló que “Estados Unidos continuará apoyando los esfuerzos de nuestros aliados y socios para garantizar la libertad de navegación y oportunidades económicas en todo el Indo-Pacífico”, señalando que la “pandemia COVID-19 subraya la importancia de las normas internacionales”. También se sumó la Marina de los EE.UU. y declaró que sus buques y portaaviones continuarán sirviendo y desplegándose por todo el mundo a pesar de la pandemia por coronavirus y que se encuentran listos para ejecutar misiones en todo el espectro de operaciones de la flota para salvaguardar “los intereses de nuestra Nación incluso en este periodo de crisis”.
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Las declaraciones de los chinos -como la de cualquier país totatlitario- siempre revisten ese sesgo de resentimiento y comparación constantes. Obviamente que están dirigidas al propio pueblo chino más que al ámbito internacional donde sonarían claramente risibles. Los gobiernos totalitarios siempre subestiman al pueblo que rigen y se toman las atribuciones de pensar y deducir por ellos.
Cualquiera que se tome el trabajo de escuchar los anuncios que parten de tal o cual gobierno, fácilmente notará si poseen una impronta totalitaria: la noticia siempre aparece masticada, digerida y puesta en función de comparacion. Tal es la dialéctica de éstos regidores.