Netanyahu emprende maniobras sutiles al canjear prisioneros con Hamas
A pesar de que lo ocurrido ha pasado ya muchas veces, la prensa y la comunidad internacional calificó de extraordinario e histórico el recién acuerdo para canjear más de 1.000 presos palestinos por el militar israelí,
Gilad Shalit, secuestrado por el movimiento palestino Hamas hace 5 años.
Israel y Palestina canjearon presos en reiteradas ocasiones. Por ejemplo, en 1985, el Gobierno israelí consiguió la libertad de tres soldados capturados en el Líbano a cambio de la liberación de 1.150 presos palestinos y libaneses.
Pero el canje de Shalit, de hecho, será un caso extraordinario si logra hacerse realidad.
Ahora surge la cuestión si estos acontecimientos contribuirán a reanudar las
negociaciones de paz entre Israel y Palestina. Pero es difícil hacer pronósticos al respecto.
Hamas radical es más flexible que Mahmud Abbas moderado
Lo más paradójico es que Netanyahu, uno de los primeros ministros de Israel más radicales de ultra derecha en toda la historia del país, logró encontrar una fórmula de
compromiso con el principal enemigo de Israel, el movimiento islamista Hamas.
Aún Ehud Olmert, el antecesor de Netanyahu más moderado del partido de centro-izquierda, que ocupaba el cargo de primer ministro de Israel cuando el cabo Shalit fue secuestrado, no consiguió hacerlo.
Según la prensa israelí y británica, los dirigentes de Al Fatah, la coalición liderada por el jefe de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, expresaron la extrema indignación con motivo de este regalo inesperado que hizo Netanyahu a Hamas, la liberación de más de un mil presos palestinos, entre ellos, 315 condenados a cadena perpetua.
Además, resultó que entre los presos liberados figuran representantes de Al Fatah, pero los presos más famosos del movimiento de insurgencia palestino, como Marwan Barghouti o Ahmad Saadat quedaron al margen del acuerdo, aunque anteriormente no cabía duda de que saldrían a la libertad.
¿Por qué Netanyahu no hizo concesiones al jefe moderado de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, sino a Hamas que asimismo se mostró dispuesto a retirar una parte de sus exigencias, como la liberación de todas las mujeres presas?
Esta atracción entre dos polos radicalmente opuestos parece imposible, especialmente tras una reacción negativa del primer ministro israelí a la solicitud de reconocimiento del Estado palestino en la ONU que entregó Mahmud Abbas al secretario general de Naciones Unidas en pasado mes de septiembre.
Un paso hacia adelante sin mover un dedo
Netanyahu es un político muy sutil. Recordemos cómo se desarrollaron los acontecimientos antes de que se anunció sobre la liberación de los presos.
En septiembre, Netanyahu se vio en una situación muy complicada. La “primavera árabe” cambió la correlación de fuerzas en el Oriente Próximo. Manifestantes egipcios atacaron la embajada israelí en El Cairo y Egipto ya no pudo considerarse un aliado fiel de Israel.
Turquía, ex socio de Israel, expulsó al embajador israelí. El actual presidente estadounidense, Barack Obama, no es tan leal a Israel como fue su antecesor, George W. Bush.
La Unión Europea muestra su descontento con la política de Netanyahu y su renuncia de buscar vías de arreglo del conflicto palestino-israelí.
Los propios ciudadanos de Israel ya están cansados del radicalismo de su primer ministro porque entienden que es imposible continuar luchando sin fin. Se debe buscar fórmulas de compromiso, pero Netanyahu no está dispuesto a hacerlo.
La posibilidad de aislamiento internacional de Israel se vislumbró en el horizonte político. Fue indispensable emprender algo, hacer una concesión a Palestina manteniendo la misma postura al respecto del problema principal.
Esto coincidió con los intereses del movimiento Hamas. En 2012, se celebrarán las elecciones en la Franja de Gaza y Hamas debe hacer algo importante. Hasta hoy en día, el electorado pudo recordar sólo el bloqueo a Gaza por parte de Israel.
Israel hizo todo lo posible para liberar a Gilad Shalit, secuestrado en la frontera de la Franja de Gaza en verano de 2006. En 2009, casi logró acordar el canje que fracasó en el último momento. En aquella época, el Gobierno de Israel estuvo dispuesto a liberar a 980 prisioneros palestinos a cambio del soldado israelí.
Ninguno de los líderes israelíes tuvo éxito en este ámbito, a excepción de Netanyahu que además, logró empeorar las relaciones entre Hamas y Al Fatah y demostrar que Mahmud Abbas es incapaz de acordar el canje de los presos palestinos capturados por Israel mientras que Hamas es capaz.
Entretanto, las relaciones entre dos principales movimientos palestinos nunca fueron cordiales. Por otro lado, tales concesiones refuerzan aún más el poder de los políticos radicales de Hamas contra los que Israel lucha más activamente, los que sequestraron a Shalit hace cinco años y provocaron el bloque de la Franza de Gaza por parte de Israel.
Pero sea como sea la sutileza de Netanyahu, la postura de Israel merece respeto. Este país nunca olvida a sus soldados capturados o suquestrados durante las guerras o conflictos armados y hace todo lo posible para conseguir que regresen a casa, vivos o muertos.
Se puede citar muchos casos cuando Tel Aviv acordó canje de centenas de los presos palestinos por los cuerpos o partes de los cuerpos de los militares israelíes.
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20111014/151098622.html