Aparente éxito del mundo árabe y Rusia en sus negociaciones sobre Siria
Recientemente, Rusia volvió a demostrar su capacidad de limar asperezas, haciendo uso del arte de la diplomacia en una situación en la que las partes no aceptan fórmulas de compromiso.
A pesar de que las posturas de Rusia y de los países árabes respecto a Siria siguen ofreciendo importantes discrepancias, después del pasado fin de semana da la sensación de que en breve podría haber paz en Siria, lo cual es un objetivo común de todos los Estados interesados.
En todo caso, Rusia y más de 20 miembros de la Liga de Estados Árabes han conseguido ponerse de acuerdo sobre algunos asuntos y prometieron que harían cuanto esté a su alcance para que Siria empiece a vivir en paz. Estos son los resultados de las negociaciones mantenidas el pasado 10 de marzo por el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, y sus homólogos árabes.
Dejando a un lado las discrepancias
Próximamente los ministros de Asuntos Exteriores de los países más importantes seguirán discutiendo la situación en Siria en su reunión en la sede de la ONU en Nueva York. Sergei Lavrov, en cooperación con los titulares de las carteras de Exteriores de los países árabes, redactó un documento que, en opinión de Moscú, podría servir de punto de partida para los debates. Sin embargo, todavía no se sabe si será la base del arreglo en Siria.
Está declaración conjunta se compone de cinco puntos, precisamente aquellos en los que las posturas de Rusia y del mundo árabe coinciden. En primer lugar, las partes están de acuerdo en que “es necesario poner fin a la violencia en Siria, independientemente del bando que la cometa”. Segundo, se subraya la importancia de la creación de un mecanismo encargado de controlar el proceso de paz. Tercero, prestar ayuda humanitaria a todo el pueblo sirio.
El cuarto punto está relacionado con el apoyo que ha de ser ofrecido a la recién iniciada misión mediadora de Kofi Annan, nombrado enviado especial del actual Secretario General de la ONU para Siria. Annan se reunió el pasado sábado en Damasco con el presidente del país, Bashar Al Asad, y anteriormente sostuvo en El Cairo negociaciones con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia.
El quinto y más importante punto del documento recoge el principio de la no intervención en los asuntos internos de Siria.
No es la solución todavía
El principal problema, no obstante, consiste en que el número de víctimas en Siria no deja de crecer. Por lo tanto, por muy nobles que sean los objetivos planteados, lo que importa son los métodos para conseguirlos.
A mediados de marzo se cumplirá un año desde el inicio de la violencia en Siria. De acuerdo con los datos de la ONU, en este período murieron más de 7.500 personas. La situación es especialmente delicada en las ciudades de Homs e Idlib.
El presidente Bashar Al Asad manifestó durante su reunión con Kofi Annan que no cabrá ninguna posibilidad de arreglo político “hasta que sean aniquilados los grupos terroristas que provocan el caos y desestabilizan la situación en el país, atacando a la población civil y a los soldados”.
La oposición, por su parte, acusa a las autoridades de uso “excesivo y criminal de violencia”, por haber respondido a los disturbios con tanques y ataques de artillería. En estas condiciones las víctimas mortales entre la población civil son inevitables.
“En Siria se cometieron crímenes. Es necesario castigar a los culpables de las muertes”, declaró ante los periodistas el ministro de Asuntos Exteriores de Catar, Hamad bin Jassem Al-Thani, añadiendo que “ha llegado la hora de poner en práctica la propuesta de enviar fuerzas árabes y extranjeras a Siria. Contamos con llegar a una fórmula de compromiso con Rusia al respecto”. Esta postura de Catar, que consiste en prestar apoyo militar a las fuerzas de la oposición siria, es compartida plenamente también por Arabia Saudí.
A pesar de que otros Estados Árabes como (Líbano, Irak y Argelia, por ejemplo) se muestran más comedidos, la opinión de los ricos e influyentes Catar y Arabia Saudí podría resultar más imponente.
¿Habrá cedido alguna parte?
Dadas estas circunstancias, ¿cómo se ha podido acordar la redacción de una declaración conjunta que contenga los mencionados cinco puntos? “Semejante resultado de la reunión en El Cairo es un gran enigma”, señaló en su editorial uno de los principales periódicos árabes, Ash-Sharq al-Awsat.
Los autores del artículo suponen que fue Rusia la que cedió ante los países árabes, aceptando en secreto el derrocamiento del régimen de Bashar Al Asad. Muchos medios de comunicación rusos, al contrario, sostienen que Catar, que se solía mostrar implacable, ha suavizado su postura.
En los últimos días el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en más de una ocasión ha manifestado que Moscú no está dispuesta a modificar su postura. Y todo parece indicar que es verdad. “Nuestra actitud hacia la solución de los conflictos internos de los Estados se basa en el derecho internacional y en la Carta de la ONU. Se trata, en primer lugar, de una estricta observación del principio de la no intervención y, sobre todo, del uso de la fuerza”, se subrayó en una de las últimas declaraciones.
En el documento incluso se hicieron comentarios sobre la opinión de que después de las elecciones en Rusia el país colaboraría de una manera más activa con Occidente en la solución del problema sirio. “Nuestra postura, a diferencia de la de algunos compañeros de oficio extranjeros, no se forma en dependencia de los ciclos electorales”, precisa el comunicado.
El acuerdo alcanzado en El Cairo por Rusia y los representantes del mundo árabe parece ser una maniobra meramente táctica que no acarreará profundos cambios en la postura de ninguna parte. Los árabes accedieron porque todavía no se atreven a involucrarse de pleno en el problema sirio y teniendo muy claro que las consecuencias podrían ser impredecibles.
La Administración de Barack Obama tampoco está preparada para afrontar una nueva operación militar. Y por otra parte, nadie está interesado en seguir enfrentado a Rusia. De este modo, ¿por qué no fijar sobre papel los cinco temas en los que las opiniones coinciden?
La diplomacia rusa, por su parte, demostró saber llegar a fórmulas de compromiso. Y eso después de la opinión expresada con suma brusquedad en pasado febrero por el Rey de Arabia Saudí, Abdullah. El soberano saudí adoptó un tono poco cortés en su conversación telefónica con el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, emitiendo severas críticas al veto impuesto por Rusia en la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria. Poco después el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia solicitó la celebración en Riad de una reunión de ministros de Asuntos Exteriores, pero recibió una negativa a modo de respuesta.
No fue un momento nada agradable. Ahora, sin embargo, podemos hablar de un éxito de la diplomacia rusa, hecho que no necesariamente aliviará la situación del pueblo sirio. Ocurre que a estas alturas los diplomáticos optaron por poner buena cara al mal tiempo, siguiendo cada uno su juego. Porque el arte de la diplomacia consiste en aparentar que los problemas encuentran solución cuando no se puede solucionarlos de verdad.
* Elena Supónina es experta en orientalismo y comentarista en temas políticos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120313/153092204.html