Cristina recibe a Lula en la Rosada y buscan limar asperezas
08:27
La semana pasada hubo roces porque Brasil se alineó con EE.UU. y Europa para abrir más las economías al comercio global. Y Argentina se opuso. Anoche cenaron junto a Kirchner en la Embajada brasileña.
Por: Eleonora Gosman
Entró en el Palacio Pereda, residencia del embajador brasileño en Buenos Aires, apenas pasadas las 20.30 y se dirigió con su marido al encuentro con el anfitrión: su colega Lula da Silva la aguardaba junto a los cinco ministros que integran su comitiva. Cristina Fernández se dio tiempo para mostrarse sonriente con el jefe de Estado vecino ante camarógrafos y fotógrafos. A la Presidenta la seguían no sólo su esposo, Néstor Kirchner, sino algunos colaboradores clave de su Gabinete, como el ministro coordinador, Sergio Massa, y el canciller Jorge Taiana. También estaba el gobernador Daniel Scioli.
Era la primera vez que Fernández entraba en ese lujoso palacete del siglo XIX como jefa de Estado. Había estado hacía dos años como primera dama. Su esposo, en cambio, nunca pisó el edificio mientras gobernó el país. Por eso, el de ayer fue todo un gesto. De paso, subrayaba los lazos indestructibles que el Estado argentino pretende construir con la principal economía sudamericana.Anoche se vieron las caras luego de los roces de la semana pasada, cuando Brasil se alineó con EE.UU. y Europa para abrir más las economías al comercio global. Y Argentina se opuso.
En el palacio, junto a Lula se encontraban ministros clave de su gabinete: la jefa de la Casa Civil, Dilma Rousseff; el canciller Celso Amorim; el ministro de Defensa, Nelson Jobim, y el de Industria, Miguel Jorge. Además, estaba el inseparable asesor en asuntos internacionales Marco Aurelio García. Entre tanto, a unas cuadras de distancia, las cúpulas de la Federación de Industrias de San Pablo y de la Unión Industrial Argentina tuvieron su propia cumbre. Los temas discutidos en uno y otro lugar fueron casi los mismos. Desde hace tiempo, Lula ha convertido cada viaje suyo en una especie de "abrepuertas" de nuevos negocios para los principales grupos económicos brasileños.
Así lo hizo en Bogotá el 19 de julio último y lo repite ahora. Pero aquí los intereses brasileños son muchísimo mayores: con US$ 8.000 millones de inversión directa y un comercio bilateral próximo a US$ 50.000 millones, cae de maduro el peso específico de Cristina. A pesar de las interrelaciones, que hacen difícil desandar el camino de la integración entre los dos países y en el Mercosur, éste dista de ser el "mejor momento" de las relaciones argentino-brasileñas como le gusta decir a Lula. Aun cuando el canciller Taiana, en una breve entrevista que dio en Aeroparque, habló del "objetivo explícito de esta visita, que es fortalecer las relaciones entre los empresariados de los dos países".
Lo cierto es que ayer Cristina y Lula tuvieron que abordar algunas rispideces. Por ejemplo, el último enfrentamiento que protagonizaron los dos países, en uno de los mayores foros mundiales: la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. Ayer debieron sincerarse: a la Argentina le preocupa la creciente distancia de sus propias empresas respecto de la madurez demostrada en el mundo por los grandes grupos económicos brasileños. Eso genera distintas visiones del comercio mundial. Mientras el gobierno de Cristina basa su estrategia en proteger a los sectores manufactureros con un tipo de cambio muy devaluado y aranceles altos para trabar importaciones, Brasil ya está en condiciones de abrir más su economía y proyectar sus grandes empresas a la escena global.
Esta divergencia hará difícil consensuar estrategias de apertura al mundo dentro del Mercosur. Sobre todo porque Lula quiere marchar rápido a un acuerdo de libre comercio con EE.UU. y necesita para eso el consenso argentino. Como contrapartida, los presidentes tratarán de vestir con sedas y plumas a la alianza bilateral. Hasta ahora no les fue fácil. Ya van media docena de encuentros entre la Presidenta y su colega brasileño. Sin embargo, hubo pocos avances.
Se habla de cooperación nuclear, pero todo indica que fracasaron hasta ahora los esfuerzos. Tal vez sea menos complicado avanzar en la propuesta de fabricar en escala industrial el vehículo 4x4 de uso militar llamado Gaucho, un proyecto de los dos Ejércitos.
La presencia de la ministra Dilma Rousseff podría garantizar que se concreten algunas iniciativas como la central hidroeléctrica binacional de Garabí. Ahora piensan adelantarla para 2010, el último año del gobierno de Lula. Otra sombra se proyectaba sobre esta cita bilateral: el deseo de Kirchner de introducir en algún momento de hoy una tripartita en la que participaría el venezolano Hugo Chávez. Del lado brasileño había gran resistencia.
http://www.clarin.com/diario/2008/08/04/um/m-01729738.htm