Sebastian
Colaborador
El wahabismo es una amenaza étnica y religiosa para Rusia
El wahabismo ruso, una amenaza etnorreligiosa
El Instituto ruso de Estrategia Nacional presentó el informe 'Mapa de amenazas étnicas y religiosas. Cáucaso del Norte y Región del Volga', aunque, según el documento, casi todo el territorio del país está expuesto al peligro.
Los autores catalogan entre las amenazas el panturquismo, el separatismo regional siberiano, el nacionalismo de los pueblos urgofineses e, incluso, las sectas que "se forman como resultado de la actividad proselitista desde el extranjero". Pero centran su atención en torno a una de ellas, el wahabismo. Según se desprende del estudio, en Rusia hay unos 700.000 wahabitas. "En 2013 aparecieron comunidades wahabitas en todas las regiones administrativas de la Federación Rusa, excepto Chukotka (en el extremo nordeste de Rusia)”, advierten sus autores.
El wahabismo para todos
Cabe señalar que últimamente de los wahabitas se habla mucho menos que antes, en la época cuando incluso a los talibanes se refería como a los "wahabitas afganos". En los últimos años a los miembros de grupos subversivos se les llamaba a secas "bandidos" o "islamistas", de acuerdo a la clasificación internacional de los movimientos radicales. A veces, para hacer hincapié en las características meramente religiosas del wahabismo, salafistas (el salafismo es un movimiento sunita que reivindica el retorno a los orígenes del islam).
Tampoco los investigadores se aclaran con el término, que para ellos no designa ninguna escuela concreta del islam sino "abarca las ramas más violentas y radicales de esta religión en Rusia". Los militantes de los Hermanos Musulmanes o del Hizb ut-Tahrir (Partido de Liberación un partido islámico global que cuenta con un millón de miembros en más de 40 países) se quedarían muy sorprendidos al verse catalogados como wahabitas por los expertos rusos. Sin embargo, los autores del informe insisten en que sólo de esta manera puede uno "hacerse la idea de lo heterogéneo que es el wahabismo ruso".
Además de su perfil variopinto, este fenómeno, siempre según el informe, no tiene naturaleza religiosa: "El wahabismo fue creado como una herramienta para luchar contra estados debilitados". Por ejemplo, contra el Imperio Otomano, como sucedió en su momento, o, en la actualidad, contra Rusia, que sigue defendiendo el mundo contra el wahabismo universal.
¿Quizás merezca la pena hacer algunas distinciones dentro de los wahabitas? Entre ellos los autores del estudio incluyen desde Al Qaeda hasta las multitudes de la primavera árabe? Uno de los investigadores, el experto en religiones Román Silántiev, señala que no tiene mucho sentido: "En la URSS llamábamos 'fascistas' a Mussolini, a Hitler, a los colaboracionistas ucranianos. Claro que entre ellos había muchas diferencias pero para nosotros eran fascistas y esto no confundía a nadie. Lo mismo sucede con los wahabitas".
Para zanjar la cuestión de la terminología, el presidente del Instituto de Estrategia Nacional, Mijaíl Rémizov, añadió: “Comprendemos por wahabismo todo lo antirruso, todo lo que amenaza la integridad de Rusia”.
La periferia étnica
En todo caso, hay que aplaudir la iniciativa del Instituto. El informe es una fuente inapreciable para estudiar los estereotipos relativos a la naturaleza de la violencia subversiva en el Cáucaso del Norte.
Uno de ellos es explicarla a través del concepto de "amenaza etnorreligiosa", una amenaza interna que es la lógica continuación de una amenaza externa. Casi todos los investigadores insisten en que hay que distinguir entre ''nosotros' y 'ellos'.
No es de extrañar, por lo tanto, que una de las principales recomendaciones para el gobierno central es consolidar las posiciones de los rusos étnicos en el país, especialmente en la 'periferia étnica de Rusia': "La presencia y las posiciones de los rusos en diferentes regiones de la Federación Rusa estratégicamente equivale a la presencia allí del estado ruso, con su sistema político y sus intereses".
Durante la presentación del informe, Yana Amélina, del Instituto ruso de Estudios Estratégicos, resumió lo que se deriva del mismo pero no se dice abiertamente por los investigadores: el wahabismo es peligroso porque va en contra del cristianismo ortodoxo y el propio pueblo ruso.
Rodeados de enemigos
Uno de los pocos puntos fuertes del informe es que contiene opiniones discrepantes e incluso contradictorias. Por ejemplo, los autores de la parte dedicada a la situación actual en el Cáucaso del Norte, Andrei Yepifántsev y Serguei Markedónov, no comparten la visión del wahabismo del resto de los investigadores.
A diferencia de los que califican de wahabitas a todos los que discrepan con el islam oficial, una religión al servicio del estado, Yepifántsev y Markedónov explican la división religiosa en la región norcaucasica desde otro punto de vista. "Para muchos musulmanes del Cáucaso el islam tradicional es la continuación del Estado más odioso. Y esto hace que muchos lo rechacen. Pero sería un grave error clasificar como 'enemigos de Rusia' a todos opositores del islam oficial".
No obstante, el mensaje general del estudio es que los wahabitas en Rusia son 700.000, están en todas partes y son enemigos. Las recomendaciones y propuestas que contiene están en plena consonancia con esta idea. Por ejemplo, prohibir el wahabismo en el ámbito legal.
Estilo colonial
El problema de cualquier estudio de esta índole radica en que la realidad es mucho más compleja que cualquier intento de estructurarla. Y en este caso una de las principales complicaciones es el modelo de relación entre el poder central y las repúblicas del Cáucaso del Norte. Esta relación al 'estilo colonial', establecida hace varios siglos, consiste en tener contentas a las autoridades locales. En 200 años que han pasado desde el inicio de la colonización rusa de esta región montañosa los funcionarios no consiguieron inventar nada que funcione mejor.
Los habitantes de Daguestán se quejan de que no se sienten parte de Rusia y envidian a Chechenia porque, como república más conflictiva, recibe una financiación más abundante. Resulta, entonces, que sentirse parte de Rusia es cuestión de precio.
Sería justo reconocer que el mismo modelo 'colonial' rige las relaciones del centro federal con todas las unidades administrativas del país: el gobierno local recibe un control total de 'su' territorio a cambio de lealtad al Kremlin y un determinado número de votos en las elecciones. En este sentido, el Cáucaso del Norte no es ninguna excepción, pero si en Moscú, lógicamente, es fácil sentirse parte de Rusia, no lo es en la "periferia étnica".
Aparte de las disparatadas recomendaciones como la de prohibir legalmente el wahabismo, la única conclusión del estudio es que el problema de las amenazas etnorreligiosas sólo podrá ser solucionado incrementando la lealtad al Estado.
Correcto. Nada que replicar. Lástima que el estudio no hable de este estado al que rechazan tantos musulmanes rusos.
http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20130521/157125109.html