En el libro "Los cien días" del almirante Sandy Woodward, en el relato del ataque al Belgrano, el comandante del Conqueror, Christopher Wreford-Brown, durante el acecho al Belgrano, calificó de lamentable al grupo argentino como formación antisubmarina. Y les detallo lo que dice a continuación el almirante al respecto:
"Al considerar las cosas desde el presente, me inclino a estar de acuerdo con la evaluación de Christopher. Para comenzar habría colocado mis dos escoltas a babor y a estribor, usando de manera intermitente el sonar, en lugar de tenerlos a ambos pasivamente hacia el Norte. Tampoco me habría permitido deslizarme tranquilamente a trece nudos durante horas y horas, si mi provisión de combustible me lo permitía. En lugar de ello me habría desplazado en zig-zag con movimientos precisos y a velocidades que cambiaría de manera dramática cada tanto, a veces acelerando hasta veinticinco o más nudos, haciendo que fuera mucho más difícil para un submarino poder mantenerse detrás de mí. En otros momentos habría desacelerado de golpe, haciendo igualmente difícil que un submarino que me siguiera pudiera oirme, pero también permitiendome a mí tambien oirle a él, que avanzaba detrás de mí haciendo tanto ruído como un tren expreso. Finalmente me habría acercado al Banco Burdwood, haciendo con ello que fuera poco probable que un submarino se me acercara desde esa dirección, permitiendome colocarme a mí y a mis escoltas en una mejor posición.
El capitán Héctor Bonzo no hacía nada de eso. No era un submarinista, ni tenía la menor experiencia de lo que un submarino podía hacer o no. Sin que él se diera cuenta, todo el tiempo, directamente a popa, estaba el Conqueror, siguiendolo en una maniobra habitual de aceleraciones y desaceleraciones, moviéndose en la profundidad a dieciocho nudos durante quince o veinte minutos, para luego salir a la superficie durante unos pocos minutos con el fin de hechar otro vistazo, actualizar la operación y permitir que el oficial de control de fuego pudiera trazar la dirección correcta para los torpedos. Cada vez que subía reducía la velocidad a unos cinco nudos, lo cual, por supuesto, le hacía perder terreno mientras realizaban observaciones, pero lo recuperaban en la aceleración de dieciocho nudos."
Según este relato de Woodward, el capitán Héctor Bonzo parece no haber considerado el hecho de que estabamos en guerra. Quiero creer que las tácticas enseñadas al capitán Bonzo fueron las adecuadas, por eso siempre me pregunté porqué subestimó tanto la situación.
Años después, en un reportaje al capitán Bonzo, este justifica el ataque al Belgrano diciendo que estabamos en guerra, y que una nave fuera de su base es un objetivo válido. (Con lo que concuerdo) ... pero entonces no entiendo que pasó ... porque según este relato, el Belgrano fué una diana flotante para los viejos torpedos Mark 8 que lo hundieron.
Saludos.
"Al considerar las cosas desde el presente, me inclino a estar de acuerdo con la evaluación de Christopher. Para comenzar habría colocado mis dos escoltas a babor y a estribor, usando de manera intermitente el sonar, en lugar de tenerlos a ambos pasivamente hacia el Norte. Tampoco me habría permitido deslizarme tranquilamente a trece nudos durante horas y horas, si mi provisión de combustible me lo permitía. En lugar de ello me habría desplazado en zig-zag con movimientos precisos y a velocidades que cambiaría de manera dramática cada tanto, a veces acelerando hasta veinticinco o más nudos, haciendo que fuera mucho más difícil para un submarino poder mantenerse detrás de mí. En otros momentos habría desacelerado de golpe, haciendo igualmente difícil que un submarino que me siguiera pudiera oirme, pero también permitiendome a mí tambien oirle a él, que avanzaba detrás de mí haciendo tanto ruído como un tren expreso. Finalmente me habría acercado al Banco Burdwood, haciendo con ello que fuera poco probable que un submarino se me acercara desde esa dirección, permitiendome colocarme a mí y a mis escoltas en una mejor posición.
El capitán Héctor Bonzo no hacía nada de eso. No era un submarinista, ni tenía la menor experiencia de lo que un submarino podía hacer o no. Sin que él se diera cuenta, todo el tiempo, directamente a popa, estaba el Conqueror, siguiendolo en una maniobra habitual de aceleraciones y desaceleraciones, moviéndose en la profundidad a dieciocho nudos durante quince o veinte minutos, para luego salir a la superficie durante unos pocos minutos con el fin de hechar otro vistazo, actualizar la operación y permitir que el oficial de control de fuego pudiera trazar la dirección correcta para los torpedos. Cada vez que subía reducía la velocidad a unos cinco nudos, lo cual, por supuesto, le hacía perder terreno mientras realizaban observaciones, pero lo recuperaban en la aceleración de dieciocho nudos."
Según este relato de Woodward, el capitán Héctor Bonzo parece no haber considerado el hecho de que estabamos en guerra. Quiero creer que las tácticas enseñadas al capitán Bonzo fueron las adecuadas, por eso siempre me pregunté porqué subestimó tanto la situación.
Años después, en un reportaje al capitán Bonzo, este justifica el ataque al Belgrano diciendo que estabamos en guerra, y que una nave fuera de su base es un objetivo válido. (Con lo que concuerdo) ... pero entonces no entiendo que pasó ... porque según este relato, el Belgrano fué una diana flotante para los viejos torpedos Mark 8 que lo hundieron.
Saludos.