Estimado Vizcacha,como dice el Camada Naval meta su cuchara en este fogón, bienvenido cuantos mas somos mejor.
Camadita, con esas fotos de la modernidad que usted posee me queda por decir (Santiagueños eran los de antes) esos que hacían las tortillas a la parrilla.
Piquillin,chañar, que maderita para hacer fuegoooooo, con las brazas que dan se pueden hacer unos asados de novela y lo que se te ocurra,y bue a falta de pan buenas son las tortas noooo,hay que adaptarse a la situación y salir del paso,bien ahi camada ya le conseguiremos un Búho y se lo llevamos a Mardel.
No se preocupe camada Mr Búho,seguirá volando en libertad por los cielos del Colegio Militar y la I brigada Aérea,estos plumigenos tienen lindos lugares donde guarecerse como las grandes edificaciones que hay en estas dos unidades,ademas mis épocas de depredador ya pasaron hace mucho tiempo, hoy soy un defensor de la vida de todo bicho que camina o vuela,con los rastreros no tanto es cuestión de piel,nunca me gustaron no les tengo miedo pero entre ellos y yo ni pensarlo muaaaaaaaaaaa.
Muchas gracias !!! avisame cuando este el asado yo llevo la SALPara darle la bienvenida al Sr Vizcacha, el santiagueño modernizado (yo) recién termino de hacer tortillas en parrilla eléctrica...jaaaa...
Abrazos
Muchas gracias !!! avisame cuando este el asado yo llevo la SAL
Lo que recuerdo Rodrigo es que la inyección te la daban en la espalda y como dice Nestor "eran de amplio espectro". Como en esa época no se sabía aún de la existencia del sida las precauciones no existían. Hacían una fila larga y con la misma aguja le daban a todos, y la iban desinfectando entre uno y otro con una pasadita de la aguja por una llamita de fuego que salía de un mechero. No tenían en cuenta que si bien no había sida (en mi caso año 1983) si había otras enfermedades como el chagas de la gente que venía del norte. Lo mejor de todo ésto eran las 48 horas de reposo que te daban.
