Japón quiere incrementar su presupuesto militar por las tensiones en la región
El Gobierno del primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha solicitado un nuevo aumento en el gasto militar para las fuerzas armadas del país, un presupuesto récord con el que pretende expandir sus capacidades defensivas y contrarrestar la creciente actividad militar de Corea del Norte y China entorno a la isla.
El Ministerio de Defensa planea incrementar el gasto hasta los 51.000 millones de dólares (unos 46.000 millones de euros) para el próximo año fiscal, que arranca en abril de 2017, lo que supone un 2,3% más que el gasto de este año. De aprobarse, será el quinto año consecutivo en el que esta cifra aumenta desde que Abe llegó al poder a finales de 2012, cuando se comprometió a reforzar el poderío militar de la nación asiática.
Por una parte, la petición viene motivada por el aumento de la amenaza que suponen los programas nuclear y de misiles balísticos de la vecina Corea del Norte. En su último lanzamiento, Pyongyang alcanzó la zona económica exclusiva de Japón con uno de sus cohetes balísticos, que tienen un alcance de hasta 1.000 kilómetros, pese a los medios de alerta temprana e intercepción de misiles que poseen, algo que no sucedía desde 1998.
Por otra, están las incursiones de barcos chinos en las aguas que rodean la cadena de islas Senkaku (en japonés)/Diaoyu (en mandarín), cuya soberanía reclaman ambas naciones. La solicitud presentada hoy permitiría al ejército nipón desarrollar nuevos misiles antibalísticos y estacionar tropas en las islas del sur cercanas a la zona disputada con Pekín.
Fuerza anfibia móvil
Uno de los puntos clave del nuevo programa sería el desarrollo de una fuerza anfibia móvil, similar al modelo de la Infantería de Marina estadounidense, capaz de responder rápidamente a cualquier intento de invasión de las Senkaku/Diaoyu. Este territorio está rodeado de aguas ricas en pesca y de posibles yacimientos de gas y petróleo. Los islotes deshabitados están administrados por Japón, pero las embarcaciones chinas han intensificado las incursiones en aguas cercanas a estos territorios en los últimos meses, lo que ha ocasionado varios rifirrafes diplomáticos.
La solicitud también incluye propuestas para desarrollar y comprar nuevos misiles antibalísticos que pueden ser lanzados desde buques o desde tierra, y para mejorar y ampliar la gama de su sistema de defensa antimisiles actual, vistos como la última línea de defensa en contra de un ataque nuclear o convecional por parte de Corea del Norte. Esto supondría una importante expansión de las capacidades de defensa contra misiles del país nipón, algo que se siente como urgente en el país a la vista de los últimos progresos realizados por Pyongyang.
Además, el presupuesto también incluye planes para adquirir un submarino, desarrollar vehículos aéreos no tripulados o fortalecer de la guardia costera en las islas sureñas de Miyakojima y Amami Oshima. En vistas de mejorar su capacidad de patrullar las islas en disputa, Defensa también quiere comprar seis F-35 estadounidenses, cuatro aeronaves Bell-Boeing V-22 Osprey y seis helicópteros Boeing Chinook.
A pesar de los largos años de pacifismo de posguerra japonés, inicialmente impuestos por una Constitución que fue redactada bajo la ocupación de Estados Unidos, el país ha defendido que su Carta Magna no le impide mantener tropas y equipamiento defensivo.
Nuevos retos
Sin embargo, la definición de lo que es necesario para defender el país ha evolucionado conforme Japón afrontaba nuevos retos. Si en las décadas de 1990 y 2000 las evaluaciones sobre seguridad del Gobierno condujeron a una reducción en el gasto de defensa, durante los últimos años este presupuesto ha aumentado de nuevo como respuesta al incremento de las tensiones con sus vecinos.
Ahora, las deliberaciones sobre el nuevo presupuesto se producen en un momento en el que el Abe, un político conservador que considera injustas y desfasadas las restricciones impuestas en la posguerra, está reconsiderando la postura pacifista del país. Desde hace un tiempo, el presidente ha expresado su interés en revisar el artículo 9 de la Constitución que dice que el país debe "renunciar para siempre a la guerra", y el año pasado apoyó la aprobación de una nueva ley de seguridad que permite a las tropas del país participar en misiones de combate en el extranjero.
Su aprobación parlamentaria en 2015 provocó grandes manifestaciones contra la nueva normativa, en un país en el que la mayoría se opone a modificar el carácter pacifista de la Constitución. Sin embargo, sectores más conservadores consideran que la nación necesita acumular gradualmente la potencia de fuego necesaria que garantice su protección.
La propuesta conocida hoy tendrá que ser estudiada por el Ministerio de Finanzas y aprobada más tarde por el Parlamento. Mientras que para algunos es excesiva y para otros se queda corta ante los peligros que acechan al país, el total del presupuesto sigue siendo menor al 1% del producto interior bruto de Japón, una restricción autoimpuesta que pocas administraciones han violado.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/08/31/57c70c2c268e3edc4a8b4671.html