Efecto Submarino: crearán un Consejo de Seguridad
Ignacio Zuleta
El Gobierno concentrará la política de seguridad, de defensa y de inteligencia en un super organismo cuya creación estudia la mesa de asesores que rodean a los “ojos” del presidente. La evaluación del propio Mauricio Macri, que se reserva los anuncios para el regreso del viaje que inicia hoy hacia el septentrión, es que el hundimiento del submarino San Juan puso al desnudo extremos de improvisación y de falta de reacciones operativas que no pueden resolverse desde los ministerios y agencias respectivas. Esto disparó la iniciativa para crear, a la usanza de países como Estados Unidos, Chile, España o México, un Consejo de Seguridad Nacional que tendrá sede en la Casa Rosada. Según el formato elegido, ese Consejo será presidido por el propio Macri, y será coordinado por un secretario de Estado. Las sesiones se harán con los ministros de Defensa, Seguridad, Relaciones Exteriores y la AFI (ex SIDE) y, según los conflictos que deban atenderse, se convocarán a otros estamentos y a expertos que hoy no están en el Gobierno. Según el espíritu de consenso del discurso en el CCK que siguió a las elecciones, el proyecto prevé llamar para su integración a políticos de partidos de la oposición que sean portadores sanos de gobernabilidad.
Evitarán el formato militar que tiene en EE.UU.
El Consejo de Seguridad Nacional cuyo modelo quiere emular el Gobierno es el de los Estados Unidos, que tiene un protagonismo central en la gestión de gobierno porque es un país en estado de guerra. Hoy lo conduce un militar con grado de teniente general en actividad que tiene, además, un flanco intelectual, aunque no es un general de escritorio. Es H.R. McMaster, autor de un libro señero sobre la guerra de Vietnam –Dereliction of Duty (Negligencia en el cumplimiento del deber, 2011)- en donde critica a los políticos que llevaron a su país a la escalada de Vietnam en los años 60. Es el delegado de Donald Trump para supervisar las negociaciones entre Corea del Sur y Corea del Norte. El Consejo en ese país ha sido un semillero de estrellas mundiales, porque el cargo lo condujeron, entre otros, Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, Colin Powell y Condoleezza Rice, antes que llegaran a su apogeo en cargos más importantes. El proyecto criollo le quitará, en cambio, cualquier tonalidad castrense, aunque los jefes militares podrán ser convocados. Durante los gobiernos militares hubo antes un CoNaSe que funcionó desde la dictablanda de Juan Carlos Onganía. La Argentina es un país libre de conflictos de ese tipo, salvo los internos como herencia de la represión clandestina de las guerrillas. Pero ha sufrido dos atentados de alto terrorismo en los años 90. La abstención en la ONU al voto de rechazo del reconocimiento de Jerusalem como capital de Israel por parte de EE.UU. ha vuelto a encender alarmas por un nuevo protagonismo en ese conflicto. El proyecto de un Consejo Nacional de Seguridad como una estructura sobre los ministerios sobreviene como remedio a urgencias que éstos, con el actual formato, no pueden atender con eficacia y urgencia.
El ingeniero que adelantó la causa del hundimiento
Para Macri el caso del submarino fue una iluminación de carencias que deben remediarse con estructuras más ágiles y ejecutivas, que vayan desde el diagnóstico y la solución de los problemas hasta el extremo de la prevención y hasta la escucha de las profecías. Richard Clarke, un experimentado funcionario del National Security Council, viene de publicar un libro en donde analiza desastres que algunos profetizaron en vano, nadie los escuchó, y al final ocurrieron, como la invasión de Kuwait a comienzos de los 90, el huracán Katrina, la aparición de ISIS, el desastre nuclear de Fukushima, la estafa de Madoff, la crisis financiera de 2008. Afirma en Warnings: Finding Cassandras to Stop Catastrophes (Advertencias: Buscando Cassandras para frenar catástrofes , 2017) que en el mundo muere mucha gente “porque erramos al distinguir entre un profeta y un charlatán”. Por eso propone un método para escuchar las profecías. Macri montó en cólera después de la primera reunión con la cúpula de la Armada, cuando la nave llevaba desaparecida menos de una semana. Nadie pudo darle una explicación técnica. Preguntó algunos detalles y con sólo sus conocimientos técnicos aventuró la explicación que semanas después confirmaron los expertos, que una filtración de agua por el snorkel había producido una explosión al mezclarse con gases de baterías perforadas, que resultaría mortal en el acto para los tripulantes. Bastaba con saber algo de química. Desde ese día, 20 de noviembre, comenzó a hablarse en el área presidencial de crear algún organismo nuevo.
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