El ISIS encuentra una nueva y jugosa vía de financiación en Afganistán
El Gobierno afgano confirmó que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y los talibanes obtienen fondos de la explotación de las minas de talco del este de Afganistán, como aseguró en un informe la ONG Global Witness, aunque negó que los insurgentes obtengan de esa extracción suculentos beneficios.
“Sí, hay minas de talco en varios distritos de Nangarhar (este) situadas en inseguras áreas montañosas, donde los talibanes y el EI están activos y extraen el talco de algún modo”, declaró a Efe el portavoz del Ministerio de Minas y Petróleo, Abdul Qadir Mutfi.
Pero el portavoz rechazó que, como indica Global Witness en su informe presentado ayer, el EI y los talibanes obtengan alrededor de 300 millones de dólares al año por la extracción de esos minerales, sobre todo en las minas de talco en Nangarhar.
“Una tonelada de talco se vende solo por 60 dólares, que no es esa gran cantidad de dinero que menciona el informe”, aseguró Mutfi, y añadió que los insurgentes no tienen capacidad para la extracción del mineral a gran escala, al carecer de “suficiente maquinaria y tecnología”.
El portavoz señaló, sin embargo, que en los próximos días el Gobierno afgano dará una respuesta más detallada al informe de Global Witness tras analizarlo en profundidad.
Según el informe de la organización internacional, el EI ha encontrado en Afganistán, sobre todo en las minas de talco en la provincia de Nangarhar, una nueva fuente de ingresos tras haber explotado durante años los recursos de Irak y Siria.
Global Witness aseguró que las minas de talco en Afganistán se han convertido en una “prioridad estratégica” para el grupo yihadista y se harán con su control “a cualquier precio”, de acuerdo con el testimonio de un comandante del EI a la organización.
El control de las minas de talco se ha convertido además en otro punto de fricción entre el EI y los talibanes, enfrentados de manera abierta en el país.
Global Witness instó al Gobierno afgano a que tome medidas contundentes para evitar el acceso de los urgentes a esta fuente de recursos, que aportaría alrededor de 300 millones de dólares anuales a sus arcas, dinero clave para alimentar el conflicto en el país.
El portavoz del Ministerio de Minas dijo que en los últimos meses el Gobierno afgano ha establecido un comité para hacer frente a este problema, con reuniones cada 15 días en las que buscan el modo de evitar la extracción ilegal y su tráfico internacional.
El talco es un componente esencial en un variada gama de productos, como en cosmética, pinturas, plásticos o polvos para los bebés, y, según el informe, gran parte del mineral extraído en territorio afgano se traslada al vecino Pakistán, donde se mezcla con el talco local antes de ser exportado.
Así, Global Witness reveló que alrededor del 80 % del talco que exporta Pakistán está destinado a los mercados estadounidenses y de la Unión Europea, por lo que advirtió a los consumidores de estos países de que puede que, de manera involuntaria, estén financiando con su compra la guerra de insurgentes y yihaditas en Afganistán.
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