Asuntos Aeroespaciales



Un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzará la nueva “gasolinera espacial” de Orbit Fab en una misión compartida con el aterrizador lunar IM-2.

Orbit Fab es una startup californiana que desarrolla naves cisterna para reabastecer de propelente a los satélites en órbita. En otras palabras, las primeras “gasolineras” del espacio.

Orbit Fab adquirió notoriedad en 2019 tras convertirse en la primera empresa privada en suministrar agua a la Estación Espacial Internacional, ocasión que aprovechó para estudiar el comportamiento del líquido en el espacio y diseñar un sistema de transferencia de combustible para satélites: la válvula RAFTI.




En junio de 2021, Orbit Fab lanzó su primer puerto de repostaje, el Tanker-001, disponible comercialmente en la órbita baja terrestre. Ahora la empresa ha dado un paso más anunciando su primera nave cisterna desarrollada para la órbita geoestacionaria, el Tanker-002.

La primera “gasolinera” geoestacionaria será lanzada a 36.000 km de la superficie terrestre como carga secundaria de la misión IM-2 de Intuitive Machines, que está programada para finales de 2022 o principios de 2023. Es la misma misión respaldada por la NASA que pretende desplegar una carrera de coches en la superficie lunar.


El Tanker-002 será lanzado en un cohete Falcon 9 de SpaceX y será insertado en una órbita geoestacionaria a bordo de un vehículo de transferencia orbital Sherpa-ES de Spaceflight Inc.

La nave cisterna ha sido diseñada para reabastecer de propelente a los satélites del Departamento de Defensa de Estados Unidos y otros satélites geoestacionarios. Es capaz de desplazarse hasta los satélites que necesitan repostar y, según Orbit Fab, puede almacenar el combustible durante 15 años.

Si todo sale bien, el Tanker-002 llegará al espacio cargado de hidracina y listo para suministrársela a otros satélites. Cuando no tenga clientes a los que abastecer, estará “aparcado” a cientos de kilómetros de distancia del cinturón geoestacionario, para no saturar la órbita.
 


Concepto de una versión militar del Starship lanzando planeadores nucleares hipersónicos

Estados Unidos se está quedando detrás de China y Rusia en la nueva carrera de armas nucleares hipersónicas. El Pentágono debe decidir si sigue continuar esta senda o intentar algo completamente diferente que les volvería a poner a años luz de distancia de sus enemigos: encargar a SpaceX un una versión militar del Starship, un bombardero orbital capaz de lanzar ataques imparables a velocidad hipersónica. Técnicamente es más que posible, pero está por ver si Elon Musk daría el salto a la industria militar o no.

Aunque SpaceX ya tiene al Pentágono como cliente, no es para misiones de caracter ofensivo (que sepamos). Teóricamente, usar un Starshop como bombardero nuclear iría en en contra del Tratado del Espacio Exterior firmado por la Unión Soviética y los Estados Unidos el 27 de enero de 1967. Entre otras cosas, el tratado prohíbe el uso del espacio para la colocación de armas de destrucción masiva. Entró en vigor el 27 de octubre del mismo año aunque, hoy en día, no hay ninguna certeza de que los firmantes — incluyendo China o la India — lo hayan respetado.


Más bien al contrario. Conocemos que hay actividad militar en el espacio que va más mucho allá de espiar a un enemigo o cargarse un satélite.


Bombardero estratégico hipersónico​

La realidad es que los planeadores hipersónicos chinos y rusos son capaces de mantenerse en el espacio durante días antes de abalanzarse sobre un blanco cuando su gobierno dé la orden. Ninguno de estos lanzamientos tendría posibilidad alguna de intercepción por parte de su enemigo.


Las armas hipersónicas son, de forma efectiva, la militarización pura y dura del espacio. No son bases permanentes cargadas de misiles nucleares listos para impactar contra cualquier punto del planeta en cuestión de segundos. Pero el efecto es el mismo. Durante los días que pueden estar dando vueltas a la Tierra, son armas de destrucción masiva listas para evaporar una ciudad en segundos.


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Concepto de bombarderos Starship

Concepto de bombarderos Starship
Esa sería la lógica americana para militarizar el Starship comoo como bombardero hipersónico nuclear. No son permanentes pero podrían permanecer en órbita para bombardear cualquier objetivo de forma casi instantánea. Desde el punto de vista tecnológico, es perfectamente factible y relativamente sencillo de implementar. Y con más de 100 toneladas de capacidad de carga, el Starship va sobrado para llevar cualquier tipo de armamento y forrar China o Rusia de explosiones nucleares en un santiamén.


Estaría por ver si Elon Musk está por la labor, claro. Según él, quiere colonizar Marte para evitar la extinción de la humanidad en caso de un evento apocalíptico. Permitir que el Starship tuviera fines militares más allá del transporte de tropas o suministros iría directamente en contra de su supuesta misión.

Una nueva carrera totalmente inútil​

Por otra parte, la cruda realidad es que esta carrera de nuevas armas hipersónicas es una imbecilidad de dimensiones galácticas. Parece diseñada para alimentar los complejos armamentísticos de todas estas potencias porque no aguanta el más básico de los análisis lógicos.


Basta con analizar los sistemas defensa americanos — los más avanzados del planeta — contra los misiles balísticos nucleares convencionales. Es verdad que estos últimos pueden ser neutralizados — aunque por ahora sólo han podido probar estos sistemas en escenarios preparados — pero la realidad es que el limitado número baterías de intercepción de ICBMs de los Estados Unidos haría inutil cualquier intento de defensa contra las más de 1.189 cabezas nucleares rusas listas para su lanzamiento inmediato.


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Un misil balístico intercontinental Titán en su silo

Un misil balístico intercontinental Titán en su silo
El hecho es que, aunque las baterías de defensa americanas tuvieran una efectividad del 100%, su número es tan limitado que sólo podrían neutralizar un ridículo porcentaje de un ataque total ruso: un 2%, según algunas estimaciones. Y, aunque China cuenta con muchas menos cabezas — más de 300 y en aumento — el sistema de intercepción americano tampoco valdría para nada ante una lluvia de ojivas nucleares.


Y sí, es cierto que la efectividad de los sistemas de defensa actuales se reduce a cero con las armas hipersónicas. Pero la posibilidad de supervivencia de la humanidad en caso de una guerra nuclear con ICBMs convencionales también es cero. En el mejor de los casos, todo es un teatro para alimentar la industria militar que, por un fallo humano o un gatillo fácil en un momento de tensión, puede acabar con la humanidad. En el peor, es sprint consciente hacia la autodestrucción dirigido por tontos de remate.


La imbecilidad humana sólo rivaliza con su ingenio​

Algunos argumentan que, con armas hipersónicas de reentrada o de crucero, China o Rusia podrían lanzar un ataque selectivo e imposible de evitar contra algún punto estratégico, como la flota americana en el Pacífico o Taiwán. Pero al final, este ataque ocasionaría una respuesta nuclear de los americanos inevitablemente, destruyendo la flota rusa del Ártico, la ciudad de Pekín o la Presa de las Tres Gargantas. Y a su vez, esta respuesta volvería a ponernos en el escenario de una guerra termonuclear mundial. Estaríamos en la mismas.
 

joseph

Colaborador
Colaborador

China acaba de probar un nuevo motor para su flota espacial: un cohete de combustible sólido con el que creará un futuro lanzador pesado para misiones a la Luna y Marte. El motor pone a China en la misma liga que los motores de combustible sólido de la NASA. De hecho, los chinos afirman que es el más potente jamás construido en relación con el combustible consumido.

Los cohetes de combustible sólido son claves para el nuevo SLS (sistema de lanzamiento espacial) que teóricamente llevará las misiones Artemis a la Luna y Marte. Los cohetes de combustible sólido también fueron parte fundamental del transbordador espacial.


Cómo funciona​

El nuevo motor chino — probado por la compañía estatal China Aerospace Science and Technology Corporation y desarrollado por la Academia de Tecnología de Propulsión Sólida Aeroespacial — tiene un diámetro de 3,5 metros. En su forma actual, tiene una capacidad para 150 toneladas de combustible.


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El nuevo motor de combustible sólido chino

El nuevo motor de combustible sólido chino

La prueba mostrada en el vídeo bajo estas líneas duró 115 segundos con un nivel de empuje de 500 toneladas de fuerza. Según la corporación estatal china, es el cohete sólido más potente en el mundo aunque, viendo los números, parece que se refieren al empuje en relación al combustible consumido y el tiempo de ignición.


Los motores de combustible sólido de la NASA para el SLS son más grandes que el chino, — con un diámetro de 3,65 metros — y tienen un empuje máximo mayor: 1.632 toneladas de fuerza a nivel del mar. Son aún más potentes que el legendario Rocketdyne F-1 del Saturno V, que generaba 690 toneladas de fuerza. Los Raptor de SpaceX sólo generan 185 toneladas.


Sin embargo, los cohetes sólidos del SLS sólo pueden mantener esa fuerza durante 127 segundos a pesar de contar con 500 toneladas de combustible. En teoría, si el cohete chino tuviera las misma capacidad de combustible, podría mantener ese empuje durante 383 segundos. En relación al combustible consumido, el chino es el más potente del mundo con diferencia. Y eso, teóricamente, significa que puede lanzar más toneladas al espacio que los de la NASA.



La corporación china asegura que la clave de su rendimiento está en las nuevas tecnologías que han desarrollado para su construcción, que incluyen un depósito de fibra de alto rendimiento, una nueva tobera de gran tamaño y una cámara de combustión de una sola pieza de vacío. Su siguiente objetivo, dice el presidente de la academia Ren Quanbin, es un cohete que doble el combustible del americano: 1.000 toneladas.


¿Tienen futuro los cohetes de combustible sólido?​

Los motores de combustible sólido tienen grandes ventajas sobre los de combustible líquido, pero también desventajas. Ofrecen mayor empuje que los de combustible líquido con un diseño más simple que también lo hace más sencillo de mantener y operar: no requieren los complicados sistemas de refrigeración y aislamiento de los segundos. Tampoco son sensibles al cambio de presión porque el combustible sólido no se expande a medida que el cohete asciende, como el líquido.


Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

El diseño tiene un gran punto negativo: la ignición de los cohetes de combustible sólido no puede controlarse. Los líquidos pueden apagarse y reiniciarse. Así es como SpaceX recupera sus etapas, reiniciando los motores en su caída para posarse suavemente en la tierra o el mar. Además, pueden ser peligrosos porque, al estar permanentemente cargados, pueden explotar accidentalmente si no se siguen los protocolos adecuados.


Los cohetes de combustible sólidos son como los cohetes de fuegos artificiales: una vez los enciendes, no paran hasta que terminan de consumir todo su combustible. Por eso son ideales para añadirlos en la primera etapa de un sistema de lanzamiento de gran capacidad como el SLS o el Ariane 4. Estas máquinas ofrecen un enorme empuje durante uno o dos minutos para después tirarlos sobre el mar.


La ventaja de la reutilización​

Los que la NASA utilizaba para el transbordador espacial eran reutilizables pero el proceso de reciclaje era complicado y se tardaba tiempo (y su diseño tenía problemas de mantenimiento y diseño, como se pudo comprobar en la explosión del Challenger). Los de SpaceX, sin embargo, son fácilmente reutilizables. De hecho, el objetivo de Elon Musk es llegar a un punto en que se puedan recuperar las dos etapas del Starship, recargarlas de combustible y tener la nave lista para un nuevo lanzamiento en unas horas después del aterrizaje.


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La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra

La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra
Todavía hay que comprobar si esta visión es posible o no pero lo que Musk ya ha demostrado es que su estrategia de reutilización funciona. El resultado es un coste de lanzamiento que es una fracción del coste de cohetes de usar y tirar como el SLS (un reciente cálculo estima que el coste del SLS es 1.000 veces mayor por lanzamiento que los cohetes de SpaceX).


Además, las naves de Musk podrían cargarse fácilmente en Marte y la Luna, con una infraestructura industrial sencilla. Con los de combustible sólido, esta operación de recarga en otros planetas sería tan extremadamente difícil que es virtualmente imposible de mantener y ejecutar.


Aún así, contar con un gran motor barato con este empuje y 1.000 toneladas de combustible dará a China una clara ventaja para lanzar estructuras de gran tonelaje, como su idea de nave interplanetaria con motores de iones que funcionan con energía nuclear.
La gracia esta en hacer los cohetes reutilizables de Space X.
 

joseph

Colaborador
Colaborador


Concepto de una versión militar del Starship lanzando planeadores nucleares hipersónicos

Estados Unidos se está quedando detrás de China y Rusia en la nueva carrera de armas nucleares hipersónicas. El Pentágono debe decidir si sigue continuar esta senda o intentar algo completamente diferente que les volvería a poner a años luz de distancia de sus enemigos: encargar a SpaceX un una versión militar del Starship, un bombardero orbital capaz de lanzar ataques imparables a velocidad hipersónica. Técnicamente es más que posible, pero está por ver si Elon Musk daría el salto a la industria militar o no.

Aunque SpaceX ya tiene al Pentágono como cliente, no es para misiones de caracter ofensivo (que sepamos). Teóricamente, usar un Starshop como bombardero nuclear iría en en contra del Tratado del Espacio Exterior firmado por la Unión Soviética y los Estados Unidos el 27 de enero de 1967. Entre otras cosas, el tratado prohíbe el uso del espacio para la colocación de armas de destrucción masiva. Entró en vigor el 27 de octubre del mismo año aunque, hoy en día, no hay ninguna certeza de que los firmantes — incluyendo China o la India — lo hayan respetado.


Más bien al contrario. Conocemos que hay actividad militar en el espacio que va más mucho allá de espiar a un enemigo o cargarse un satélite.


Bombardero estratégico hipersónico​

La realidad es que los planeadores hipersónicos chinos y rusos son capaces de mantenerse en el espacio durante días antes de abalanzarse sobre un blanco cuando su gobierno dé la orden. Ninguno de estos lanzamientos tendría posibilidad alguna de intercepción por parte de su enemigo.


Las armas hipersónicas son, de forma efectiva, la militarización pura y dura del espacio. No son bases permanentes cargadas de misiles nucleares listos para impactar contra cualquier punto del planeta en cuestión de segundos. Pero el efecto es el mismo. Durante los días que pueden estar dando vueltas a la Tierra, son armas de destrucción masiva listas para evaporar una ciudad en segundos.


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Concepto de bombarderos Starship

Concepto de bombarderos Starship
Esa sería la lógica americana para militarizar el Starship comoo como bombardero hipersónico nuclear. No son permanentes pero podrían permanecer en órbita para bombardear cualquier objetivo de forma casi instantánea. Desde el punto de vista tecnológico, es perfectamente factible y relativamente sencillo de implementar. Y con más de 100 toneladas de capacidad de carga, el Starship va sobrado para llevar cualquier tipo de armamento y forrar China o Rusia de explosiones nucleares en un santiamén.


Estaría por ver si Elon Musk está por la labor, claro. Según él, quiere colonizar Marte para evitar la extinción de la humanidad en caso de un evento apocalíptico. Permitir que el Starship tuviera fines militares más allá del transporte de tropas o suministros iría directamente en contra de su supuesta misión.

Una nueva carrera totalmente inútil​

Por otra parte, la cruda realidad es que esta carrera de nuevas armas hipersónicas es una imbecilidad de dimensiones galácticas. Parece diseñada para alimentar los complejos armamentísticos de todas estas potencias porque no aguanta el más básico de los análisis lógicos.


Basta con analizar los sistemas defensa americanos — los más avanzados del planeta — contra los misiles balísticos nucleares convencionales. Es verdad que estos últimos pueden ser neutralizados — aunque por ahora sólo han podido probar estos sistemas en escenarios preparados — pero la realidad es que el limitado número baterías de intercepción de ICBMs de los Estados Unidos haría inutil cualquier intento de defensa contra las más de 1.189 cabezas nucleares rusas listas para su lanzamiento inmediato.


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Un misil balístico intercontinental Titán en su silo

Un misil balístico intercontinental Titán en su silo
El hecho es que, aunque las baterías de defensa americanas tuvieran una efectividad del 100%, su número es tan limitado que sólo podrían neutralizar un ridículo porcentaje de un ataque total ruso: un 2%, según algunas estimaciones. Y, aunque China cuenta con muchas menos cabezas — más de 300 y en aumento — el sistema de intercepción americano tampoco valdría para nada ante una lluvia de ojivas nucleares.


Y sí, es cierto que la efectividad de los sistemas de defensa actuales se reduce a cero con las armas hipersónicas. Pero la posibilidad de supervivencia de la humanidad en caso de una guerra nuclear con ICBMs convencionales también es cero. En el mejor de los casos, todo es un teatro para alimentar la industria militar que, por un fallo humano o un gatillo fácil en un momento de tensión, puede acabar con la humanidad. En el peor, es sprint consciente hacia la autodestrucción dirigido por tontos de remate.


La imbecilidad humana sólo rivaliza con su ingenio​

Algunos argumentan que, con armas hipersónicas de reentrada o de crucero, China o Rusia podrían lanzar un ataque selectivo e imposible de evitar contra algún punto estratégico, como la flota americana en el Pacífico o Taiwán. Pero al final, este ataque ocasionaría una respuesta nuclear de los americanos inevitablemente, destruyendo la flota rusa del Ártico, la ciudad de Pekín o la Presa de las Tres Gargantas. Y a su vez, esta respuesta volvería a ponernos en el escenario de una guerra termonuclear mundial. Estaríamos en la mismas.
Ahora que le van a sacar las patas a los cohetes no veo que siquiera puedan aterrizar en algún lado que no sea la plataforma preparada para eso.
 
La gracia esta en hacer los cohetes reutilizables de Space X.
No realmente. Son reutilizables un cierto número de veces y después son descartados.

El motor chino y el del SLS de la NASA son boosters sólidos para el cohete pesado.

Los motores de combustible sólido de la NASA para el SLS son más grandes que el chino, — con un diámetro de 3,65 metros — y tienen un empuje máximo mayor: 1.632 toneladas de fuerza a nivel del mar. Son aún más potentes que el legendario Rocketdyne F-1 del Saturno V, que generaba 690 toneladas de fuerza. Los Raptor de SpaceX sólo generan 185 toneladas.




La gracia es generar la mayor cantidad de empuje posible por el mayor tiempo posible para elevar cargas más pesadas en un solo viaje.
Éstos cohetes super pesados son la clave para crear grandes estaciones espaciales que funcionen como puntos de recarga, puertos orbitales y hasta ensambladoras. Ni hablar de llevar maquinaria pesada a la Luna para su futura explotación.

En un momento van a tener que armar bases lunares enteras con cientos de personas, mandan reactores nucleares para darle energía, máquinas de minería y procesamiento para extraer agua, minerales, hacer combustible para misiones a Marte y tener lanzamiento regulares a estaciones orbitales lunares de los productos.
 

The Telegraph reporta este domingo que el fundador de la compañía OneWeb, Greg Wyler, que ya no está relacionado con ella, está detrás del proyecto de Ruanda sobre el lanzamiento de más de 327.000 satélites al espacio, iniciativa con la que competirá con la compañía británica y Starlink, de Elon Musk.

A finales de septiembre, la agencia espacial del país africano presentó a la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU dos peticiones para el despliegue de 327.320 satélites en la órbita baja de la Tierra con el fin de crear una red inalámbrica global de banda ancha.

Wyler no se menciona en los documentos del proyecto 'Cinnamon', pero dos fuentes en la industria señalaron a The Telegraph que sí está vinculado.

En ese contexto, el diario señala que, si la organización mundial aprueba el proyecto, Ruanda podrá no solo lanzar los mencionados satélites por su cuenta, sino que podrá vender sus derechos a este lanzamiento. El proyecto fue "estratégicamente muy serio […] 300.000 satélites con la regulación mínima disponibles para la venta al mejor postor", afirmó una fuente.

Francis Ngabo, jefe ejecutivo de la agencia espacial de Ruanda, declaró el pasado mes que "el espacio ya no está reservado para un puñado de países como lo estuvo en gran parte del siglo XX". El proyecto "refleja este hecho y es una señal de nuestras ambiciones para el futuro próximo", agregó.
 
Wang Yaping se convierte en la primera mujer chiná en dar un paseo espacial, con
una caminata de 6,5 horas desde la Sanzhou-13 para avanzar en la construcción
de la estación espacial Tiangong

 

La NASA publicó el sábado pasado las primeras imágenes captadas por el satélite Landsat 9, lanzado a finales de septiembre de este año por la agencia espacial y el Servicio Geológico de EE.UU., con el fin de ayudar a "gestionar los recursos naturales vitales" y comprender el impacto del cambio climático en nuestro planeta.

"La NASA continuará trabajando con el Servicio Geológico de EE.UU. para mejorar el acceso a los datos del Landsat para que los tomadores de decisiones en Estados Unidos y en todo el mundo comprendan mejor la devastación causada por la crisis climática, gestionen las prácticas agrícolas, conserven valiosos recursos y respondan de forma más eficaz a los desastres naturales", dijo el jefe de la NASA, Bill Nelson.

Entre las ubicaciones que muestran las imágenes tomadas el 31 de octubre se encuentran Detroit, en Michigan con el vecino lago St. Clair, la confluencia de las ciudades y las playas a lo largo de una costa cambiante de Florida, e imágenes del territorio de Navajo Country en Arizona, (todos en Estados Unidos), que proporcionarán datos para ayudar a examinar la salud de los cultivos y la gestión del agua de riego, precisó la agencia espacial.


Además, las nuevas imágenes del Landsat 9, que tiene un diseño similar a su predecesor Landsat 8 lanzado en 2013 y que todavía permanece en órbita, proporcionan información sobre los paisajes cambiantes de los Himalayas en Asia y las islas en la costa del norte de Australia.


En comparación con su predecesor, el satélite Landsat 9, que es capaz de diferenciar 16.000 tonos de colores, transmite datos con mayor resolución radiométrica a la Tierra, lo que permite detectar diferencias más sutiles, especialmente en zonas más oscuras como el agua o los bosques densos.
 
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