Jagdpanzer 38 t Hetzer en Praga 1945.
El Hetzer fue concebido como una forma de utilizar el confiable pero pequeño chasis Panzer 38t como base para la evolución del destructor de tanques Marder en un arma antitanque autopropulsada completamente cerrada.
Presentado por primera vez en julio de 1943, el Hetzer demostró ser mecánicamente confiable, y aunque tenía un diseño incómodo, era fácil de producir y sus equipos lo apreciaban.
El Hetzer sirvió tanto en el frente oriental como occidental en un número bastante grande (según los estándares alemanes de la guerra tardía), donde su tamaño diminuto lo hizo extremadamente efectivo en una emboscada.
A pesar de tener una armadura lateral delgada y un recorrido limitado en el arma principal, el Hetzer aún funcionó bien, incluso contra los grandes vehículos rusos como las series JSII e ISU.
La producción se llevó a cabo principalmente en
Checoslovaquia, con la producción continuada después de la guerra, con muchos de estos vehículos finalmente utilizados por Suiza, ¡las últimas variantes se retiraron en 1973!
Al contrario de lo que puede indicar su nombre, la finalidad de los cazacarros alemanes no era buscar los tanques enemigo y “cazarlos” en terreno abierto, sino intentar sorprenderles desde posiciones perfectamente escogidas a modo de emboscada. La función del jagdpanzer era meramente defensiva y cuanto mayor fuese la habilidad del comandante de la unidad en escoger las mejores posiciones, mayor seria el éxito de la “caza”. De forma preferencial, estas posiciones solían situarse en los flancos del avance de las formaciones acorazadas enemigas, con una buena cobertura y con obstáculos naturales o artificiales delante de las disposiciones de los cazacarros, tales como ríos, pantanos o campos de minas, para de esta manera impedir que fuesen atacados, bien por infantería enemiga o por los mismos tanques que debían ser cazados.
Al igual que con los cañones de asalto, los cazacarros aumentaban su efectividad cuando estaban concentrados perdiéndola cuando por diversas razones actuaban en grupos aislados o incluso individualmente.
Las unidades de cazacarros que acompañaban a la infantería en el avance, solían quedarse en un objetivo ya capturado a la espera de un posible contraataque, si éste no se producía se retiraban a la línea de reserva hasta un próximo avance. Si las tropas de a pie eran atacadas por el enemigo, los cazacarros principalmente se enfrentaban en posiciones defensivas contras las fuerzas acorazadas sumándose su potencia de fuego a la de los cañones anticarro emplazados. En una retirada, la movilidad era esencial, saltando de posición a posición defensiva ayudando al repliegue ordenado de la infantería hasta llegar a una nueva línea de frente.
La principal característica armamentística de los cazacarros era su supremacía general en el propio cañón, así panzer versus jagdpanzer, era una relación siempre favorable al cazacarros por lo que siempre intentaban atacar a los tanques con la mayor distancia posible, de esta manera podían alcanzar a los carros enemigos antes que estos pudiesen hacer fuego efectivo desde sus cañones. En las estepas rusas y en el desierto africano, los espacios abiertos y su consecuente falta de posiciones de tiro estáticas con buena cobertura, “obligaban” a los cazacarros a utilizar su movilidad para mantener la distancia necesaria para aprovecharse de su generalmente mayor potencia de fuego.