Procedente de la Base Naval de Río Santiago, el Batallón de Infantería de Marina N° 5 (BIM5) zarpó de Buenos Aires en septiembre de 1948 a bordo del transporte ARA “Chaco”, con el personal destinado al Destacamento de Vigilancia y Seguridad de la Gobernación Marítima de Tierra del Fuego, con asiento en Ushuaia. Luego, en 1952 fue trasladado a Río Grande dejando destacados en Ushuaia parte de sus efectivos.
Considerando que este batallón venía funcionando con distintas denominaciones desde 1947, sin tener decreto de creación oficial, en 1962 el entonces Presidente de la Nación determinó: “Créase el Batallón de Infantería de Marina N° 5 (Ec.) en base al actual Batallón de Infantería de Marina N° 5”, estableciéndose como fecha de creación el 26 de junio de 1947.
Cambio de dependencia
La unidad pasó a depender del Comando de la Sub Área Naval Río Grande en forma operativa, hasta que el 1º de junio de 1968 cambió su dependencia al Comando del Área Naval Ushuaia.
En 1972 se trasladó definitivamente a Río Grande una compañía de tiradores, que hasta el momento había permanecido en Ushuaia, quedando conformado el BIM5 (Ec.) por tres Compañías de Tiradores; una de Comando y Servicios; y una Agrupación Servicios Cuartel.
El 15 de marzo de 1975 se creó el Comando del Área Naval Austral, con asiento en la ciudad de Ushuaia. El BIM5 (Ec.) junto con todas las unidades del Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y el Comando de la Fuerza, pasaron a depender operativamente de este Comando de Área.
Actualmente, con 75 años de vida, este Batallón de la Infantería de Marina, dependiente de la Fuerza de Infantería de Marina Austral, se adiestra para mantener el alto grado de profesionalismo de sus hombres con el objetivo de estar alistados para la misión que se le requiera, incluso en apoyo a la comunidad ante catástrofes naturales.
El BIM5 (Ec) y la comunidad de Río Grande
Al momento de trasladarse el Batallón de Infantería de Marina N° 5 (Ec.) a Río Grande, alrededor de 900 efectivos se sumaron a la pequeña comunidad, conformada por unas 2.200 personas.
Por otro lado, al no haber sido habilitada aún al tránsito normal la Ruta Nacional N° 3, en su tramo Río Grande–Ushuaia, los vínculos comerciales y sociales de los riograndenses estaban ligados fundamentalmente con la ciudad de Punta Arenas (Chile) a través de la comuna de Porvenir (sector chileno de la Isla Grande de Tierra del Fuego). Por lo tanto, la llegada de esta unidad de combate significó la presencia soberana del pabellón nacional portado con espíritu patriótico por los hombres de la Armada.
Pero lo que motivó aún más la estrecha relación que se estableció entre civiles y militares fue la integración efectiva de ambos componentes de la sociedad ante una causa común basada en la inhospitalidad del clima, el aislamiento geográfico y la distancia que la separaba de los grandes centros urbanos.
Por ello el BIM5 representó un gran cambio en la vida de aquellos lugareños. Con sus profesionales médicos reforzó sustancialmente la precaria asistencia sanitaria que en aquel momento ofrecía el Ministerio de Salud Pública, brindando además atención odontológica, sala de rayos y laboratorio bioquímico, cuando se los requería.
Asistió a la comunidad en sus necesidades más elementales, como la provisión de agua potable, leña y energía eléctrica, cuando los servicios de distribución domiciliaria aún no se habían concretado.
El comercio local no poseía la envergadura suficiente como para abastecer al personal de este Batallón, que representaba el 50% de la población establecida. Por lo tanto, el BIM5 tuvo que encarar la producción de alimentos para el personal y sus familias mediante el invernadero, la granja, el tambo y la panadería, cuyos excedentes se distribuían en el pueblo.
Hasta tanto se creó el Cuerpo de Bomberos (1962), esta unidad naval fue la que concurrió, con sus hombres y medios propios, a combatir los frecuentes incendios que se producían debido a la arquitectura típica de madera de las viviendas y las fuentes de calor que utilizaban para contrarrestar el frío imperante en la región.
El Plan de Acción Comunal implicaba la colaboración activa del BIM5 en obras de ingeniería vial, limpieza de terreno, trazado de calles y caminos, tareas municipales, entre otras. A través del Plan de Acción Cívica se destinaron fondos con las que se construyó el gimnasio de la Misión Salesiana, la ampliación del Colegio Don Bosco, se realizaron obras en el Colegio María Auxiliadora, tareas de mantenimiento en la Escuela N° 2 (establecimiento educativo apadrinado) y la Guardería Infantil Michael Dorney, entre otros.
Asimismo, se destaca la incidencia que tuvo este batallón en el desarrollo de actividades culturales y deportivas de la comunidad. La práctica de disciplinas deportivas como fútbol, básquet y boxeo representaba una excelente oportunidad para establecer lazos con la comunidad civil, a través de la organización y participación en torneos y competencias.
El batallón tampoco se mantuvo exento de acompañar a las diversas expresiones culturales que iban surgiendo en el conjunto de la comunidad riograndense; aunque donde más se hizo sentir la presencia de la Armada en la estructura cultural de la sociedad local fue a través de la cooperación y acompañamiento en la organización de los actos alusivos a las fiestas patrias y en los homenajes a nuestros próceres.
En el Conflicto del Atlántico Sur
Más allá de esa integración a la vida social que caracterizó al BIM5 (Ec.) desde un principio, lo que lo hizo más reconocido fue su participación en la Guerra de Malvinas en 1982.
Las batallas libradas durante la Guerra de Malvinas dejaron bien sentado el prestigio alcanzado por el BIM5 (Ec.) que los mantendrá indelebles en las páginas centrales de la Historia. Sus hombres hicieron honor a su lema “Pugnams Pereor Per Patriam” (“Luchando, muero por la Patria”).
Ello les valió el reconocimiento de un país que honra a sus héroes y numerosas condecoraciones.
Créditos: Gaceta Marinera Digital