Combate de Sapper Hill
Sapper Hill
La 3ra. Sección de la Compañía Mar estaba a cargo del Guardiamarina Alejandro Koch, lugar donde se preveía el ataque principal, pese a lo cual las posiciones de cambio se habían construido hacia el Oeste.
Uno de los grupos de la sección era el cabo segundo Carlos Jorge Sini, con doce conscriptos armados con fusiles FAL; dos ametralladoras MAG con dos hombres por cada pieza y un lanzacohetes con otros dos conscriptos. El grupo se había desplegado en un frente de aproximadamente 100 metros.
Recién el 13 de junio, los infantes al mando de Koch tuvieron oportunidad de tener bastante cerca al enemigo. Ese día, a eso de las 12,30 detectaron la presencia de cinco hombres que habían llegado a la playa en botes de goma y que se encontraban a poco más de 1.500 metros de distancia. Sin perdidas de tiempo abrieron fuego con las ametralladoras, pero los británicos se replegaron y entraron en ángulo muerto, donde los proyectiles no los alcanzaban, desapareciendo rápidamente.
Lo mismo ocurrió cuatro horas después. De diez a doce hombres se acercaron, posiblemente con la intención de observar la última línea de la resistencia argentina. El cabo Sini y los conscriptos de su grupo abrieron fuego con dos ametralladoras y con fusiles FAP, pero a pesar de que la visibilidad era buena, no les fue posible comprobar la existencia de bajas entre los ingleses.
Durante la noche del 13 al 14, Koch y su gente pudieron observar los duros combates por Tumbledown, luego el repliegue del BIM 5 hacia Sapper Hill y, cuando el Batallón recibió la orden de replegarse hacia Puerto Argentino, la sección de Koch quedo como retaguardia de combate, protegiendo ese movimiento. Durante un buen rato esperaron la comunicación por la cual se les ordenaría dirigirse al pueblo, pero esa orden nunca llego, simplemente porque una esquirla de artillería había cortado la línea telefónica.
A las 13,30, Koch camino hasta el puesto comando del batallón, en Sapper Hill, con la intención de recibir órdenes, pensando que alguien quedaría allí, como no encontró a nadie regreso por sus hombres.
En ese preciso momento aparecieron sobre William, sorpresivamente, tres helicópteros pintados de verde que se perdieron de inmediato detrás del monte.
Sini dirigió su mirada hacia las alturas de Sapper Hill y vio que Koch estaba acercándose, bajando de la ladera del cerro, cuando escucho el grito de alerta de uno de sus conscriptos, apostado como centinela a unos 7º metros:
-¡helicópteros! ¡Helicópteros!
El cabo Sini y algunos conscriptos corrieron hacia allí, observando que eran los mismos aparatos que habían aparecido minutos antes, salvo que esta vez lo hacían con la evidente intención de realizar un Heli desembarco sobre el camino, cerca del sitio donde había estado la Compañía Charlie del RI-3 del Ejercito, a unos 1000 metros de la posición que ocupaban los hombres de Koch y a 300 de un contenedor abandonado.
Los helicópteros, sin posarse, comenzaron a desembarcar entre cuarenta y cincuenta efectivos, los que se fueron se fueron lanzando desde las maquinas mientras estas permanecían a menos de dos metros del suelo.
-¡Fuego! – grito Sini, ordenando disparar a las ametralladoras, que fueron imitadas por el resto de los conscriptos armados con FAL y granadas de fusil.
Los ingleses, sorprendidos ante una presencia que no esperaban encontrar, se desplegaron velozmente y cubriéndose detrás del contenedor, respondieron con armas automáticas y morteros.
Sini y sus hombres estaban en la cresta militar hacia abajo, en una posición favorable ya que tenían a sus espaldas toda la parte rocosa del cerro, que les brindaba una cierta protección.
Uno de los helicópteros, que se había acercado a menos de 300 metros, se incendió, alcanzado por los proyectiles de los Infantes argentinos. Casi inmediatamente, otro aparato cayo pesadamente a tierra con el rotor averiado por los impactos de las ametralladoras propias.
El combate aumento en intensidad. Los ingleses comenzaron un avance hacia el sitio donde estaba Koch con sus hombres, utilizando armas automáticas y un mortero ubicado en el camino.
Había caído una nevada muy intensa y por ello los uniformes se recortaban fácilmente en la nieve, dando un blanco perfecto.
De pronto el conscripto leyes cayó alcanzado por una ráfaga de ametralladora que impacto en su cabeza y cuello. Fue entonces que el conscripto Eleodoro Monzón tomo un lanzacohetes y cuando se disponía a poner rodilla en tierra para dispararle a un helicóptero, se expuso demasiado y recibió los impactos de varios proyectiles de fusil.
El intercambio de disparos fue incesante. Los británicos no cedían en sus posiciones y aumentaban paulatinamente la presión sobre los infantes de marina al mando del guardiamarina Koch.
Sin dudas ya se habían comunicado por radio con sus superiores y recibirían refuerzos en cualquier momento.
Casi en el mismo instante que era muerto Monzón, otro de sus compañeros, Walter Cabral, caía herido a causa de un proyectil que reboto a sus espaldas. Desmayado, no respondió a los gritos de Sini, quien lo dio por muerto.
Poco después la explosión de un proyectil de mortero hirió en el pecho a Sergio Robledo, apuntador de ametralladoras, y al cabo Sini, a quien varias esquirlas le lesionan el lado izquierdo de la cara, de donde comenzó a sangrar abundantemente. De inmediato, Koch se acerco a ambos y comprobó que Robledo estaba muy grave y sin conocimiento y que Sini, bastante mareado, no podía mover el brazo derecho, por rotura de clavícula.
Koch miró alrededor y trato de hacer una evaluación de la situación, que no era para nada envidiable. Cada vez más bajas; los británicos los superaban en número y en armamento y era evidente que no podrían mantenerse mucho tiempo más en esa posición. Fue entonces que decidió el repliegue en combate retrogrado: mientras una fracción se quedaba apoyando, la otra se replegaría. Los conscriptos tenían un vasto conocimiento de esa maniobra, ya que la habían practicado infinidad de veces antes de viajar a las islas.
Los primeros en replegarse fueron los que quedaban del primer pelotón, a mando del conscripto paredes, quien asumió el mando luego de la muerte de Leyes. Una vez que entraron en posición y comenzaron a abrir fuego, se replegó el segundo y luego de este el tercero, los últimos en replegarse fueron la ametralladora del conscripto Colbeneyer, Koch y los que estaban con él y Sini.
Koch y Sini se turnaron para cargar sobre sus hombros al conscripto Robledo. Sabían que era inútil el intento por salvarlo, que ese muchacho, con pecho agujereado por los proyectiles de grueso calibre no aguantaría mucho tiempo mas.
El primero en llevar a Robledo fue Sini, al hombro, tipo bombero, pese a que de la cara le salía mucha sangre y que su brazo derecho estaba totalmente inmovilizado. Así y todo Sini insistió en carga al conscripto.
Por su parte, Koch y Colbeneyer se encargaron de la ametralladora, de 12 kilogramos de peso, que les servían de arma de apoyo.
Era evidente que Sini, de mediana estatura tenía muchísima dificultad para cargar a Robledo, un joven de buen físico. Sin embargo continuo unos 300 metros, hasta que agotado no pudo evitar tropezar y caer con el herido. Ahí hicieron el primer alto. (*)
Cuando decidieron seguir la marcha, Koch le dijo a Sini:
- yo me encargo de Robledo.
- Pero señor yo puedo cargarlo – respondió Sini.
- No Sini no insista usted no esta en condiciones de hacer esfuerzos. Yo lo voy a cargar. Mientras tanto, que su grupo nos cubra.
Con enormes inconvenientes, evitando las caídas debido al terreno escarpado y esquivando la munición del enemigo, recorrieron un trecho más. Robledo perdía mucha sangre, balbuceaba permanentemente y ya no tenía color en su cara. El físico grande del conscripto le impedía a Koch llevarlo correctamente. Contra su voluntad, lo hacia casi a las rastra. Siguió así otro trecho, unos 500 metros, hasta que al detenerse por un instante comprobó que el muchacho ya no respiraba. Con Sini lo cachetearon, lo zamarrearon, pero ya no respondía. No querían convencerse. Sin embargo, Robledo había muerto y como otros tantos compañeros quedaría para siempre en Sapper Hill.
Koch y sus hombres continuaron replegándose, pero al bajar la altura del cerro se encontraron de pronto, con una zona llana, de unos 800 metros, que tendrían que cruzar en medio de una resolana que los haría aun más visibles y bajo el fuego de las armas automáticas de los británicos, que no habían dejado de acosarlos. Finalmente pudieron atravesar el llano, en parte gracias a un apoyo inesperado: en Sapper Hill, a 1000 metros de donde estaban, una ametralladora MAG había quedado aisladas de la Compañía Mar. Era la del conscripto Castillo del grupo del Cabo Primero Maciel. Castillo, al ver que Koch y su gente se replegaba hostigado por el enemigo, tomo la iniciativa de apoyarlos, logrando que los ingleses se frenaran un poco de su avance.
Así pudieron pasar por detrás del cerrote Sapper Hill, fuera del alcance de las armas británicas. En ese momento hicieron un alto y esperaron que se les sumara el conscripto Castillo, para juntos replegarse hacia el pueblo.
(*) El cabo 2° Carlos Jorge Sini recibió las siguientes condecoraciones “Honor al Valor en Combate” “Herido en Combate” y del Congreso Nacional a los Veteranos de la guerra de Malvinas”
Fuente libro del BATALLON 5