Derruido
Colaborador
VIII Conferencia de Ministros de Defensa de América: la crisis de un mecanismo hemisférico
Sep-16-08 - por Fabián Calle
Para empezar, bastaría citar la inasistencia a dicha Conferencia de los ministros de Defensa del Brasil, Venezuela y al menos un par de países más de Sudamérica. La propia negociación de la declaración final de la Conferencia dejó demostrado que las diferencias de fondo que existen en el hemisferio en materia de Defensa y seguridad, y que han quedado crecientemente reflejadas en las reuniones del 2002, 2004 y 2006, no se han superado. Pero la inexistencia de objeciones sustanciales así como la unanimidad final sin enmiendas lograda en Banff ponen en evidencia el interés de todas las partes de no escalar o dramatizar estas divergencias. La visión imperante parece ser la de cumplir con la formalidad de asistir y debatir en este tipo de Conferencias y luego cada uno operar en el ámbito bilateral, subregional y regional como le convenga y llegado el caso actuando en contra de muchos de los principios "formales" acordados en el ámbito hemisférico.
Ya la selección por parte de Canadá de un título para la Conferencia que reconocía la existencia de agendas subregionales y regionales (y no básicamente hemisféricas), pone en evidencias diferencias sustanciales con respecto al espíritu de este ámbito de reunión creado por los EE.UU. a mediados de la década de los años '90. El mismo Canadá y EE.UU. centraron su interés en cuestiones ligadas a América Central y Caribe, así como a reforzar lazos de seguridad y defensa con países de esa zona y la misma Colombia más dispuestos a no hacer rígidas las fronteras entre Defensa y seguridad interior y lucha contra amenazas transnacionales como el narcotráfico, pandillas y terrorismo.
Una lectura de las conclusiones de la Conferencia deja en claro que se optó por grandes generalidades que evitaran enmiendas o agudos debates. Asimismo, no se analizan temáticas candentes como la influencia China en la región, el rol de Rusia en países como Venezuela, las masivas compras de armas que llevan a cabo varios países sudamericanos, un balance del Plan Colombia, los eventuales impactos de la Iniciativa de Merida en México, la reactivación de la Cuarta Flota, etc.
Esta crisis de identidad de la Conferencia Hemisférica queda reflejada en el documento firmado el 6/9 por organizaciones no gubernamentales de la Argentina (CELS), EE.UU. (Wola), FLCSO, ID (Perú) y Control Ciudadano (Venezuela), que participaron como observadores en la misma, en donde se llama la atención sobre el debilitamiento de muchos de los consensos logrados en la década pasada, tales como el control civil de las FF.AA, el desalentar carreras armamentistas, una clara diferenciación entre seguridad interior y Defensa, la interacción entre los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa, etc.
La delegación de Venezuela mantuvo un tono moderado y constructivo, a diferencia de lo visto en las reuniones del 2002, 2004 y 2006. Hizo una sola objeción en la declaración final, dado que considerada redundante las referencias a la no-proliferación de armas de destrucción masiva, pero finalmente aceptó sin problemas la versión final consensuada por todos los países. Asimismo, se buscó en todo momento mostrar un clima positivo con Colombia y ninguna delegación -incluyendo la de Venezuela- reclamó, como es usual, por el ingreso de Cuba a esta Conferencia.
Un dato a destacar es la fuerte presencia interagencias que puso en juego los EE.UU. en la Conferencia, dado que combinó la presencia del Secretario de Defensa Gates, con el responsable hemisférico del Departamento de Estado T. Shannon, su par en el Pentágono S. Jonson y el Jefe del Comando Sur, el Almirante Stavridis. La delegación de Washington buscó reforzar lazos con los países que mostraron posturas en común hacia una menor división entre seguridad interior y Defensa, un mayor énfasis en Operaciones de Paz y ayuda humanitaria. Tal como indicáramos, parte sustancial del Caribe, Centroamérica, Colombia, Canadá y hasta Perú se podrían incluir en este grupo. Tal como muestra el recientemente publicado "National Defense Strategy" (NDS) de los EE.UU. (junio 2008), el Pentágono se muestra claramente satisfecho con la política de relaciones públicas y contactos con sectores militares, políticos y sociales en América Latina que viene desarrollando en los últimos años el Comando Sur (CS). En este sentido, en una de las muy escasas referencia a la región, el documento NDS no duda en colocar al CS como un ejemplo a seguir en materia de interacción interagencias dentro de los EE.UU. y de mejoras en las operaciones de prensa y mediáticas (con particular énfasis en operaciones humanitarias y de ayuda social).
Todo un gesto político y estratégico -coherente con el interés de Brasilia de reforzar lo "sudamericano" por sobre lo "hemisférico"-, fue la decisión del gobierno de Lula de que la delegación brasileña a la Conferencia en Canadá fuera liderada no por el Ministro de Defensa N. Jobim sino por el Teniente General de la Fuerza Aérea G. A. Saboya Burnier, el cual se desempeña como jefe de Gabinete del ministro Jobim. Además de no enviar al ministro y de que el jefe de la delegación fuese un militar en actividad, el Brasil asumió una postura firme y crítica acerca de los intentos de borrar la diferencia entre seguridad interior y Defensa Nacional, al tiempo que criticó a los que hablaron de un supuesto armamentismo del gobierno de Venezuela. El General Burnier fue enfático al afirmar que "los países sudamericanos se entienden entre sí y resuelven sus problemas entre sí". Este firme pero al mismo tiempo bajo perfil de Brasilia, quedó reflejado en la casi no existencia de una fuerte cobertura periodística brasileña a la Conferencia de Banff. Aun portales de Internet altamente especializados como www.defesanet.com.br no dedicaron mucha atención a este evento hemisférico. De manera contemporánea a la Conferencia, el Brasil avanzaba en Chile con las negociaciones a escala sudamericana para el lanzamiento formal del Consejo de Defensa Sudamericano el próximo 22/10 en Viña del Mar. En la reunión realizada pocos días atrás, la delegación brasileña con la ayuda mediadora de la Argentina logró que Venezuela retirara su exigencia de citar a la "Cuarta Flota" como una de las amenazas a contrarrestar con el Consejo de Defensa. Todo indica que Chávez volverá a hacer algún "show" con este tema en la Cumbre de Viña del Mar previamente citada. Paradójicamente, Caracas mostró una mayor disposición de generar ruido y debates en la reunión del Consejo Sudamericano de Defensa que en la Conferencia hemisférica en Canadá.
La delegación colombiana en Canadá estuvo liderada por el ministro de Defensa y precandidato presidencial, Juan Manuel Santos. La postura del mismo fue mostrar a Colombia como un caso exitoso a ser exportado en materia de lucha contra el narcoterrorismo. En este sentido ofreció abiertamente la transferencia de experiencias de las FF.AA. y de seguridad colombianas a los países latinoamericanos interesados. Asimismo, le asignó una importancia central a reforzar e institucionalizar la cooperación de los servicios de inteligencia militares, policiales y civiles. En este sentido, citó la recientemente creada "Comunidad Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial" como un primer paso en este sentido. Asimismo, en todo momento destacó la necesidad de una visión en el ámbito hemisférico y no regional
Sep-16-08 - por Fabián Calle
Para empezar, bastaría citar la inasistencia a dicha Conferencia de los ministros de Defensa del Brasil, Venezuela y al menos un par de países más de Sudamérica. La propia negociación de la declaración final de la Conferencia dejó demostrado que las diferencias de fondo que existen en el hemisferio en materia de Defensa y seguridad, y que han quedado crecientemente reflejadas en las reuniones del 2002, 2004 y 2006, no se han superado. Pero la inexistencia de objeciones sustanciales así como la unanimidad final sin enmiendas lograda en Banff ponen en evidencia el interés de todas las partes de no escalar o dramatizar estas divergencias. La visión imperante parece ser la de cumplir con la formalidad de asistir y debatir en este tipo de Conferencias y luego cada uno operar en el ámbito bilateral, subregional y regional como le convenga y llegado el caso actuando en contra de muchos de los principios "formales" acordados en el ámbito hemisférico.
Ya la selección por parte de Canadá de un título para la Conferencia que reconocía la existencia de agendas subregionales y regionales (y no básicamente hemisféricas), pone en evidencias diferencias sustanciales con respecto al espíritu de este ámbito de reunión creado por los EE.UU. a mediados de la década de los años '90. El mismo Canadá y EE.UU. centraron su interés en cuestiones ligadas a América Central y Caribe, así como a reforzar lazos de seguridad y defensa con países de esa zona y la misma Colombia más dispuestos a no hacer rígidas las fronteras entre Defensa y seguridad interior y lucha contra amenazas transnacionales como el narcotráfico, pandillas y terrorismo.
Una lectura de las conclusiones de la Conferencia deja en claro que se optó por grandes generalidades que evitaran enmiendas o agudos debates. Asimismo, no se analizan temáticas candentes como la influencia China en la región, el rol de Rusia en países como Venezuela, las masivas compras de armas que llevan a cabo varios países sudamericanos, un balance del Plan Colombia, los eventuales impactos de la Iniciativa de Merida en México, la reactivación de la Cuarta Flota, etc.
Esta crisis de identidad de la Conferencia Hemisférica queda reflejada en el documento firmado el 6/9 por organizaciones no gubernamentales de la Argentina (CELS), EE.UU. (Wola), FLCSO, ID (Perú) y Control Ciudadano (Venezuela), que participaron como observadores en la misma, en donde se llama la atención sobre el debilitamiento de muchos de los consensos logrados en la década pasada, tales como el control civil de las FF.AA, el desalentar carreras armamentistas, una clara diferenciación entre seguridad interior y Defensa, la interacción entre los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa, etc.
La delegación de Venezuela mantuvo un tono moderado y constructivo, a diferencia de lo visto en las reuniones del 2002, 2004 y 2006. Hizo una sola objeción en la declaración final, dado que considerada redundante las referencias a la no-proliferación de armas de destrucción masiva, pero finalmente aceptó sin problemas la versión final consensuada por todos los países. Asimismo, se buscó en todo momento mostrar un clima positivo con Colombia y ninguna delegación -incluyendo la de Venezuela- reclamó, como es usual, por el ingreso de Cuba a esta Conferencia.
Un dato a destacar es la fuerte presencia interagencias que puso en juego los EE.UU. en la Conferencia, dado que combinó la presencia del Secretario de Defensa Gates, con el responsable hemisférico del Departamento de Estado T. Shannon, su par en el Pentágono S. Jonson y el Jefe del Comando Sur, el Almirante Stavridis. La delegación de Washington buscó reforzar lazos con los países que mostraron posturas en común hacia una menor división entre seguridad interior y Defensa, un mayor énfasis en Operaciones de Paz y ayuda humanitaria. Tal como indicáramos, parte sustancial del Caribe, Centroamérica, Colombia, Canadá y hasta Perú se podrían incluir en este grupo. Tal como muestra el recientemente publicado "National Defense Strategy" (NDS) de los EE.UU. (junio 2008), el Pentágono se muestra claramente satisfecho con la política de relaciones públicas y contactos con sectores militares, políticos y sociales en América Latina que viene desarrollando en los últimos años el Comando Sur (CS). En este sentido, en una de las muy escasas referencia a la región, el documento NDS no duda en colocar al CS como un ejemplo a seguir en materia de interacción interagencias dentro de los EE.UU. y de mejoras en las operaciones de prensa y mediáticas (con particular énfasis en operaciones humanitarias y de ayuda social).
Todo un gesto político y estratégico -coherente con el interés de Brasilia de reforzar lo "sudamericano" por sobre lo "hemisférico"-, fue la decisión del gobierno de Lula de que la delegación brasileña a la Conferencia en Canadá fuera liderada no por el Ministro de Defensa N. Jobim sino por el Teniente General de la Fuerza Aérea G. A. Saboya Burnier, el cual se desempeña como jefe de Gabinete del ministro Jobim. Además de no enviar al ministro y de que el jefe de la delegación fuese un militar en actividad, el Brasil asumió una postura firme y crítica acerca de los intentos de borrar la diferencia entre seguridad interior y Defensa Nacional, al tiempo que criticó a los que hablaron de un supuesto armamentismo del gobierno de Venezuela. El General Burnier fue enfático al afirmar que "los países sudamericanos se entienden entre sí y resuelven sus problemas entre sí". Este firme pero al mismo tiempo bajo perfil de Brasilia, quedó reflejado en la casi no existencia de una fuerte cobertura periodística brasileña a la Conferencia de Banff. Aun portales de Internet altamente especializados como www.defesanet.com.br no dedicaron mucha atención a este evento hemisférico. De manera contemporánea a la Conferencia, el Brasil avanzaba en Chile con las negociaciones a escala sudamericana para el lanzamiento formal del Consejo de Defensa Sudamericano el próximo 22/10 en Viña del Mar. En la reunión realizada pocos días atrás, la delegación brasileña con la ayuda mediadora de la Argentina logró que Venezuela retirara su exigencia de citar a la "Cuarta Flota" como una de las amenazas a contrarrestar con el Consejo de Defensa. Todo indica que Chávez volverá a hacer algún "show" con este tema en la Cumbre de Viña del Mar previamente citada. Paradójicamente, Caracas mostró una mayor disposición de generar ruido y debates en la reunión del Consejo Sudamericano de Defensa que en la Conferencia hemisférica en Canadá.
La delegación colombiana en Canadá estuvo liderada por el ministro de Defensa y precandidato presidencial, Juan Manuel Santos. La postura del mismo fue mostrar a Colombia como un caso exitoso a ser exportado en materia de lucha contra el narcoterrorismo. En este sentido ofreció abiertamente la transferencia de experiencias de las FF.AA. y de seguridad colombianas a los países latinoamericanos interesados. Asimismo, le asignó una importancia central a reforzar e institucionalizar la cooperación de los servicios de inteligencia militares, policiales y civiles. En este sentido, citó la recientemente creada "Comunidad Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial" como un primer paso en este sentido. Asimismo, en todo momento destacó la necesidad de una visión en el ámbito hemisférico y no regional