Italo Piaggi
“No pudimos parar a los ingleses porque no teníamos con qué...”
“La aptitud combativa del personal de la Fuerza de tareas “Mercedes” superó todas mis expectativas respecto de la capacidad de resistencia de la posición”, afirma el teniente coronel Italo Piaggi, jefe del Regimiento 12 de Infantería “General Arenales”, unidad que constituía el núcleo de la defensa de la zona de Darwin – Pradera del Ganso, en el extremo occidental de la isla Soledad.
Ese combate, que se desarrolló durante 48 horas entre el 27 y 29 de mayo fue primero de orden terrestre de la campaña y tuvo profundos efectos sobre la continuación de las operaciones y el desenlace de la guerra.
“Atendiéndome en forma directa a la capacidad relacionada con los medios disponibles –explica el jefe militar- y como ya había apreciado en el curso de la campaña, antes de entrar en combate, los ingleses estaban prácticamente en aptitud de “pasarnos por encima”.
“Es decir, la resistencia ofrecida por la guarnición estaba directamente en relación con la capacidad de combate del personal. En función de los medios, nos tenían que aplastar en menos de 24 horas”, señala terminantemente.
“De cualquier manera yo sabía que, aunque efectivamente la aptitud combativa de la tropa podía oponer resistencia, ésta no sería la suficiente para detener en forma definitiva un ataque a la guarnición. A la larga íbamos a ceder, en mayor o menor tiempo. Y sobre todo si Puerto Argentino perdía la capacidad de reforzarme en tiempo y forma”.
Esta sería, en muy apretado resumen, la apreciación del teniente coronel Piaggi sobre una de las fases más dramáticas y decisivas de la campaña que lo tuvo como principal protagonista.
Su relato –con una serenidad adquirida seguramente por el paso del tiempo y las múltiples pruebas sufridas- gira esencialmente en torno de las carencias esenciales de medios y equipamiento que aquejaron desde el principio a una fuerza prevista como “reserva estratégica” de Puerto Argentino, pero que debió sufrir el primer embate de los efectivos británicos.
El RI 12 era el núcleo principal de la Fuerza de Tareas “ Mercedes” constituida además por la compañía “C” del Regimiento 25 de Infantería; una batería disminuida del Grupo Aerotransportado 4 de Córdoba y un grupo de la compañía de Ingenieros 9. Hay que hacer la salvedad que la sección apoyo con armas pesadas de la compañía “C” estaba retenida en Puerto Argentino, lo que se completó con una sección de tiradores de la compañía “C” del Regimiento 8 de Infantería de Comodoro Rivadavia.
“Para el 27 de mayo teníamos la siguiente capacidad de efectivos –expresa el teniente coronel Piaggi- unos 700 hombres, debido a que había una disminución sustancial por lo que nosotros denominamos “bajas administrativas”.
Es decir, tendríamos que haber dispuesto, de acuerdo con los elementos que estaban constituyendo la Fuerza de Tareas de unos 1093 hombres. Pero estábamos disminuidos de tal manera que el 27 de mayo teníamos 684 efectivos. El Regimiento 12 estaba con solo el 50 por ciento de su plana mayor; la compañía de Comandos y Servicios tenía 67 hombres menos que estaban en Puerto Argentino; la compañía “A” no tenía su sección de apoyo: la compañía “B” (198 hombres) faltaba completa, pues estaba cumpliendo una misión en el monte Kent y a la compañía “C” le faltaban 55 hombres.
En resumen, al Regimiento 12 le faltaban 353 hombres y a esos hay que agregar la disminución de la compañía “C” del 25 de Infantería, 56 hombres más, que había constituido el equipo de combate “Güemes”.
Aunque hay una dramática desproporción entre el número de efectivos que teóricamente debían formar la Fuerza de Tareas y los que estaban disponibles, la situación era mucho peor en lo que hace a armamentos y equipo.
El teniente coronel Piaggi señala que el 12 de Infantería –que desde que salió de asiento en Mercedes, Corrientes y había debido sufrir una serie de desplazamientos en la región patagónica- cruzó a las islas el 24 de abril sólo con el equipo individual, con “armamento de desfile”.
“Es decir con el armamento que va con el hombre, su uniforme, su fusil FAL, su pistola y la dotación de munición que corresponde al combate individual.
Todo el resto que hace de un cuadro de efectivos un regimiento de combate fue embarcado en el buque “Córdoba”, en Puerto Deseado. Allí en ocho contenedores se encontraba todo el material pesado, todas las armas de apoyo, las cuotas de munición que correspondían, todo el material de arsenales para el combate, todo lo de intendencia y sanidad.
“Ese problema no se pudo solucionar, porque la nave no llegó a las islas. Es decir que el equipamiento completo de mi regimiento quedó en el continente.”
El contacto con el enemigo se estableció el 27 de mayo a mediodía, con ataques de artillería y el choque de una sección adelantada al noroeste de la posición. Quedaban así disipadas las dudas sobre la prioridad en materia de objetivos que se había fijado al mando británico.
“Aparentemente –dice el ex jefe del 12 de Infantería- Puerto Argentino consideraba que, en función del cumplimiento del plan de campaña, la defensa del objetivo político era esencial y no previó la posibilidad de que su reserva estratégica operacional fuese la primera batida por el enemigo.”
El combate cruento, con todos los fuegos se extendió hasta la noche del 28 al 29 de mayo y todo indicaba que el enemigo se preparaba para el ataque final en las primeras horas del día.
Una decisión Personal
“La iniciativa de parlamentar es mía”, señala el teniente coronel Italo Piaggi. “Mi apreciación de situación me llevaba a considerar que no teníamos ninguna posibilidad rentable de continuar combatiendo, de combatir para algo.
Y eso resulta no solamente de la evolución de la situación, sino de una comunicación con mi comandante de brigada en Puerto Argentino, el general Omar Parada, a quien requerí una información esencial para la continuación de las operaciones: si el comando tenía algo previsto para revertir la situación de Darwin. En caso contrario, si la continuación de la resistencia de mi guarnición servía para algo, por ejemplo si se lanzaba un ataque desde Puerto Argentino contra la cabeza de playa en San Carlos. En ese caso la resistencia de Darwin aferraría a las fuerzas británicas que atacaban allí, lo que aliviaría una posible presión sobre el flanco de una operación de aquel tipo. Necesitaba saber si el aniquilamiento de la Fuerza de Tareas “Mercedes” servía para algo. Se me contestó que no había nada previsto en materia de refuerzos o una operación contra el grueso de las fuerzas británicas.
Esa radio conversación es lo que me lleva a tomar la iniciativa y a asumir la total responsabilidad del cese del fuego en la guarnición.”
En esos momentos la posición ocupaba un perímetro de 1200m. de largo por 300 de ancho que podía ser prácticamente pulverizada por los fuegos terrestres, navales y aéreos del enemigo.
Las bajas totales (muertos, heridos, fracciones cercadas o que se habían rendido) se sumaban al estado sicofísico del personal que era de regular a malo.
“Aquí comienza a pesar el problema personal del combatiente que está capacitado para luchar hasta perder la vida”, señala Piaggi.
“Y el contrapeso que implica es decidir sobre la vida o la muerte de los hombres que están a sus órdenes y que deben ser empeñados en combate sin una razón suficiente.”
“Tenía que decidir por sí o por no el sacrificio de mis hombres sin razón justificada.”
Un abrazo
Saludos!