Echan a directivos de Aerolíneas
Con la explícita pretensión de desactivar una interna dentro de la compañía, el gerente general de Aerolíneas Argentinas y Austral, Mariano Recalde, echó a seis directivos: Oscar Donikian, gerente Corporativo de Producción; Guillermo Ballesteros, gerente de Area Operaciones y Producción; Miguel Lucifora, gerente Técnico; Marcelo Llanos, gerente de Control Operacional, y los asesores Hugo Cifala y Miguel Alzarria. "De este modo, se pone fin a las desavenencias y los cortocircuitos entre las distintas gerencias, entre ellas, la de Mantenimiento", explicó la compañía en un comunicado en el que también justificó la decisión en una búsqueda de "mejorar la calidad del producto y reducir los costos improductivos de la empresa".
Fuente: La Nacion
Despidos en Aerolíneas por grave hecho de inseguridad
Un incidente denunciado por los técnicos de Aerolíneas Argentinas resultó en el descabezamiento de dos áreas (la técnica y la operativa) de la empresa. La medida tomada por el presidente de la aérea, Mariano Recalde, resulta un duro golpe al secretario general del gremio de los pilotos, Jorge Pérez Tamayo, a quien respondían tres de los cuatro gerentes salientes, a los que debe sumarse la desvinculación de otros dos «asesores» que no estaban en la estructura de la empresa. Esto podría representar el fin del poder casi omnímodo que vienen ostentando los pilotos de la empresa hace casi un lustro, quienes ayer en asamblea general decidieron declararse en estado de alerta y movilización con quite de colaboración en protesta por las remociones.
Los despidos alcanzaron a Guillermo Ballesteros, gerente del área Operaciones y Producción; a Miguel Lucifora, gerente técnico; a Oscar Donikian, gerente corporativo de producción, y a Marcelo Llano, gerente de control operacional.
Ballesteros, además de ser aliado de Pérez Tamayo y provenir como éste de la Fuerza Aérea, ocupó por orden de Ricardo Jaime la gerencia general de LAFSA, la aerolínea fantasma que nunca voló y que fue creada no sólo para emplear a los despedidos de la desaparecida Southern Winds sino también para albergar a algunos familiares y amigos de funcionarios del Gobierno.
Llanos y uno de los asesores desvinculados son pilotos (cuya vinculación con Pérez Tamayo es más que obvia), por lo que al abandonar sus cargos deberían optar entre volver a volar o irse de la empresa.
Por su parte, Donikian es miembro de APTA, el gremio de los técnicos que encabeza el ex subsecretario de Transporte Aerocomercial Ricardo Cirielli, pero está enfrentado con éste y alineado con su enemigo interno Juan Pappalardo, a su vez aliado de Pérez Tamayo.
El disparador de esta verdadera revolución interna en Aerolíneas fue una denuncia presentada por APTA respecto de una grave falla de seguridad que podría haber puesto en peligro al vuelo AR 1135 que debía partir desde el madrileño aeropuerto de Barajas rumbo a Ezeiza el pasado 17 de setiembre.
En la carta -a la que tuvo acceso este diario- firmada por Cirielli, se explicaba que el Boeing 747-400 matrícula LV-AXF había quedado demorado en Madrid por una «seria falla técnica que imposibilitaba el correcto cierre de una puerta de bodega», una avería que -según los técnicos- «representaba una importante amenaza real para la vida de todos los pasajeros y de la tripulación si no era reparada debidamente».
La misiva denuncia también que Lucifora ejerció «una inadmisible y reiterada coerción tanto sobre el personal técnico como de conducción en Ezeiza y Madrid». Siempre de acuerdo con la carta de APTA, Lucifora habría ordenado que el vuelo partiera «colocando en la puerta cinta de alta velocidad y sin que se realizara la reparación indispensable».
La denuncia motivó una investigación ordenada por Recalde, luego de que el avión partiera con retraso porque los técnicos se pusieron firmes en arreglar la falla de acuerdo con los protocolos.
El incidente, cuya gravedad sólo puede ser mensurada por quienes reparan los aviones (que saben cuál era el riesgo real de partir en las condiciones que habría pretendido Lucifora), marca un decidido contraste con lo que venía sucediendo en la empresa: cabe recordar que el fin de semana largo del 1 de mayo (ya con Aerolíneas en manos del Gobierno y los sindicatos) hubo masivos retrasos de partidas y arribos, porque muchos pilotos se negaron a partir aun con fallas menores o incluso inexistentes en las máquinas que debían volar.
Sin embargo, y con la colaboración de APLA, desde entonces la empresa intentó mejorar sus estadísticas de puntualidad (o falta de ella), una de las peores del mundo según varios estudios independientes.
En un caso, al menos, no resultó: todavía está fresco el recuerdo del incidente en el que los pilotos provocaron un atraso de 23 horas en un vuelo a Madrid, que parece ser la ruta preferida por los comandantes para manifestar problemas técnicos o de salud. En esa ocasión, cabe recordarlo, el comandante del vuelo adujo una falla técnica que los mecánicos nunca detectaron, pero el chequeo se prolongó tanto que la tripulación se «venció» y hubo que salir a buscar una nueva porque los pilotos de guardia se negaron a tomar servicio. Fue el 1 de setiembre, y el vuelo era el AR 1134.
Seguramente por éstos y otros problemas Recalde y su jefe, el secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, pospusieron su concurrencia al Congreso prevista para la semana última, donde supuestamente debían presentar el muchas veces anunciado «plan estratégico». Sin embargo, la certidumbre de que los legisladores querrán saber los números reales de la empresa reestatizada, más el obvio atraso en la elaboración del plan, hicieron que se pospusiera al menos hasta fin de mes o principios del próximo la presentación.
Fuente: Ambito