por Jorge Bernetti
Director de Comunicación Social del Ministerio de Defensa
Defensa - 24 de Mayo
Reconstrucción y readoctrinamiento de la Armada
La vieja marina vuelve a un sendero nacional
Las medidas jurídicas, doctrinarias, simbólicas, organizativas y presupuestarias están colocando a las Fuerzas Armadas, y obviamente a la Armada, en otro lugar. El lugar de enfrente al que las concepciones liberal-conservadoras dictatoriales la condujeron en múltiples ocasiones.
Hay una tradición de la Armada de la República Argentina (ARA)- tal la denominación oficial de la Marina- que se nace con Brown, que se continúa en Bouchard, Azopardo, Drumond, Espora- entre otros- y que se proyecta en el siglo XX en estrategas como Storni o de héroes de las Malvinas como el capitán Gómez Roca.
Hay otra tradición que es la de Rojas, Massera, Astiz, entre otros, la del bombardeo del 16 de junio de 1955 a la plaza de Mayo, la de la ESMA.
De esa última tradición la historia dirá- ojalá lo diga en el futuro- que colapsó a partir de 1983.
El regreso a la primera vertiente, la patriótica, anti-colonial, ocupada de la soberanía, esforzada en el recorrido del áspero mar sureño argentino, es una tarea del presente.
El pasado lunes 17, en el Día de la Armada, la ministra de Defensa fijó programáticamente la orientación para la fuerza que había anticipado en dos largas, exhaustivas jornadas de visita a la base de Puerto Belgrano, sede de la flota de mar y de sus principales instalaciones.
La ocasión era propicia por Nilda Garré recordó el Combate de Montevideo, librado del 14 al 17 de mayo de 1814 por la primera escuadra patria comandada por Guillermo Brown.
Esa escuadra de subversivos contra el orden colonial derrotó a la poderosa fuerza colonial goda y cerró el cerco que por tierra realizaban las fuerzas patriotas al mando de Carlos de Alvear.
San Martín dijo de aquella victoria que era la más grande de la revolución americana. Y el general lo afirmó porque al cerrar el Río de La Plata a la vuelta del poder militar español, el Río de La Plata quedó cerrado a una restauración como ocurriera, por esos años, en casi todos los países de América española.
Luego, con esa retaguardia, pudo San Martín cruzar la Cordillera en la gran empresa estratégica.
Por ello, recolocar el sentido del Combate de Montevideo como eje anticolonial e independentista ubica a la Armada en su verdadero papel histórico, tan obligatorio para ella como para el Ejército y la Fuerza Aérea.
Pero además de repasar lo hecho- como había hecho ante auditorios separados de oficiales, sub-oficiales y marineros e infantes de marina en Puerto Belgrano, Garré enunció en la rada de la Base de Submarinos de Mar del Plata, donde se celebró el Día de la Armada- ampliaciones del presupuesto naval.
Ello permitirá a la Flota de Mar incrementar en 288 días su navegación; a la Aviación Naval volar 684 horas de vuelo más y aumentar en 12 días de campaña el adiestramiento planificado.
La noticia provocó alegría en el personal por razones obvias. Ese incremento está basado en esfuerzos de racionalidad que son hoy imprescindibles para los gastos de la Defensa.
La ministra también anunció que se había decidido apoyar financieramente el empleo de las plataformas Sea King (helicóptero) y P3-Orion (avión anti-submarino) para el lanzamiento del misil aire-mar 39 Exocet.
Por orden de Garré se decidió cambiar la dotación completa de paracaídas que utiliza la dotación de Buzos Tácticos, una agrupación de elite de la Armada.
Y se equipará el Hospital Naval de Puerto Belgrano y recuperará la pileta cubierta de la Base de Puerto Belgrano, que se utiliza para todo tipo de adiestramiento naval.
Estos anuncios constituyen parte de la política de reconstrucción material y rectificación doctrinaria de una fuerza que es, y debe ser, parte integral de la política del Estado.
La última dictadura cívico-militar fue la gran corruptora del arma y el neo-liberalismo de los ’90 la gran liquidadora material de la Armada.
Por ello resulta inútil y cada día menos creíble la idea talismán de la ultra-derecha cívico-militar de la presunta destrucción de las Fuerzas Armadas por la actual administración.
Por el contrario, las medidas jurídicas, doctrinarias, simbólicas, organizativas y presupuestarias están colocando a las Fuerzas Armadas, y obviamente a la Armada en otro lugar.
El lugar de enfrente adonde las concepciones liberal-conservadoras dictatoriales la condujeron en múltiples ocasiones.
Cuando la Argentina lucha, como lo hizo el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por desarrollar las tareas necesarias para la fijación de los límites de la plataforma continental submarina hasta 350 millas desde la costa- el programa COPLA- por la acción de la Cancillería y Defensa (a través de la Armada) y al mismo tiempo procede a reconstruir -por primera vez en 100 años– el monumental dique 2 de la base Puerto Belgrano para poder reparar buques de la Armada o construir unidades civiles, la vieja Marina vuelve a un sendero nacional.
Director de Comunicación Social del Ministerio de Defensa
Defensa - 24 de Mayo
Reconstrucción y readoctrinamiento de la Armada
La vieja marina vuelve a un sendero nacional
Las medidas jurídicas, doctrinarias, simbólicas, organizativas y presupuestarias están colocando a las Fuerzas Armadas, y obviamente a la Armada, en otro lugar. El lugar de enfrente al que las concepciones liberal-conservadoras dictatoriales la condujeron en múltiples ocasiones.
Hay una tradición de la Armada de la República Argentina (ARA)- tal la denominación oficial de la Marina- que se nace con Brown, que se continúa en Bouchard, Azopardo, Drumond, Espora- entre otros- y que se proyecta en el siglo XX en estrategas como Storni o de héroes de las Malvinas como el capitán Gómez Roca.
Hay otra tradición que es la de Rojas, Massera, Astiz, entre otros, la del bombardeo del 16 de junio de 1955 a la plaza de Mayo, la de la ESMA.
De esa última tradición la historia dirá- ojalá lo diga en el futuro- que colapsó a partir de 1983.
El regreso a la primera vertiente, la patriótica, anti-colonial, ocupada de la soberanía, esforzada en el recorrido del áspero mar sureño argentino, es una tarea del presente.
El pasado lunes 17, en el Día de la Armada, la ministra de Defensa fijó programáticamente la orientación para la fuerza que había anticipado en dos largas, exhaustivas jornadas de visita a la base de Puerto Belgrano, sede de la flota de mar y de sus principales instalaciones.
La ocasión era propicia por Nilda Garré recordó el Combate de Montevideo, librado del 14 al 17 de mayo de 1814 por la primera escuadra patria comandada por Guillermo Brown.
Esa escuadra de subversivos contra el orden colonial derrotó a la poderosa fuerza colonial goda y cerró el cerco que por tierra realizaban las fuerzas patriotas al mando de Carlos de Alvear.
San Martín dijo de aquella victoria que era la más grande de la revolución americana. Y el general lo afirmó porque al cerrar el Río de La Plata a la vuelta del poder militar español, el Río de La Plata quedó cerrado a una restauración como ocurriera, por esos años, en casi todos los países de América española.
Luego, con esa retaguardia, pudo San Martín cruzar la Cordillera en la gran empresa estratégica.
Por ello, recolocar el sentido del Combate de Montevideo como eje anticolonial e independentista ubica a la Armada en su verdadero papel histórico, tan obligatorio para ella como para el Ejército y la Fuerza Aérea.
Pero además de repasar lo hecho- como había hecho ante auditorios separados de oficiales, sub-oficiales y marineros e infantes de marina en Puerto Belgrano, Garré enunció en la rada de la Base de Submarinos de Mar del Plata, donde se celebró el Día de la Armada- ampliaciones del presupuesto naval.
Ello permitirá a la Flota de Mar incrementar en 288 días su navegación; a la Aviación Naval volar 684 horas de vuelo más y aumentar en 12 días de campaña el adiestramiento planificado.
La noticia provocó alegría en el personal por razones obvias. Ese incremento está basado en esfuerzos de racionalidad que son hoy imprescindibles para los gastos de la Defensa.
La ministra también anunció que se había decidido apoyar financieramente el empleo de las plataformas Sea King (helicóptero) y P3-Orion (avión anti-submarino) para el lanzamiento del misil aire-mar 39 Exocet.
Por orden de Garré se decidió cambiar la dotación completa de paracaídas que utiliza la dotación de Buzos Tácticos, una agrupación de elite de la Armada.
Y se equipará el Hospital Naval de Puerto Belgrano y recuperará la pileta cubierta de la Base de Puerto Belgrano, que se utiliza para todo tipo de adiestramiento naval.
Estos anuncios constituyen parte de la política de reconstrucción material y rectificación doctrinaria de una fuerza que es, y debe ser, parte integral de la política del Estado.
La última dictadura cívico-militar fue la gran corruptora del arma y el neo-liberalismo de los ’90 la gran liquidadora material de la Armada.
Por ello resulta inútil y cada día menos creíble la idea talismán de la ultra-derecha cívico-militar de la presunta destrucción de las Fuerzas Armadas por la actual administración.
Por el contrario, las medidas jurídicas, doctrinarias, simbólicas, organizativas y presupuestarias están colocando a las Fuerzas Armadas, y obviamente a la Armada en otro lugar.
El lugar de enfrente adonde las concepciones liberal-conservadoras dictatoriales la condujeron en múltiples ocasiones.
Cuando la Argentina lucha, como lo hizo el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por desarrollar las tareas necesarias para la fijación de los límites de la plataforma continental submarina hasta 350 millas desde la costa- el programa COPLA- por la acción de la Cancillería y Defensa (a través de la Armada) y al mismo tiempo procede a reconstruir -por primera vez en 100 años– el monumental dique 2 de la base Puerto Belgrano para poder reparar buques de la Armada o construir unidades civiles, la vieja Marina vuelve a un sendero nacional.