Japón pidió perdón a Corea del Sur por el sufrimiento causado durante la ocupación nipona de la Península de Corea entre 1910 y 1945, a solo unos días de que se cumpla el centenario de esa anexión.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, expresó el "profundo remordimiento" por el daño infligido al pueblo surcoreano durante el mandato imperial nipón y se comprometió a devolver piezas del patrimonio cultural coreano tomadas durante la colonización.
"El pueblo de Corea del Sur fue privado de su nación y su cultura, y su orgullo étnico fue profundamente dañado por un mandato colonial que iba en contra de su voluntad", indica una declaración aprobada por el Gobierno japonés.
La fecha de esta disculpa fue escogida para preceder al centenario de la anexión nipona, que se cumple el día 29, y a la conmemoración en Corea del Sur del 65 aniversario del fin de la ocupación nipona, que coincide con la rendición de Tokio en la II Guerra Mundial (1939-45) el 15 de agosto.
El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, tomó positivamente, aunque con tibieza, la declaración de Kan y pidió convertir sus palabras en hechos.
El reconocimiento del Gobierno nipón está orientado a fortalecer los lazos con su vecino, un país con el que cada vez tiene más intercambios, pese a las tensiones y recelos aún latentes tras aquellas décadas de sometimiento a la autoridad imperial japonesa que, por ejemplo, prohibió el idioma coreano.
Anteriormente, los ex primeros ministros Tomiichi Murayama, en 1995, y Junichiro Koizumi, en 2005, pidieron disculpas por el pasado bélico de Japón en Asia con palabras semejantes, pero ésta es la primera vez que la disculpa se dirige específicamente a Corea del Sur.
Además, el Gobierno de Tokio prometió entregar "en un futuro cercano" piezas históricas tomadas de la Península de Corea, tal y como reclama Seúl.
Entre ellas se encuentra una colección de 167 libros sobre protocolo real, conocidos como "Uigwe", del período de la dinastía Joseon, un linaje que gobernó Corea desde el siglo XIV hasta el inicio de la ocupación japonesa.
La colección, que permanece bajo la custodia de la Agencia Imperial Japonesa, fue reclamada por grupos civiles, historiadores y organizaciones budistas surcoreanas, y está reconocida por la UNESCO por su valor histórico.
ambito web
El primer ministro japonés, Naoto Kan, expresó el "profundo remordimiento" por el daño infligido al pueblo surcoreano durante el mandato imperial nipón y se comprometió a devolver piezas del patrimonio cultural coreano tomadas durante la colonización.
"El pueblo de Corea del Sur fue privado de su nación y su cultura, y su orgullo étnico fue profundamente dañado por un mandato colonial que iba en contra de su voluntad", indica una declaración aprobada por el Gobierno japonés.
La fecha de esta disculpa fue escogida para preceder al centenario de la anexión nipona, que se cumple el día 29, y a la conmemoración en Corea del Sur del 65 aniversario del fin de la ocupación nipona, que coincide con la rendición de Tokio en la II Guerra Mundial (1939-45) el 15 de agosto.
El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, tomó positivamente, aunque con tibieza, la declaración de Kan y pidió convertir sus palabras en hechos.
El reconocimiento del Gobierno nipón está orientado a fortalecer los lazos con su vecino, un país con el que cada vez tiene más intercambios, pese a las tensiones y recelos aún latentes tras aquellas décadas de sometimiento a la autoridad imperial japonesa que, por ejemplo, prohibió el idioma coreano.
Anteriormente, los ex primeros ministros Tomiichi Murayama, en 1995, y Junichiro Koizumi, en 2005, pidieron disculpas por el pasado bélico de Japón en Asia con palabras semejantes, pero ésta es la primera vez que la disculpa se dirige específicamente a Corea del Sur.
Además, el Gobierno de Tokio prometió entregar "en un futuro cercano" piezas históricas tomadas de la Península de Corea, tal y como reclama Seúl.
Entre ellas se encuentra una colección de 167 libros sobre protocolo real, conocidos como "Uigwe", del período de la dinastía Joseon, un linaje que gobernó Corea desde el siglo XIV hasta el inicio de la ocupación japonesa.
La colección, que permanece bajo la custodia de la Agencia Imperial Japonesa, fue reclamada por grupos civiles, historiadores y organizaciones budistas surcoreanas, y está reconocida por la UNESCO por su valor histórico.
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