Oh Dios, señor de los que dominan, Guia Supremo que tienes en tus manos las riendas de la vida y la muerte.
Escúchame:
Haz, Señor, que mi alma no vacile en el combate, y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo. Haz que te sea fiel en la guerra, como lo fui en la paz. Haz que el silbido...