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199 años de Bailén
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<blockquote data-quote="JQ01" data-source="post: 284680" data-attributes="member: 40"><p><strong>LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN</strong></p><p></p><p>Ignacio CERVELLÓ BURAÑES</p><p>Coronel de Infantería, DEM</p><p></p><p>Cuando parece que un tema está agotado por los numerosos estudios que se le han dedicado surgen nuevos espacios que, total o parcialmente desconocidos, nos invitan a replantear el análisis por si se pudiera añadir alguna nueva luz sobre lo ya conocido.</p><p></p><p> Decía don José Ortega y Gasset: Los grandes problemas filosóficos requieren una táctica...: sin ataque directo, circulando en torno lentamente, apretando la curva cada vez más... La batalla de Bailén no es esencialmente una cuestión filosófica, pero nosotros sí pretendemos tratarlo desde un ángulo psicológico, y creemos que también aquí es de aplicación la "táctica" del pensador.</p><p></p><p> Así pues, la intención de este trabajo es profundizar en las informaciones y circunstancias que influyeron a los que dirigieron esta batalla, para comprender y explicarnos mejor sus decisiones. Éstas creemos que, en alguna ocasión, han sido mal interpretadas y peor valoradas: tal vez por haberlas analizado de una forma deficiente o partidista. Son tan numerosos los trabajos que se han escrito sobre esta batalla que, sería enredoso y poco fiable el intentar amalgamarlos y sacar una media aritmética de todos ellos. Por ello en este trabajo nos desentenderemos de todo ese lastre de escritos añadidos, para valernos casi exclusivamente de las fuentes directas, o sea, los documentos oficiales (partes, cartas, informes...) y en algún caso de las manifestaciones de testigos presenciales.</p><p></p><p><img src="http://www.ejercito.mde.es/ihycm/datos/imagenes-instituto/ins_rev_3baileng.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>La aproximación del ejército francés</p><p></p><p> Como es sabido, el general Dupont cruzó Despeñaperros el 1º de junio. Su Cuerpo de Ejército había sido disminuido en dos divisiones, que guarnecían Aranjuez y San Clemente, y le quedaban una división y una brigada de Infantería y una división de Caballería. Con estas fuerzas se sintió seguro al no encontrar ninguna oposición. Sus informes a Murat eran optimistas y no aludían al vacío que hallaban en los pueblos a su paso.</p><p></p><p> El encuentro del puente de Alcolea y la entrada en Córdoba le dan la oportunidad de enviar un parte triunfalista, y permitir (¿u ordenar?) el pillaje. Es difícil de entender este bárbaro castigo a una ciudad, cuando ya se conocían las consecuencias del 2 de mayo. No parece que fuera un gesto de arrogancia, porque su conducta posterior lo desmiente. Pudo ser una exigencia de su propia tropa que reclamó lo que consideró que era su derecho según las leyes de la época. Lo cierto es que permaneció en Córdoba durante diez días, en los que prosiguió "de hecho" el pillaje.</p><p></p><p> Se han dado varias explicaciones sobre esta larga inactividad:</p><p></p><p> - Los informes, seguramente abultados, sobre el ejército que se preparaba en Sevilla.</p><p></p><p> - La codicia de sus tropas por continuar el saqueo.</p><p></p><p> - La falta de comunicación con Madrid, ya que no le llegaban correos.</p><p></p><p> - La vana esperanza de que llegaran y se le sumaran la Brigada Avril y los regimientos suizos de Taxler y Reding el Viejo. </p><p></p><p> - El "peso de la púrpura" que, al sentirse solo, le restó algo de audacia e iniciativa.</p><p></p><p> - La hostilidad contenida que, sin duda, se adivinaría en el pueblo español. </p><p></p><p> - El lastre de familiares y funcionarios civiles que levaba en su columna.</p><p></p><p> Si nos preguntáramos cual fue la verdadera, deberíamos interpretar que todas tuvieron su influencia en mayor o menor medida. Las indecisiones casi siempre van avaladas por un cúmulo de diversas justificaciones, frecuentemente de poco peso, pero que sumándolas parecen dar una explicación razonable.</p><p></p><p> Lo que nos parece muy probable es que, de haber continuado al día siguiente su marcha hacia Cádiz que era su destino, no hubiera encontrado obstáculos importantes que le entorpecieran. En aquellos momentos el ejército de Sevilla estaba empezando a organizarse; el ejército de Granada aún tardaría en incorporarse y el terreno que se le presentaba (el bajo valle del Guadalquivir) era especialmente favorable para su maniobrera infantería y su magnífica división de Caballería. La moral en ambos bandos hubiera cambiado radicalmente de signo. Se puede suponer que la escuadra de Rossily, que se rindió el día 14, hubiera resistido de haber tenido noticia de su avance.</p><p></p><p> Seguramente ésto es lo que Napoleón esperaba de él, y lo que sus propios oficiales deseaban. Nos parece, pues, que ésta fue la primera oportunidad que perdió de terminar brillantemente su operación; pero por lo que se desprende de sus informes a Madrid, interceptados aquellos días, Dupont había adoptado ya una muy prudente actitud defensiva. Esta actitud la va a mantener hasta el último combate, en el cual ya sólo pretende escapar del encierro en que se encuentra. </p><p></p><p> Entre tanto, en Sevilla y Utrera los españoles, militares y civiles, mandos y soldados, se afanan en organizar un ejército para combatir al invasor. Los correos interceptados demuestran que Dupont se siente en inferioridad y que pide refuerzos con insistencia. La moral de las tropas sube notablemente, y a los Mandos les concede la oportunidad de tomar la iniciativa que ya mantendrán durante el resto de las operaciones.</p><p></p><p> Dupont se retira a Andújar el día 18 y, ocho días después, recibe a su II División, la del general Vedel, que le ha enviado el duque de Rovigo. Pero éste, para convencer al Emperador, que no entiende que Dupont necesite refuerzos, le da a Vedel la misión de asegurar las comunicaciones de Dupont con Madrid y sostenerle, en caso de ser necesario. Esta doble misión será decisiva en los últimos movimientos.</p><p></p><p> Los ejércitos españoles de Sevilla y Granada ya se han reunido y ha tenido lugar el combate contra Cassagne en Jaén. Los mandos se reunen en Porcuna el 12 de julio y preparan el plan, que consiste en un ataque frontal y una doble maniobra envolvente por la derecha. Hay que señalar que las dos divisiones que envolvían, Reding y Coupigny, lo hacían sincronizadas pero independientes entre sí. También es preciso puntualizar que en aquella fecha aún no se había incorporado la División Gobert, y por lo tanto, la de Vedel estaba dispersa desde el desfiladero hasta Mengíbar. Es muy probable que los mandos españoles, en aquel momento, no tuvieran una noticia muy exacta de la fuerza que había en Bailén, pero es seguro que era mucho menor que cuando tuvo lugar la batalla.</p><p></p><p> Podemos observar que, como contraste a la postura defensiva de Dupont, en el cuartel general español hay una actitud claramente ofensiva, que se materializa en esa maniobra audaz y peligrosa. </p><p></p><p> La llegada de la división de Govert, el día 13, permitió reagrupar la de Vedel. En el gráfico 1, se puede comprobar la arriesgada maniobra que tiene que realizar la división de Reding, internándose en terreno dominado por el enemigo, que ya dispone de dos divisiones en esa zona tan vital para su despliegue. Si bien una está muy mermada, porque se hace cargo, también, de garantizar las comunicaciones desde Valdepeñas hasta La Carolina (Rovigo también le dio esta orden).</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="JQ01, post: 284680, member: 40"] [B]LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN[/B] Ignacio CERVELLÓ BURAÑES Coronel de Infantería, DEM Cuando parece que un tema está agotado por los numerosos estudios que se le han dedicado surgen nuevos espacios que, total o parcialmente desconocidos, nos invitan a replantear el análisis por si se pudiera añadir alguna nueva luz sobre lo ya conocido. Decía don José Ortega y Gasset: Los grandes problemas filosóficos requieren una táctica...: sin ataque directo, circulando en torno lentamente, apretando la curva cada vez más... La batalla de Bailén no es esencialmente una cuestión filosófica, pero nosotros sí pretendemos tratarlo desde un ángulo psicológico, y creemos que también aquí es de aplicación la "táctica" del pensador. Así pues, la intención de este trabajo es profundizar en las informaciones y circunstancias que influyeron a los que dirigieron esta batalla, para comprender y explicarnos mejor sus decisiones. Éstas creemos que, en alguna ocasión, han sido mal interpretadas y peor valoradas: tal vez por haberlas analizado de una forma deficiente o partidista. Son tan numerosos los trabajos que se han escrito sobre esta batalla que, sería enredoso y poco fiable el intentar amalgamarlos y sacar una media aritmética de todos ellos. Por ello en este trabajo nos desentenderemos de todo ese lastre de escritos añadidos, para valernos casi exclusivamente de las fuentes directas, o sea, los documentos oficiales (partes, cartas, informes...) y en algún caso de las manifestaciones de testigos presenciales. [IMG]http://www.ejercito.mde.es/ihycm/datos/imagenes-instituto/ins_rev_3baileng.jpg[/IMG] La aproximación del ejército francés Como es sabido, el general Dupont cruzó Despeñaperros el 1º de junio. Su Cuerpo de Ejército había sido disminuido en dos divisiones, que guarnecían Aranjuez y San Clemente, y le quedaban una división y una brigada de Infantería y una división de Caballería. Con estas fuerzas se sintió seguro al no encontrar ninguna oposición. Sus informes a Murat eran optimistas y no aludían al vacío que hallaban en los pueblos a su paso. El encuentro del puente de Alcolea y la entrada en Córdoba le dan la oportunidad de enviar un parte triunfalista, y permitir (¿u ordenar?) el pillaje. Es difícil de entender este bárbaro castigo a una ciudad, cuando ya se conocían las consecuencias del 2 de mayo. No parece que fuera un gesto de arrogancia, porque su conducta posterior lo desmiente. Pudo ser una exigencia de su propia tropa que reclamó lo que consideró que era su derecho según las leyes de la época. Lo cierto es que permaneció en Córdoba durante diez días, en los que prosiguió "de hecho" el pillaje. Se han dado varias explicaciones sobre esta larga inactividad: - Los informes, seguramente abultados, sobre el ejército que se preparaba en Sevilla. - La codicia de sus tropas por continuar el saqueo. - La falta de comunicación con Madrid, ya que no le llegaban correos. - La vana esperanza de que llegaran y se le sumaran la Brigada Avril y los regimientos suizos de Taxler y Reding el Viejo. - El "peso de la púrpura" que, al sentirse solo, le restó algo de audacia e iniciativa. - La hostilidad contenida que, sin duda, se adivinaría en el pueblo español. - El lastre de familiares y funcionarios civiles que levaba en su columna. Si nos preguntáramos cual fue la verdadera, deberíamos interpretar que todas tuvieron su influencia en mayor o menor medida. Las indecisiones casi siempre van avaladas por un cúmulo de diversas justificaciones, frecuentemente de poco peso, pero que sumándolas parecen dar una explicación razonable. Lo que nos parece muy probable es que, de haber continuado al día siguiente su marcha hacia Cádiz que era su destino, no hubiera encontrado obstáculos importantes que le entorpecieran. En aquellos momentos el ejército de Sevilla estaba empezando a organizarse; el ejército de Granada aún tardaría en incorporarse y el terreno que se le presentaba (el bajo valle del Guadalquivir) era especialmente favorable para su maniobrera infantería y su magnífica división de Caballería. La moral en ambos bandos hubiera cambiado radicalmente de signo. Se puede suponer que la escuadra de Rossily, que se rindió el día 14, hubiera resistido de haber tenido noticia de su avance. Seguramente ésto es lo que Napoleón esperaba de él, y lo que sus propios oficiales deseaban. Nos parece, pues, que ésta fue la primera oportunidad que perdió de terminar brillantemente su operación; pero por lo que se desprende de sus informes a Madrid, interceptados aquellos días, Dupont había adoptado ya una muy prudente actitud defensiva. Esta actitud la va a mantener hasta el último combate, en el cual ya sólo pretende escapar del encierro en que se encuentra. Entre tanto, en Sevilla y Utrera los españoles, militares y civiles, mandos y soldados, se afanan en organizar un ejército para combatir al invasor. Los correos interceptados demuestran que Dupont se siente en inferioridad y que pide refuerzos con insistencia. La moral de las tropas sube notablemente, y a los Mandos les concede la oportunidad de tomar la iniciativa que ya mantendrán durante el resto de las operaciones. Dupont se retira a Andújar el día 18 y, ocho días después, recibe a su II División, la del general Vedel, que le ha enviado el duque de Rovigo. Pero éste, para convencer al Emperador, que no entiende que Dupont necesite refuerzos, le da a Vedel la misión de asegurar las comunicaciones de Dupont con Madrid y sostenerle, en caso de ser necesario. Esta doble misión será decisiva en los últimos movimientos. Los ejércitos españoles de Sevilla y Granada ya se han reunido y ha tenido lugar el combate contra Cassagne en Jaén. Los mandos se reunen en Porcuna el 12 de julio y preparan el plan, que consiste en un ataque frontal y una doble maniobra envolvente por la derecha. Hay que señalar que las dos divisiones que envolvían, Reding y Coupigny, lo hacían sincronizadas pero independientes entre sí. También es preciso puntualizar que en aquella fecha aún no se había incorporado la División Gobert, y por lo tanto, la de Vedel estaba dispersa desde el desfiladero hasta Mengíbar. Es muy probable que los mandos españoles, en aquel momento, no tuvieran una noticia muy exacta de la fuerza que había en Bailén, pero es seguro que era mucho menor que cuando tuvo lugar la batalla. Podemos observar que, como contraste a la postura defensiva de Dupont, en el cuartel general español hay una actitud claramente ofensiva, que se materializa en esa maniobra audaz y peligrosa. La llegada de la división de Govert, el día 13, permitió reagrupar la de Vedel. En el gráfico 1, se puede comprobar la arriesgada maniobra que tiene que realizar la división de Reding, internándose en terreno dominado por el enemigo, que ya dispone de dos divisiones en esa zona tan vital para su despliegue. Si bien una está muy mermada, porque se hace cargo, también, de garantizar las comunicaciones desde Valdepeñas hasta La Carolina (Rovigo también le dio esta orden). [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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