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<blockquote data-quote="vizcacha" data-source="post: 1934682" data-attributes="member: 10161"><p>Ante todo pido disculpas a [USER=50]@Shandor[/USER] por ser su lugar y que bien que lo hace !!!!!, también pido disculpas ya que no se si esnto en realidad ya fue tratado o publicado, pero me pareció un interesante aporte, de ser así lo puedo retirar a solo su petición</p><p></p><p><strong><span style="font-size: 22px">GLOBOS EXPLOSIVIOS E INCENDIARIOS JAPONESES SOBRE LOS ESTADOS UNIDOS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL</span></strong></p><p>La urgente necesidad de vengar la afrenta del 18 de abril sobre Tokio, la forma en que se debía devolver el golpe psicológico en el territorio metropolitano estadounidense, chocaba con la extraordinaria distancia a recorrer, ya que desde la capital japonesa hasta San Francisco hay en línea recta del orden de 8.500 Km. Dos hechos se hallaban entonces contrapuestos para los sueños vengativos de los mejores estrategas navales y aéreos de Japón; de un lado, la lejanía del objetivo que se debía alcanzar con el máximo secreto, y, también, los medios a utilizar en ese ataque. Existía, además, el agravante de no contar con ninguna base de apoyo a mitad de recorrido, todo lo contrario que el enemigo, que se hallaba fuertemente asentado en las estratégicas islas Hawai.</p><p></p><p>Un experto meteorológico nipón, el doctor Fujiwara, buscaba en el verano de 1942 una forma efectiva de devolver a EEUU la afrenta de los aviones de Doolitle, que había significado algo más que una fortuita acción bélica contra el corazón de Japón. Fujiwara encontró la solución en el descubrimiento hecho por un colega suyo, el profesor Nakayama, dos lustro antes. En efecto, en 1932 y desde el observatorio de Takao (en la ocupada isla Formosa, hoy Taiwán) se había descubierto una corriente de aire que a gran altura iba desde el mismo Japón a las costas de Oeste de Canadá y EE.UU., y que fue bautizada como “jet-stream”</p><p></p><p>El doctor Fujiwara propuso entonces utilizar ese fenómeno de la naturaleza para el bombardeo del continente americano por medio de globos transoceánicos. Este experto había observado varios veces la fuerza real de la “jet-stream”, dedicando parte de su tiempo también al estudio detallado de las condiciones climatologías del suelo metropolitano norteamericano en las cuatro estaciones del año. De esta forma elaboro un informe oficial, de lo que se podía leer como mas significativo “Durante el verano, en el periodo en que la “jet-stream” es mas débil, un globo necesitaría entre 7 y 10 días para atravesar el Pacifico. El porcentaje de los que alcanzaría su objetivo no seria superior al 20% de los globos lanzados. Durante el invierno, la travesía no duraría más de 2 o 3 días, y podría calcularse que un 60 o 70% de los globos alcanzaría el objetivo. La dificultad esta en que durante el invierno impediría la propagación de los incendios. Tanto en primavera como en otoño el lanzamiento es prácticamente imposible.</p><p></p><p>Ensayos previos</p><p></p><p>Entre los 10000 y 11500 m. de altitud, los vientos dominantes atravesaban el Pacifico de Oeste a este, en una velocidad que siempre varia en la época de mayores turbulencias entre los 150 y 300 Km/h. La cuestión que se planteaba a los técnicos nipones era aprovechar al máximo ese autentico “regalo” de la naturaleza, ya que, lógicamente, de ser puesta en marcha la operación suponía no perder ni una sola vida propia al tratarse de globos libres. Entre Tokio y San Francisco, la corriente pasaba al Norte de las Hawai y a unos 1.500 Km de la costa de California ascendía hasta Canadá, penetrando de forma irregular poco a poco en tierra metropolitana de EE.UU. La idea en si, por lo insólita que era, cayó casi como una bomba en el sorprendido Estado Mayor Imperial. No obstante, y aunque pudiera parecer hasta infantil, era la única que permitía un ataque masivo sin riesgos a las mayores reservas forestales del enemigo.</p><p></p><p>Sobre cálculos teóricos, se pensó que bastaría con situar un globo libre a la altura media precisa para que el mismo viento los trasladara por si solo desde el territorio nipón a la costa occidental estadounidense. Era preciso entonces que cada globo llevara cargas explosivas capaces de provocar daños apreciables en su caída, sobre todo en los inmensos bosques que el Hidroavión I-25 había atacado en un par de ocasiones. Aunque desde el punto de vista militar no se esperaban grandes resultados, era preciso mantener una campaña intensa y continua de bombardeo aerostático para dar al pueblo norteamericano la sensación de estar siempre bajo el peligro de las bombas japonesas. Había que esperar que, dado la ley de posibilidades, algún artefacto provocara incluso incendios de mucha importancia o daños en una fábrica vital.</p><p></p><p>Tanto el ejercito de Tierra como la Armada se mostraron de acuerdo en lanzar globos a la inmensidad del océano Pacifico y ver que resultados prácticos se lograban. En noviembre de 1943 era efectuado el primero de los ensayos desde la base de Osawara, aunque nunca se logro descubrir el resultado de este intento previo. Cundía el desaliento entre los promotores de la idea, y hasta abril de 1944 no de realizo la segunda prueba. Para verificar la eficacia real del vuelo, un avión de gran autonomía siguió al nuevo globo en parte del recorrido, y, hasta ese limite, si fueron satisfactorias las pruebas del arma aerostática. El proyecto logro de esta forma el visto bueno del alto estado Mayor Imperial, dando al general Sueyoshi Kusaba plenos poderes. Este prestigioso militar se rodeo de un escogido equipo de científicos, técnicos industriales y expertos en explosivos.</p><p></p><p>Dos tipos de globos</p><p></p><p>Para hacer frente a los primeros gastos del proyecto, Kusaba recibió un presupuesto de 9 millones de yens (equivalentes a 2 millones de dólares de la época) además de ciertas prioridades en la industria de su país. Esa cantidad se quedaría pronto pequeña a medida que se elevaban los costos y que la investigación fue avanzando, hasta transformarse en la fabricación en serie y comenzar la acción operativa en masa. El general Kusaba se enfrento al problema técnico mas serio de la cuestión, cual era impedir que los globos pudieran sufrir perdidas de hidrógeno apreciables. El siguiente suponía que de una forma automática debían permanecer en vuelo entre 10000 y 11500 m. de altura. Para solucionar el primer obstáculo, la industria nipona comenzó a fabricar globos libres de 10 m. de diámetro (con un volumen de 18000 pies cúbicos en total) capaces de llevar 90 Kg de lastre, un ingenioso mecanismo automático para mantener la altitud media deseada y un total de 50 Kg de material agresivo. Suponía hasta cierto punto una revolución en el campo aerostático, ya que en esos globos no se producía la más mínima fuga de gas.</p><p></p><p>La envoltura especial que los cubría se componía de una serie de capas de un papel de pergamino tratado con cola vegetal (Sucedió entonces que todo el hielo y las existencias de “Konnyaku” –un condimento gelatinoso utilizado para cocinar- desaparecieron del área metropolitana de Tokio. El segundo servia de cola para la envoltura de los globos, y el hielo era preciso para proceder a la fabricación de aquellos a -55º C, la temperatura mas extrema a soportar en el largo vuelo. Como, por otra parte, los globos debían ser muy sólidos, el general Kusaba dio orden de requisar todo el papel de buena calidad que fuera posible) elástico e impermeable, suficiente para no dejar pasar la menor cantidad de hidrógeno con que se debían inflar los globos. De este modo, eran capaces de aprovechar al máximo las excelencias del mecanismo automático. La solución al segundo problema técnico, antes apuntado, llego mediante este sistema, basado en soltar 3 Kg cada vez que se descendía por debajo de la cota de 10000 m., al dar la correspondiente alarma un aparato que diferenciaba las capas barométricas. Nada mas perder peso, el globo podía ascender a la apropiada capa atmosférica. En el caso inverso, esto es, si subía más allá de los 11500 m., el mecanismo automático abría una válvula que dejaba escapar una pequeña cantidad de gas.</p><p></p><p>La distribución de material agresivo era la siguiente: tres bombas explosivas de 15 Kg cada una y otra de 5 Kg, de tipo incendiario. Según lo calculado por los técnicos japoneses, el sistema de bombardeo a utilizar se basaba en la necesidad de que cuando el lastre se acabara los globos debían estar ya sobre territorio continental de EE.UU. De esta forma, la regulación estaba pensada calculando la velocidad media de desplazamiento del inmenso Pacifico. El Ejército inicio la fabricación de globos con el modelo A y la Armada con el B. Básicamente eran dos tipos iguales, ya que se diferenciaban solo en la forma de ser manufacturados. Un total de 9.000 globos fueron preparados por el Ejercito, y la otra arma tradicional desde siempre se quedo en la modestia cifra de 300 unidades, concediendo de hecho mucha menos importancia al proyecto que, dicho sea de paso, fue llevado con absoluto secreto por ambas parte.</p><p></p><p>Primeras ofensivas</p><p></p><p>Bien avanzada la primavera de 1944, en mayo, el general Kusaba ordeno el lanzamiento de la oleada inicial, compuesta por 200 globos, y en un mismo día. Por causas que aun hoy se desconocen por completo, el experimento fue un rotundo fracaso, ya que ni uno solo de los globos llego al continente americano. Al haberse perdido por el camino todas las armas aerostáticas enviadas, Kusaba mando revisar a fondo el proyecto, lo que le obligaba a un aplazamiento del mismo por tiempo indefinido.</p><p></p><p>En julio de 1944 caía en poder de los estadounidenses el archipiélago de las Marianas, desde donde sus B29 iban a atacar el Japón a partir de noviembre por medio de la XX Fuerza Aérea. Los nipones se hallaban ya en una desesperada lucha defensiva en todos los frentes, y el asunto de los globos parecía olvidado por los altos jefes. No obstante, Kusaba logro autorización para un nuevo lanzamiento. El 1 de noviembre se enviaba otra serie de armas aerostáticas, medio centenar en total. El general japones y sus colaboradores esperaron ansiosamente el resultado del perfeccionado globo, creyendo que la prensa de EE.UU. se haría eco de ciertos incendios y desastres. Calculando una velocidad media de 200 Km/h, Kusaba estimo que los primeros globos debían caer con su mortífera carga alrededor de 48 h. después de salir de Japón.</p><p></p><p>El 4 de noviembre, un buque de vigilancia de la US Navy recogió cerca de la costa californiana un gran trozo de tejido flotando en la superficie del agua. Un marinero trato de recuperarlo con un gancho, y al no lograrlo por exceso de peso de la extraña envoltura, corto los cabos e izo el tejido a bordo, lo que provocó, sin saberlo aun, el hundimiento de la carga agresiva y el mecanismo para mantener la altitud. Diversos caracteres japoneses se veían en lo que parecía ser un globo libre, y ello puso sobre aviso a la armada, que a su vez paso la novedad de forma confidencial al FBI y al servicio de Guardia Forestal. Era preciso que se avisara inmediatamente desde puntos desde puntos donde debían caer los globos enemigos, a fin de recuperarlos si ello era posible, incluso intactos. Se Se trataba de estudiar con detenimiento lo que debían estar tramando los nipones con aquellos extraños envíos.</p><p></p><p>Dado que su única fuente de información era la prensa de EEUU el general Kusaba aguardaba nervioso el mas mínimo dato, y ese llego por fin el de 5 de noviembre cuando un periódico informo del descenso de ciertos “extraños globos” en las montañas del estado de Montana, en unos puntos geográficos situados a 850 Km en tierra adentro desde la costa del pacifico. Aquella novedad lleno de entusiasmo a los nipones encargados de la extraordinaria guerra aerostática. No obstante, a partir de esta noticia nunca mas apareció la mas mínima mención a las bombas que portaban los globos enviados por Japón, y lo mismo en las emisoras de radio, las autoridades de EE.UU., fue a larga la que anulo todos los efectos psicológicos de la ofensiva aérea enemiga.</p><p></p><p>Temor a la guerra bacteriológica</p><p></p><p>Cuando comenzaron a producirse algunos incendios de origen misterioso en diversas regiones del Oeste de EEUU., tanto el FBI como los servicios de inteligencia del Gobierno de Washington tomaron cartas en el delicado asunto por orden del presidente Rooselvelt. Enseguida se comprendió que los japoneses dependían por completo de la importancia cierta que pasaba con sus globos. Se imponía, pues, un cerrado mutismo a todos los medios de difusión de la época: prensa y emisoras de radio, que de inmediato colaboraron en la medida de los esperado. Los expertos estadounidenses se resistían a creer que sus enemigos amarillos pudieran emprender un plan tan costoso para hacer estallar una ridícula carga de bombas explosivas e incendiarias sobre territorio continental de la Unión. Luego, se entendió que era simplemente el orgullo herido del Imperio del sol naciente el que estaba en juego, para poder ofrecer alguna novedad ofensiva aceptable a su atribulado pueblo tras los continuos reveses del Pacifico. A un tiempo, se temió que los globos fueran portadores de terribles gérmenes patógenos, como inicio de una imprevisible guerra bacteriológica. Sin embargo, las draconianas medidas de seguridad tomadas demostraron que alrededor y dentro de los globos no había cultivos microbianos altamente nocivos.</p><p></p><p>El miedo a una ofensiva con bacterias mortales fue precisamente lo que mas movió a los asesores del presidente Roosevelt a recomendar la prohibición expresa de todo tipo de noticias sobre el caso, y, tras lo ofrecido el 5 de noviembre por un diario, nadie mas se atrevió a tocar la noticia, para desesperación de los técnicos nipones. De este modo, la censura resulto asombrosamente eficaz, llegando a ocultarse a la opinión publica incluso los escasos muertos que provocaron las armas aerostáticas. En efecto, el primer domingo de mayo de 1945 tuvo lugar un desgraciado accidente en la localidad de Lakeview, estado de Oregon. Ocurrió que unos excursionistas descubrieron un globo intacto, y, al ser manipulado de forma harto imprudente en un descampado por uno de los escolares, la explosión de las pequeñas bombas mato en el acto a una mujer y 5 niños. Realmente no es de extrañar la curiosidad infantil, ya que, en teoría, nadie debía saber nada del asunto, y de ahí ese trágico balance total de la ofensiva aerostática del Japón. El caso fue tapado, y ni una sola linea de lo sucedido llego a conocimiento del general Kusaba y su equipo.</p><p></p><p>El servicio Forestal de los estados Unidos de América anuncio después de finalizada la guerra que sus vigilantes habían recogido 334 globos con su carga de material agresivo aun intacta por fallos del sistema. A pesar de ello, no cundió precisamente el pánico entre la población civil, quedando todo en comentarios sueltos sobre ciertos incendios misteriosos que “alguien” provocaba en días sin tormenta… Un técnico nipón del frustrado ataque declaro, a finales de 1945, lo que había señalado meses antes sobre la no difusión de noticias alarmistas en EE.UU: si un pueblo acostumbrado a hacer grandes alborotos por las cosas mas simples no había dicho nada, significaba que los globos no habían llegado (No obstante, el servicio secreto de Japón logro captar el 19 de febrero de 1945 un comunicado de radio Shanghai que decía textualmente: El FBI americano ha hecho saber que unos globos que llevaban inscripciones japonesas han aterrizado en las tierras de Montana).</p><p></p><p>Todo un fracaso</p><p></p><p>En la Navidad de 1944 los expertos americanos habían logrado reconstruir por completo un globo enemigo, dibujando incluso detalles mas significantes en varios planos. Así se sabia el peligro exacto que representaban. De forma esporádica, decenas de esas armas aerostáticas llegaban cada mes al territorio continental estadounidense, sin que ellos provocaran daños apreciables en bosques y propiedades. Con el nuevo año, como inocente “replica” del horror de los B29, los nipones seguían lanzando sus globos a la travesía del pacifico, aun ritmo que en abril de 1945 ascendió a 100 diarios, lo máximo de la ofensiva. El principal problema era la falta de información, e incluso saber si algunos globos llegaban al continente americano. Para solucionar en parte el obstáculo se inicio la construcción de varios globos de seda engomada, que debían acompañar a los de papel, portadores de bombas. De esta forma, cada lanzamiento masivo de globos fue acompañado por uno o dos especiales que llevaban un transmisor que emitía señales de radios. Pero la urgente medida hizo que casi todos los nuevos globos “vigilantes” cayeran al mar por filtraciones de hidrógeno. Los defectos de fabricación no fueron subsanados, y después del conflicto se descubrió que solo tres globos transmisores habían sido capaces de alcanzar la costa Oeste de EE.UU.</p><p></p><p>El continuo fracaso en la comprobación de resultados hizo que kasuba cayera en desgracia ante sus superiores, e incluso llego a ser formalmente acusado de derrochar el dinero del estado Imperial. Un comunicado del alto mando de Tokio señalo en un mensaje, que daba carpetazo final al asunto: Los globos no llegan a América. Los periódicos habrían hablado de ello en caso contrario. Los americanos no pueden mantener durante mucho tiempo el secreto.</p><p></p><p>Balance final</p><p></p><p>El hecho real es que de entre los globos que lograron penetrar en el territorio metropolitano estadounidense hubo demasiados fallasen las bombas que portaban, por no estallar al tomar contacto con el suelo. En su conjunto, de 9.300 lanzamientos efectuados entre el Ejercito de Tierra y la armada, los técnicos de esas dos armas calcularon que al menos un 10% tendría que haber alcanzado el territorio enemigo. Los mas sorprendente es que así coincidieron con el informe definitivo que hizo publico el FBI en 1946. a pesar de los esfuerzos hechos en abril y mayo del año anterior, cuando los bosques del Oeste estaban secos y son muy inflamables, la realidad es que apenas hubo incendios de verdadera importancia económica en las grandes reservas forestales de Montana y Oregon.</p><p></p><p>Aparte de los costos que llevaba la fabricación y lanzamiento de cada globo (a 800 dolares por unidad) para vengar la afrenta del primer bombardeo aéreo sobre Tokio, esa insólita forma de hacer la guerra supuso para el Japón una lamentable perdida de tiempo y esfuerzos que podía muy bien haber dirigido hacia otras necesidades menos fantásticas, hasta constituir una operación tan curiosa como olvidada por la mayoría de los historiadores de pacifico. Ya en el terreno anecdótico, se sabe que en diciembre de 1955 fue hallado un globo intacto y aun en condiciones de estallar sus bombas, en una desolada zona de Alaska, hecho denunciado a tiempo a las autoridades por unos cazadores que casualmente pasaban por allí con su trineo.</p><p></p><p></p><p>Fuente:</p><p>Hazañas y secretos de la IIGM. Ediciones Mensajero/ J.M. Romaña</p><p>"El que con monstruos lucha, debe tener cuidado de no convertirse a si mismo en uno. Cuando miras mucho tiempo a un abismo, este mirara dentro de ti" Friederich W. Nietzsche</p><p></p><p>En la década de 1920, los japoneses habían descubierto la existencia de una fuerte corriente de aire que circulaba a gran velocidad y altitud sobre su país. La corriente soplaba a 9.150m de altura y era capaz de transportar grandes globos a través de todo el Pacífico, unos 8.000km en tan sólo 3 días. Posteriormente, se descubrió que existían otras corrientes de este tipo y se usaría el término corriente en chorro para referirse a todas ellas.</p><p></p><p><img src="http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/Vuelodelosglobos.png" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Rutas de las corrientes de aire</p><p></p><p><img src="http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/bombas-globo.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Dibujo que muestra el vuelo de los globos desde el Océano a tierra</p><p></p><p></p><p>Años después, el general Japonés Sueyoshi Kusaba llevaba tiempo trabajando con sus colegas del Laboratorio Técnico del Noveno Ejército Japonés en unas bombas globo. Su idea era construir unos globos capaces de aprovechar esa corriente en chorro para llevar bombas incendiarias y explosivas hasta los Estados Unidos. Las bombas podrían destruir edificios, causar muertes y provocar incendios.</p><p></p><p></p><p>Los japoneses realizaron y soltaron alrededor de 9.000 globos esperando que al menos un 10% de ellos llegara a Estados Unidos. En los Estados unidos registraron sólo 285 de esos 9000 globos, pero los expertos creen factible que fuera cierta esa cifra del 10% , y que unos 1.000 consiguieran atravesar el Pacífico.</p><p></p><p><img src="http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/mapa-ataques-globos.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Mapa de Estados Unidos con los lugares donde cayeron los globos</p><p></p><p><img src="http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/Japanese_fire_balloon_shotdown_gun.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Secuencias de fotografías que muestran el derribo de un globo</p><p></p><p></p><p></p><p>El sistema de control dirigía el globo durante los tres días de vuelo. Pasados esos tres días, era muy probable que ya estuviera sobre Estados Unidos. Una pequeña explosión soltaba las bombas y, al mismo tiempo, encendía una mecha de 19.5 metros que pasados 84 minutos, la mecha encendía un pequeño explosivo que destruía el globo.</p><p></p><p>Los globos eran de 10 metros de diámetro y tenían capacidad para unos 540 metros cúbicos de hidrógeno. Los globos podían levantar hasta 450kg de peso, llevabando una carga destructiva no muy grande. Unas veces, eran 12kg de material incendiario y otras, una bomba antipersonal de 15kg con cuatro bombas incendiarias de 5Kg.</p><p></p><p><img src="http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/fusen-bakudanmecanismo.png" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Dibujo con el mecanismo del globo</p><p></p><p></p><p>Desde el principio, los globos se fabricaban usando seda engomada, pero con el tiempo los ingenieros Japoneses se dieron cuenta que había un material mejor y que perdía menos hidrógeno: el washi, un papel hecho a partir de pasta de arbustos de una especie de moras que era impermeable y muy resistente. Se hizo un pedido de 10.000 globos de washi. Como este material sólo estaba disponible en trozos rectangulares no muy grandes, por lo que se tenían que enganchar unas cuantas piezas de él usando una pasta comestible llamada konnyaku.</p><p></p><p>Terminada la guerra, se continuó encontrando restos de los Fusen Bakudan. Ocho de los globos durante los siguientes cinco años, tres más en la década de los 50 y dos globos en la década de los 60. El último globo operativo se encontró en 1955, su carga todavía estaba lista para explotar después de diez años de corrosión. En 1978, en Oregón, se encontró parte de la estructura de otro de estos globos, fusibles y barómetros. Y en 1992, se encontró en Alaska otro más, pero no letal.</p><p></p><p></p><p>Fuentes:</p><p><a href="http://www.jetcero.com/"><u>http://www.jetcero.com/</u></a></p><p><a href="http://juandeherat.blogspot.com/"><u>http://juandeherat.blogspot.com/</u></a></p><p><a href="http://es.wikipedia.org/"><u>http://es.wikipedia.org/</u></a></p><p><a href="http://www.cabovolo.com/"><u>http://www.cabovolo.com/</u></a></p><p><a href="http://quhist.com/"><u>http://quhist.com/</u></a></p><p></p><p>Como verán esto no es de mi autoría, quisiera poseer los conocimientos suficientes para poder realizar un informe tan interesante, <strong>LAS FUENTES ESTAN EN EL COMENTARIO</strong></p><p>Un gran abrazo a todos</p><p>Vizcacha</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="vizcacha, post: 1934682, member: 10161"] Ante todo pido disculpas a [USER=50]@Shandor[/USER] por ser su lugar y que bien que lo hace !!!!!, también pido disculpas ya que no se si esnto en realidad ya fue tratado o publicado, pero me pareció un interesante aporte, de ser así lo puedo retirar a solo su petición [B][SIZE=6]GLOBOS EXPLOSIVIOS E INCENDIARIOS JAPONESES SOBRE LOS ESTADOS UNIDOS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL[/SIZE][/B] La urgente necesidad de vengar la afrenta del 18 de abril sobre Tokio, la forma en que se debía devolver el golpe psicológico en el territorio metropolitano estadounidense, chocaba con la extraordinaria distancia a recorrer, ya que desde la capital japonesa hasta San Francisco hay en línea recta del orden de 8.500 Km. Dos hechos se hallaban entonces contrapuestos para los sueños vengativos de los mejores estrategas navales y aéreos de Japón; de un lado, la lejanía del objetivo que se debía alcanzar con el máximo secreto, y, también, los medios a utilizar en ese ataque. Existía, además, el agravante de no contar con ninguna base de apoyo a mitad de recorrido, todo lo contrario que el enemigo, que se hallaba fuertemente asentado en las estratégicas islas Hawai. Un experto meteorológico nipón, el doctor Fujiwara, buscaba en el verano de 1942 una forma efectiva de devolver a EEUU la afrenta de los aviones de Doolitle, que había significado algo más que una fortuita acción bélica contra el corazón de Japón. Fujiwara encontró la solución en el descubrimiento hecho por un colega suyo, el profesor Nakayama, dos lustro antes. En efecto, en 1932 y desde el observatorio de Takao (en la ocupada isla Formosa, hoy Taiwán) se había descubierto una corriente de aire que a gran altura iba desde el mismo Japón a las costas de Oeste de Canadá y EE.UU., y que fue bautizada como “jet-stream” El doctor Fujiwara propuso entonces utilizar ese fenómeno de la naturaleza para el bombardeo del continente americano por medio de globos transoceánicos. Este experto había observado varios veces la fuerza real de la “jet-stream”, dedicando parte de su tiempo también al estudio detallado de las condiciones climatologías del suelo metropolitano norteamericano en las cuatro estaciones del año. De esta forma elaboro un informe oficial, de lo que se podía leer como mas significativo “Durante el verano, en el periodo en que la “jet-stream” es mas débil, un globo necesitaría entre 7 y 10 días para atravesar el Pacifico. El porcentaje de los que alcanzaría su objetivo no seria superior al 20% de los globos lanzados. Durante el invierno, la travesía no duraría más de 2 o 3 días, y podría calcularse que un 60 o 70% de los globos alcanzaría el objetivo. La dificultad esta en que durante el invierno impediría la propagación de los incendios. Tanto en primavera como en otoño el lanzamiento es prácticamente imposible. Ensayos previos Entre los 10000 y 11500 m. de altitud, los vientos dominantes atravesaban el Pacifico de Oeste a este, en una velocidad que siempre varia en la época de mayores turbulencias entre los 150 y 300 Km/h. La cuestión que se planteaba a los técnicos nipones era aprovechar al máximo ese autentico “regalo” de la naturaleza, ya que, lógicamente, de ser puesta en marcha la operación suponía no perder ni una sola vida propia al tratarse de globos libres. Entre Tokio y San Francisco, la corriente pasaba al Norte de las Hawai y a unos 1.500 Km de la costa de California ascendía hasta Canadá, penetrando de forma irregular poco a poco en tierra metropolitana de EE.UU. La idea en si, por lo insólita que era, cayó casi como una bomba en el sorprendido Estado Mayor Imperial. No obstante, y aunque pudiera parecer hasta infantil, era la única que permitía un ataque masivo sin riesgos a las mayores reservas forestales del enemigo. Sobre cálculos teóricos, se pensó que bastaría con situar un globo libre a la altura media precisa para que el mismo viento los trasladara por si solo desde el territorio nipón a la costa occidental estadounidense. Era preciso entonces que cada globo llevara cargas explosivas capaces de provocar daños apreciables en su caída, sobre todo en los inmensos bosques que el Hidroavión I-25 había atacado en un par de ocasiones. Aunque desde el punto de vista militar no se esperaban grandes resultados, era preciso mantener una campaña intensa y continua de bombardeo aerostático para dar al pueblo norteamericano la sensación de estar siempre bajo el peligro de las bombas japonesas. Había que esperar que, dado la ley de posibilidades, algún artefacto provocara incluso incendios de mucha importancia o daños en una fábrica vital. Tanto el ejercito de Tierra como la Armada se mostraron de acuerdo en lanzar globos a la inmensidad del océano Pacifico y ver que resultados prácticos se lograban. En noviembre de 1943 era efectuado el primero de los ensayos desde la base de Osawara, aunque nunca se logro descubrir el resultado de este intento previo. Cundía el desaliento entre los promotores de la idea, y hasta abril de 1944 no de realizo la segunda prueba. Para verificar la eficacia real del vuelo, un avión de gran autonomía siguió al nuevo globo en parte del recorrido, y, hasta ese limite, si fueron satisfactorias las pruebas del arma aerostática. El proyecto logro de esta forma el visto bueno del alto estado Mayor Imperial, dando al general Sueyoshi Kusaba plenos poderes. Este prestigioso militar se rodeo de un escogido equipo de científicos, técnicos industriales y expertos en explosivos. Dos tipos de globos Para hacer frente a los primeros gastos del proyecto, Kusaba recibió un presupuesto de 9 millones de yens (equivalentes a 2 millones de dólares de la época) además de ciertas prioridades en la industria de su país. Esa cantidad se quedaría pronto pequeña a medida que se elevaban los costos y que la investigación fue avanzando, hasta transformarse en la fabricación en serie y comenzar la acción operativa en masa. El general Kusaba se enfrento al problema técnico mas serio de la cuestión, cual era impedir que los globos pudieran sufrir perdidas de hidrógeno apreciables. El siguiente suponía que de una forma automática debían permanecer en vuelo entre 10000 y 11500 m. de altura. Para solucionar el primer obstáculo, la industria nipona comenzó a fabricar globos libres de 10 m. de diámetro (con un volumen de 18000 pies cúbicos en total) capaces de llevar 90 Kg de lastre, un ingenioso mecanismo automático para mantener la altitud media deseada y un total de 50 Kg de material agresivo. Suponía hasta cierto punto una revolución en el campo aerostático, ya que en esos globos no se producía la más mínima fuga de gas. La envoltura especial que los cubría se componía de una serie de capas de un papel de pergamino tratado con cola vegetal (Sucedió entonces que todo el hielo y las existencias de “Konnyaku” –un condimento gelatinoso utilizado para cocinar- desaparecieron del área metropolitana de Tokio. El segundo servia de cola para la envoltura de los globos, y el hielo era preciso para proceder a la fabricación de aquellos a -55º C, la temperatura mas extrema a soportar en el largo vuelo. Como, por otra parte, los globos debían ser muy sólidos, el general Kusaba dio orden de requisar todo el papel de buena calidad que fuera posible) elástico e impermeable, suficiente para no dejar pasar la menor cantidad de hidrógeno con que se debían inflar los globos. De este modo, eran capaces de aprovechar al máximo las excelencias del mecanismo automático. La solución al segundo problema técnico, antes apuntado, llego mediante este sistema, basado en soltar 3 Kg cada vez que se descendía por debajo de la cota de 10000 m., al dar la correspondiente alarma un aparato que diferenciaba las capas barométricas. Nada mas perder peso, el globo podía ascender a la apropiada capa atmosférica. En el caso inverso, esto es, si subía más allá de los 11500 m., el mecanismo automático abría una válvula que dejaba escapar una pequeña cantidad de gas. La distribución de material agresivo era la siguiente: tres bombas explosivas de 15 Kg cada una y otra de 5 Kg, de tipo incendiario. Según lo calculado por los técnicos japoneses, el sistema de bombardeo a utilizar se basaba en la necesidad de que cuando el lastre se acabara los globos debían estar ya sobre territorio continental de EE.UU. De esta forma, la regulación estaba pensada calculando la velocidad media de desplazamiento del inmenso Pacifico. El Ejército inicio la fabricación de globos con el modelo A y la Armada con el B. Básicamente eran dos tipos iguales, ya que se diferenciaban solo en la forma de ser manufacturados. Un total de 9.000 globos fueron preparados por el Ejercito, y la otra arma tradicional desde siempre se quedo en la modestia cifra de 300 unidades, concediendo de hecho mucha menos importancia al proyecto que, dicho sea de paso, fue llevado con absoluto secreto por ambas parte. Primeras ofensivas Bien avanzada la primavera de 1944, en mayo, el general Kusaba ordeno el lanzamiento de la oleada inicial, compuesta por 200 globos, y en un mismo día. Por causas que aun hoy se desconocen por completo, el experimento fue un rotundo fracaso, ya que ni uno solo de los globos llego al continente americano. Al haberse perdido por el camino todas las armas aerostáticas enviadas, Kusaba mando revisar a fondo el proyecto, lo que le obligaba a un aplazamiento del mismo por tiempo indefinido. En julio de 1944 caía en poder de los estadounidenses el archipiélago de las Marianas, desde donde sus B29 iban a atacar el Japón a partir de noviembre por medio de la XX Fuerza Aérea. Los nipones se hallaban ya en una desesperada lucha defensiva en todos los frentes, y el asunto de los globos parecía olvidado por los altos jefes. No obstante, Kusaba logro autorización para un nuevo lanzamiento. El 1 de noviembre se enviaba otra serie de armas aerostáticas, medio centenar en total. El general japones y sus colaboradores esperaron ansiosamente el resultado del perfeccionado globo, creyendo que la prensa de EE.UU. se haría eco de ciertos incendios y desastres. Calculando una velocidad media de 200 Km/h, Kusaba estimo que los primeros globos debían caer con su mortífera carga alrededor de 48 h. después de salir de Japón. El 4 de noviembre, un buque de vigilancia de la US Navy recogió cerca de la costa californiana un gran trozo de tejido flotando en la superficie del agua. Un marinero trato de recuperarlo con un gancho, y al no lograrlo por exceso de peso de la extraña envoltura, corto los cabos e izo el tejido a bordo, lo que provocó, sin saberlo aun, el hundimiento de la carga agresiva y el mecanismo para mantener la altitud. Diversos caracteres japoneses se veían en lo que parecía ser un globo libre, y ello puso sobre aviso a la armada, que a su vez paso la novedad de forma confidencial al FBI y al servicio de Guardia Forestal. Era preciso que se avisara inmediatamente desde puntos desde puntos donde debían caer los globos enemigos, a fin de recuperarlos si ello era posible, incluso intactos. Se Se trataba de estudiar con detenimiento lo que debían estar tramando los nipones con aquellos extraños envíos. Dado que su única fuente de información era la prensa de EEUU el general Kusaba aguardaba nervioso el mas mínimo dato, y ese llego por fin el de 5 de noviembre cuando un periódico informo del descenso de ciertos “extraños globos” en las montañas del estado de Montana, en unos puntos geográficos situados a 850 Km en tierra adentro desde la costa del pacifico. Aquella novedad lleno de entusiasmo a los nipones encargados de la extraordinaria guerra aerostática. No obstante, a partir de esta noticia nunca mas apareció la mas mínima mención a las bombas que portaban los globos enviados por Japón, y lo mismo en las emisoras de radio, las autoridades de EE.UU., fue a larga la que anulo todos los efectos psicológicos de la ofensiva aérea enemiga. Temor a la guerra bacteriológica Cuando comenzaron a producirse algunos incendios de origen misterioso en diversas regiones del Oeste de EEUU., tanto el FBI como los servicios de inteligencia del Gobierno de Washington tomaron cartas en el delicado asunto por orden del presidente Rooselvelt. Enseguida se comprendió que los japoneses dependían por completo de la importancia cierta que pasaba con sus globos. Se imponía, pues, un cerrado mutismo a todos los medios de difusión de la época: prensa y emisoras de radio, que de inmediato colaboraron en la medida de los esperado. Los expertos estadounidenses se resistían a creer que sus enemigos amarillos pudieran emprender un plan tan costoso para hacer estallar una ridícula carga de bombas explosivas e incendiarias sobre territorio continental de la Unión. Luego, se entendió que era simplemente el orgullo herido del Imperio del sol naciente el que estaba en juego, para poder ofrecer alguna novedad ofensiva aceptable a su atribulado pueblo tras los continuos reveses del Pacifico. A un tiempo, se temió que los globos fueran portadores de terribles gérmenes patógenos, como inicio de una imprevisible guerra bacteriológica. Sin embargo, las draconianas medidas de seguridad tomadas demostraron que alrededor y dentro de los globos no había cultivos microbianos altamente nocivos. El miedo a una ofensiva con bacterias mortales fue precisamente lo que mas movió a los asesores del presidente Roosevelt a recomendar la prohibición expresa de todo tipo de noticias sobre el caso, y, tras lo ofrecido el 5 de noviembre por un diario, nadie mas se atrevió a tocar la noticia, para desesperación de los técnicos nipones. De este modo, la censura resulto asombrosamente eficaz, llegando a ocultarse a la opinión publica incluso los escasos muertos que provocaron las armas aerostáticas. En efecto, el primer domingo de mayo de 1945 tuvo lugar un desgraciado accidente en la localidad de Lakeview, estado de Oregon. Ocurrió que unos excursionistas descubrieron un globo intacto, y, al ser manipulado de forma harto imprudente en un descampado por uno de los escolares, la explosión de las pequeñas bombas mato en el acto a una mujer y 5 niños. Realmente no es de extrañar la curiosidad infantil, ya que, en teoría, nadie debía saber nada del asunto, y de ahí ese trágico balance total de la ofensiva aerostática del Japón. El caso fue tapado, y ni una sola linea de lo sucedido llego a conocimiento del general Kusaba y su equipo. El servicio Forestal de los estados Unidos de América anuncio después de finalizada la guerra que sus vigilantes habían recogido 334 globos con su carga de material agresivo aun intacta por fallos del sistema. A pesar de ello, no cundió precisamente el pánico entre la población civil, quedando todo en comentarios sueltos sobre ciertos incendios misteriosos que “alguien” provocaba en días sin tormenta… Un técnico nipón del frustrado ataque declaro, a finales de 1945, lo que había señalado meses antes sobre la no difusión de noticias alarmistas en EE.UU: si un pueblo acostumbrado a hacer grandes alborotos por las cosas mas simples no había dicho nada, significaba que los globos no habían llegado (No obstante, el servicio secreto de Japón logro captar el 19 de febrero de 1945 un comunicado de radio Shanghai que decía textualmente: El FBI americano ha hecho saber que unos globos que llevaban inscripciones japonesas han aterrizado en las tierras de Montana). Todo un fracaso En la Navidad de 1944 los expertos americanos habían logrado reconstruir por completo un globo enemigo, dibujando incluso detalles mas significantes en varios planos. Así se sabia el peligro exacto que representaban. De forma esporádica, decenas de esas armas aerostáticas llegaban cada mes al territorio continental estadounidense, sin que ellos provocaran daños apreciables en bosques y propiedades. Con el nuevo año, como inocente “replica” del horror de los B29, los nipones seguían lanzando sus globos a la travesía del pacifico, aun ritmo que en abril de 1945 ascendió a 100 diarios, lo máximo de la ofensiva. El principal problema era la falta de información, e incluso saber si algunos globos llegaban al continente americano. Para solucionar en parte el obstáculo se inicio la construcción de varios globos de seda engomada, que debían acompañar a los de papel, portadores de bombas. De esta forma, cada lanzamiento masivo de globos fue acompañado por uno o dos especiales que llevaban un transmisor que emitía señales de radios. Pero la urgente medida hizo que casi todos los nuevos globos “vigilantes” cayeran al mar por filtraciones de hidrógeno. Los defectos de fabricación no fueron subsanados, y después del conflicto se descubrió que solo tres globos transmisores habían sido capaces de alcanzar la costa Oeste de EE.UU. El continuo fracaso en la comprobación de resultados hizo que kasuba cayera en desgracia ante sus superiores, e incluso llego a ser formalmente acusado de derrochar el dinero del estado Imperial. Un comunicado del alto mando de Tokio señalo en un mensaje, que daba carpetazo final al asunto: Los globos no llegan a América. Los periódicos habrían hablado de ello en caso contrario. Los americanos no pueden mantener durante mucho tiempo el secreto. Balance final El hecho real es que de entre los globos que lograron penetrar en el territorio metropolitano estadounidense hubo demasiados fallasen las bombas que portaban, por no estallar al tomar contacto con el suelo. En su conjunto, de 9.300 lanzamientos efectuados entre el Ejercito de Tierra y la armada, los técnicos de esas dos armas calcularon que al menos un 10% tendría que haber alcanzado el territorio enemigo. Los mas sorprendente es que así coincidieron con el informe definitivo que hizo publico el FBI en 1946. a pesar de los esfuerzos hechos en abril y mayo del año anterior, cuando los bosques del Oeste estaban secos y son muy inflamables, la realidad es que apenas hubo incendios de verdadera importancia económica en las grandes reservas forestales de Montana y Oregon. Aparte de los costos que llevaba la fabricación y lanzamiento de cada globo (a 800 dolares por unidad) para vengar la afrenta del primer bombardeo aéreo sobre Tokio, esa insólita forma de hacer la guerra supuso para el Japón una lamentable perdida de tiempo y esfuerzos que podía muy bien haber dirigido hacia otras necesidades menos fantásticas, hasta constituir una operación tan curiosa como olvidada por la mayoría de los historiadores de pacifico. Ya en el terreno anecdótico, se sabe que en diciembre de 1955 fue hallado un globo intacto y aun en condiciones de estallar sus bombas, en una desolada zona de Alaska, hecho denunciado a tiempo a las autoridades por unos cazadores que casualmente pasaban por allí con su trineo. Fuente: Hazañas y secretos de la IIGM. Ediciones Mensajero/ J.M. Romaña "El que con monstruos lucha, debe tener cuidado de no convertirse a si mismo en uno. Cuando miras mucho tiempo a un abismo, este mirara dentro de ti" Friederich W. Nietzsche En la década de 1920, los japoneses habían descubierto la existencia de una fuerte corriente de aire que circulaba a gran velocidad y altitud sobre su país. La corriente soplaba a 9.150m de altura y era capaz de transportar grandes globos a través de todo el Pacífico, unos 8.000km en tan sólo 3 días. Posteriormente, se descubrió que existían otras corrientes de este tipo y se usaría el término corriente en chorro para referirse a todas ellas. [IMG]http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/Vuelodelosglobos.png[/IMG] Rutas de las corrientes de aire [IMG]http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/bombas-globo.jpg[/IMG] Dibujo que muestra el vuelo de los globos desde el Océano a tierra Años después, el general Japonés Sueyoshi Kusaba llevaba tiempo trabajando con sus colegas del Laboratorio Técnico del Noveno Ejército Japonés en unas bombas globo. Su idea era construir unos globos capaces de aprovechar esa corriente en chorro para llevar bombas incendiarias y explosivas hasta los Estados Unidos. Las bombas podrían destruir edificios, causar muertes y provocar incendios. Los japoneses realizaron y soltaron alrededor de 9.000 globos esperando que al menos un 10% de ellos llegara a Estados Unidos. En los Estados unidos registraron sólo 285 de esos 9000 globos, pero los expertos creen factible que fuera cierta esa cifra del 10% , y que unos 1.000 consiguieran atravesar el Pacífico. [IMG]http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/mapa-ataques-globos.jpg[/IMG] Mapa de Estados Unidos con los lugares donde cayeron los globos [IMG]http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/Japanese_fire_balloon_shotdown_gun.jpg[/IMG] Secuencias de fotografías que muestran el derribo de un globo El sistema de control dirigía el globo durante los tres días de vuelo. Pasados esos tres días, era muy probable que ya estuviera sobre Estados Unidos. Una pequeña explosión soltaba las bombas y, al mismo tiempo, encendía una mecha de 19.5 metros que pasados 84 minutos, la mecha encendía un pequeño explosivo que destruía el globo. Los globos eran de 10 metros de diámetro y tenían capacidad para unos 540 metros cúbicos de hidrógeno. Los globos podían levantar hasta 450kg de peso, llevabando una carga destructiva no muy grande. Unas veces, eran 12kg de material incendiario y otras, una bomba antipersonal de 15kg con cuatro bombas incendiarias de 5Kg. [IMG]http://i913.photobucket.com/albums/ac334/mariscal_SS_panzer/fusen-bakudanmecanismo.png[/IMG] Dibujo con el mecanismo del globo Desde el principio, los globos se fabricaban usando seda engomada, pero con el tiempo los ingenieros Japoneses se dieron cuenta que había un material mejor y que perdía menos hidrógeno: el washi, un papel hecho a partir de pasta de arbustos de una especie de moras que era impermeable y muy resistente. Se hizo un pedido de 10.000 globos de washi. Como este material sólo estaba disponible en trozos rectangulares no muy grandes, por lo que se tenían que enganchar unas cuantas piezas de él usando una pasta comestible llamada konnyaku. Terminada la guerra, se continuó encontrando restos de los Fusen Bakudan. Ocho de los globos durante los siguientes cinco años, tres más en la década de los 50 y dos globos en la década de los 60. El último globo operativo se encontró en 1955, su carga todavía estaba lista para explotar después de diez años de corrosión. En 1978, en Oregón, se encontró parte de la estructura de otro de estos globos, fusibles y barómetros. Y en 1992, se encontró en Alaska otro más, pero no letal. Fuentes: [URL='http://www.jetcero.com/'][U]http://www.jetcero.com/[/U][/URL] [URL='http://juandeherat.blogspot.com/'][U]http://juandeherat.blogspot.com/[/U][/URL] [URL='http://es.wikipedia.org/'][U]http://es.wikipedia.org/[/U][/URL] [URL='http://www.cabovolo.com/'][U]http://www.cabovolo.com/[/U][/URL] [URL='http://quhist.com/'][U]http://quhist.com/[/U][/URL] Como verán esto no es de mi autoría, quisiera poseer los conocimientos suficientes para poder realizar un informe tan interesante, [B]LAS FUENTES ESTAN EN EL COMENTARIO[/B] Un gran abrazo a todos Vizcacha [/QUOTE]
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