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<blockquote data-quote="Daishi" data-source="post: 1494899" data-attributes="member: 10284"><p><strong><a href="http://sp.ria.ru/opinion_analysis/20101107/147855041.html"><span style="font-size: 18px">El enigma del naufragio del acorazado “Novorossiysk”</span></a></strong></p><p></p><p><span style="font-size: 12px">15:03 07/11/2010</span></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Konstantín Bogdánov, RIA Novosti</span></strong></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Hace 55 años, el 29 de octubre de 1955, en el puerto de Sebastópol, en la Península de Crimea, actualmente, Ucrania, se produjo una explosión que puso fin al buque insignia de la Flota del Mar Negro, el acorazado “Novosrossiysk”. Hasta hoy, uno de los mayores enigmas en la historia de la marina de guerra de Rusia.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Julio César cambia de bando</span></strong></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">El acorazado italiano “Julio Cesar” fue botado en Génova en 1910, prestó un destacado servicio durante la I Guerra Mundial, tras lo cuál, fue sometido a reparaciones y modernizado.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Para la II Guerra Mundial el buque todavía estaba en buenas condiciones y, sin embargo, la indecisión del comando de la Flota italiana que disponía de buques modernos, impidió al buque destacarse en el frente de combate.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">En 1943, el acorazado fue capturado por las fuerzas aliadas y remolcado a un puerto. En 1948, según el Acuerdo de reparto de las Flotas de los países del Eje, el “Julio Cesar” fue transferido a la Flota soviética, donde recibió el nombre de “Novorossiysk”.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">El buque, entregado a los marineros soviéticos, estaba en pésimas condiciones: especialmente el sistema de tuberías de a bordo y las comunicaciones internas. Faltaba la mayor parte de la documentación necesaria para las reparaciones y de la que había, no se pudo aprovechar porque en la URSS no había traductores del italiano especializados en terminología naval de guerra.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Tras numerosos trabajos de reparación, entre 1945 y 1955, el “Novorossiysk” fue designado buque insignia de la Flota del Mar Negro, y paulatinamente la tripulación aprendió las particularidades técnicas del buque. En varias ocasiones, cumplió misiones de patrullaje en alta mar ya que el gobierno soviético quería demostrar al agresivo bloque militar de la OTAN que la URSS contaba con un buque de guerra potente y preparado para cualquier operación bélica.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">El 28 de octubre de 1955 el “Novorossiysk” regresó al puerto y ancló en la Bahía Norte de Sebastópol. El 29 de octubre, a la 1.38 de la madrugada, debajo de la proa del buque se produjo una potente explosión.</span></p><p><span style="font-size: 15px"><strong> </strong></span></p><p><span style="font-size: 15px"><strong>Cronología de una operación despiadada y carente de sentido</strong></span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Pasados unos minutos, la tripulación del buque consiguió restablecer la iluminación de emergencia y poner en marcha las bombas para achicar el agua.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Según un primer informe, ocurrió una explosión en los depósitos de combustible. Una gran filtración de agua perfiló la gravedad de accidente, ya que en el casco del buque se formó un orificio de más de 150 metros cuadrados. La proa del acorazado comenzó hundirse lenta e inexorablemente.</span></p><p><span style="font-size: 15px">A la 1.46 la tripulación comprendió la imposibilidad de solucionar el problema por sus propios medios y telegrafió el siguiente mensaje: “Necesitamos la ayuda de las unidades de rescate marítimo en tierra”.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">A las 2.00 de la madrugada el Comandante de la Flota del Mar Negro, Almirante Parjomenko, acompañado por algunos oficiales de alto rango, acudió al buque y ordenó detener las labores de remolque hacia la costa.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">La lucha para mantener el buque a flote fue intensa heroica, pero resultó un fracaso rotundo. Posiblemente por la deficiente preparación de la tripulación, su escaso conocimiento de las características técnicas del acorazado o la histeria incontrolada del alto mando.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">A las 2.32 el buque empezó a inclinarse hacia babor, pero en aquel momento nadie prestó atención a esta circunstancia. Media hora más tarde, el acorazado tenía ya sumergida en el agua la segunda torre con sus piezas de artillería de mayor calibre y siguió escorándose todavía más. En un intento de equilibrar el buque se ordenó la inundación de los compartimentos de popa.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">A las 3.45 el comandante de la escuadra, Contraalmirante Nikolski, volvió a solicitarle a Parjomenko permiso para evacuar del barco a los tripulantes que no participaban directamente en la operación de rescate (cerca de 800 personas). Sin embargo, su solicitud fue rechazada. Como explicó posteriormente Parjomenko, hasta el último momento, el comando contó con la posibilidad de salvar el buque y por está razón, se descartó de plano la posibilidad de abandonarlo.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Los intentos de remolcar el acorazado medio hundido hacia la costa fracasaron. A las 3.50 de la madrugada la proa se empezó a hundir de manera imparable, quedando al descubierto el timón. El buque se escoró todavía más, sin que diera resultado la inundación de los compartimentos de estribor. A las 4.12 de la madrugada la cubierta estaba tan inclinada que empezaron a resbalar los objetos que no estaban sujetos y la inclinación aumentó todavía más.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Posteriormente, se oyó una voz clara de algún alto mando ordenando “Todos al agua”, pero fue tarde. A las 4.15 “Novorossiysk” volcó y se hundió.</span></p><p><span style="font-size: 15px">El accidente se cobró la vida de 600 personas, de ellos, entre 50 y cien marineros que murieron en el momento en que ocurrió la explosión, según estableció de la investigación posterior. El resto pereció junto con el buque. El equipo de rescate sólo consiguió sacar a unas diez personas de los compartimentos inferiores.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Según testimonios de testigos, hasta el 1 de octubre de los compartimentos inundados se seguían oyendo golpes de marinos atrapados en secciones y camarotes.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">En el verano de 1956 el buque fue alzado desde el fondo del mar y desguazado inmediatamente, sin proceder una investigación a fondo en los restos de “Novorossiysk”.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><strong><span style="font-size: 15px">Versiones y mitos</span></strong></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">La versión oficial de la comisión encargada de la investigación estableció que el “Novorossiysk” naufragó por la explosión de una mina de fondo alemana. Es cierto que las aguas del puerto de Sebastópol en aquel momento estaban bastante sembradas de minas que quedaron de la guerra. A lo largo de los tres años posteriores a la tragedia del “Novosrossiysk”, en la bahía fueron encontradas 19 minas alemanas, 3 de ellas en el área donde estuvo anclado el acorazado.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Sin embargo, esta versión no parece verosímil, sobre todo porque todas las minas encontradas en aquel momento estaban fuera de servicio, debido a que tenían sus baterías descargadas y al profundo estado de corrosión de la carcasa y de los detonadores. Además, en aquella área constantemente anclaban buques, incluido el “Novorossiysk” que lo había hecho unas diez veces, y nunca se había producido ninguna explosión.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Los testigos indicaron haber oído dos explosiones con un intervalo de un segundo, pero la detonación de dos minas situadas cerca, parece dudosa. Se habló también de la posibilidad de que explotaran los depósitos de municiones de los cañones de a bordo, pero los buzos que examinaron el buque constataron que todos los proyectiles estaban intactos bajo del agua.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">De esta manera, la versión oficial es cuestionable. Dejando a parte toda sospecha, se puede suponer que la comisión simplemente resultó incapaz de explicar todas las circunstancias de aquella misteriosa explosión.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Y como suele ocurrir con los accidentes misteriosos, inmediatamente aparecieron diversas versiones conspirativas que a pesar de su extravagancia, parecen más verosímiles que la versión oficial.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Circuló el rumor queel trágico final del “Novorossiysk” fue un acto de venganza de sus antiguos dueños italianos. Se llegó incluso a nombrar a un posible ejecutor del crimen, el “conde negro” Valerio Borghese, ex Comandante de la 10ª escuadrilla de fuerzas de asalto, unidad de buzos militares que habían conseguido importantes éxitos en actividades de sabotaje en el mar durante la Segunda Guerra Mundial.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Como otros posibles “asesinos” se citó a buzos militares ingleses. La razón formal podría haber sido la creación de proyectiles nucleares para los cañones del acorazado del calibre 320 mm, lo que aumentaría el poderío del buque en las operaciones marítimas y de apoyo de las operaciones de desembarco en el Mar Negro que no queda lejos del Mediterráneo.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Supuestamente éste fue el motivo por el cual los británicos destruyeron el acorazado en el lugar de anclaje y de una manera más que cínica, en vísperas del 7 de noviembre, Fiesta de la Revolución de Octubre.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Sin embargo, el itinerario del “Novorossiysk” aquel día poco antes de la explosión no estuvo planeado por lo que fue imposible colocar de antemano más de una tonelada de material explosivo en el lugar del anclaje. Eso sin mencionar las dificultades con las que se habría topado cualquiera con planes de realizar una operación tan atrevida en territorio enemigo.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Un poco más posible es la versión de un “acto de sabotaje aplazado”, de acuerdo con la cual los italianos, antes de entregar el buque a los rusos, dejaron allí colocadas importantes cargas de explosivos.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Esta versión es apoyada, por ejemplo, por el capitán de segundo grado Yuri Lepejov, quien en 1949 había servido en el “Novosrossiysk”. Lepejov asegura que parte de las cámaras del acorazado, situadas precisamente en la parte de la proa, y accesibles, según el plano general, resultaron cerradas a cal y canto y se percibían rastros de una soldadura reciente. Lepejov informó de sus observaciones a sus jefes, pero no obtuvo ninguna respuesta.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Una “carga secreta” para explotar en cualquier caso precisaría de un potente detonador externo. Y de los testimonios de los buzos se desprende que los bordes de la brecha estaban dirigidos hacia dentro y no hacia fuera, lo que demuestra que la carga explosiva se encontraba debajo del casco del buque.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Existen versiones más “detectivescas”. De acuerdo con una de ellas, el “Novorossiysk” fue víctima de una operación perfectamente planeada e impecablemente realizada por los servicios secretos rusos. El objetivo era desacreditar a los mandos de la Flota, incluido el Almirante Kuznetsov, para conseguir un recorte drástico de los gastos para la Marina de guerra en favor de la incipiente carrera por la exploración del espacio.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Salta a la vista que ninguna de estas numerosas versiones es digna de servir de base para un estudio posterior. Tampoco hay mucho que estudiar, los restos del buque fueron enseguida enviados al desguace, sin que se realizara ningún peritaje.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px">Los testimonios y los materiales reunidos por la Comisión de investigación son contradictorios y las explicaciones parecen incompletas. La Bahía Norte del puerto de Sebastópol lleva 50 años guardando un secreto que seguirá sin ser revelado jamás.</span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p><p><span style="font-size: 15px"><em>LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI</em></span></p><p><span style="font-size: 15px"></span></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Daishi, post: 1494899, member: 10284"] [B][URL='http://sp.ria.ru/opinion_analysis/20101107/147855041.html'][SIZE=5]El enigma del naufragio del acorazado “Novorossiysk”[/SIZE][/URL][/B] [SIZE=6][/SIZE] [SIZE=3]15:03 07/11/2010[/SIZE] [B][SIZE=4]Konstantín Bogdánov, RIA Novosti[/SIZE][/B] [SIZE=4] Hace 55 años, el 29 de octubre de 1955, en el puerto de Sebastópol, en la Península de Crimea, actualmente, Ucrania, se produjo una explosión que puso fin al buque insignia de la Flota del Mar Negro, el acorazado “Novosrossiysk”. Hasta hoy, uno de los mayores enigmas en la historia de la marina de guerra de Rusia. [/SIZE] [B][SIZE=4]Julio César cambia de bando[/SIZE][/B] [SIZE=4] El acorazado italiano “Julio Cesar” fue botado en Génova en 1910, prestó un destacado servicio durante la I Guerra Mundial, tras lo cuál, fue sometido a reparaciones y modernizado. Para la II Guerra Mundial el buque todavía estaba en buenas condiciones y, sin embargo, la indecisión del comando de la Flota italiana que disponía de buques modernos, impidió al buque destacarse en el frente de combate. En 1943, el acorazado fue capturado por las fuerzas aliadas y remolcado a un puerto. En 1948, según el Acuerdo de reparto de las Flotas de los países del Eje, el “Julio Cesar” fue transferido a la Flota soviética, donde recibió el nombre de “Novorossiysk”. El buque, entregado a los marineros soviéticos, estaba en pésimas condiciones: especialmente el sistema de tuberías de a bordo y las comunicaciones internas. Faltaba la mayor parte de la documentación necesaria para las reparaciones y de la que había, no se pudo aprovechar porque en la URSS no había traductores del italiano especializados en terminología naval de guerra. Tras numerosos trabajos de reparación, entre 1945 y 1955, el “Novorossiysk” fue designado buque insignia de la Flota del Mar Negro, y paulatinamente la tripulación aprendió las particularidades técnicas del buque. En varias ocasiones, cumplió misiones de patrullaje en alta mar ya que el gobierno soviético quería demostrar al agresivo bloque militar de la OTAN que la URSS contaba con un buque de guerra potente y preparado para cualquier operación bélica. El 28 de octubre de 1955 el “Novorossiysk” regresó al puerto y ancló en la Bahía Norte de Sebastópol. El 29 de octubre, a la 1.38 de la madrugada, debajo de la proa del buque se produjo una potente explosión. [B] Cronología de una operación despiadada y carente de sentido[/B] Pasados unos minutos, la tripulación del buque consiguió restablecer la iluminación de emergencia y poner en marcha las bombas para achicar el agua. Según un primer informe, ocurrió una explosión en los depósitos de combustible. Una gran filtración de agua perfiló la gravedad de accidente, ya que en el casco del buque se formó un orificio de más de 150 metros cuadrados. La proa del acorazado comenzó hundirse lenta e inexorablemente. A la 1.46 la tripulación comprendió la imposibilidad de solucionar el problema por sus propios medios y telegrafió el siguiente mensaje: “Necesitamos la ayuda de las unidades de rescate marítimo en tierra”. A las 2.00 de la madrugada el Comandante de la Flota del Mar Negro, Almirante Parjomenko, acompañado por algunos oficiales de alto rango, acudió al buque y ordenó detener las labores de remolque hacia la costa. La lucha para mantener el buque a flote fue intensa heroica, pero resultó un fracaso rotundo. Posiblemente por la deficiente preparación de la tripulación, su escaso conocimiento de las características técnicas del acorazado o la histeria incontrolada del alto mando. A las 2.32 el buque empezó a inclinarse hacia babor, pero en aquel momento nadie prestó atención a esta circunstancia. Media hora más tarde, el acorazado tenía ya sumergida en el agua la segunda torre con sus piezas de artillería de mayor calibre y siguió escorándose todavía más. En un intento de equilibrar el buque se ordenó la inundación de los compartimentos de popa. A las 3.45 el comandante de la escuadra, Contraalmirante Nikolski, volvió a solicitarle a Parjomenko permiso para evacuar del barco a los tripulantes que no participaban directamente en la operación de rescate (cerca de 800 personas). Sin embargo, su solicitud fue rechazada. Como explicó posteriormente Parjomenko, hasta el último momento, el comando contó con la posibilidad de salvar el buque y por está razón, se descartó de plano la posibilidad de abandonarlo. Los intentos de remolcar el acorazado medio hundido hacia la costa fracasaron. A las 3.50 de la madrugada la proa se empezó a hundir de manera imparable, quedando al descubierto el timón. El buque se escoró todavía más, sin que diera resultado la inundación de los compartimentos de estribor. A las 4.12 de la madrugada la cubierta estaba tan inclinada que empezaron a resbalar los objetos que no estaban sujetos y la inclinación aumentó todavía más. Posteriormente, se oyó una voz clara de algún alto mando ordenando “Todos al agua”, pero fue tarde. A las 4.15 “Novorossiysk” volcó y se hundió. El accidente se cobró la vida de 600 personas, de ellos, entre 50 y cien marineros que murieron en el momento en que ocurrió la explosión, según estableció de la investigación posterior. El resto pereció junto con el buque. El equipo de rescate sólo consiguió sacar a unas diez personas de los compartimentos inferiores. Según testimonios de testigos, hasta el 1 de octubre de los compartimentos inundados se seguían oyendo golpes de marinos atrapados en secciones y camarotes. En el verano de 1956 el buque fue alzado desde el fondo del mar y desguazado inmediatamente, sin proceder una investigación a fondo en los restos de “Novorossiysk”. [/SIZE] [B][SIZE=4]Versiones y mitos[/SIZE][/B] [SIZE=4] La versión oficial de la comisión encargada de la investigación estableció que el “Novorossiysk” naufragó por la explosión de una mina de fondo alemana. Es cierto que las aguas del puerto de Sebastópol en aquel momento estaban bastante sembradas de minas que quedaron de la guerra. A lo largo de los tres años posteriores a la tragedia del “Novosrossiysk”, en la bahía fueron encontradas 19 minas alemanas, 3 de ellas en el área donde estuvo anclado el acorazado. Sin embargo, esta versión no parece verosímil, sobre todo porque todas las minas encontradas en aquel momento estaban fuera de servicio, debido a que tenían sus baterías descargadas y al profundo estado de corrosión de la carcasa y de los detonadores. Además, en aquella área constantemente anclaban buques, incluido el “Novorossiysk” que lo había hecho unas diez veces, y nunca se había producido ninguna explosión. Los testigos indicaron haber oído dos explosiones con un intervalo de un segundo, pero la detonación de dos minas situadas cerca, parece dudosa. Se habló también de la posibilidad de que explotaran los depósitos de municiones de los cañones de a bordo, pero los buzos que examinaron el buque constataron que todos los proyectiles estaban intactos bajo del agua. De esta manera, la versión oficial es cuestionable. Dejando a parte toda sospecha, se puede suponer que la comisión simplemente resultó incapaz de explicar todas las circunstancias de aquella misteriosa explosión. Y como suele ocurrir con los accidentes misteriosos, inmediatamente aparecieron diversas versiones conspirativas que a pesar de su extravagancia, parecen más verosímiles que la versión oficial. Circuló el rumor queel trágico final del “Novorossiysk” fue un acto de venganza de sus antiguos dueños italianos. Se llegó incluso a nombrar a un posible ejecutor del crimen, el “conde negro” Valerio Borghese, ex Comandante de la 10ª escuadrilla de fuerzas de asalto, unidad de buzos militares que habían conseguido importantes éxitos en actividades de sabotaje en el mar durante la Segunda Guerra Mundial. Como otros posibles “asesinos” se citó a buzos militares ingleses. La razón formal podría haber sido la creación de proyectiles nucleares para los cañones del acorazado del calibre 320 mm, lo que aumentaría el poderío del buque en las operaciones marítimas y de apoyo de las operaciones de desembarco en el Mar Negro que no queda lejos del Mediterráneo. Supuestamente éste fue el motivo por el cual los británicos destruyeron el acorazado en el lugar de anclaje y de una manera más que cínica, en vísperas del 7 de noviembre, Fiesta de la Revolución de Octubre. Sin embargo, el itinerario del “Novorossiysk” aquel día poco antes de la explosión no estuvo planeado por lo que fue imposible colocar de antemano más de una tonelada de material explosivo en el lugar del anclaje. Eso sin mencionar las dificultades con las que se habría topado cualquiera con planes de realizar una operación tan atrevida en territorio enemigo. Un poco más posible es la versión de un “acto de sabotaje aplazado”, de acuerdo con la cual los italianos, antes de entregar el buque a los rusos, dejaron allí colocadas importantes cargas de explosivos. Esta versión es apoyada, por ejemplo, por el capitán de segundo grado Yuri Lepejov, quien en 1949 había servido en el “Novosrossiysk”. Lepejov asegura que parte de las cámaras del acorazado, situadas precisamente en la parte de la proa, y accesibles, según el plano general, resultaron cerradas a cal y canto y se percibían rastros de una soldadura reciente. Lepejov informó de sus observaciones a sus jefes, pero no obtuvo ninguna respuesta. Una “carga secreta” para explotar en cualquier caso precisaría de un potente detonador externo. Y de los testimonios de los buzos se desprende que los bordes de la brecha estaban dirigidos hacia dentro y no hacia fuera, lo que demuestra que la carga explosiva se encontraba debajo del casco del buque. Existen versiones más “detectivescas”. De acuerdo con una de ellas, el “Novorossiysk” fue víctima de una operación perfectamente planeada e impecablemente realizada por los servicios secretos rusos. El objetivo era desacreditar a los mandos de la Flota, incluido el Almirante Kuznetsov, para conseguir un recorte drástico de los gastos para la Marina de guerra en favor de la incipiente carrera por la exploración del espacio. Salta a la vista que ninguna de estas numerosas versiones es digna de servir de base para un estudio posterior. Tampoco hay mucho que estudiar, los restos del buque fueron enseguida enviados al desguace, sin que se realizara ningún peritaje. Los testimonios y los materiales reunidos por la Comisión de investigación son contradictorios y las explicaciones parecen incompletas. La Bahía Norte del puerto de Sebastópol lleva 50 años guardando un secreto que seguirá sin ser revelado jamás. [I]LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI[/I] [/SIZE] [/QUOTE]
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