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<blockquote data-quote="cosmiccomet74" data-source="post: 3470688" data-attributes="member: 4858"><p><h3><strong>Muy interesante articulo referido a la historia de la AAP.</strong></h3><h3></h3><h3><a href="https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?p=52459">Se regala flota presidencial - Gaceta Aeronautica (gacetaeronautica.com)</a></h3><p><a href="https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?cat=5">AVIACIÓN GENERAL</a><a href="https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?cat=4">DEFENSA Y SEGURIDAD</a></p><p><a href="https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?author=3">Pablo Luciano Potenze</a></p><p><a href="https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?m=20240318">18/03/2024</a></p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-02.jpg?resize=1024%2C768&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El recientemente adquirido B757 presidencial en Aeroparque (foto: Javi Sagarna).</em></p><hr /><p>El presidente Milei acaba de decidir la transferencia de las aeronaves de la flota presidencial a la Fuerza Aérea Argentina. Es una medida para demostrar austeridad, pero también es poner un punto final a un monstruo que hace mucho era incontrolable y generaba más problemas que soluciones.</p><p>Los presidentes viajan por diversos motivos, y seguirán viajando. Los vehículos elegidos para esos viajes son un símbolo y un indicador de los países, sus diversas presidencias y sus circunstancias. La historia muestra muchas alternativas.</p><p>Hubo diversos carruajes presidenciales, para viajes urbanos, pero nunca hubo ninguna “diligencia presidencial” para enlaces largos. Tampoco hubo un “buque presidencial”, aunque se computan algunos yates con los que se hacían paseos por el Delta del Paraná.</p><p>Justo José de Urquiza, nuestro primer presidente, a lo largo de su carrera militar y política viajó incansablemente por vías terrestres y fluviales. Además fue socio de Timoteo Gordillo en la empresa de diligencias Mensajerías Argentinas, una de las más grandes de la historia argentina.</p><p>Bartolomé Mitre también viajó mucho durante su carrera política y militar. Como presidente impulsó la construcción de ferrocarriles concesionados y estatales. A partir de 1865 volvió a viajar, también en función militar, por la Guerra de la Triple Alianza, pero no hay referencias a que haya usado vehículos especiales.</p><p>Julio Argentino Roca. Viajó a Punta Arenas para firmar un tratado de límites con su colega Federico Errázuriz Echaurren, en febrero de 1899. Lo hizo en el acorazado <em>Belgrano</em>, la nave más poderosa de la escuadra local, escoltado por otros buques de guerra que llevaron ministros y periodistas. Era políticamente importante mostrar poderío, y la nave era perfecta para ello. No era un buque de lujo, aunque en las fotos de la delegación todos tienen traje de etiqueta. Los chilenos hicieron un despliegue similar.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-12.jpg?resize=1024%2C680&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Crucero acorazado Belgrano, utilizado por el presidente Roca en su viaje a Chile en 1899. El principal motivo de la elección de este medio de transporte fue “mostrar los dientes” a los chilenos después de la firma de un tratado de límites que fue histórico (imagen Wikipedia).</em></p><hr /><p>La aparición del ferrocarril, a partir de 1857, “democratizó” los viajes, porque era más rápido y cómodo usar un tren de línea —eventualmente decorado— que usar cualquier sistema de tracción a sangre. Para ordenar esto, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, se encaró la construcción de un verdadero tren presidencial de lujo, que fue materializado en los talleres de Tafí Viejo de los Ferrocarriles del Estado y, por ello, fue una formación de trocha angosta, que no podía circular por buena parte del país. Eran los tiempos de la Argentina opulenta, y se dispuso de los recursos necesarios para el empeño. Lo inauguró Victorino de la Plaza, en 1912 y fue utilizado, con diversa intensidad por varios presidentes. El último fue Alfonsín y en la actualidad puede verse bien preservado en el Museo Histórico 17 de Octubre, más conocido como la “Quinta de San Vicente”.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-01.jpg?resize=1024%2C1373&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Interior del tren presidencial de trocha angosta, construido entre 1908 y 1912 (imagen Archivo).</em></p><hr /><p>Pero, dado el mapa ferroviario, también era necesario contar con un equivalente de trocha ancha. Hubo algunos coches lujosos para este fin, construidos en el entorno de 1910, pero no he podido definir una formación presidencial permanente. Parte de ellos están en el Museo Nacional Ferroviario.</p><p>Por último, y para viajes urbanos, existieron algunas carrozas presidenciales, muy lujosas (la primera comprada por Sarmiento) y, a partir de 1904, automóviles dedicados al primer mandatario. Algunos, desde de la segunda mitad del siglo XX, estuvieron blindados.</p><p>Algunos de estos vehículos pueden verse en el Museo Udaondo de Luján, el del Bicentenario, y otros</p><h4><strong>Los vuelos presidenciales</strong></h4><p>José Félix Uriburu fue el primer presidente argentino que voló estando en ejercicio del cargo, en 1931, para visitar la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba. Podría haber elegido un avión militar, pero prefirió chartear un Laté 28 de Aeroposta Argentina, que fue piloteado por el piloto civil Leonardo Selvetti. No hay otros registros de vuelos presidenciales en los años siguientes, en los que los trenes siguieron siendo los preferidos.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-14.jpg?resize=1024%2C557&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El primer vuelo de un presidente en ejercicio se hizo en un Laté 28 como éste (imagen Mi Río Gallegos).</em></p><hr /><p>En 1938. El Ejército incorporó dos Lockheed 12B Electra Junior para uso presidencial. Desde un punto vista teórico, podemos decir que fueron los primeros aviones presidenciales oficiales, pero ningún presidente voló en ellos, aunque sí lo hicieron ministros y otros funcionarios.</p><p>En 1945 se creó la Secretaría de Aeronáutica que, entre otras misiones civiles, tenía la de realizar todos los vuelos requeridos por el Estado (nacional, provincial y municipal), en principio, gratis, situación que se mantuvo hasta 1959, cuando se habilitó un régimen de pagos. En esta época se creó la Casa Militar, una agrupación de la presidencia a cargo de la logística del Poder Ejecutivo, incluyendo la Agrupación Aérea Presidencial, responsable de los traslados aéreos.</p><p>El gobierno argentino compró en 1946 un lote de bimotores de transporte Vickers Viking para la Fuerza Aérea. Todos estaban equipados como aviones de línea aérea, menos uno, el T-64, que sería lo que hoy llamaríamos un avión VIP, que fue asignado al presidente de la Nación.</p><p>En lo exterior era idéntico al resto de los Viking, salvo el esquema de pintura, pero tenía dos salones en la parte anterior, uno de ellos con una mesa, cocina bastante bien equipada, radioteléfono, tapizados y algunas otras mejoras. Se destruyó en un vuelo ferry, en agosto de 1952. Según las malas lenguas, el accidente fue intencional, con el objeto de destruir el avión de Perón. Imposible de demostrar, pero lo oí varias veces. El presidente no usó nunca este avión, aunque fue destinado a vuelos oficiales de importancia.</p><p>Perón voló poco durante sus dos primeras presidencias, pero realizó varios largos viajes en tren y fue a Paraguay en buque. En 1953 hizo un viaje a Chile en una formación especial del Transandino que podría haberse hecho en un Douglas DC-6 o un Convair de Aerolíneas, pero prefirió esta opción. Su esposa, Eva Perón, hizo algunos viajes por la sociedades mixtas y Aerolíneas Argentinas.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-15.jpg?resize=1024%2C675&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Eva Perón saluda antes de embarcar en un Sandringham de ALFA (imagen Archivo General de la Nación).</em></p><hr /><p>Lo que ha trascendido muy poco es que Perón tuvo un avión propio, un biplaza Fairchild Cornell MkII, versión civil del PT-26, que fue matriculado a su nombre como LV-JDP. Él no era piloto, y es posible que haya sido un regalo que nunca usó.</p><p>Hacia el final de la presidencia de Pedro Eugenio Aramburu se informó de la compra de un Aerocommander 680S para uso presidencial, aunque no está muy claro que lo haya usado. Su sucesor, Arturo Frondizi, fue un pasajero frecuente de Aerolíneas Argentinas. Viajó a Estados Unidos en DC-6 antes de asumir y una vez en el mando, en Comet 4, a Europa y Estados Unidos y luego dio una vuelta al mundo. También hizo viajes al interior. Por lo general, aunque no siempre, fueron vuelos charter y no de línea. También hizo algunos viajes en aviones militares.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-16.jpg?resize=1024%2C1564&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Aviso de Aerolíneas Argentinas publicado en ocasión del viaje que hizo a Estados Unidos en un DC-6 de la empresa (imagen La Prensa, 7 de abril de 1958).</em></p><hr /><p>Además voló en los helicópteros Sikorsky S-51 de la Secretaría de Aeronáutica, y encaró la construcción del helipuerto de la Casa de Gobierno, que inauguraría su sucesor, José María Guido. A partir de entonces, con muy diversos grados de intensidad, los presidentes utilizaron helicópteros para sus traslados dentro del área metropolitana.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-17.jpg?resize=1024%2C732&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El presidente Frondizi desciende de un helicóptero Sikorsky S-61 en algún sitio indeterminado (imagen archivo).</em></p><hr /><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-18.jpg?resize=1024%2C1010&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El presidente José María Guido desciende de un helicóptero Sikorsky S-51 en el flamante helipuerto de la Casa de Gobierno (imagen vía Jorge Souto).</em></p><hr /><p>A fines de 1960 la Armada cedió un DC-3 de su arsenal a la Presidencia de la Nación, que lo matrículó LQ-GJT, y lo bautizó <em>Independencia</em>. Tenía una configuración de 15 asientos, pero casi ningún otro detalle que pudiera dar la idea de un avión VIP. Fue utilizado por los presidentes Fondizi, Guido y Arturo Illia, sólo en vuelos domésticos. En 1967 volvió a la Marina.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-19.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Así fue el Douglas DC-3 presidencial Independencia (LQ-GJT). El que se ve en la foto, que está en el Museo Nacional de Aeronáutica, no prestó servicios presidenciales, pero fue pintado con la imagen original de aquél (imagen PLP).</em></p><hr /><p>Durante el gobierno de Onganía, en 1966, el gobierno argentino adquirió un Avro 748, Mk.2, para ser destinado a la presidencia de la nación. La máquina fue matriculada como T-01, lo que lo convirtió en el primer “tango cero uno” presidencial. Estuvo en servicio hasta 1978.</p><p>Era similar en casi todo a los Avro de Aerolíneas, lo que simplificaba su mantenimiento en el país, pero tenía motores más potentes y una escalerilla incorporada. El interior no tenía ningún detalle especial. El uso de un avión de 40 asientos admitía llevar comitivas más importantes en los viajes presidenciales, lo que permitía tener invitados especiales, eventualmente periodistas.</p><p>El Avro fue reemplazado, en 1970, por un Fokker F-28 que utilizó las matrículas T-01 y T-02 y estuvo bautizado alternativamente como <em>Patagonia</em> y <em>Teniente General Perón</em>. En 1977 llegó un segundo F-28. Estos dos aviones tuvieron un interior VIP.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-03.jpg?resize=1024%2C433&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Fokker F-28 presidencial T-01 (imagen vía Walter Bentacor).</em></p><hr /><p>Perón volvió a ser presidente en 1973. La política había cambiado, y se pensó entonces en la necesidad de contar con un avión presidencial de largo radio, para lo que se compró a Boeing un 707/387B, idéntico a los que operaba entonces Aerolíneas Argentinas. Llegó al país después de muerto el presidente, a mediados de 1975, en medio del “rodrigazo”, una crisis económica sin precedentes. Isabel Perón, la nueva mandataria, declaró que el avión sería destinado a Aerolíneas Argentinas, algo que nunca ocurrió, porque la máquina, sin muchos rodeos, comenzó a ser operada por la Fuerza Aérea, que le cambió la matrícula T-01 por T-91 y luego le hizo hacer un portón de carga y le reforzó el piso para poder usarlo como carguero.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-04.jpg?resize=1024%2C637&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El TC-91, un Boeing 707 combi de la Fuerza Aérea, que nació como avión presidencia T-01 (imagen Wikipedia).</em></p><hr /><p>Este desvío de la aeronave para uso militar fue detectado por APLA, el sindicato de pilotos, que hizo una campaña para que se entregara a la empresa aérea estatal.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-05.jpg?resize=1024%2C1162&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Solicitada de APLA en relación con el desvío del avión presidencial (imagen La Nación, 27 de agosto de 1975).</em></p><hr /><p>Probablemente Isabel nunca voló en él, pero cada vez que la presidencia lo necesitó estuvo a su disposición. Al principio estuvo bautizado <em>Soberanía</em>. En 1982 participó en la guerra de Malvinas.</p><p>Además, en 1974 se incorporaron 2 helicópteros Sikorsky S-58DT (H-01/H-02) equipado para traslados ejecutivos, que fueron utilizados hasta mediados de 1980.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-06.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>La hora menos gloriosa de la Agrupación Aérea Presidencial, el Sikorsky S-58DT H-2 iniciando el vuelo que secuestró a la presidente Isabel Perón para derrocarla (imagen Archivo General de la Nación).</em></p><hr /><p>Lo destacable es que en la década de 1970 la Casa Militar, que nunca había pasado de tener un avión, pasó a tener varias aeronaves complejas, todas operadas por la Fuerza Aérea. Este sistema funcionó sin mayores complicaciones, a medida que envejecían los aviones.</p><p>En 1999 llegó Menem, que vio la edad de la flota y pensó que debía renovarla. Lo ayudaron algunas circunstancias fortuitas y forzadas. Para la cronología, digamos que un gran Sikorsky S-61R, con el que la Fuerza Aérea no sabía qué hacer fue acondicionado en 1993 para uso presidencial con la matrícula H-02, pero no hay evidencias sobre su uso.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-20.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Este Sikorsky S-61R llegó a tener matrícula presidencial por algún tiempo, pero prácticamente no se usó (imagen Carlos Ay).</em></p><hr /><p>El TC 91 tuvo en 1991/92 algunos inconvenientes menores en vuelos presidenciales que dieron al presidente el pretexto para comprar un Boeing 757 que fue el nuevo T-01. Llegó en noviembre de 1992, y era un verdadero avión VIP, con dormitorio y diversos salones, incluido un sillón de peluquero que se hizo famoso. Costó 66 millones de dólares pero el ministro Cavallo dijo que su valor «es menor del que se dice».</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-07.jpg?resize=1024%2C580&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El Boeing 757 que compró Menem (imagen PLP).</em></p><hr /><p>El 18 de septiembre de 1993 un helicóptero Chinook de Fuerza Aérea, que transportaba a Menem, debió hacer un aterrizaje de emergencia en Formosa, tras lo cual el presidente no tardó mucho en comprar un helicóptero presidencial, que fue un Sikosky S-70 Black Hawk, totalmente sobredimensionado para su tarea principal, que era llevar y traer al presidente de la Casa Rosada a Olivos.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-08.jpg?resize=1024%2C647&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Sikorsky S-70 Black Hawk H-01 en la configuración en que llegó al país. Después se agregaron tanques de combustible externos (imagen Andrés Ranguni).</em></p><hr /><p>Además se compraron otras dos máquinas más pequeñas, Sikorsky S-76B Spirit, pero también resultaron grandes porque, según las malas lenguas, muchos funcionarios se colaban en los vuelos y eso molestaba al presidente. El resultado fue que, a pesar de tener tres helicópteros presidenciales Menem prefería viajar a la Casa Rosada en un Bo-105 de la Policía Federal.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-09.jpg?resize=1024%2C625&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El Sikorsky S-76 que luego sería H-02, todavía con la matrícula norteamericana con la que ingresó al país (imagen PLP).</em></p><hr /><p>Duhalde no tuvo tiempo para ocuparse de sus aviones, y Kirchner, que llegó en 2003, comenzó despidiendo a tres comandantes del T-01 por sospecha de fraudes en el uso del avión. Después aparecieron otros temas judiciales y la consecuencia directa (y novedosísima) de esto fue la designación de un civil como comandante del avión. Hubo otros funcionarios y empresarios imputados y procesados por hechos de corrupción con los vuelos presidenciales durante el gobierno de Menem.</p><p>Siguió una serie de incidentes técnicos con el T-01, que más de una vez quedó en tierra. En noviembre de 2004, para viajar a Brasil, Kirchner charteó un avión de Aerolíneas Argentinas.</p><p>Los problemas siguieron, los funcionarios empezaron a acostumbrarse a volar en aviones privados y, en 2009, bajo la presidencia de Cristina Kirchner, se hizo una licitación para alquilar ocho aviones y dos helicópteros civiles que no se concluyó.</p><p>A esta altura, la Agrupación transportaba a todo tipo de funcionarios, en aviones propios o de la Fuerza Aérea, lo que daba lugar a no pocos conflictos. En algún momento se agregó a la flota un Learjet 60 de la Fuerza Aérea, matriculado T-10. En total eran siete aeronaves (cuatro aviones y tres helicópteros), con muchos problemas de mantenimiento.</p><p>En julio de 2014 se agregó un Boeing 737/500, dado de baja por Aerolíneas Argentinas, que se matriculó T-04.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-10.jpg?resize=1024%2C619&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El Boeing 737/500 T-04 (imagen PLP).</em></p><hr /><p>Macri llegó en 2015 con la idea de racionalizar la flota, lo que incluía vender el T-01 y reemplazarlo por un avión más pequeño y eficiente. Pero no vendió nada y fomentó la contratación de servicios privados. Realizó sus viajes internacionales en vuelos de línea, de diversas empresas, incluida Aerolíneas, lo que dio lugar a un debate sobre si la seguridad personal del presidente estaba asegurada en ese medio. También usó el T-10 y los helicópteros en vuelos domésticos.</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-11.jpg?resize=1024%2C768&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>Mauricio Macri y Juliana Awada en ocasión de un viaje internacional que hicieron por Aerolíneas (imagen archivo).</em></p><hr /><p>En 2019 llegó Alberto Fernández, y una de las primeras cosas que hizo fue pedir un informe sobre la flota presidencial. Después resolvió reparar el T-01, pero no se pudo hacer porque era caro y difícil. El avión estaba muy degradado después de años de tomar sol y frío en la plataforma de El Palomar.</p><p>Y en 2022, sorpresivamente, se tomó la decisión de comprar otro Boeing 757 para reemplazarlo. Una decisión difícil de explicar en un mundo en el que nadie compraba ese tipo de avión, que se había dejado de fabricar en 2004 por ser antieconómico, y del que ya empezaban a escasear los repuestos.</p><p>El proceso de compra fue largo y retorcido. Hasta se dio participación a la OACI. Se pagaron 22 millones de dólares pero, después se supo, debían hacerse diversas inspecciones casi de inmediato y había muchos componentes a punto de vencer. La máquina llegó al país el 25 de mayo de 2023 y realizó una discutida pasada sobre la pista del Aeroparque, que motivó un mes después renunciaran los pilotos, lo que puso en un apuro a la Agrupación, porque ahora tenía el avión, pero no tenía nadie que lo pudiera pilotear.</p><p>La puesta en servicio del Boeing tuvo aparejado un cambio de matrículas de los aviones presidenciales, que dejaron de ser T-xxx para ser ARG-xxx. No son matrículas civiles por lo que seguimos hablando de aeronaves militares, aunque piloteadas por personal civil. También se cambió el esquema de pintura.</p><p>Javier Milei asumió como presidente el 10 de diciembre, pero no pudo hacer sus primeros viajes internacionales en el ARG-01, porque el avión andaba realizando inspecciones por el mundo (y, de paso, entrenando a sus pilotos sin experiencia en el modelo).</p><p><img src="https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-13.jpg?resize=1024%2C565&ssl=1" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /><em>El ARG-01 con el nuevo esquema de pintura de la flota presidencial (imagen archivo).</em></p><hr /><h4><strong>Final de una historia que no terminará jamás</strong></h4><p>En enero de 2024 trascendió que el gobierno evaluaba desprenderse de parte de sus aviones, y el 5 de marzo se informó que la flota en su conjunto sería entregada a la Fuerza Aérea, que no los necesita para nada porque está tratando de actualizar su flota de modo coherente. Inevitablemente, su misión será liquidar, lo más disimuladamente posible, un engendro, que a esta altura no tiene ninguna razón de ser.</p><p>El tema de los aviones presidenciales (y provinciales) es una cuestión política difícil. Isabel Perón, en 1975, en medio de una crisis económica brutal se tuvo que sacar de encima su Boeing 707 recién recibido, y lo cedió a Aerolíneas Argentinas que, en medio de la confusión del momento, nunca lo recibió.</p><p>El Boeing 757 de Menem fue discutido desde el primer momento, y todos los presidentes que vinieron después trataron de venderlo o hablaron de eso, pero la realidad demostró que un avión de ese tipo con configuración VIP y mal mantenido es invendible.</p><p>Pero los presidentes y sus ministros seguirán necesitando viajar, y en algún vehículo tendrán que hacerlo. Crear una nueva flota presidencial no parece muy razonable después de todo lo que pasó. En este momento la Fuerza Aérea (cuyo comandante en jefe es el presidente) tiene capacidad para llevar grupos de funcionarios a cualquier lugar del territorio nacional o países limítrofes y Aerolíneas Argentinas puede hacer vuelos más largos, regulares o charteados. Muchísimos mandatarios del mundo viajan así.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="cosmiccomet74, post: 3470688, member: 4858"] [HEADING=2][B]Muy interesante articulo referido a la historia de la AAP.[/B][/HEADING] [HEADING=2][/HEADING] [HEADING=2][URL='https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?p=52459']Se regala flota presidencial - Gaceta Aeronautica (gacetaeronautica.com)[/URL][/HEADING] [URL='https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?cat=5']AVIACIÓN GENERAL[/URL][URL='https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?cat=4']DEFENSA Y SEGURIDAD[/URL] [URL='https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?author=3']Pablo Luciano Potenze[/URL] [URL='https://www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/?m=20240318']18/03/2024[/URL] [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-02.jpg?resize=1024%2C768&ssl=1[/IMG][I]El recientemente adquirido B757 presidencial en Aeroparque (foto: Javi Sagarna).[/I] [HR][/HR] El presidente Milei acaba de decidir la transferencia de las aeronaves de la flota presidencial a la Fuerza Aérea Argentina. Es una medida para demostrar austeridad, pero también es poner un punto final a un monstruo que hace mucho era incontrolable y generaba más problemas que soluciones. Los presidentes viajan por diversos motivos, y seguirán viajando. Los vehículos elegidos para esos viajes son un símbolo y un indicador de los países, sus diversas presidencias y sus circunstancias. La historia muestra muchas alternativas. Hubo diversos carruajes presidenciales, para viajes urbanos, pero nunca hubo ninguna “diligencia presidencial” para enlaces largos. Tampoco hubo un “buque presidencial”, aunque se computan algunos yates con los que se hacían paseos por el Delta del Paraná. Justo José de Urquiza, nuestro primer presidente, a lo largo de su carrera militar y política viajó incansablemente por vías terrestres y fluviales. Además fue socio de Timoteo Gordillo en la empresa de diligencias Mensajerías Argentinas, una de las más grandes de la historia argentina. Bartolomé Mitre también viajó mucho durante su carrera política y militar. Como presidente impulsó la construcción de ferrocarriles concesionados y estatales. A partir de 1865 volvió a viajar, también en función militar, por la Guerra de la Triple Alianza, pero no hay referencias a que haya usado vehículos especiales. Julio Argentino Roca. Viajó a Punta Arenas para firmar un tratado de límites con su colega Federico Errázuriz Echaurren, en febrero de 1899. Lo hizo en el acorazado [I]Belgrano[/I], la nave más poderosa de la escuadra local, escoltado por otros buques de guerra que llevaron ministros y periodistas. Era políticamente importante mostrar poderío, y la nave era perfecta para ello. No era un buque de lujo, aunque en las fotos de la delegación todos tienen traje de etiqueta. Los chilenos hicieron un despliegue similar. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-12.jpg?resize=1024%2C680&ssl=1[/IMG][I]Crucero acorazado Belgrano, utilizado por el presidente Roca en su viaje a Chile en 1899. El principal motivo de la elección de este medio de transporte fue “mostrar los dientes” a los chilenos después de la firma de un tratado de límites que fue histórico (imagen Wikipedia).[/I] [HR][/HR] La aparición del ferrocarril, a partir de 1857, “democratizó” los viajes, porque era más rápido y cómodo usar un tren de línea —eventualmente decorado— que usar cualquier sistema de tracción a sangre. Para ordenar esto, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, se encaró la construcción de un verdadero tren presidencial de lujo, que fue materializado en los talleres de Tafí Viejo de los Ferrocarriles del Estado y, por ello, fue una formación de trocha angosta, que no podía circular por buena parte del país. Eran los tiempos de la Argentina opulenta, y se dispuso de los recursos necesarios para el empeño. Lo inauguró Victorino de la Plaza, en 1912 y fue utilizado, con diversa intensidad por varios presidentes. El último fue Alfonsín y en la actualidad puede verse bien preservado en el Museo Histórico 17 de Octubre, más conocido como la “Quinta de San Vicente”. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-01.jpg?resize=1024%2C1373&ssl=1[/IMG][I]Interior del tren presidencial de trocha angosta, construido entre 1908 y 1912 (imagen Archivo).[/I] [HR][/HR] Pero, dado el mapa ferroviario, también era necesario contar con un equivalente de trocha ancha. Hubo algunos coches lujosos para este fin, construidos en el entorno de 1910, pero no he podido definir una formación presidencial permanente. Parte de ellos están en el Museo Nacional Ferroviario. Por último, y para viajes urbanos, existieron algunas carrozas presidenciales, muy lujosas (la primera comprada por Sarmiento) y, a partir de 1904, automóviles dedicados al primer mandatario. Algunos, desde de la segunda mitad del siglo XX, estuvieron blindados. Algunos de estos vehículos pueden verse en el Museo Udaondo de Luján, el del Bicentenario, y otros [HEADING=3][B]Los vuelos presidenciales[/B][/HEADING] José Félix Uriburu fue el primer presidente argentino que voló estando en ejercicio del cargo, en 1931, para visitar la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba. Podría haber elegido un avión militar, pero prefirió chartear un Laté 28 de Aeroposta Argentina, que fue piloteado por el piloto civil Leonardo Selvetti. No hay otros registros de vuelos presidenciales en los años siguientes, en los que los trenes siguieron siendo los preferidos. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-14.jpg?resize=1024%2C557&ssl=1[/IMG][I]El primer vuelo de un presidente en ejercicio se hizo en un Laté 28 como éste (imagen Mi Río Gallegos).[/I] [HR][/HR] En 1938. El Ejército incorporó dos Lockheed 12B Electra Junior para uso presidencial. Desde un punto vista teórico, podemos decir que fueron los primeros aviones presidenciales oficiales, pero ningún presidente voló en ellos, aunque sí lo hicieron ministros y otros funcionarios. En 1945 se creó la Secretaría de Aeronáutica que, entre otras misiones civiles, tenía la de realizar todos los vuelos requeridos por el Estado (nacional, provincial y municipal), en principio, gratis, situación que se mantuvo hasta 1959, cuando se habilitó un régimen de pagos. En esta época se creó la Casa Militar, una agrupación de la presidencia a cargo de la logística del Poder Ejecutivo, incluyendo la Agrupación Aérea Presidencial, responsable de los traslados aéreos. El gobierno argentino compró en 1946 un lote de bimotores de transporte Vickers Viking para la Fuerza Aérea. Todos estaban equipados como aviones de línea aérea, menos uno, el T-64, que sería lo que hoy llamaríamos un avión VIP, que fue asignado al presidente de la Nación. En lo exterior era idéntico al resto de los Viking, salvo el esquema de pintura, pero tenía dos salones en la parte anterior, uno de ellos con una mesa, cocina bastante bien equipada, radioteléfono, tapizados y algunas otras mejoras. Se destruyó en un vuelo ferry, en agosto de 1952. Según las malas lenguas, el accidente fue intencional, con el objeto de destruir el avión de Perón. Imposible de demostrar, pero lo oí varias veces. El presidente no usó nunca este avión, aunque fue destinado a vuelos oficiales de importancia. Perón voló poco durante sus dos primeras presidencias, pero realizó varios largos viajes en tren y fue a Paraguay en buque. En 1953 hizo un viaje a Chile en una formación especial del Transandino que podría haberse hecho en un Douglas DC-6 o un Convair de Aerolíneas, pero prefirió esta opción. Su esposa, Eva Perón, hizo algunos viajes por la sociedades mixtas y Aerolíneas Argentinas. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-15.jpg?resize=1024%2C675&ssl=1[/IMG][I]Eva Perón saluda antes de embarcar en un Sandringham de ALFA (imagen Archivo General de la Nación).[/I] [HR][/HR] Lo que ha trascendido muy poco es que Perón tuvo un avión propio, un biplaza Fairchild Cornell MkII, versión civil del PT-26, que fue matriculado a su nombre como LV-JDP. Él no era piloto, y es posible que haya sido un regalo que nunca usó. Hacia el final de la presidencia de Pedro Eugenio Aramburu se informó de la compra de un Aerocommander 680S para uso presidencial, aunque no está muy claro que lo haya usado. Su sucesor, Arturo Frondizi, fue un pasajero frecuente de Aerolíneas Argentinas. Viajó a Estados Unidos en DC-6 antes de asumir y una vez en el mando, en Comet 4, a Europa y Estados Unidos y luego dio una vuelta al mundo. También hizo viajes al interior. Por lo general, aunque no siempre, fueron vuelos charter y no de línea. También hizo algunos viajes en aviones militares. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-16.jpg?resize=1024%2C1564&ssl=1[/IMG][I]Aviso de Aerolíneas Argentinas publicado en ocasión del viaje que hizo a Estados Unidos en un DC-6 de la empresa (imagen La Prensa, 7 de abril de 1958).[/I] [HR][/HR] Además voló en los helicópteros Sikorsky S-51 de la Secretaría de Aeronáutica, y encaró la construcción del helipuerto de la Casa de Gobierno, que inauguraría su sucesor, José María Guido. A partir de entonces, con muy diversos grados de intensidad, los presidentes utilizaron helicópteros para sus traslados dentro del área metropolitana. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-17.jpg?resize=1024%2C732&ssl=1[/IMG][I]El presidente Frondizi desciende de un helicóptero Sikorsky S-61 en algún sitio indeterminado (imagen archivo).[/I] [HR][/HR] [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-18.jpg?resize=1024%2C1010&ssl=1[/IMG][I]El presidente José María Guido desciende de un helicóptero Sikorsky S-51 en el flamante helipuerto de la Casa de Gobierno (imagen vía Jorge Souto).[/I] [HR][/HR] A fines de 1960 la Armada cedió un DC-3 de su arsenal a la Presidencia de la Nación, que lo matrículó LQ-GJT, y lo bautizó [I]Independencia[/I]. Tenía una configuración de 15 asientos, pero casi ningún otro detalle que pudiera dar la idea de un avión VIP. Fue utilizado por los presidentes Fondizi, Guido y Arturo Illia, sólo en vuelos domésticos. En 1967 volvió a la Marina. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-19.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1[/IMG][I]Así fue el Douglas DC-3 presidencial Independencia (LQ-GJT). El que se ve en la foto, que está en el Museo Nacional de Aeronáutica, no prestó servicios presidenciales, pero fue pintado con la imagen original de aquél (imagen PLP).[/I] [HR][/HR] Durante el gobierno de Onganía, en 1966, el gobierno argentino adquirió un Avro 748, Mk.2, para ser destinado a la presidencia de la nación. La máquina fue matriculada como T-01, lo que lo convirtió en el primer “tango cero uno” presidencial. Estuvo en servicio hasta 1978. Era similar en casi todo a los Avro de Aerolíneas, lo que simplificaba su mantenimiento en el país, pero tenía motores más potentes y una escalerilla incorporada. El interior no tenía ningún detalle especial. El uso de un avión de 40 asientos admitía llevar comitivas más importantes en los viajes presidenciales, lo que permitía tener invitados especiales, eventualmente periodistas. El Avro fue reemplazado, en 1970, por un Fokker F-28 que utilizó las matrículas T-01 y T-02 y estuvo bautizado alternativamente como [I]Patagonia[/I] y [I]Teniente General Perón[/I]. En 1977 llegó un segundo F-28. Estos dos aviones tuvieron un interior VIP. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-03.jpg?resize=1024%2C433&ssl=1[/IMG][I]Fokker F-28 presidencial T-01 (imagen vía Walter Bentacor).[/I] [HR][/HR] Perón volvió a ser presidente en 1973. La política había cambiado, y se pensó entonces en la necesidad de contar con un avión presidencial de largo radio, para lo que se compró a Boeing un 707/387B, idéntico a los que operaba entonces Aerolíneas Argentinas. Llegó al país después de muerto el presidente, a mediados de 1975, en medio del “rodrigazo”, una crisis económica sin precedentes. Isabel Perón, la nueva mandataria, declaró que el avión sería destinado a Aerolíneas Argentinas, algo que nunca ocurrió, porque la máquina, sin muchos rodeos, comenzó a ser operada por la Fuerza Aérea, que le cambió la matrícula T-01 por T-91 y luego le hizo hacer un portón de carga y le reforzó el piso para poder usarlo como carguero. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-04.jpg?resize=1024%2C637&ssl=1[/IMG][I]El TC-91, un Boeing 707 combi de la Fuerza Aérea, que nació como avión presidencia T-01 (imagen Wikipedia).[/I] [HR][/HR] Este desvío de la aeronave para uso militar fue detectado por APLA, el sindicato de pilotos, que hizo una campaña para que se entregara a la empresa aérea estatal. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-05.jpg?resize=1024%2C1162&ssl=1[/IMG][I]Solicitada de APLA en relación con el desvío del avión presidencial (imagen La Nación, 27 de agosto de 1975).[/I] [HR][/HR] Probablemente Isabel nunca voló en él, pero cada vez que la presidencia lo necesitó estuvo a su disposición. Al principio estuvo bautizado [I]Soberanía[/I]. En 1982 participó en la guerra de Malvinas. Además, en 1974 se incorporaron 2 helicópteros Sikorsky S-58DT (H-01/H-02) equipado para traslados ejecutivos, que fueron utilizados hasta mediados de 1980. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-06.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1[/IMG][I]La hora menos gloriosa de la Agrupación Aérea Presidencial, el Sikorsky S-58DT H-2 iniciando el vuelo que secuestró a la presidente Isabel Perón para derrocarla (imagen Archivo General de la Nación).[/I] [HR][/HR] Lo destacable es que en la década de 1970 la Casa Militar, que nunca había pasado de tener un avión, pasó a tener varias aeronaves complejas, todas operadas por la Fuerza Aérea. Este sistema funcionó sin mayores complicaciones, a medida que envejecían los aviones. En 1999 llegó Menem, que vio la edad de la flota y pensó que debía renovarla. Lo ayudaron algunas circunstancias fortuitas y forzadas. Para la cronología, digamos que un gran Sikorsky S-61R, con el que la Fuerza Aérea no sabía qué hacer fue acondicionado en 1993 para uso presidencial con la matrícula H-02, pero no hay evidencias sobre su uso. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-20.jpg?resize=1024%2C576&ssl=1[/IMG][I]Este Sikorsky S-61R llegó a tener matrícula presidencial por algún tiempo, pero prácticamente no se usó (imagen Carlos Ay).[/I] [HR][/HR] El TC 91 tuvo en 1991/92 algunos inconvenientes menores en vuelos presidenciales que dieron al presidente el pretexto para comprar un Boeing 757 que fue el nuevo T-01. Llegó en noviembre de 1992, y era un verdadero avión VIP, con dormitorio y diversos salones, incluido un sillón de peluquero que se hizo famoso. Costó 66 millones de dólares pero el ministro Cavallo dijo que su valor «es menor del que se dice». [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-07.jpg?resize=1024%2C580&ssl=1[/IMG][I]El Boeing 757 que compró Menem (imagen PLP).[/I] [HR][/HR] El 18 de septiembre de 1993 un helicóptero Chinook de Fuerza Aérea, que transportaba a Menem, debió hacer un aterrizaje de emergencia en Formosa, tras lo cual el presidente no tardó mucho en comprar un helicóptero presidencial, que fue un Sikosky S-70 Black Hawk, totalmente sobredimensionado para su tarea principal, que era llevar y traer al presidente de la Casa Rosada a Olivos. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-08.jpg?resize=1024%2C647&ssl=1[/IMG][I]Sikorsky S-70 Black Hawk H-01 en la configuración en que llegó al país. Después se agregaron tanques de combustible externos (imagen Andrés Ranguni).[/I] [HR][/HR] Además se compraron otras dos máquinas más pequeñas, Sikorsky S-76B Spirit, pero también resultaron grandes porque, según las malas lenguas, muchos funcionarios se colaban en los vuelos y eso molestaba al presidente. El resultado fue que, a pesar de tener tres helicópteros presidenciales Menem prefería viajar a la Casa Rosada en un Bo-105 de la Policía Federal. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-09.jpg?resize=1024%2C625&ssl=1[/IMG][I]El Sikorsky S-76 que luego sería H-02, todavía con la matrícula norteamericana con la que ingresó al país (imagen PLP).[/I] [HR][/HR] Duhalde no tuvo tiempo para ocuparse de sus aviones, y Kirchner, que llegó en 2003, comenzó despidiendo a tres comandantes del T-01 por sospecha de fraudes en el uso del avión. Después aparecieron otros temas judiciales y la consecuencia directa (y novedosísima) de esto fue la designación de un civil como comandante del avión. Hubo otros funcionarios y empresarios imputados y procesados por hechos de corrupción con los vuelos presidenciales durante el gobierno de Menem. Siguió una serie de incidentes técnicos con el T-01, que más de una vez quedó en tierra. En noviembre de 2004, para viajar a Brasil, Kirchner charteó un avión de Aerolíneas Argentinas. Los problemas siguieron, los funcionarios empezaron a acostumbrarse a volar en aviones privados y, en 2009, bajo la presidencia de Cristina Kirchner, se hizo una licitación para alquilar ocho aviones y dos helicópteros civiles que no se concluyó. A esta altura, la Agrupación transportaba a todo tipo de funcionarios, en aviones propios o de la Fuerza Aérea, lo que daba lugar a no pocos conflictos. En algún momento se agregó a la flota un Learjet 60 de la Fuerza Aérea, matriculado T-10. En total eran siete aeronaves (cuatro aviones y tres helicópteros), con muchos problemas de mantenimiento. En julio de 2014 se agregó un Boeing 737/500, dado de baja por Aerolíneas Argentinas, que se matriculó T-04. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-10.jpg?resize=1024%2C619&ssl=1[/IMG][I]El Boeing 737/500 T-04 (imagen PLP).[/I] [HR][/HR] Macri llegó en 2015 con la idea de racionalizar la flota, lo que incluía vender el T-01 y reemplazarlo por un avión más pequeño y eficiente. Pero no vendió nada y fomentó la contratación de servicios privados. Realizó sus viajes internacionales en vuelos de línea, de diversas empresas, incluida Aerolíneas, lo que dio lugar a un debate sobre si la seguridad personal del presidente estaba asegurada en ese medio. También usó el T-10 y los helicópteros en vuelos domésticos. [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-11.jpg?resize=1024%2C768&ssl=1[/IMG][I]Mauricio Macri y Juliana Awada en ocasión de un viaje internacional que hicieron por Aerolíneas (imagen archivo).[/I] [HR][/HR] En 2019 llegó Alberto Fernández, y una de las primeras cosas que hizo fue pedir un informe sobre la flota presidencial. Después resolvió reparar el T-01, pero no se pudo hacer porque era caro y difícil. El avión estaba muy degradado después de años de tomar sol y frío en la plataforma de El Palomar. Y en 2022, sorpresivamente, se tomó la decisión de comprar otro Boeing 757 para reemplazarlo. Una decisión difícil de explicar en un mundo en el que nadie compraba ese tipo de avión, que se había dejado de fabricar en 2004 por ser antieconómico, y del que ya empezaban a escasear los repuestos. El proceso de compra fue largo y retorcido. Hasta se dio participación a la OACI. Se pagaron 22 millones de dólares pero, después se supo, debían hacerse diversas inspecciones casi de inmediato y había muchos componentes a punto de vencer. La máquina llegó al país el 25 de mayo de 2023 y realizó una discutida pasada sobre la pista del Aeroparque, que motivó un mes después renunciaran los pilotos, lo que puso en un apuro a la Agrupación, porque ahora tenía el avión, pero no tenía nadie que lo pudiera pilotear. La puesta en servicio del Boeing tuvo aparejado un cambio de matrículas de los aviones presidenciales, que dejaron de ser T-xxx para ser ARG-xxx. No son matrículas civiles por lo que seguimos hablando de aeronaves militares, aunque piloteadas por personal civil. También se cambió el esquema de pintura. Javier Milei asumió como presidente el 10 de diciembre, pero no pudo hacer sus primeros viajes internacionales en el ARG-01, porque el avión andaba realizando inspecciones por el mundo (y, de paso, entrenando a sus pilotos sin experiencia en el modelo). [IMG]https://i0.wp.com/www.gacetaeronautica.com/gaceta/wp-101/wp-content/uploads/2024/03/presidenciales-13.jpg?resize=1024%2C565&ssl=1[/IMG][I]El ARG-01 con el nuevo esquema de pintura de la flota presidencial (imagen archivo).[/I] [HR][/HR] [HEADING=3][B]Final de una historia que no terminará jamás[/B][/HEADING] En enero de 2024 trascendió que el gobierno evaluaba desprenderse de parte de sus aviones, y el 5 de marzo se informó que la flota en su conjunto sería entregada a la Fuerza Aérea, que no los necesita para nada porque está tratando de actualizar su flota de modo coherente. Inevitablemente, su misión será liquidar, lo más disimuladamente posible, un engendro, que a esta altura no tiene ninguna razón de ser. El tema de los aviones presidenciales (y provinciales) es una cuestión política difícil. Isabel Perón, en 1975, en medio de una crisis económica brutal se tuvo que sacar de encima su Boeing 707 recién recibido, y lo cedió a Aerolíneas Argentinas que, en medio de la confusión del momento, nunca lo recibió. El Boeing 757 de Menem fue discutido desde el primer momento, y todos los presidentes que vinieron después trataron de venderlo o hablaron de eso, pero la realidad demostró que un avión de ese tipo con configuración VIP y mal mantenido es invendible. Pero los presidentes y sus ministros seguirán necesitando viajar, y en algún vehículo tendrán que hacerlo. Crear una nueva flota presidencial no parece muy razonable después de todo lo que pasó. En este momento la Fuerza Aérea (cuyo comandante en jefe es el presidente) tiene capacidad para llevar grupos de funcionarios a cualquier lugar del territorio nacional o países limítrofes y Aerolíneas Argentinas puede hacer vuelos más largos, regulares o charteados. Muchísimos mandatarios del mundo viajan así. [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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