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<blockquote data-quote="pulqui" data-source="post: 289116" data-attributes="member: 194"><p><em>DEBATE</em></p><p></p><p style="text-align: center"><strong><span style="font-size: 18px">Desarrollo nuclear con Brasil, una oportunidad</span></strong></p><p></p><p>La crisis energética y la superación de viejas prevenciones vuelven a colocar al tema atómico y espacial en la agenda política y tecnológica regional.</p><p></p><p>Fabián Calle PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES (UCA, DI TELLA)</p><p></p><p>Cuando se habla del proceso de integración en el Cono Sur y en especial entre la Argentina y Brasil, se suelen enfatizar los temas comerciales y económicos y se pone en un segundo plano el origen básicamente político y estratégico del proceso regional a mediados de los años 80.</p><p></p><p>Uno de los componentes fundamentales de esa etapa fundacional, fue sin lugar a dudas la cuestión de la tecnología nuclear y el desarrollo de medidas de confianza mutua sobre la misma. Los años 90 mostrarían a Buenos Aires y Brasilia consolidando estas prácticas y esforzándose por garantizar a la comunidad internacional, y en especial Washington, su fe no proliferante por medio de la adhesión a Tratados y Acuerdos orientados a garantizar el uso pacífico del átomo y de los proyectos para construir vectores misilísticos de mediano alcance.</p><p></p><p>No obstante estos cursos convergentes por parte de los dos países, Brasil se propuso aprovechar los márgenes de maniobra que estos mismos mecanismos de control externo les brindan a sus firmantes.</p><p></p><p>Por su menor peso internacional, por sus recurrentes colapsos políticos y económicos, las consecuencias de la guerra de Malvinas y la errática política exterior, la Argentina no pudo y hasta cierto punto no quiso sacar provecho de esos espacios.</p><p></p><p>El creciente debate a nivel internacional sobre los costos de la energía, la poca elasticidad de la oferta con respecto a fuertes incrementos en la demanda, la estabilidad y solvencia fiscal alcanzada y la revalorización del rol del Estado como actor de desarrollo e innovación, han vuelto a colocar al tema nuclear y espacial en la agenda política y tecnológica de la Argentina y Brasil.</p><p></p><p>En lo que respecta nuestro país, parece existir la voluntad política de potenciar nuevamente el campo nuclear. Se destacan los presupuestos asignados para terminar la central Atucha II, reactivar la planta de agua pesada de Arroyito y de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu así como el financiamiento para completar en el mediano plazo la construcción del reactor nuclear de baja potencia CAREM.</p><p></p><p>En el caso del prototipo argentino, el interés central sería su utilización en la generación de electricidad para ciudades y procesos de desalinización. En el campo espacial, INVAP sigue adelante con un ambicioso programa de satélites y se dan paulatinos y aún modestos intentos de reactivar la capacidad argentina en el área de vectores o cohetes para uso civil y comercial.</p><p></p><p>En el actual escenario internacional, existen razones de peso para que Buenos Aires y Brasilia vuelvan a colocar al tema nuclear y espacial como punto preponderante del diálogo y la cooperación binacional y de la integración.</p><p></p><p>Cabe esperar que nuestros dos países logren compatibilizar el legítimo derecho al acceso de tecnología de punta sin que ello, al mismo tiempo, nos coloque como actores sospechados o renegados de la comunidad internacional.</p><p></p><p><a href="http://www.clarin.com/diario/2007/08/21/opinion/o-02515.htm">Fuente.</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="pulqui, post: 289116, member: 194"] [I]DEBATE[/I] [CENTER][B][SIZE="5"]Desarrollo nuclear con Brasil, una oportunidad[/SIZE][/B][/CENTER] La crisis energética y la superación de viejas prevenciones vuelven a colocar al tema atómico y espacial en la agenda política y tecnológica regional. Fabián Calle PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES (UCA, DI TELLA) Cuando se habla del proceso de integración en el Cono Sur y en especial entre la Argentina y Brasil, se suelen enfatizar los temas comerciales y económicos y se pone en un segundo plano el origen básicamente político y estratégico del proceso regional a mediados de los años 80. Uno de los componentes fundamentales de esa etapa fundacional, fue sin lugar a dudas la cuestión de la tecnología nuclear y el desarrollo de medidas de confianza mutua sobre la misma. Los años 90 mostrarían a Buenos Aires y Brasilia consolidando estas prácticas y esforzándose por garantizar a la comunidad internacional, y en especial Washington, su fe no proliferante por medio de la adhesión a Tratados y Acuerdos orientados a garantizar el uso pacífico del átomo y de los proyectos para construir vectores misilísticos de mediano alcance. No obstante estos cursos convergentes por parte de los dos países, Brasil se propuso aprovechar los márgenes de maniobra que estos mismos mecanismos de control externo les brindan a sus firmantes. Por su menor peso internacional, por sus recurrentes colapsos políticos y económicos, las consecuencias de la guerra de Malvinas y la errática política exterior, la Argentina no pudo y hasta cierto punto no quiso sacar provecho de esos espacios. El creciente debate a nivel internacional sobre los costos de la energía, la poca elasticidad de la oferta con respecto a fuertes incrementos en la demanda, la estabilidad y solvencia fiscal alcanzada y la revalorización del rol del Estado como actor de desarrollo e innovación, han vuelto a colocar al tema nuclear y espacial en la agenda política y tecnológica de la Argentina y Brasil. En lo que respecta nuestro país, parece existir la voluntad política de potenciar nuevamente el campo nuclear. Se destacan los presupuestos asignados para terminar la central Atucha II, reactivar la planta de agua pesada de Arroyito y de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu así como el financiamiento para completar en el mediano plazo la construcción del reactor nuclear de baja potencia CAREM. En el caso del prototipo argentino, el interés central sería su utilización en la generación de electricidad para ciudades y procesos de desalinización. En el campo espacial, INVAP sigue adelante con un ambicioso programa de satélites y se dan paulatinos y aún modestos intentos de reactivar la capacidad argentina en el área de vectores o cohetes para uso civil y comercial. En el actual escenario internacional, existen razones de peso para que Buenos Aires y Brasilia vuelvan a colocar al tema nuclear y espacial como punto preponderante del diálogo y la cooperación binacional y de la integración. Cabe esperar que nuestros dos países logren compatibilizar el legítimo derecho al acceso de tecnología de punta sin que ello, al mismo tiempo, nos coloque como actores sospechados o renegados de la comunidad internacional. [URL="http://www.clarin.com/diario/2007/08/21/opinion/o-02515.htm"]Fuente.[/URL] [/QUOTE]
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