El que sigue es un fragmento que transcribí del libro “Los buzos del puerto de Mar del Plata”, de la historiadora marplatense Verónica E. Iñurrieta, editorial Martín, año 2005.
La obra trata sobre la historia, anécdotas, vivencias, datos técnicos de todo lo que comprende la actividad sub-acua en este punto de nuestro país. Hay varios capítulos referentes a la Escuela de Buceo de la Armada, que comprenden historia del entrenamiento y actividades tanto de los salvamentistas como los tácticos, pero el extracto que dejo acá corresponde al capítulo 8 “Los buzos en la guerra de Malvinas” (pags. 309 a 311).
Espero que les parezca interesante. A mi me conmovió este relato. Aclaro que copié textualmente, por momentos es un tanto confuso, creo que la autora lo debe haber dejado de esta manera tal vez para realzar el dramatismo del relato, no se.
El final creo que es una pintura de lo que fue el conflicto para Argentina: los hombres superaron tanto en acciones, en responsabilidad, como en entrega (hasta de su propia vida) a las instituciones (a través de sus altos mandos) que los enviaron a pelear. Para pensar.
“El testimonio del buzo Andrés Molina sobre el rescate de los náufragos del Crucero General Belgrano
(…)
Buscando balsas a la deriva
´… Y en el año 1982 fui destacado en el A.R.A. Gurruchaga, aviso A.R.A. Gurruchaga, donde me tocó la difícil misión de recuperar a los náufragos del crucero General Belgrano… Estando en Tierra del Fuego, en la Isla de los Estados… específicamente estaba haciendo otro tipo de tarea en la Isla de los Estados… cuando se hundió el Crucero Belgrano salimos… en un primer momento nos habían dicho que estaba averiado. Por eso, nuestro alistamiento fue orientado a preparar lo que en esos casos se utiliza cuando las embarcaciones se encuentran en dificultades… Pero, una vez llegado a la zona nos enteramos que el barco ya estaba hundido. Y, esto fue al día siguiente que llegamos a rescatar las balsas que estaban a la deriva, y que en esos momentos ya estaban tomando rumbo a la Antártida. Estaban siendo derivadas rumbo a la Antártida prácticamente con un temporal, oleajes, vientos… al final, sobre el final, ya era mar 4, mar 5…
… veíamos las balsas, nos aproximábamos… las amarrábamos al buque. Uno de los buzos siempre se largaba a la balsa para ayudar a aquellos que no podían subir por sus propios medios al buque. Luego, esa balsa tenía que romperla (…) con el cuchillo de buceo para que se hundiera y no se confundiera con otra balsa que tenía sobrevivientes. Ya de por sí estaban semidestruidas, así que con un pequeño tajo… algunos por sus propios medios podían manejarse, pero había otros que o estaban quemados o estaban lastimados o estaban muertos de frío… un agua semicongelada…
… no estaba solo. Mis compañeros eran: Alberto Bilbao, Jorge Santis, Virgilito Luciano y César Ovelar… para el rescate (usaron) traje de buceo completo, neoprene y patas de rana…
… nosotros llegamos… 24 horas al lugar… al crucero lo habían hundido a las cuatro de la tarde… del día 2 de mayo… el 3 de mayo llegamos las 4 de la tarde a la zona. Y, bueno, empezamos a rescatar… y el rescate duró… hasta como las 9 de la noche… el último rescate que ya estaba… tenía la orden del comandante segundo que nadie se largara al agua… vi el agua, vi las balsas, la capacidad estaba rebalsada… así que… fue de noche…
¡Hombre al agua! … Atrapados bajo el casco del A.R.A. Gurruchaga
… a mi me tocó de noche… uno de los tripulantes de la balsa al querer treparse a bordo, por el efecto del oleaje se cae al agua. Ya era de noche… grandes olas… se lo llevaba la corriente, entonces, tuve que largarme a buscarlo… Yo había llevado justamente a un náufrago a cubierta baja… para cuando venía hacia arriba, uno de los que estaba en cubierta: -¡Un hombre al agua!- pero dice –No quieren que se largue más… Y yo dije: Bueno, yo lo voy a buscar... y me largué. Por suerte lo pude alcanzar y traer… andábamos…yo en la cintura tenía siempre colgadas las patas de rana. Rápidamente, me puse las patas y me largué… olas tan grandes, dudé… me acuerdo perfectamente porque… cuando me iba a largar y vi esas olas… y una vez que estuve en el agua no dudé… era mucho más… para mí era mucho más fácil de lo que… de la sensación que te daba antes de largar… mirá, entrar al agua es otra, el comportamiento es distinto… el agua salada teniendo el traje de goma no hay ningún problema. Te mantenés a flote... no es lo mismo tirarte con ropa que con traje de neoprene… y, además la preocupación era otra. A mí no me preocupaba ni el frío, ni el agua, nada… en ese momento mi preocupación… ¿cuál era? Alcanzarlo. Porque cada vez lo estaba llevando el oleaje mucho más lejos cada vez… Ya se había alejado más o menos unos 50 metros del barco. Lo alcancé, pero ya estaba muy agotado el hombre. Lo salvó el salvavidas que lo tenía medio inflado… así que lo único que sobresalía del agua era la cabecita, nada más. Así, que lo alcancé… lo agarré del cuello. Sé que lo agarré y nunca más lo solté… Yo sé que enseguida lo alcancé… y la acción más ardua fue estando debajo del barco… cuando lo traía hacia el barco... el barco en el afán de mantener su proa al temporal… giró máquina así que nos llevó abajo a los dos… y bueno… fuimos a parar… quedamos agarrados de la pala del timón… esa zona bastante peligrosa y además… indescifrable de describirlo porque había momentos que estábamos … el barco nos llevaba abajo… nos arrojaba de la cresta de la ola… se levantaba… y nos tiraba… en esos momentos, yo no me acuerdo cuánto tiempo habremos estado… ¿cuánto tiempo? Ahí no tengo noción… si fue 30 segundos, minutos, 5 minutos… yo no sé… yo lo tenía agarrado a él… El barco hace este movimiento en la cresta de la ola (vaivén tipo subibaja) en la proa… se levanta… baja la ola y el barco levanta la popa… al levantar la popa nosotros respirábamos, al bajar la popa nos mandaba abajo… y que ahí en ese momento… claro, con el afán de querer mantenerlo a flote con vida y que respirara, le gritaba a él… cada vez que levantaba la popa el barco… -¡Tratá de respirar profundo y mantené la respiración!... pero no alcanzaba a decir toda la frase que… yo también tragaba agua… estábamos luchando los dos… por suerte, también paró la máquina porque alcancé a ver cuando giraba la hélice, la tenía ahí… cuando se ve que… y en algún momento pegué un movimiento hacia el costado y pude salir y me vieron de arriba… hubo muchos que coincidieron, te imaginás, en la oscuridad total… aunque en la popa del barco sí había luz… pero en la oscuridad del agua no tanto, no alcanzaba a iluminar todo… además estaba atento el contramaestre, que me había visto que … fui a buscar a este hombre… así que estaba esperándome. Y, apenas asomamos al costado del barco… hace llegar el salvavidas… y por suerte… tiraron salvavidas con cuerda… con la que até a mi compañero y lo subieron a bordo… para colmo la cuerda era cortita… no alcanzaba. Entonces, lo levantaron… cuando lo agarraron a él, yo me solté y me quedé en el agua de nuevo… me quedé agarrado de la reja… Y después me tuvieron que subir a mí… Este rescate fue eso… (se realizó en apnea) sólo traje de buceo (neoprene) y patas de rana… claro él (por el náufrago del Belgrano) estaba con ropa común… (no recuerda el nombre del náufrago rescatado)… se hizo una investigación… me llamó una sola vez de Buenos Aires… pero pasó en ese momento y nunca más… no me acuerdo… Y, de esa investigación… que la realizó en ese momento el comandante Gregorio Guillermo… él prácticamente me ordenó que hiciera un informe de lo que a mí me había acontecido, y que en realidad a mí me correspondía una mención. Pero, quedó en el olvido y al día de hoy no sé nada…´ ”
La obra trata sobre la historia, anécdotas, vivencias, datos técnicos de todo lo que comprende la actividad sub-acua en este punto de nuestro país. Hay varios capítulos referentes a la Escuela de Buceo de la Armada, que comprenden historia del entrenamiento y actividades tanto de los salvamentistas como los tácticos, pero el extracto que dejo acá corresponde al capítulo 8 “Los buzos en la guerra de Malvinas” (pags. 309 a 311).
Espero que les parezca interesante. A mi me conmovió este relato. Aclaro que copié textualmente, por momentos es un tanto confuso, creo que la autora lo debe haber dejado de esta manera tal vez para realzar el dramatismo del relato, no se.
El final creo que es una pintura de lo que fue el conflicto para Argentina: los hombres superaron tanto en acciones, en responsabilidad, como en entrega (hasta de su propia vida) a las instituciones (a través de sus altos mandos) que los enviaron a pelear. Para pensar.
“El testimonio del buzo Andrés Molina sobre el rescate de los náufragos del Crucero General Belgrano
(…)
Buscando balsas a la deriva
´… Y en el año 1982 fui destacado en el A.R.A. Gurruchaga, aviso A.R.A. Gurruchaga, donde me tocó la difícil misión de recuperar a los náufragos del crucero General Belgrano… Estando en Tierra del Fuego, en la Isla de los Estados… específicamente estaba haciendo otro tipo de tarea en la Isla de los Estados… cuando se hundió el Crucero Belgrano salimos… en un primer momento nos habían dicho que estaba averiado. Por eso, nuestro alistamiento fue orientado a preparar lo que en esos casos se utiliza cuando las embarcaciones se encuentran en dificultades… Pero, una vez llegado a la zona nos enteramos que el barco ya estaba hundido. Y, esto fue al día siguiente que llegamos a rescatar las balsas que estaban a la deriva, y que en esos momentos ya estaban tomando rumbo a la Antártida. Estaban siendo derivadas rumbo a la Antártida prácticamente con un temporal, oleajes, vientos… al final, sobre el final, ya era mar 4, mar 5…
… veíamos las balsas, nos aproximábamos… las amarrábamos al buque. Uno de los buzos siempre se largaba a la balsa para ayudar a aquellos que no podían subir por sus propios medios al buque. Luego, esa balsa tenía que romperla (…) con el cuchillo de buceo para que se hundiera y no se confundiera con otra balsa que tenía sobrevivientes. Ya de por sí estaban semidestruidas, así que con un pequeño tajo… algunos por sus propios medios podían manejarse, pero había otros que o estaban quemados o estaban lastimados o estaban muertos de frío… un agua semicongelada…
… no estaba solo. Mis compañeros eran: Alberto Bilbao, Jorge Santis, Virgilito Luciano y César Ovelar… para el rescate (usaron) traje de buceo completo, neoprene y patas de rana…
… nosotros llegamos… 24 horas al lugar… al crucero lo habían hundido a las cuatro de la tarde… del día 2 de mayo… el 3 de mayo llegamos las 4 de la tarde a la zona. Y, bueno, empezamos a rescatar… y el rescate duró… hasta como las 9 de la noche… el último rescate que ya estaba… tenía la orden del comandante segundo que nadie se largara al agua… vi el agua, vi las balsas, la capacidad estaba rebalsada… así que… fue de noche…
¡Hombre al agua! … Atrapados bajo el casco del A.R.A. Gurruchaga
… a mi me tocó de noche… uno de los tripulantes de la balsa al querer treparse a bordo, por el efecto del oleaje se cae al agua. Ya era de noche… grandes olas… se lo llevaba la corriente, entonces, tuve que largarme a buscarlo… Yo había llevado justamente a un náufrago a cubierta baja… para cuando venía hacia arriba, uno de los que estaba en cubierta: -¡Un hombre al agua!- pero dice –No quieren que se largue más… Y yo dije: Bueno, yo lo voy a buscar... y me largué. Por suerte lo pude alcanzar y traer… andábamos…yo en la cintura tenía siempre colgadas las patas de rana. Rápidamente, me puse las patas y me largué… olas tan grandes, dudé… me acuerdo perfectamente porque… cuando me iba a largar y vi esas olas… y una vez que estuve en el agua no dudé… era mucho más… para mí era mucho más fácil de lo que… de la sensación que te daba antes de largar… mirá, entrar al agua es otra, el comportamiento es distinto… el agua salada teniendo el traje de goma no hay ningún problema. Te mantenés a flote... no es lo mismo tirarte con ropa que con traje de neoprene… y, además la preocupación era otra. A mí no me preocupaba ni el frío, ni el agua, nada… en ese momento mi preocupación… ¿cuál era? Alcanzarlo. Porque cada vez lo estaba llevando el oleaje mucho más lejos cada vez… Ya se había alejado más o menos unos 50 metros del barco. Lo alcancé, pero ya estaba muy agotado el hombre. Lo salvó el salvavidas que lo tenía medio inflado… así que lo único que sobresalía del agua era la cabecita, nada más. Así, que lo alcancé… lo agarré del cuello. Sé que lo agarré y nunca más lo solté… Yo sé que enseguida lo alcancé… y la acción más ardua fue estando debajo del barco… cuando lo traía hacia el barco... el barco en el afán de mantener su proa al temporal… giró máquina así que nos llevó abajo a los dos… y bueno… fuimos a parar… quedamos agarrados de la pala del timón… esa zona bastante peligrosa y además… indescifrable de describirlo porque había momentos que estábamos … el barco nos llevaba abajo… nos arrojaba de la cresta de la ola… se levantaba… y nos tiraba… en esos momentos, yo no me acuerdo cuánto tiempo habremos estado… ¿cuánto tiempo? Ahí no tengo noción… si fue 30 segundos, minutos, 5 minutos… yo no sé… yo lo tenía agarrado a él… El barco hace este movimiento en la cresta de la ola (vaivén tipo subibaja) en la proa… se levanta… baja la ola y el barco levanta la popa… al levantar la popa nosotros respirábamos, al bajar la popa nos mandaba abajo… y que ahí en ese momento… claro, con el afán de querer mantenerlo a flote con vida y que respirara, le gritaba a él… cada vez que levantaba la popa el barco… -¡Tratá de respirar profundo y mantené la respiración!... pero no alcanzaba a decir toda la frase que… yo también tragaba agua… estábamos luchando los dos… por suerte, también paró la máquina porque alcancé a ver cuando giraba la hélice, la tenía ahí… cuando se ve que… y en algún momento pegué un movimiento hacia el costado y pude salir y me vieron de arriba… hubo muchos que coincidieron, te imaginás, en la oscuridad total… aunque en la popa del barco sí había luz… pero en la oscuridad del agua no tanto, no alcanzaba a iluminar todo… además estaba atento el contramaestre, que me había visto que … fui a buscar a este hombre… así que estaba esperándome. Y, apenas asomamos al costado del barco… hace llegar el salvavidas… y por suerte… tiraron salvavidas con cuerda… con la que até a mi compañero y lo subieron a bordo… para colmo la cuerda era cortita… no alcanzaba. Entonces, lo levantaron… cuando lo agarraron a él, yo me solté y me quedé en el agua de nuevo… me quedé agarrado de la reja… Y después me tuvieron que subir a mí… Este rescate fue eso… (se realizó en apnea) sólo traje de buceo (neoprene) y patas de rana… claro él (por el náufrago del Belgrano) estaba con ropa común… (no recuerda el nombre del náufrago rescatado)… se hizo una investigación… me llamó una sola vez de Buenos Aires… pero pasó en ese momento y nunca más… no me acuerdo… Y, de esa investigación… que la realizó en ese momento el comandante Gregorio Guillermo… él prácticamente me ordenó que hiciera un informe de lo que a mí me había acontecido, y que en realidad a mí me correspondía una mención. Pero, quedó en el olvido y al día de hoy no sé nada…´ ”
