Lo acusan de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.Por: SANTIAGO. AFP, EFE Y DPA
La política chilena siguió ayer conmovida por el nombramiento del general Juan Fuente-Alba como jefe del Ejército, pese a las sospechas de que participó en crímenes de lesa humanidad. Grupos de derechos humanos pidieron la acción inmediata de la Justicia para frenar la designación, que debería efectivizarse en marzo, al final del gobierno de Michelle Bachelet.
"Que la Justicia cite a los generales que han declarado que Fuente-Alba estaba en Calama cuando ocurrieron los crímenes (que se le imputan)", dijo el abogado de derechos humanos Hugo Gutiérrez.
Las acusaciones, ampliamente difundidas en la prensa, involucran al oficial con los asesinatos acaecidos en la llamada "Caravana de la muerte", una acción represiva que mató a 75 opositores de la dictadura que entre 1973 y 1990 encabezó Augusto Pinochet.
Aunque la situación de Fuente-Alba está en estudio en los tribunales, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos dijo que su designación es "negativa" y "molesta".
"Es un insulto, es una vergüenza y parece que al Ejecutivo no le importa. Lo que exigimos es que se ponga al mando del Ejército a quien no tenga la mínima vinculación con los crímenes de la dictadura", dijo Lorena Pizarro, presidenta de la AFDD.
Según la vocera presidencial Carolina Tohá, Fuente-Alba no tiene compromiso alguno con la justicia.
"El general Fuente-Alba pidió declarar voluntariamente en el caso, y el juez Víctor Montiglio, que lleva la investigación, descartó completamente los antecedentes", agregó.
"Me parece que es una persona muy competente, que ha tenido una larga trayectoria en el Ejército y creo que muchas de las críticas que se han hecho se han formulado también respecto de comandantes en jefes anteriores y en general esas críticas han sido infundadas", señaló por su parte el ministro de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo.
Bachelet designó el viernes como comandante en jefe del Ejército al general Fuente-Alba, quien en octubre de 1973, cuando ocurrió la "Caravana", era subteniente recién graduado. Ese operativo fue encabezado por el general Sergio Arellano Stark, comisionado personal de Pinochet. Arellano fue condenado en 2008 a seis años de cárcel por la Corte Suprema, pero no está en prisión por sufrir del mal de Alzheimer.
Fuente-Alba fue luego jefe de comunicaciones del Ejército entre 1993 y 1997, cuando Pinochet era comandante en jefe de la institución castrense, ya en democracia.
De 56 años, el militar designado para suceder a Oscar Izurieta no se pronunció sobre su nombramiento. Tampoco el Ejército.
La política chilena siguió ayer conmovida por el nombramiento del general Juan Fuente-Alba como jefe del Ejército, pese a las sospechas de que participó en crímenes de lesa humanidad. Grupos de derechos humanos pidieron la acción inmediata de la Justicia para frenar la designación, que debería efectivizarse en marzo, al final del gobierno de Michelle Bachelet.
"Que la Justicia cite a los generales que han declarado que Fuente-Alba estaba en Calama cuando ocurrieron los crímenes (que se le imputan)", dijo el abogado de derechos humanos Hugo Gutiérrez.
Las acusaciones, ampliamente difundidas en la prensa, involucran al oficial con los asesinatos acaecidos en la llamada "Caravana de la muerte", una acción represiva que mató a 75 opositores de la dictadura que entre 1973 y 1990 encabezó Augusto Pinochet.
Aunque la situación de Fuente-Alba está en estudio en los tribunales, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos dijo que su designación es "negativa" y "molesta".
"Es un insulto, es una vergüenza y parece que al Ejecutivo no le importa. Lo que exigimos es que se ponga al mando del Ejército a quien no tenga la mínima vinculación con los crímenes de la dictadura", dijo Lorena Pizarro, presidenta de la AFDD.
Según la vocera presidencial Carolina Tohá, Fuente-Alba no tiene compromiso alguno con la justicia.
"El general Fuente-Alba pidió declarar voluntariamente en el caso, y el juez Víctor Montiglio, que lleva la investigación, descartó completamente los antecedentes", agregó.
"Me parece que es una persona muy competente, que ha tenido una larga trayectoria en el Ejército y creo que muchas de las críticas que se han hecho se han formulado también respecto de comandantes en jefes anteriores y en general esas críticas han sido infundadas", señaló por su parte el ministro de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo.
Bachelet designó el viernes como comandante en jefe del Ejército al general Fuente-Alba, quien en octubre de 1973, cuando ocurrió la "Caravana", era subteniente recién graduado. Ese operativo fue encabezado por el general Sergio Arellano Stark, comisionado personal de Pinochet. Arellano fue condenado en 2008 a seis años de cárcel por la Corte Suprema, pero no está en prisión por sufrir del mal de Alzheimer.
Fuente-Alba fue luego jefe de comunicaciones del Ejército entre 1993 y 1997, cuando Pinochet era comandante en jefe de la institución castrense, ya en democracia.
De 56 años, el militar designado para suceder a Oscar Izurieta no se pronunció sobre su nombramiento. Tampoco el Ejército.