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<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 1405205" data-attributes="member: 8629"><p style="text-align: center"><span style="font-size: 22px"><strong>Las lecciones de Semipalátinsk </strong></span></p><p></p><p><img src="http://m.ruvr.ru/2013/08/12/1147559812/86hydro-bomb-soviet.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Foto: YouTube</p><p></p><p><span style="font-size: 12px">El 12 de agosto de 1953, hace sesenta años, en el polígono de Semipalátinsk se ensayaba la primera bomba soviética de hidrógeno RDS-6s.</span></p><p></p><p>El ocaso de la década de los años cuarenta y la alborada de los cincuenta fueron grandes tiempos para el programa nuclear soviético. Analistas estadounidenses preveían que la creación de la bomba atómica tomaría a los soviets unos diez años, y programaban los primeros ensayos para mediados de la década de los cincuenta. A tal evaluación estaba también vinculada, en buena medida, el enfriamiento brusco de fines de la década de los años cuarenta, de las relaciones entre los países vencedores: el lanzamiento de EEUU de la bomba atómica en la guerra con Japón relegó de inmediato a la URSS a un papel secundario en el mundo.</p><p></p><p>De este modo, tanto más desagradable iba a ser para EEUU la detonación, el 29 de agosto de 1949, de la primera bomba atómica soviética.</p><p></p><p>Aquella era una carrera por el liderazgo: más rápido, más alto, más fuerte. Pero, de todas maneras, EEUU llevaba una gran ventaja sobre todo considerando que los norteamericanos habían logrado sacar de Alemania prácticamente todo el programa nuclear del Tercer Reich.</p><p></p><p style="text-align: center">[media=youtube]XpD-TMUJ4EU[/media]</p><p></p><p>Los estadounidenses, al enterarse del ensayo exitoso de la bomba atómica en la URSS, forzaron la marcha del proyecto del potencial nuclear propio. Necesitábamos una respuesta adecuada, caso contrario se vería amenazada la existencia del Estado y la política que nuestro país había postulado después de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.</p><p></p><p>Y he aquí que llegó el 12 de agosto de 1953: la detonación de la primera bomba soviética de hidrógeno. Aquel era un proyecto original, creado bajo la dirección de Andréi Sájarov y de Yuli Jaritón. (No es un secreto que la primera bomba atómica soviética se basaba en proyectos confidenciales, obtenidos por nuestros agentes). Los trabajos principales se desplegaban en la Oficina de Proyectos 11. Para nosotros son conocidos otros nombres, Arzamas 16 (pero eso sería después), Kremliov, Gorki 130, Arzamas 75. Hoy día, la otrora Oficina de Proyectos 11 se denomina Centro Federal Nuclear, Instituto Nacional de Física Experimental, oficiosamente, cuna del arma nuclear soviética.</p><p></p><p>El polígono de Semipalátinsk fue también seriamente preparado para las pruebas. Lo que actualmente es posible medir y calibrar con una supercomputadora, (la más potente se encuentra hoy, a propósito, justamente en el Centro científico de Sarov), en los hechos había que hacer entonces con mediciones directas in situ . Para los ensayos fueron preparados unos tres mil aparatos de medición y de registro y distintos indicadores. En el campo fueron construidos, a distancias distintas del lugar de la explosión, ciento noventa instalaciones diversas. Fueron emplazados siete tanques, diecisiete cañones y morteros. En un aeródromo improvisado había dieciséis aviones. En todos los puntos claves se filmaba lo que ocurría.</p><p></p><p>La explosión fue de una fuerza tal que en un radio de cuatro kilómetros del epicentro quedaron destruidos todos los edificios. El puente ferroviario de cien toneladas, que se encontraba a un kilómetro de la bomba detonada, fue arrojado a doscientos metros.</p><p></p><p>La bomba de hidrógeno ensayada en el polígono de Semipalátinsk en agosto de 1953 no había sido la primera en su género en el mundo realmente, pues, en EEUU se llevaban a cabo trabajos en el arma de hidrógeno y pruebas. Y aunque, la potente arma de hidrógeno ya “industrial” iba a ser creada solo dos años más tarde, justamente aquel ensayo en Semipalátinsk, en 1953, creó aquel frágil equilibrio de la guerra fría que iba a mantenerse hasta mediados de la década de los ochenta.</p><p></p><p>Los cuarenta y cincuenta fueron años de entusiasmo general, en cuanto a los trabajos en el programa nuclear. No estaba regulado prácticamente el tratamiento de los materiales radiactivos; las fuentes de radiación de un punto a otro podían ser trasladadas en las bolsas femeninas o en el bolsillo interno de una chaqueta. Por las reglas existentes hoy de trabajo en la rama atómica hubo que pagar un precio muy elevado.</p><p></p><p>Además, ese trabajo se desplegaba con entusiasmo desmesurado. Para la mayoría de nosotros resulta difícil entender hoy como era posible trabajar olvidándose de todo, pasando literalmente días enteros en el trabajo, para lograr finalmente algo, hasta entonces, inédito.</p><p></p><p>El Estado, lamentablemente, no pudo mantener ese nivel. Y, sin embargo, aquella detonación en el polígono de Semipalátinsk justamente fue un episodio de los más paradigmáticos de aquella época del que necesitamos y debemos enorgullecernos.</p><p></p><p>Es cierto que no es posible silenciar tampoco el hecho de que los primeros ensayos nucleares causaron un daño colosal a la ecología; no hay que olvidar que hasta ahora no podemos afirmar con seguridad sobre las consecuencias de la radiación ionizante registradas en los seres humanos...</p><p></p><p>Sin embargo, todo aquello fue el precio del grado de desarrollo de la tecnología y de los conocimientos científicos y, en absoluto, del menosprecio por las vidas humanas, como hoy día se empeñan en demostrar los ecólogos fundamentalistas. Tras el decurso de seis décadas resulta fácil deliberar con estadísticas en mano, y después de analizar los errores y los aciertos, sin tomar en consideración los resultados obtenidos.</p><p></p><p>Desgraciadamente, a la sazón no existían simplemente otras posibilidades de llevar a cabo los ensayos nucleares. Y en cuanto surgieron, fue justamente la Unión Soviética la que propuso, primero, su limitación y, más tarde, la prohibición de las pruebas nucleares.</p><p></p><p>Para la Rusia actual, la lección principal de aquellos hechos de hace sesenta años consiste en que podemos lograr lo que nos proponemos. Muchos se empeñan en olvidar eso. Es más, no faltan los que se han convencido de ello y tratan de convencer al resto de que no podemos nada.</p><p></p><p>Es cierto que no todo es fácil ni sencillo. Es cierto que después de veinte años de desplome de la economía, incluso los primeros pasos en la dirección correcta parecieran nada más que agravar la situación. Es cierto que un viaje al interior de Rusia ofrece decenas de escenas posapocalípticas, de fábricas y granjas arruinadas, de carreteras y caminos horadados, de maquinarias viejas oxidadas.</p><p></p><p>Pero, esto no es novedad alguna para la historia de Rusia, y en el siglo XIV, en el siglo XVI y en el siglo XX… Y toda vez hemos salido adelante. Lo que significa que esta vez saldremos también airosos y no peor que a fines de la década de 1940 y de principios de 1950. Solo que, es muy importante no olvidar esto…</p><p><a href="http://spanish.ruvr.ru/2013_08_12/Las-lecciones-de-Semipalatinsk-3437/">http://spanish.ruvr.ru/2013_08_12/Las-lecciones-de-Semipalatinsk-3437/</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 1405205, member: 8629"] [CENTER][SIZE=6][B]Las lecciones de Semipalátinsk [/B][/SIZE][/CENTER] [SIZE=6][B][/B][/SIZE] [IMG]http://m.ruvr.ru/2013/08/12/1147559812/86hydro-bomb-soviet.jpg[/IMG] Foto: YouTube [SIZE=3]El 12 de agosto de 1953, hace sesenta años, en el polígono de Semipalátinsk se ensayaba la primera bomba soviética de hidrógeno RDS-6s.[/SIZE] [SIZE=5][B][/B][/SIZE] El ocaso de la década de los años cuarenta y la alborada de los cincuenta fueron grandes tiempos para el programa nuclear soviético. Analistas estadounidenses preveían que la creación de la bomba atómica tomaría a los soviets unos diez años, y programaban los primeros ensayos para mediados de la década de los cincuenta. A tal evaluación estaba también vinculada, en buena medida, el enfriamiento brusco de fines de la década de los años cuarenta, de las relaciones entre los países vencedores: el lanzamiento de EEUU de la bomba atómica en la guerra con Japón relegó de inmediato a la URSS a un papel secundario en el mundo. De este modo, tanto más desagradable iba a ser para EEUU la detonación, el 29 de agosto de 1949, de la primera bomba atómica soviética. Aquella era una carrera por el liderazgo: más rápido, más alto, más fuerte. Pero, de todas maneras, EEUU llevaba una gran ventaja sobre todo considerando que los norteamericanos habían logrado sacar de Alemania prácticamente todo el programa nuclear del Tercer Reich. [CENTER][media=youtube]XpD-TMUJ4EU[/media][/CENTER] Los estadounidenses, al enterarse del ensayo exitoso de la bomba atómica en la URSS, forzaron la marcha del proyecto del potencial nuclear propio. Necesitábamos una respuesta adecuada, caso contrario se vería amenazada la existencia del Estado y la política que nuestro país había postulado después de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Y he aquí que llegó el 12 de agosto de 1953: la detonación de la primera bomba soviética de hidrógeno. Aquel era un proyecto original, creado bajo la dirección de Andréi Sájarov y de Yuli Jaritón. (No es un secreto que la primera bomba atómica soviética se basaba en proyectos confidenciales, obtenidos por nuestros agentes). Los trabajos principales se desplegaban en la Oficina de Proyectos 11. Para nosotros son conocidos otros nombres, Arzamas 16 (pero eso sería después), Kremliov, Gorki 130, Arzamas 75. Hoy día, la otrora Oficina de Proyectos 11 se denomina Centro Federal Nuclear, Instituto Nacional de Física Experimental, oficiosamente, cuna del arma nuclear soviética. El polígono de Semipalátinsk fue también seriamente preparado para las pruebas. Lo que actualmente es posible medir y calibrar con una supercomputadora, (la más potente se encuentra hoy, a propósito, justamente en el Centro científico de Sarov), en los hechos había que hacer entonces con mediciones directas in situ . Para los ensayos fueron preparados unos tres mil aparatos de medición y de registro y distintos indicadores. En el campo fueron construidos, a distancias distintas del lugar de la explosión, ciento noventa instalaciones diversas. Fueron emplazados siete tanques, diecisiete cañones y morteros. En un aeródromo improvisado había dieciséis aviones. En todos los puntos claves se filmaba lo que ocurría. La explosión fue de una fuerza tal que en un radio de cuatro kilómetros del epicentro quedaron destruidos todos los edificios. El puente ferroviario de cien toneladas, que se encontraba a un kilómetro de la bomba detonada, fue arrojado a doscientos metros. La bomba de hidrógeno ensayada en el polígono de Semipalátinsk en agosto de 1953 no había sido la primera en su género en el mundo realmente, pues, en EEUU se llevaban a cabo trabajos en el arma de hidrógeno y pruebas. Y aunque, la potente arma de hidrógeno ya “industrial” iba a ser creada solo dos años más tarde, justamente aquel ensayo en Semipalátinsk, en 1953, creó aquel frágil equilibrio de la guerra fría que iba a mantenerse hasta mediados de la década de los ochenta. Los cuarenta y cincuenta fueron años de entusiasmo general, en cuanto a los trabajos en el programa nuclear. No estaba regulado prácticamente el tratamiento de los materiales radiactivos; las fuentes de radiación de un punto a otro podían ser trasladadas en las bolsas femeninas o en el bolsillo interno de una chaqueta. Por las reglas existentes hoy de trabajo en la rama atómica hubo que pagar un precio muy elevado. Además, ese trabajo se desplegaba con entusiasmo desmesurado. Para la mayoría de nosotros resulta difícil entender hoy como era posible trabajar olvidándose de todo, pasando literalmente días enteros en el trabajo, para lograr finalmente algo, hasta entonces, inédito. El Estado, lamentablemente, no pudo mantener ese nivel. Y, sin embargo, aquella detonación en el polígono de Semipalátinsk justamente fue un episodio de los más paradigmáticos de aquella época del que necesitamos y debemos enorgullecernos. Es cierto que no es posible silenciar tampoco el hecho de que los primeros ensayos nucleares causaron un daño colosal a la ecología; no hay que olvidar que hasta ahora no podemos afirmar con seguridad sobre las consecuencias de la radiación ionizante registradas en los seres humanos... Sin embargo, todo aquello fue el precio del grado de desarrollo de la tecnología y de los conocimientos científicos y, en absoluto, del menosprecio por las vidas humanas, como hoy día se empeñan en demostrar los ecólogos fundamentalistas. Tras el decurso de seis décadas resulta fácil deliberar con estadísticas en mano, y después de analizar los errores y los aciertos, sin tomar en consideración los resultados obtenidos. Desgraciadamente, a la sazón no existían simplemente otras posibilidades de llevar a cabo los ensayos nucleares. Y en cuanto surgieron, fue justamente la Unión Soviética la que propuso, primero, su limitación y, más tarde, la prohibición de las pruebas nucleares. Para la Rusia actual, la lección principal de aquellos hechos de hace sesenta años consiste en que podemos lograr lo que nos proponemos. Muchos se empeñan en olvidar eso. Es más, no faltan los que se han convencido de ello y tratan de convencer al resto de que no podemos nada. Es cierto que no todo es fácil ni sencillo. Es cierto que después de veinte años de desplome de la economía, incluso los primeros pasos en la dirección correcta parecieran nada más que agravar la situación. Es cierto que un viaje al interior de Rusia ofrece decenas de escenas posapocalípticas, de fábricas y granjas arruinadas, de carreteras y caminos horadados, de maquinarias viejas oxidadas. Pero, esto no es novedad alguna para la historia de Rusia, y en el siglo XIV, en el siglo XVI y en el siglo XX… Y toda vez hemos salido adelante. Lo que significa que esta vez saldremos también airosos y no peor que a fines de la década de 1940 y de principios de 1950. Solo que, es muy importante no olvidar esto… [url]http://spanish.ruvr.ru/2013_08_12/Las-lecciones-de-Semipalatinsk-3437/[/url] [/QUOTE]
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