El calamar agita las aguas en el sur
Chubut les abrió sus puertos a pesqueros asiáticos y generó fuertes reacciones.
Por: Matías Longoni
Dos buques pesqueros de Camboya, el "Hsiang Chiang Tsai" y el "Hsiang Chi Chun", amarraron tranquilamente el 17 de marzo de 2007 en Puerto Madryn, descargaron allí más de 1.200 toneladas de calamar entero y en vainas (que se exportaron luego en un carguero) y volvieron a poner proa hacia alta mar, para continuar su faena. Rápidamente se ubicaron en la Milla 201, donde termina el Mar Argentino.
El episodio -chequeado por Clarín en diversas fuentes- sería apenas una curiosidad portuaria de no ser porque esos dos barcos formaban parte de la flota de casi 300 embarcaciones que todos los veranos se instala al filo de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), y allí compite -algunas veces ingresando ilegalmente en aguas nacionales- con la flota pesquera argentina por los cardúmenes de Calamar Illex que todos los años surcan las frías aguas del Atlántico Sur. Gran parte de esos barcos, básicamente de países asiáticos, son los que luego pescan con licencias de los kelpers en aguas que rodean a las Islas Malvinas.
Resulta contradictorio. El mismo Estado que dejó ingresar a esos dos barcos a sus puertos es el que gasta millones de pesos en controles contra las incursiones furtivas de esa flota, es el que mantiene un largo conflicto por la soberanía de las Malvinas y es el que expresa su permanente preocupación por la sobrepesca ante la ONU. "Esto no puede volver a suceder", se ofuscó un alto funcionario del Ejecutivo, que admitió el curioso hecho.
Pero la posibilidad de que vuelva a ocurrir está latente. Y es que algunos funcionarios cercanos al gobernador de Chubut, el kirchnerista Mario Das Neves, impulsan un proyecto para que puertos de esa provincia se conviertan en "base de operaciones" para la flota de la Milla 201. Incluso la Administración del Puerto de Comodoro Rivadavia informó meses atrás que 16 poteros asiáticos buscaban "descargar el producto de sus capturas en aguas internacionales, para luego realizar las operaciones de exportación".
La existencia de gestiones para convertir a Comodoro Rivadavia en puerto de servicios para la flota extranjera quedó visible cuando el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dictó el Memorándum 41/2007. En esa norma, el organismo define qué condiciones deben cumplir quienes deseen descargar calamar en Comodoro y transportarlo por tierra hasta Madryn como "mercadería en tránsito". La necesidad de tan compleja logística se explica por una sencilla cuestión: Comodoro no es un puerto que figure en las rutas comerciales de los barcos porta-contenedores. Madryn sí.
"Las normas del Senasa son de índole higiénico sanitario. El hecho de que los buques extranjeros pueden ingresar a los puertos del país, descargar su mercadería, trasbordarla a buques mercantes y enviarla hacia otros países, no depende en absoluto de la voluntad del Senasa", señaló ese organismo ante la consulta de Clarín. Otras dependencias con injerencia en el espinoso asunto, como la Aduana y la Prefectura, directamente no contestaron a las preguntas.
Como sea, frente a la posibilidad de tener que compartir boyas con sus competidores, los pesqueros argentinos pusieron el grito en el cielo. "Sería insólito que les abramos así las puertas. Los asiáticos compiten con nosotros en el mismo mercado, con el mismo producto, y generalmente lo hacen en condiciones de dúm ping, ya que son vox populi las denuncias sobre mano de obra esclava", recordó un empresario.
Chubut les abrió sus puertos a pesqueros asiáticos y generó fuertes reacciones.
Por: Matías Longoni
Dos buques pesqueros de Camboya, el "Hsiang Chiang Tsai" y el "Hsiang Chi Chun", amarraron tranquilamente el 17 de marzo de 2007 en Puerto Madryn, descargaron allí más de 1.200 toneladas de calamar entero y en vainas (que se exportaron luego en un carguero) y volvieron a poner proa hacia alta mar, para continuar su faena. Rápidamente se ubicaron en la Milla 201, donde termina el Mar Argentino.
El episodio -chequeado por Clarín en diversas fuentes- sería apenas una curiosidad portuaria de no ser porque esos dos barcos formaban parte de la flota de casi 300 embarcaciones que todos los veranos se instala al filo de la Zona Económica Exclusiva (ZEE), y allí compite -algunas veces ingresando ilegalmente en aguas nacionales- con la flota pesquera argentina por los cardúmenes de Calamar Illex que todos los años surcan las frías aguas del Atlántico Sur. Gran parte de esos barcos, básicamente de países asiáticos, son los que luego pescan con licencias de los kelpers en aguas que rodean a las Islas Malvinas.
Resulta contradictorio. El mismo Estado que dejó ingresar a esos dos barcos a sus puertos es el que gasta millones de pesos en controles contra las incursiones furtivas de esa flota, es el que mantiene un largo conflicto por la soberanía de las Malvinas y es el que expresa su permanente preocupación por la sobrepesca ante la ONU. "Esto no puede volver a suceder", se ofuscó un alto funcionario del Ejecutivo, que admitió el curioso hecho.
Pero la posibilidad de que vuelva a ocurrir está latente. Y es que algunos funcionarios cercanos al gobernador de Chubut, el kirchnerista Mario Das Neves, impulsan un proyecto para que puertos de esa provincia se conviertan en "base de operaciones" para la flota de la Milla 201. Incluso la Administración del Puerto de Comodoro Rivadavia informó meses atrás que 16 poteros asiáticos buscaban "descargar el producto de sus capturas en aguas internacionales, para luego realizar las operaciones de exportación".
La existencia de gestiones para convertir a Comodoro Rivadavia en puerto de servicios para la flota extranjera quedó visible cuando el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dictó el Memorándum 41/2007. En esa norma, el organismo define qué condiciones deben cumplir quienes deseen descargar calamar en Comodoro y transportarlo por tierra hasta Madryn como "mercadería en tránsito". La necesidad de tan compleja logística se explica por una sencilla cuestión: Comodoro no es un puerto que figure en las rutas comerciales de los barcos porta-contenedores. Madryn sí.
"Las normas del Senasa son de índole higiénico sanitario. El hecho de que los buques extranjeros pueden ingresar a los puertos del país, descargar su mercadería, trasbordarla a buques mercantes y enviarla hacia otros países, no depende en absoluto de la voluntad del Senasa", señaló ese organismo ante la consulta de Clarín. Otras dependencias con injerencia en el espinoso asunto, como la Aduana y la Prefectura, directamente no contestaron a las preguntas.
Como sea, frente a la posibilidad de tener que compartir boyas con sus competidores, los pesqueros argentinos pusieron el grito en el cielo. "Sería insólito que les abramos así las puertas. Los asiáticos compiten con nosotros en el mismo mercado, con el mismo producto, y generalmente lo hacen en condiciones de dúm ping, ya que son vox populi las denuncias sobre mano de obra esclava", recordó un empresario.