Comenzó el curso de supervivencia en el sur

pulqui

Colaborador
Comenzó el curso de supervivencia en el sur






19·09·07 | Cuarenta y siete hombres y tres mujeres de la Armada, del Ejército y de la Fuerza Aérea se agruparon en Ushuaia para realizar el curso de Supervivencia para Aviadores en Zona Fría. La capacitación la da el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval Nº 2. No se realiza desde 1993.

USHUAIA - Alfa, Bravo, Charly, Delta y Eco son los nombres de las cinco patrullas conjuntas que participan del curso de Supervivencia en Zona Fría que se está realizando desde el lunes pasado en Ushuaia.

Participan 47 hombres y tres mujeres de la Armada, del Ejército y de la Fuerza Aérea que tripulan helicópteros o aviones en sus respectivos destinos.

El curso, a cargo del Centro de Entrenamiento de la Fuerza Aeronaval Nº 2 (CIFA), se extenderá hasta el viernes y los grupos deberán permanecer dos días y medio en el terreno sin agua ni alimento.

Como explicó un instructor del equipo de paracaidistas de búsqueda y rescate del CIFA durante una de las clases, “el objetivo es que puedan valerse por sí mismos, con los elementos que llevan en el chaleco de supervivencia”.

El jefe del ejercicio es el teniente de navío Mariano Rivolta, de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora, quien se encarga de coordinar todas las actividades que se desarrollan en los cinco días de capacitación.

Una decena de instructores especializados en supervivencia, montaña y en paracaidismo de rescate, a cargo del jefe del CIFA, capitán de fragata Eduardo Fonseca, enseñan en dos jornadas las diferentes técnicas para que un hombre pueda resistir hasta su rescate en una zona fría y adversa como la de Ushuaia.

Refugio, fuego, alimento, primeros auxilios y agua son algunos de los elementos necesarios para una buena supervivencia, y que pueden conseguirse con un poco de ingenio, si se cuenta con los conocimientos básicos.

Las dos primeras jornadas

El lunes a la mañana los instructores explicaron en detalle cómo fabricar un refugio en la nieve. Por la tarde, las cinco patrullas, cada una de las cuales estaba a cargo de dos instructores del CIFA, fueron trasladas al glaciar Martial . Allí tuvieron que poner en práctica lo aprendido.

Para casi todos, fue la primera vez que debieron construir un iglú en menos de dos horas, con ladrillos de hielo cortados con un cuchillo. Después, una caminata hasta la cumbre dio por cerrada la agotadora jornada.

Ayer (martes), las clases teóricas dictadas en locaciones de la Base Naval Ushuaia abarcaron temas como señalización para guiar el rescate, prevención de hipotermia, asistencia sanitaria a heridos y socorro en casos de paros cardiorrespiratorios.

Por la tarde, se enseñó el uso de los elementos que contiene el chaleco de supervivencia y los métodos para obtener agua y el proceso para hacerla bebible.

A la noche, el tema fue navegación terrestre. La clase cerró con una práctica en las inmediaciones del Batallón de Infantería de Marina Nº 4.

A partir de hoy y hasta el mediodía del viernes, las patrullas se desplazarán a Punta Remolinos, frente a las aguas del canal Beagle, para enfrentarse a las necesidades de refugio, agua y alimento propias de la supervivencia, sufriendo los 9º bajo cero pronosticados para la noche del jueves y las lluvias –también anunciadas– que indudablemente afectarán el ánimo de los cursantes.


Es la primera nota de gaceta marinera, entren que hay fotos.

http://www.gacetamarinera.com.ar/
 

pulqui

Colaborador
Segunda etapa de la supervivencia en el sur



Los cursantes arriban al lugar a bordo de un remolcador
y una de las lanchas patrulleras.


Algunos cursantes arriban al lugar a bordo de un remolcador y una de las lanchas patrulleras.

24·09·07 | La semana pasada 50 hombres de la Armada, del Ejército, de la Fuerza Aérea y de la Policía territorial participaron de un curso de supervivencia en zona fría que no se realizaba desde 1993 y cuya instrucción estuvo a cargo del Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval Nº 2.

USHUAIA - El miércoles pasado dio inicio la segunda fase del Curso de Supervivencia en Zona Fría, dictado por el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval Nº 2 (CIFA) y cuyo objetivo fue aplicar los conocimientos básicos de supervivencia -adquiridos en las clases teóricas- en la zona de Punta Remolinos.

El curso, que estuvo destinado a tripulantes de aeronaves de las fuerzas armadas, dio inicio el lunes 17 con clases teóricas y una incursión en el glaciar Martial y terminó el viernes pasado con la recuperación del personal por mar. Desde un principio el objetivo fue claro: adquirir la capacidad de conseguir alimentos, agua y refugio en un escenario adverso, preservando la integridad física.

El buen clima del miércoles –primer día en el terreno- hizo parecer que se comenzaba más un campamento que una supervivencia. Pero la impresión fue breve, apenas los 50 cursantes descendieron del remolcador “Toba” y las patrulleras “Concepción del Uruguay”, “Clorinda” y “Barranquera”, fueron requisados por los instructores, quienes retuvieron todo tipo de alimentos y elementos que facilitarían las pruebas que impondría la naturaleza.

Antes del mediodía, las cinco patrullas organizadas por el CIFA e integradas cada una por 10 cursantes a cargo de un líder, fueron guiadas por sus instructores al interior de un bosque de lenga al pie de Punta Remolinos. Entre ellos se encontraban 3 mujeres y personal del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía Territorial.

La primera consigna fue construir un refugio. La tarea parecía fácil teniendo en cuenta que se encontraban en un bosque; troncos, ramas, hojas secas y un par de nylons sirvieron para armar en menos de 5 horas la casa temporaria de las diferentes patrullas. Algunas más que amplias y hasta sofisticadas para haber sido construidas sólo con hilos de paracaidista y navaja, parecían más confortables de lo que en verdad fueron, porque por la noche el frío y la humedad no perdonaron los defectos de la construcción y muchos pasaron la noche junto al hombre encargado de hacer la guardia de fuego alrededor del fogón; pero la segunda noche fue la peor de todas porque se le sumó la lluvia.

El agua fue una necesidad fácilmente resuelta gracias a que había un brazo de río que descendía desde la montaña y se extendía en el perímetro de la zona donde se instalaron los refugios. Por eso los temas que preocuparon a las patrullas Alfa, Bravo, Charly, Delta y Eco, fueron el clima y la adquisición de alimento. Con respecto al primero no tenían mucho que hacer más que esperar que el pronóstico de 9 grados bajo cero y lluvia fuese un error meteorológico, pero el segundo fue el problema a resolver en la supervivencia. Finalmente el menú, aunque no a la carta y algo escaso, fue variado porque incluyó hongos, achicoria salvaje, cholgas –frutos del mar del tipo de la almejas-, gusanos y algunos animales típicos de la zona como es el caso del hurón.

En cada patrulla, algunos se encargaron de hacer las trampas para zorros y conejos –o lo que caiga-, otro en tirar líneas de pesca improvisadas con tanza, hilo de paracaidista y anzuelos fabricados con alfileres en gancho, otros fueron a recolectar almejas a la orilla del mar. Sólo la “Charly” logró cazar un hurón luego de una intensa persecución por el bosque que incluyó a todos sus participantes y de la que se jactaron más que alimentaron porque el pequeño animal, que no superaba el kilo y medio, no alcanzó para saciar a los 10 integrantes masculinos de esta patrulla.

El jueves las actividades comenzaron a las ocho de la mañana con el izado del pabellón y el parte del estado de todos los cursantes: ningún herido, 100 % del personal soñolientos y con muestras de haber padecido mucho frío.

Luego, los instructores dieron ejemplos de cómo confeccionar trampas, también como desollar a un animal y como señalizar el área en caso que una aeronave de búsqueda y rescate sobrevuele la zona.

Por la noche, con las primeras gotas de lluvia, se organizaron navegaciones nocturnas con una hoja de ruta compuesta por 4 piernas –la última era el retorno al refugio- que incluyó sortear o atravesar el río, ladear el mar, pasar un bosque y atravesar un monte lodoso, recuperando en cada punto una señal dejada por los instructores, quienes además iban monitoreando el avance de sus patrullas.

Para los más afortunados, el ejercicio finalizó a las diez de la noche, sin embargo algunas patrullas permanecieron más tiempo en el terreno buscando las señalizaciones dejadas por sus instructores. La última en regresar lo hizo a las 2 de la mañana, con la totalidad de sus integrantes empapados. Lejos de parecer vencidos por el clima, la patrulla ingresó al bosque de lengas cantando estruendosamente la canción del Camarada.

Finalmente, el viernes 21 de septiembre, día de la primavera y tras izar el pabellón, las patrullas desarmaron sus refugios, recolectaron los residuos y luego se re-equiparon –con lo poco que llevaron– para hacer su última navegación terrestre hacía un punto de la costa, desde donde fueron recuperados y trasladados a Ushuaia a bordo de los remolcadores y patrulleras.

Ya con las historias sobre las vivencias circulando de boca en boca y cobrando la fuerza del mito, los exhaustos supervivientes que habían superado la prueba de padecer frío, lluvia y noches sin dormir, fueron recibidos en la Estación Aeronaval Ushuaia por un merecido asado del que también participaron el comandante del Área Naval Austral, contralmirante Guillermo Estévez, el comandante de la Fuerza Aeronaval Nº 2 (FAE), capitán de navío Federico Luis Larrinaga y por el director del CIFA, capitán de fragata Eduardo Fonseca.

Al finalizar el almuerzo, Larrinaga felicitó a los cursantes por haber superado las exigencias y les recordó que hacía varias años que no se realizaba ese tipo de cursos y que poder llevarlo a cabo en esta oportunidad fue producto del esfuerzo de muchas personas entre las que destacó a los instructores del CIFA y al personal de la FAE 2.
 
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