Derruido
Colaborador
Concluye el Servicio Militar Obligatorio en Chile
Abr-12-07 - por Ignacio J. Osacar - Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM
"El desafío de estos sistemas de voluntariado es doble, ya que requieren un considerable esfuerzo inicial para lograr que se incorporen a las filas y seguidamente para que no se vayan al fin del contrato, o en este caso para que continúen incorporados, al menos 4 años más" Con la presencia de la Presidenta Bachelet en una formación de incorporación de reclutas se dio comienzo a la nueva modalidad para el servicio militar en forma voluntaria. El particular interés se explica dado que este proyecto tuvo especial impulso cuando Bachelet se desempeñó como Ministra de Defensa.
La incorporación de 15.178 voluntarios al servicio militar, de los cuales 1030 son mujeres ocurre por primera vez en 107 años. Los incorporados fueron seleccionados de entre unos 40.000 postulantes y satisfacen las vacantes a cubrir, de manera tal que no será necesario que ciudadanos deban ser sorteados e incorporados en forma obligatoria, recurso de alternativa aún vigente en caso de no obtenerse el número necesario.
A partir de 1994 se comenzó a modificar el servicio militar para adecuarlo a las necesidades de la Defensa, como consecuencia del los cambios acaecidos en el orden internacional, con el fin de la Guerra Fría y en el estratégico regional con la disminución de tensiones limítrofes con la Argentina, la que unilateralmente y progresivamente redujo su poder militar con el retorno a la democracia, lo que se reflejó en la disminución importante de su capacidad operativa y el número de los efectivos totales. En el 2000 se organizó un Foro Nacional sobre el Servicio Militar Obligatorio, en el que participaron distintas instituciones representantes de la sociedad civil y organismos e instituciones del Estado, incluidas las Fuerzas Armadas.
En ese mismo año se aprobó un decreto ministerial con las principales coincidencias de ese Foro, entre las que se mencionan la presentación voluntaria al servicio, sorteo público e universal para completar las vacantes no cubiertas por la clase, servicio militar femenino, perfeccionamiento del tratamiento normativo legal de los deberes y derechos de los conscriptos y causas de exclusión. La modificación del marco legal fue elevada para tratamiento parlamentario a fines del 2001 y derivó en un prolongado debate sobre la programación de sucesivas fases, modificaciones de leyes y reglamentaciones, como así también la adaptación de estructuras organizativas de la Defensa y la asignación de mayores recursos e incentivos para aumentar la postulación de voluntarios.
Si bien el largo tratamiento parlamentario acompañó el difícil proceso de reestructuración, hubo un hecho que aceleró la aprobación. Este fue la muerte por congelamiento en una tormenta de nieve de 44 soldados reclutas del Regimiento de Infantería Reforzado 17 de Montaña “Los Angeles” el 18 de mayo de 2005. Finalmente con el titulo “Moderniza el Servicio Militar Obligatorio” el proyecto de ley fue rápidamente votado y promulgado como ley 20.045 en agosto de 2005.
Para esa fecha se encontraba muy avanzado el llamado Proceso de Modernización, que afecta principalmente al Ejército, como Fuerza más numerosa, con el cierre de Unidades, fusión de otras, creación de Regimientos Reforzados, completos en material y personal con integración de armas y servicios bajo un mismo mando con lo que se optimiza la capacidad operativa. De esta manera se optó por el concepto de Ejército Operacional, que funcione tanto como elemento de disuasión, de cooperación internacional, de aporte al desarrollo económico o de ayuda humanitaria a la comunidad, desechándose así el concepto de Ejercito Territorial, con elementos dispersos, incompletos y con gran dependencia en la movilización para su empleo eficaz. Las otras Fuerzas también fueron afectadas al contar importantes efectivos de soldados en la Infantería de Marina y en los Paracaidistas de Fuerza Aérea. El disponer de menos Unidades, aun cuando estén al completo en personal y material, impone una importante exigencia de movilidad estratégica, o sea poder desplazarse para concentrar el poder de combate con magnitud suficiente y en oportunidad en el lugar donde se desate la crisis. Y esto para Chile, por sus difíciles características geográficas, puede significar varios miles de kilómetros. Como dicen los ingleses refiriéndose a la defensa del terreno “Mejor una sección hoy y no un batallón mañana”.
Necesariamente estos cambios afectaron a niveles superiores de conducción, ya que fueron disueltos un Cuerpo de Ejercito, una División y dos Brigadas. En la actualidad la organización del Ejército se reduce a seis Divisiones y una Brigada.
Sin este cambio profundo en la organización hubiera sido imposible mantener la estructura de las Fuerzas Armadas que requería de mayores efectivos. En relación con los efectivos anteriores le correspondería reducir al Ejército de 25.000 soldados a 10.000, a la Armada de 10.000 a 4.000 y a la Fuerza Aérea de 2000 a 800. En general la disminución significa casi un 60% de los efectivos de soldados con que se contaba en el pasado.
Es interesante remarcar referido al potencial humano, que Chile cuenta estimadamente con 16.134.219 habitantes, con una tasa de crecimiento anual que no llega al 1%, con una proporción de 50,7 % mujeres y 49,3 % hombres. De acuerdo a las estadísticas del censo del 2002 y su proyección estimada, el grupo de 18 años, del cual se nutre inicialmente este reclutamiento sumaría unas 266.300 personas de ambos sexos, por lo cual quienes se postularon voluntariamente para su incorporación al servicio militar representa el 15 % y de los cuales solo fueron seleccionados el 5,6 %.
Se destaca así que la retención por parte del Estado de su atribución para realizar una convocatoria selectiva, adicionalmente al servicio voluntario, es un importante recurso en caso de una emergencia nacional, a la vista del potencial remanente de ambos sexos, y en especial del componente femenino, aun cuando no les quepa la obligatoriedad de servicio. El objetivo al fin del mediano plazo es contar con un servicio enteramente voluntario lo que hasta ahora parece haber comenzado exitosamente.
Para un país que tiene una tasa de desocupación es del 6,4 %, los beneficios del voluntariado por un año, parecieran ser exclusivamente la posibilidad de continuación de estudios a los alumnos de enseñanza media y de optar a vacantes para cursos de capacitación laboral con aplicación civil, además del salario, alojamiento, atención sanitaria, alimentación e indemnización en caso de accidente en acto del servicio. Al fin del año de servicio pueden estar en buenas condiciones para ingresar a los institutos de formación de oficiales o suboficiales o bien continuar como soldado profesional por 4 años más, también disponen del servicio de reinserción laboral, y tiene derecho a recuperar la regularidad estudiantil o el puesto de trabajo civil sin que se interrumpa la antigüedad del trabajador.
El desafío de estos sistemas de voluntariado es doble, ya que requieren un considerable esfuerzo inicial para lograr que se incorporen a las filas y seguidamente para que no se vayan al fin del contrato, o en este caso para que continúen incorporados, al menos 4 años más. El sistema chileno evidencia una gran prudencia ante cierta incertidumbre por los resultados en el mediano plazo y deja varios caminos abiertos para maniobrar con el mantenimiento de los efectivos en caso que la cosa no salga como se espera.
El éxito de estos sistemas depende fundamentalmente de las condiciones económicas generales del país para que puedan asignarse adecuadas partidas del presupuesto, a fin de pagar un soldado comparativamente más caro, como es el voluntario. Chile al igual que el resto de los países de Sudamérica invierte una importante parte de su presupuesto de Defensa en Gastos de Personal, que fue en el 2004 del 58,4% del total.
El concepto de “menos pero mejores” confrontado al de “más pero peores” tiene lógica en el escenario de una guerra limitada y corta, como fue la Guerra de Malvinas, pero parece no seguir ese mismo razonamiento en un conflicto asimétrico prolongado como es la Guerra de Irak o Afganistán. En esta guerra soldados profesionales, excelentemente armados, equipados, y entrenados, sufren bajas diariamente defendiendo limitadas zonas del terreno, combatiendo un enemigo cuyo nivel de instrucción individual difícilmente sobrepase al de un soldado conscripto promedio.
Fuentes:
-“Balance Militar de América del Sur” Nueva Mayoría, Buenos Aires, 2004
- www.ejercito.cl consultado 8-4-07
- www.cia.gov consultado 8-4-07
- www.dgmn.cl consultado 8-4-07
-www.censo2002.cl consultado 8-4-07
Abr-12-07 - por Ignacio J. Osacar - Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM
"El desafío de estos sistemas de voluntariado es doble, ya que requieren un considerable esfuerzo inicial para lograr que se incorporen a las filas y seguidamente para que no se vayan al fin del contrato, o en este caso para que continúen incorporados, al menos 4 años más" Con la presencia de la Presidenta Bachelet en una formación de incorporación de reclutas se dio comienzo a la nueva modalidad para el servicio militar en forma voluntaria. El particular interés se explica dado que este proyecto tuvo especial impulso cuando Bachelet se desempeñó como Ministra de Defensa.
La incorporación de 15.178 voluntarios al servicio militar, de los cuales 1030 son mujeres ocurre por primera vez en 107 años. Los incorporados fueron seleccionados de entre unos 40.000 postulantes y satisfacen las vacantes a cubrir, de manera tal que no será necesario que ciudadanos deban ser sorteados e incorporados en forma obligatoria, recurso de alternativa aún vigente en caso de no obtenerse el número necesario.
A partir de 1994 se comenzó a modificar el servicio militar para adecuarlo a las necesidades de la Defensa, como consecuencia del los cambios acaecidos en el orden internacional, con el fin de la Guerra Fría y en el estratégico regional con la disminución de tensiones limítrofes con la Argentina, la que unilateralmente y progresivamente redujo su poder militar con el retorno a la democracia, lo que se reflejó en la disminución importante de su capacidad operativa y el número de los efectivos totales. En el 2000 se organizó un Foro Nacional sobre el Servicio Militar Obligatorio, en el que participaron distintas instituciones representantes de la sociedad civil y organismos e instituciones del Estado, incluidas las Fuerzas Armadas.
En ese mismo año se aprobó un decreto ministerial con las principales coincidencias de ese Foro, entre las que se mencionan la presentación voluntaria al servicio, sorteo público e universal para completar las vacantes no cubiertas por la clase, servicio militar femenino, perfeccionamiento del tratamiento normativo legal de los deberes y derechos de los conscriptos y causas de exclusión. La modificación del marco legal fue elevada para tratamiento parlamentario a fines del 2001 y derivó en un prolongado debate sobre la programación de sucesivas fases, modificaciones de leyes y reglamentaciones, como así también la adaptación de estructuras organizativas de la Defensa y la asignación de mayores recursos e incentivos para aumentar la postulación de voluntarios.
Si bien el largo tratamiento parlamentario acompañó el difícil proceso de reestructuración, hubo un hecho que aceleró la aprobación. Este fue la muerte por congelamiento en una tormenta de nieve de 44 soldados reclutas del Regimiento de Infantería Reforzado 17 de Montaña “Los Angeles” el 18 de mayo de 2005. Finalmente con el titulo “Moderniza el Servicio Militar Obligatorio” el proyecto de ley fue rápidamente votado y promulgado como ley 20.045 en agosto de 2005.
Para esa fecha se encontraba muy avanzado el llamado Proceso de Modernización, que afecta principalmente al Ejército, como Fuerza más numerosa, con el cierre de Unidades, fusión de otras, creación de Regimientos Reforzados, completos en material y personal con integración de armas y servicios bajo un mismo mando con lo que se optimiza la capacidad operativa. De esta manera se optó por el concepto de Ejército Operacional, que funcione tanto como elemento de disuasión, de cooperación internacional, de aporte al desarrollo económico o de ayuda humanitaria a la comunidad, desechándose así el concepto de Ejercito Territorial, con elementos dispersos, incompletos y con gran dependencia en la movilización para su empleo eficaz. Las otras Fuerzas también fueron afectadas al contar importantes efectivos de soldados en la Infantería de Marina y en los Paracaidistas de Fuerza Aérea. El disponer de menos Unidades, aun cuando estén al completo en personal y material, impone una importante exigencia de movilidad estratégica, o sea poder desplazarse para concentrar el poder de combate con magnitud suficiente y en oportunidad en el lugar donde se desate la crisis. Y esto para Chile, por sus difíciles características geográficas, puede significar varios miles de kilómetros. Como dicen los ingleses refiriéndose a la defensa del terreno “Mejor una sección hoy y no un batallón mañana”.
Necesariamente estos cambios afectaron a niveles superiores de conducción, ya que fueron disueltos un Cuerpo de Ejercito, una División y dos Brigadas. En la actualidad la organización del Ejército se reduce a seis Divisiones y una Brigada.
Sin este cambio profundo en la organización hubiera sido imposible mantener la estructura de las Fuerzas Armadas que requería de mayores efectivos. En relación con los efectivos anteriores le correspondería reducir al Ejército de 25.000 soldados a 10.000, a la Armada de 10.000 a 4.000 y a la Fuerza Aérea de 2000 a 800. En general la disminución significa casi un 60% de los efectivos de soldados con que se contaba en el pasado.
Es interesante remarcar referido al potencial humano, que Chile cuenta estimadamente con 16.134.219 habitantes, con una tasa de crecimiento anual que no llega al 1%, con una proporción de 50,7 % mujeres y 49,3 % hombres. De acuerdo a las estadísticas del censo del 2002 y su proyección estimada, el grupo de 18 años, del cual se nutre inicialmente este reclutamiento sumaría unas 266.300 personas de ambos sexos, por lo cual quienes se postularon voluntariamente para su incorporación al servicio militar representa el 15 % y de los cuales solo fueron seleccionados el 5,6 %.
Se destaca así que la retención por parte del Estado de su atribución para realizar una convocatoria selectiva, adicionalmente al servicio voluntario, es un importante recurso en caso de una emergencia nacional, a la vista del potencial remanente de ambos sexos, y en especial del componente femenino, aun cuando no les quepa la obligatoriedad de servicio. El objetivo al fin del mediano plazo es contar con un servicio enteramente voluntario lo que hasta ahora parece haber comenzado exitosamente.
Para un país que tiene una tasa de desocupación es del 6,4 %, los beneficios del voluntariado por un año, parecieran ser exclusivamente la posibilidad de continuación de estudios a los alumnos de enseñanza media y de optar a vacantes para cursos de capacitación laboral con aplicación civil, además del salario, alojamiento, atención sanitaria, alimentación e indemnización en caso de accidente en acto del servicio. Al fin del año de servicio pueden estar en buenas condiciones para ingresar a los institutos de formación de oficiales o suboficiales o bien continuar como soldado profesional por 4 años más, también disponen del servicio de reinserción laboral, y tiene derecho a recuperar la regularidad estudiantil o el puesto de trabajo civil sin que se interrumpa la antigüedad del trabajador.
El desafío de estos sistemas de voluntariado es doble, ya que requieren un considerable esfuerzo inicial para lograr que se incorporen a las filas y seguidamente para que no se vayan al fin del contrato, o en este caso para que continúen incorporados, al menos 4 años más. El sistema chileno evidencia una gran prudencia ante cierta incertidumbre por los resultados en el mediano plazo y deja varios caminos abiertos para maniobrar con el mantenimiento de los efectivos en caso que la cosa no salga como se espera.
El éxito de estos sistemas depende fundamentalmente de las condiciones económicas generales del país para que puedan asignarse adecuadas partidas del presupuesto, a fin de pagar un soldado comparativamente más caro, como es el voluntario. Chile al igual que el resto de los países de Sudamérica invierte una importante parte de su presupuesto de Defensa en Gastos de Personal, que fue en el 2004 del 58,4% del total.
El concepto de “menos pero mejores” confrontado al de “más pero peores” tiene lógica en el escenario de una guerra limitada y corta, como fue la Guerra de Malvinas, pero parece no seguir ese mismo razonamiento en un conflicto asimétrico prolongado como es la Guerra de Irak o Afganistán. En esta guerra soldados profesionales, excelentemente armados, equipados, y entrenados, sufren bajas diariamente defendiendo limitadas zonas del terreno, combatiendo un enemigo cuyo nivel de instrucción individual difícilmente sobrepase al de un soldado conscripto promedio.
Fuentes:
-“Balance Militar de América del Sur” Nueva Mayoría, Buenos Aires, 2004
- www.ejercito.cl consultado 8-4-07
- www.cia.gov consultado 8-4-07
- www.dgmn.cl consultado 8-4-07
-www.censo2002.cl consultado 8-4-07
