Crisis de los misiles
El asunto de los misiles ?desaparecidos? en Bolivia viene siendo algo así como una ?traca? final del gobierno saliente de Rodríguez Veltzé. Petardazo que se lleva por delante al ministro de defensa y al comandante del ejército, que no es poco.
La información que nos llega de Bolivia, un tanto rocambolesca, habla de que los mencionados y misteriosos misiles, habrían llegado al país como una especie de “yapa” de los proveedores chinos por la compra de cañones antiaéreos hecha por parte de las fuerzas armadas bolivianas. Es cuando menos curioso que la compra de material bélico de defensa relativamente inofensivo como son los cañones antiaéreos, sea “yapada” con el regalo de material altamente sensible y sofisticado como son los misiles tierra-aire.
Para poner un ejemplo, el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU, creado tras el atentado a las Torres Gemelas y varios congresistas estadounidenses, han manifestado en varias oportunidades su temor a que pueda, en cualquier momento, producirse un atentado terrorista con un misil lanzado desde tierra contra un avión comercial, lo cual causaría, según un estudio hecho por el mismo congreso de los Estados Unidos, un efecto devastador. El senador demócrata Charles Schumer manifestó, en unas declaraciones publicadas por el New York Times, que “el ataque contra aviones comerciales desde tierra es uno de los peligros más graves que existen”. Otro congresista, el republicano John Mica declaró “Es extraño que un avión de pasajeros no haya sido derribado por un misil lanzado desde tierra. Hemos sido enormemente afortunados”.
Según el estudio del congreso norteamericano, mencionado líneas arriba, hay una alta vulnerabilidad de los aviones comerciales a los misiles tierra-aire. Un “pasillo” de riesgo de exposición, tanto en el momento del despegue como en el aterrizaje, se extiende por lo menos por unos ochenta kilómetros de largo y nueve de ancho; razón por la cual se han comenzado a ensayar sistemas antimisiles que serían instalados en los aviones comerciales, aunque el costo del proyecto y su dudosa eficacia ponen en duda su desarrollo a nivel mundial.
Por todo lo dicho uno podría preguntarse ¿Fue la desaparición de los misiles una operación de seguridad de los americanos? Y si así fue ¿pudo haberse hecho de otra manera?. La probabilidad de contestar afirmativamente a la primera pregunta es alta. La respuesta a la segunda es algo más complicada. Una operación “abierta” de recompra de los misiles chinos, gestionada por vía regular, con todos los permisos en regla, con conocimiento del congreso boliviano (que así debe ser), de los proveedores chinos, etc., es improbable que pudiera haberse hecho sin que la embajada de los EE.UU o los funcionarios norteamericanos que gestionaron todo el “affaire” corriesen el riesgo de enfrentarse a algún tipo de veto. Lo dicho anteriormente no es una justificación ¡cuidado!, es sólo un intento de explicación. No nos gustan los “métodos” estadounidenses ni su doble moral. Re-comprar en Bolivia, entre gallos y medianoche, misiles con tecnología de un tercer país, además de hacernos quedar muy mal y dar una imagen pobrísima de nuestras Fuerzas Armadas, es inmoral según sus propios cánones. ¿Recuerdan el reciente veto de los americanos a la venta de aviones a Venezuela, por parte de España, con la excusa de que dichos aviones incorporan tecnología estadounidense?
Pero aun es necesario plantearse otras preguntas, con mucho más importantes que todas las anteriores ¿Qué hacen en Bolivia unos misiles tierra-aire y para qué le sirven al país semejantes artilugios bélicos?. ¿Contra quién los vamos a dirigir?. ¿Es justo que sigamos gastando nuestros ya de por sí escasísimos recursos en carísimos cachivaches que nunca se van a utilizar más que para seguir justificando una institución, las Fuerzas Armadas, que hoy por hoy no tiene más que un rol muy limitado (por no decir ninguno) que cumplir en una sociedad como la nuestra?.
Bolivia necesita educación, educación, educación; salud, acercar el progreso a las áreas del país marginadas de toda posibilidad y, entre un sinfín de otras necesidades, necesita contar con un Servicio Exterior fuerte y altamente capacitado que, con toda probabilidad, sería una mejor garantía de defensa de nuestra integridad e intereses como país.
Fuente:http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006011901
El asunto de los misiles ?desaparecidos? en Bolivia viene siendo algo así como una ?traca? final del gobierno saliente de Rodríguez Veltzé. Petardazo que se lleva por delante al ministro de defensa y al comandante del ejército, que no es poco.
La información que nos llega de Bolivia, un tanto rocambolesca, habla de que los mencionados y misteriosos misiles, habrían llegado al país como una especie de “yapa” de los proveedores chinos por la compra de cañones antiaéreos hecha por parte de las fuerzas armadas bolivianas. Es cuando menos curioso que la compra de material bélico de defensa relativamente inofensivo como son los cañones antiaéreos, sea “yapada” con el regalo de material altamente sensible y sofisticado como son los misiles tierra-aire.
Para poner un ejemplo, el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU, creado tras el atentado a las Torres Gemelas y varios congresistas estadounidenses, han manifestado en varias oportunidades su temor a que pueda, en cualquier momento, producirse un atentado terrorista con un misil lanzado desde tierra contra un avión comercial, lo cual causaría, según un estudio hecho por el mismo congreso de los Estados Unidos, un efecto devastador. El senador demócrata Charles Schumer manifestó, en unas declaraciones publicadas por el New York Times, que “el ataque contra aviones comerciales desde tierra es uno de los peligros más graves que existen”. Otro congresista, el republicano John Mica declaró “Es extraño que un avión de pasajeros no haya sido derribado por un misil lanzado desde tierra. Hemos sido enormemente afortunados”.
Según el estudio del congreso norteamericano, mencionado líneas arriba, hay una alta vulnerabilidad de los aviones comerciales a los misiles tierra-aire. Un “pasillo” de riesgo de exposición, tanto en el momento del despegue como en el aterrizaje, se extiende por lo menos por unos ochenta kilómetros de largo y nueve de ancho; razón por la cual se han comenzado a ensayar sistemas antimisiles que serían instalados en los aviones comerciales, aunque el costo del proyecto y su dudosa eficacia ponen en duda su desarrollo a nivel mundial.
Por todo lo dicho uno podría preguntarse ¿Fue la desaparición de los misiles una operación de seguridad de los americanos? Y si así fue ¿pudo haberse hecho de otra manera?. La probabilidad de contestar afirmativamente a la primera pregunta es alta. La respuesta a la segunda es algo más complicada. Una operación “abierta” de recompra de los misiles chinos, gestionada por vía regular, con todos los permisos en regla, con conocimiento del congreso boliviano (que así debe ser), de los proveedores chinos, etc., es improbable que pudiera haberse hecho sin que la embajada de los EE.UU o los funcionarios norteamericanos que gestionaron todo el “affaire” corriesen el riesgo de enfrentarse a algún tipo de veto. Lo dicho anteriormente no es una justificación ¡cuidado!, es sólo un intento de explicación. No nos gustan los “métodos” estadounidenses ni su doble moral. Re-comprar en Bolivia, entre gallos y medianoche, misiles con tecnología de un tercer país, además de hacernos quedar muy mal y dar una imagen pobrísima de nuestras Fuerzas Armadas, es inmoral según sus propios cánones. ¿Recuerdan el reciente veto de los americanos a la venta de aviones a Venezuela, por parte de España, con la excusa de que dichos aviones incorporan tecnología estadounidense?
Pero aun es necesario plantearse otras preguntas, con mucho más importantes que todas las anteriores ¿Qué hacen en Bolivia unos misiles tierra-aire y para qué le sirven al país semejantes artilugios bélicos?. ¿Contra quién los vamos a dirigir?. ¿Es justo que sigamos gastando nuestros ya de por sí escasísimos recursos en carísimos cachivaches que nunca se van a utilizar más que para seguir justificando una institución, las Fuerzas Armadas, que hoy por hoy no tiene más que un rol muy limitado (por no decir ninguno) que cumplir en una sociedad como la nuestra?.
Bolivia necesita educación, educación, educación; salud, acercar el progreso a las áreas del país marginadas de toda posibilidad y, entre un sinfín de otras necesidades, necesita contar con un Servicio Exterior fuerte y altamente capacitado que, con toda probabilidad, sería una mejor garantía de defensa de nuestra integridad e intereses como país.
Fuente:http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006011901