Un portaaviones nuclear llega a la Argentina
[/U][/B] El George Washingon participará de un ejercicio con la Armada, el mes próximo; es la tercera vez en 20 años
Un portaaviones nuclear norteamericano participará de un ejercicio con unidades de la Armada en aguas argentinas. A partir del 5 de mayo, el poderoso navío George Washington, junto con su grupo de buques de apoyo, participará del adiestramiento Gaucho-Gringo 2008. Es la tercera vez en los últimos 20 años que un portaaviones de Estados Unidos realiza un operativo en la Argentina.
Uno de los puntos más importantes del ejercicio será el paso de los aviones navales Super Etendard por la cubierta del George Washington. Para las aeronaves argentinas, las mismas que participaron con éxito en la guerra en las islas Malvinas, significa la importante oportunidad de realizar las maniobras de acercamiento a un portaaviones.
Al no contar la Armada con un buque de esas características desde la salida de servicio, en los años 90, del 25 de Mayo, los pilotos deben practicarsu capacidad de aterrizaje en alta mar gracias a convenios con Brasil, que permite el adiestramiento argentino en su portaaviones San Pablo.
Estas prácticas son vitales para la aviación naval argentina, que a comienzos de este mes dio de baja al sistema de armas Aermacchi, una aeronave de destacada participación en el conflicto de 1982. Los pilotos navales esperan el necesario reemplazo de esos aviones, ya que su adiestramiento sería imposible si tuviesen que saltar de un avión de entrenamiento básico Mentor al avanzado sistema de Super Etendard. Por el momento, los aviadores navales tienen una buena ocasión de perfeccionarse con la visita del portaaviones norteamericano.
El George Washington navegará por aguas argentinas después de participar del Operativo Unitas en Brasil, en el que también tomaron parte buques argentinos. El ejercicio naval con Estados Unidos fue aprobado el año pasado por el Congreso.
Los senadores de la Comisión de Defensa pudieron ver los preparativos para el ejercicio en su visita a Puerto Belgrano, la base principal de la Armada. Un grupo de legisladores, encabezado por la mendocina María Perceval, acompañó al almirante Jorge Godoy en una recorrida por el principal apostadero de la flota de mar y recibió un informe sobre los daños en el rompehielos Irízar.
El ejercicio de la Armada Argentina con el George Washington tiene antecedentes en las maniobras realizadas con los portaaviones nucleares Kitty Hawk y Ronald Reagan. Este último navío cruzó las aguas argentinas en junio de 2004, como parte de su viaje inaugural.
El ejercicio combinado es el reflejo de la etapa de buenas relaciones militares con Estados Unidos. Fue superada la crisis que había causado el rechazo del gobierno de Néstor Kirchner al pedido norteamericano de inmunidad para sus tropas. Esa decisión había provocado el congelamiento por unos años de los operativos militares argentino-nortamericano en nuestro país.
El portaaviones y su grupo escolta no amarrarán en puertos locales, por lo que no fue necesario solicitar inmunidad especial para los militares norteamericanos. De esta manera, se evitaron posibles trabas para la aprobación legislativa del ejercicio Gaucho-Gringo.
Apoyo a Brasil
La cooperación militar entre Buenos Aires y Washington no impide, sin embargo, que la Argentina mire con atención y buenas expectativas los pasos que da Brasil para consolidar la integración de un pensamiento castrense sudamericano. Así lo comentó en el Pentágono el secretario de Asuntos Internacionales de la Defensa, Alfredo Forti, que el jueves pasado se entrevistó con el subsecretario de Defensa norteamericano, Gordon England.
Forti señaló a England que la Argentina "trabaja activamente en la integración sudamericana y en la perspectiva militar de la misma, al estimar que es un tema pendiente en la agenda del Mercosur ampliado", según informó un comunicado del Ministerio de Defensa.
En forma paralela, en Buenos Aires, funcionarios del Ministerio de Defensa, que encabeza Nilda Garré, se reunieron con sus pares de Brasil para avanzar en posibles áreas de cooperación. Se definieron tres mesas de trabajo, para alternativas de producción de vehículos terrestres, navales y aéreos. Cada parte expuso sus proyectos de interés y se armó un cronograma de encuentros.
De todas formas, lo más importante fue la decisión política de avanzar con Brasil, en momentos en que el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva impulsa con fuerza la creación de un consejo sudamericano de defensa, cuyas líneas serán presentadas oficialmente este mes. No resulta un dato menor, ya que uno de los objetivos estratégicos previstos por Brasil es limitar, con un subloque castrense regional, la influencia de la Junta Interamericana de Defensa, que históricamente es controlada por Washington.
Entre ejercicios y encuentros, la Argentina busca un punto de equilibrio entre los dos pesos pesados del continente.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION