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Editorial: Cinco hechos preocupantes
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<blockquote data-quote="sebastian_porras" data-source="post: 67281" data-attributes="member: 18"><p><span style="font-size: 12px"><strong><span style="font-family: 'Arial'">La opiniòn del ex Ministro de Defensa Horacio Jaunarena</span></strong></span></p><p></p><p><span style="font-family: 'Arial Black'"><span style="font-size: 15px">La importancia de abrir el debate</span></span></p><p><span style="font-family: 'Arial'"><strong>El necesario proceso de reforma militar no pueden llevarlo a cabo las FF.AA. exclusivamente, pero tampoco puede ser realizado sin su participación</strong></span> </p><p></p><p></p><p>Los acontecimientos que se sucedieron los días 24 de mayo y el Día del Ejército, que demostraron la existencia de una situación de malestar dentro de las filas del Ejército y que debe ser adecuadamente encarada, han producido dos consecuencias. Por un lado, han colocado la atención de la ciudadanía sobre el tema militar y, por otra parte, han relegado a un segundo plano una cuestión que, desde el punto de vista del futuro de la Nación, tiene extraordinaria relevancia: el propósito de relanzar un proceso de modernización de nuestro Instrumento Militar a través de la reglamentación de la ley de defensa nacional. </p><p></p><p>Es evidente que el clima que se vive dentro de nuestras FF.AA. no es el mejor, ni beneficia a nadie en el mediano plazo. Además, está claro que el Gobierno podría hacer mucho para mejorarlo, sin que ello implique renunciar a ninguno de los objetivos que se propone en sus políticas. Si el Presidente diera una interpretación más abarcativa de nuestra historia reciente, y si, desde el Gobierno se priorizara menos la realización de anuncios, para dar paso a una mayor reflexión y el análisis de los mismos, el clima mejoraría sensiblemente. </p><p></p><p>Es necesario trabajar en pos de la modernización de nuestras FF.AA.: la actual estructura de nuestro Ejército es anacrónica, se corresponde con un Ejército que contaba con el Sistema de Conscripción Obligatoria y que le permitía reclutar una tropa de cerca de cien mil soldados para alimentarla de manera suficiente. Por otra parte, su distribución territorial obedece, en mucho, a la misión colonizadora y de poblar nuestro territorio que en otras épocas fue necesaria en la Argentina, y, además, a las posibilidades de conflictos con países vecinos que hoy aparecen como remotas. </p><p></p><p>Situaciones similares pueden señalarse en nuestra Armada y Fuerza Aerea. </p><p></p><p>No hay dudas sobre la necesidad de avanzar en la modernización. El tema es cómo avanzamos. La experiencia, no sólo argentina, sino mundial, es que un proceso de reforma militar no pueden llevarlo adelante exclusivamente las FF.AA., porque ellas no son capaces de mover la fuerte inercia que resiste el cambio, ni de resolver las diferencias que se suscitan entre las mismas. Pero tampoco puede ser realizado sin su participación, <u>pretendiendo imponer un esquema diseñado en la soledad de un gabinete por gente de algún conocimiento teórico, en condiciones quizás, de determinar los "qué"de una modernización pero con escasa o ninguna experiencia para señalar los "cómo" se llevan esas ideas adelante.</u> </p><p></p><p><u>En el gobierno se confunde la política de defensa con la política militar que es sólo un capítulo de la primera y que es determinada por ella.</u> La verdadera subordinación de los Instrumentos Militares de la Nación al poder político, pasa por la subordinación de la política militar a una política de defensa amplia y plural, que ha quedado plasmada en la Argentina por el consenso democrático que se expresó en la sanción por unanimidad de la ley de defensa en 1988. Este espíritu, que contempla a la política de defensa como cuestión de Estado y no como una política partidista o del gobierno de turno, debería ser mantenido en el diseño del decreto reglamentario de la ley, cosa que no ha ocurrido. </p><p></p><p>El texto respectivo, elaborado en la cúpula del Ministerio de Defensa, fue comunicado a los jefes de los Estados Mayores de las Fuerzas, hace un par de semanas, pocas horas antes de que fuera elevado al presidente de la Nación, sin consultas previas o posteriores a los mismos o a las fuerzas políticas representadas en nuestro Parlamento. Es cierto que se trata de un decreto, pero éste no puede ser contradictorio con el texto y el espíritu de la ley y, aunque no requiera trámite parlamentario, hubiera sido conveniente -dados sus antecedentes y trascendencia- un mecanismo de consulta y análisis conjunto. </p><p></p><p>Hasta ahora, todas las leyes que tienen que ver con el área de defensa que se dictaron desde la restauración de la democracia en 1983, me refiero a la de defensa nacional, la creación del voluntariado, y la de reestructuración de las FF.AA., fueron hechas luego de un proceso de consultas con expertos civiles y militares que dieron su opinión y que permitieron, en algunos casos, la mejora de sus postulados, y, además, que las propias leyes fueran sancionadas después por unanimidad en el Parlamento. Se entendía, afortunadamente que estos eran temas de políticas de estado y no banderías de un gobierno o un partido político. </p><p></p><p>Por eso es fundamental que el Presidente y comandante en jefe de las FF.AA. disponga abrir un sistema de consultas que garantice una adecuada reflexión sobre el mismo, una racional decisión sobre sus alcances, una razonada implementación de las medidas, una garantizada financiación del proceso y un respaldo político suficiente como para recorrer con éxito el difícil camino que se pretende emprender. </p><p></p><p>La construcción sesgada de una verdad histórica que, por lo tanto, se convierte en parcial, congela un período doloroso de nuestra historia en los términos antinómicos que tenían hace treinta años e impide el necesario reencuentro de nuestra sociedad. Esto no ayuda a construir el mejor futuro al que debemos aspirar, y ese porvenir que deseamos, se puede ver más afectado aún, por el contenido de políticas implementadas en el siempre engañoso ambiente de los cerrados gabinetes del gobierno nacional. </p><p></p><p><strong>Por Horacio Jaunarena </strong></p><p></p><p><strong>El autor fue tres veces ministro de Defensa de la Nación </strong></p><p></p><p>Link corto: <a href="http://www.lanacion.com.ar/811499">http://www.lanacion.com.ar/811499</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="sebastian_porras, post: 67281, member: 18"] [SIZE="3"][B][FONT="Arial"]La opiniòn del ex Ministro de Defensa Horacio Jaunarena[/FONT][/B][/SIZE] [FONT="Arial Black"][SIZE="4"]La importancia de abrir el debate[/SIZE][/FONT] [FONT="Arial"][B]El necesario proceso de reforma militar no pueden llevarlo a cabo las FF.AA. exclusivamente, pero tampoco puede ser realizado sin su participación[/B][/FONT] Los acontecimientos que se sucedieron los días 24 de mayo y el Día del Ejército, que demostraron la existencia de una situación de malestar dentro de las filas del Ejército y que debe ser adecuadamente encarada, han producido dos consecuencias. Por un lado, han colocado la atención de la ciudadanía sobre el tema militar y, por otra parte, han relegado a un segundo plano una cuestión que, desde el punto de vista del futuro de la Nación, tiene extraordinaria relevancia: el propósito de relanzar un proceso de modernización de nuestro Instrumento Militar a través de la reglamentación de la ley de defensa nacional. Es evidente que el clima que se vive dentro de nuestras FF.AA. no es el mejor, ni beneficia a nadie en el mediano plazo. Además, está claro que el Gobierno podría hacer mucho para mejorarlo, sin que ello implique renunciar a ninguno de los objetivos que se propone en sus políticas. Si el Presidente diera una interpretación más abarcativa de nuestra historia reciente, y si, desde el Gobierno se priorizara menos la realización de anuncios, para dar paso a una mayor reflexión y el análisis de los mismos, el clima mejoraría sensiblemente. Es necesario trabajar en pos de la modernización de nuestras FF.AA.: la actual estructura de nuestro Ejército es anacrónica, se corresponde con un Ejército que contaba con el Sistema de Conscripción Obligatoria y que le permitía reclutar una tropa de cerca de cien mil soldados para alimentarla de manera suficiente. Por otra parte, su distribución territorial obedece, en mucho, a la misión colonizadora y de poblar nuestro territorio que en otras épocas fue necesaria en la Argentina, y, además, a las posibilidades de conflictos con países vecinos que hoy aparecen como remotas. Situaciones similares pueden señalarse en nuestra Armada y Fuerza Aerea. No hay dudas sobre la necesidad de avanzar en la modernización. El tema es cómo avanzamos. La experiencia, no sólo argentina, sino mundial, es que un proceso de reforma militar no pueden llevarlo adelante exclusivamente las FF.AA., porque ellas no son capaces de mover la fuerte inercia que resiste el cambio, ni de resolver las diferencias que se suscitan entre las mismas. Pero tampoco puede ser realizado sin su participación, [U]pretendiendo imponer un esquema diseñado en la soledad de un gabinete por gente de algún conocimiento teórico, en condiciones quizás, de determinar los "qué"de una modernización pero con escasa o ninguna experiencia para señalar los "cómo" se llevan esas ideas adelante.[/U] [U]En el gobierno se confunde la política de defensa con la política militar que es sólo un capítulo de la primera y que es determinada por ella.[/U] La verdadera subordinación de los Instrumentos Militares de la Nación al poder político, pasa por la subordinación de la política militar a una política de defensa amplia y plural, que ha quedado plasmada en la Argentina por el consenso democrático que se expresó en la sanción por unanimidad de la ley de defensa en 1988. Este espíritu, que contempla a la política de defensa como cuestión de Estado y no como una política partidista o del gobierno de turno, debería ser mantenido en el diseño del decreto reglamentario de la ley, cosa que no ha ocurrido. El texto respectivo, elaborado en la cúpula del Ministerio de Defensa, fue comunicado a los jefes de los Estados Mayores de las Fuerzas, hace un par de semanas, pocas horas antes de que fuera elevado al presidente de la Nación, sin consultas previas o posteriores a los mismos o a las fuerzas políticas representadas en nuestro Parlamento. Es cierto que se trata de un decreto, pero éste no puede ser contradictorio con el texto y el espíritu de la ley y, aunque no requiera trámite parlamentario, hubiera sido conveniente -dados sus antecedentes y trascendencia- un mecanismo de consulta y análisis conjunto. Hasta ahora, todas las leyes que tienen que ver con el área de defensa que se dictaron desde la restauración de la democracia en 1983, me refiero a la de defensa nacional, la creación del voluntariado, y la de reestructuración de las FF.AA., fueron hechas luego de un proceso de consultas con expertos civiles y militares que dieron su opinión y que permitieron, en algunos casos, la mejora de sus postulados, y, además, que las propias leyes fueran sancionadas después por unanimidad en el Parlamento. Se entendía, afortunadamente que estos eran temas de políticas de estado y no banderías de un gobierno o un partido político. Por eso es fundamental que el Presidente y comandante en jefe de las FF.AA. disponga abrir un sistema de consultas que garantice una adecuada reflexión sobre el mismo, una racional decisión sobre sus alcances, una razonada implementación de las medidas, una garantizada financiación del proceso y un respaldo político suficiente como para recorrer con éxito el difícil camino que se pretende emprender. La construcción sesgada de una verdad histórica que, por lo tanto, se convierte en parcial, congela un período doloroso de nuestra historia en los términos antinómicos que tenían hace treinta años e impide el necesario reencuentro de nuestra sociedad. Esto no ayuda a construir el mejor futuro al que debemos aspirar, y ese porvenir que deseamos, se puede ver más afectado aún, por el contenido de políticas implementadas en el siempre engañoso ambiente de los cerrados gabinetes del gobierno nacional. [B]Por Horacio Jaunarena [/B] [B]El autor fue tres veces ministro de Defensa de la Nación [/B] Link corto: [url]http://www.lanacion.com.ar/811499[/url] [/QUOTE]
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