Si de verdad hubieran tenido la plata para operarlos y les fueron vetados, podrian haber traido, Kfir, Mirage, Mig 21 etc realmente no creo que tuvieran el dinero para comprarlos ni para operarlos, ni siquiera en los 80s tuvieron fuerza aerea, era casi virtual
-El dinero lo tenia, lo que no tenia era el visto bueno de USA. aquí la historia contada por Bolivia
LA SAGA DE LOS STARFIGHTERS
Un análisis exhaustivo de la que quizás sea una de las compras militares (fallidas o no) mejor documentadas de la historia boliviana sin duda nos tomaría muchas más de las 600 palabras que nos permitimos para este tipo de posts; por ello, nos enfocaremos a lo esencial:
El 25 de Agosto de 1981, asume el mando de la República la junta de Comandantes de las FFAA (Gral. Bernal, Torrelio y Almte. Pammo) tras la dimisión de García Meza, derrocador del gobierno democrático de Lydia Gueiler. Esta junta tendría que haberse preocupado por la baja en exportaciones, ingresos fiscales, el endeudamiento externo y sobre todo por el naciente proceso inflacionario.
Pero para un gobierno estigmatizado diplomáticamente, presionado internamente y muy sugestionado por la diplomacia militar argentina, las prioridades fueron otras.
El 2 de septiembre de 1981, se tiró el equilibrio por la borda y se autorizó por decreto No. 18580 la adquisición de 52 cazas F-104 y TF-104G Starfighter Belgas complementados con todo su armamento, 2 simuladores de vuelo, 24 motores de repuesto, insumos, herramientas y equipos de servicio y mantenimiento, así como el entrenamiento para tripulantes y técnicos correspondientes.
El COLMILAV aceptó 254 postulantes para esa generación y planeaba graduar más de 100 pilotos de combate que utilizarían esta nave, que apenas se estaba reemplazando en la USAF y los países de la OTAN por el novísimo y poderoso F-16 Fightig Falcon.
El costo del paquete: $69.9 Millones de dólares según la primera emisión de Notas Promisorias del Banco Central de Bolivia, avaladas por el Banque Nationale de Belgique y el Banque Internationale à Luxembourg en dos préstamos a cinco años con sus respectivos intereses. Según la media decena de juicios internacionales que se realizaron en la década siguiente la cifra final habría estado cercana a los $81MdD, por la adición de otra cantidad sólo avalada por el BCB.
La FAB contrató a una empresa intermediaria cuyo propietario resultó un mal imitador de Viktor Bout, mucho menos eficiente y “conectado”; pero que tenía la menuda obligación de obtener la autorización de transferencia militar por parte del gobierno estadounidense, ya que estas naves habían sido dotadas a Bélgica bajo el programa de asistencia MDAP.
Debido a la transparencia del proceso de venta belga, para Diciembre del 81, la transacción y su destinatario final era completamente conocida por la prensa nacional e internacional; para asombro de Turquía, Japón, Taiwán y Grecia, quienes también querían las naves, Bolivia ganó la licitación.
No pasó más de un mes para que el Departamento de Estado, mediante su embajador Samuel F. Hart, declarase que, bajo ninguna circunstancia se autorizaría el traspaso de las aeronaves y armamentos –cuando y si recibiese una solicitud formal de ello- por decisión política de su gobierno de no apuntalar gobiernos dictatoriales (Carter) y decisión estratégica de no introducir tecnologías disruptivas a la región (Kennedy).
Por memorándums desclasificados por la biblioteca PLUSD conocemos que a mediados de los '70s si estaban autorizadas para transferencia a Bolivia los excelentes aviones A-4 Skyhawk y otros; así que esta declaración no era puro discurso.
Entre esta declaración y los cambios socio-económicos que sucedieron en nuestro país durante el interim, para mediados de 1983, Bélgica por fin dio carpetazo al asunto y devolvió a Bolivia los $20MdD en notas negociables que se le había entregado en garantía por los 52 interceptores... los que para entonces quedaban almacenados donde se los dejamos.
Saludosss
Roberto