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<blockquote data-quote="Barbanegra" data-source="post: 1695675" data-attributes="member: 10064"><p style="text-align: center"><img src="http://estaticos.elmundo.es/assets/multimedia/imagenes/2014/12/18/14189272767549.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> </p> <p style="text-align: center"><u><span style="font-size: 22px"><strong>El presidente de Colombia no acepta las condiciones de alto el fuego de la guerrilla de las FARC</strong></span></u></p><p>Un gesto de paz o una trampa. Colombia debatía ayer el significado del anuncio de las FARC de declarar un cese el fuego bilateral con unas condiciones leoninas. Si el ejército les ataca, podrán romperlo. No es extraño, por tanto, que el propio presidente, Juan Manuel Santos, lo definiera como una rosa «llena de espinas». La guerrilla le notificó que si quiere un país sin atentados, debe frenar a sus Fuerzas Armadas, algo que la opinión pública no aceptaría.</p><p></p><p>«Por ningún motivo vamos a renunciar ni a hacer excepciones en el cumplimiento» de la obligación constitucional de defender a la población y combatir a las bandas criminales, dijo Santos ayer en un acto público. Y aseguró que examinaría el cumplimiento de la tregua de la guerrilla «porque el país no puede ni quiere repetir experiencias del pasado, en las que anuncios de cese el fuego sólo fueron cumplidos parcialmente».</p><p></p><p>Pese a los dilemas que plantea la propuesta de las FARC, Santos y su Gobierno la valoraron de manera positiva por considerar que supone un avance para lograr que la confrontación armada baje su intensidad y firmen la paz en 2015.</p><p></p><p>La oposición, sin embargo, mostró su rechazo y se preguntaba si se trata de una estrategia para rearmarse y fortalecerse en el campo militar. Tampoco dejaban de lado el hecho de que la guerrilla practica un tipo de guerra irregular de difícil verificación, como las deportaciones selectivas, el reclutamiento de niños y la exigencia del impuesto revolucionario, una práctica que han recrudecido en las últimas semanas en algunas regiones del país.</p><p></p><p>También preocupa que las FARC hayan secuestrado en los últimos dos años a medio centenar de ciudadanos, aunque se comprometieron a no hacerlo, y que Santos asegure que han cumplido su palabra en contra de datos de determinadas ONG como la Fundación País Libre.</p><p></p><p>El ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez fue una de las personalidades que repudió de manera más enfática la propuesta de las FARC. No cree en su palabra ni que vayan a respetar el alto unilateral al fuego. «La guerrilla quiere que las fuerzas militares de este país estén quietas para fortalecerse o responsabilizarlas de la continuidad de la violencia», dijo el mandatario. Para Uribe, militares y policías no pueden bajar la guardia porque «sería inaceptable equiparar al Estado con el terrorismo».</p><p></p><p>En el mismo sentido se pronunció Alejandro Ordóñez, el poderoso Procurador General de Colombia (entidad que vigila a los funcionarios públicos) y una de las voces que critica con más dureza los diálogos de La Habana. Calificó el alto el fuego «como una burla al país, una hábil forma de engañar». Y agregó: «El Gobierno nacional no debe caer en un cese bilateral disfrazado de cese unilateral».</p><p></p><p>Aunque Uribe y su Centro Democrático, así como otros personajes de la derecha, como Ordoñez, manifiesten su desacuerdo, no dejan de ser posiciones públicas minoritarias. La mayoría de analistas y políticos aplaudieron el gesto de las FARC y en lugar de analizar el fondo, prefirieron leerlo como demostración de la voluntad de paz de la banda terrorista.</p><p></p><p>León Valencia, politólogo, es uno de ellos. «Muchas, muchas personas, vivimos con ideales, vivimos sólo porque soñamos con días mejores para la Humanidad, éste es un día mejor». Y la senadora del Partido Verde, Claudia López, está convencida de que abona el difícil recorrido hacia una salida pacífica al conflicto de medio siglo.</p><p></p><p>No obstante, en departamentos como el Huila, sur de Colombia, donde padecen a diario la violencia guerrillera, la opinión pública es escéptica. Siete horas después del anuncio del alto el fuego unilateral, guerrilleros de las FARC lanzaron un explosivo a la policía en Neiva, su capital, y un patrullero quedó gravemente herido. Y decenas de empresarios, comerciantes y transportadores siguen angustiados por los más de 10 atentados contra sus negocios en 2014 por no pagar el impuesto revolucionario.</p><p></p><p><a href="http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/18/54931caf22601d06528b456e.html">http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/18/54931caf22601d06528b456e.html</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Barbanegra, post: 1695675, member: 10064"] [CENTER][IMG]http://estaticos.elmundo.es/assets/multimedia/imagenes/2014/12/18/14189272767549.jpg[/IMG] [U][SIZE=6][B]El presidente de Colombia no acepta las condiciones de alto el fuego de la guerrilla de las FARC[/B][/SIZE][/U][/CENTER] Un gesto de paz o una trampa. Colombia debatía ayer el significado del anuncio de las FARC de declarar un cese el fuego bilateral con unas condiciones leoninas. Si el ejército les ataca, podrán romperlo. No es extraño, por tanto, que el propio presidente, Juan Manuel Santos, lo definiera como una rosa «llena de espinas». La guerrilla le notificó que si quiere un país sin atentados, debe frenar a sus Fuerzas Armadas, algo que la opinión pública no aceptaría. «Por ningún motivo vamos a renunciar ni a hacer excepciones en el cumplimiento» de la obligación constitucional de defender a la población y combatir a las bandas criminales, dijo Santos ayer en un acto público. Y aseguró que examinaría el cumplimiento de la tregua de la guerrilla «porque el país no puede ni quiere repetir experiencias del pasado, en las que anuncios de cese el fuego sólo fueron cumplidos parcialmente». Pese a los dilemas que plantea la propuesta de las FARC, Santos y su Gobierno la valoraron de manera positiva por considerar que supone un avance para lograr que la confrontación armada baje su intensidad y firmen la paz en 2015. La oposición, sin embargo, mostró su rechazo y se preguntaba si se trata de una estrategia para rearmarse y fortalecerse en el campo militar. Tampoco dejaban de lado el hecho de que la guerrilla practica un tipo de guerra irregular de difícil verificación, como las deportaciones selectivas, el reclutamiento de niños y la exigencia del impuesto revolucionario, una práctica que han recrudecido en las últimas semanas en algunas regiones del país. También preocupa que las FARC hayan secuestrado en los últimos dos años a medio centenar de ciudadanos, aunque se comprometieron a no hacerlo, y que Santos asegure que han cumplido su palabra en contra de datos de determinadas ONG como la Fundación País Libre. El ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez fue una de las personalidades que repudió de manera más enfática la propuesta de las FARC. No cree en su palabra ni que vayan a respetar el alto unilateral al fuego. «La guerrilla quiere que las fuerzas militares de este país estén quietas para fortalecerse o responsabilizarlas de la continuidad de la violencia», dijo el mandatario. Para Uribe, militares y policías no pueden bajar la guardia porque «sería inaceptable equiparar al Estado con el terrorismo». En el mismo sentido se pronunció Alejandro Ordóñez, el poderoso Procurador General de Colombia (entidad que vigila a los funcionarios públicos) y una de las voces que critica con más dureza los diálogos de La Habana. Calificó el alto el fuego «como una burla al país, una hábil forma de engañar». Y agregó: «El Gobierno nacional no debe caer en un cese bilateral disfrazado de cese unilateral». Aunque Uribe y su Centro Democrático, así como otros personajes de la derecha, como Ordoñez, manifiesten su desacuerdo, no dejan de ser posiciones públicas minoritarias. La mayoría de analistas y políticos aplaudieron el gesto de las FARC y en lugar de analizar el fondo, prefirieron leerlo como demostración de la voluntad de paz de la banda terrorista. León Valencia, politólogo, es uno de ellos. «Muchas, muchas personas, vivimos con ideales, vivimos sólo porque soñamos con días mejores para la Humanidad, éste es un día mejor». Y la senadora del Partido Verde, Claudia López, está convencida de que abona el difícil recorrido hacia una salida pacífica al conflicto de medio siglo. No obstante, en departamentos como el Huila, sur de Colombia, donde padecen a diario la violencia guerrillera, la opinión pública es escéptica. Siete horas después del anuncio del alto el fuego unilateral, guerrilleros de las FARC lanzaron un explosivo a la policía en Neiva, su capital, y un patrullero quedó gravemente herido. Y decenas de empresarios, comerciantes y transportadores siguen angustiados por los más de 10 atentados contra sus negocios en 2014 por no pagar el impuesto revolucionario. [url]http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/18/54931caf22601d06528b456e.html[/url] [/QUOTE]
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