La Influencia del General Alberto Ruiz Novoa.
Para el momento en el que se formó el Batallón Colombia, el pie de fuerza del Ejército Colombiano estaba en los 22.000 efectivos distribuidos en seis brigadas que seguían teniendo la característica de ser agrupaciones de armas combinadas; debido a la escasez de armas y equipos pesados no se constituyeron grandes unidades de combate blindadas, esta organización se acentuó aun más debido a que la prioridad se focalizó en el conflicto interno y a la mentalidad del alto mando que promovía el desarrollo de este cuerpo armado haciendo énfasis en la infantería, uno de los principales impulsores de este punto de vista fue el General Alberto Ruiz Novoa, quien detentó el comando de la Escuela de Infantería y del Batallón Colombia, fue Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Comandante del Ejército y Ministro de Guerra; las ideas de este militar fueron de una influencia determinante.
Según el parecer de Ruiz Novoa, la adquisición de artilleria pesada cuya movilidad no estaba acorde con la moderna táctica militar no era viable para Colombia en función de su costo-beneficio, su uso bien podía ser suplido por armas portátiles como bazukas, lanzacohetes, fusiles sin retroceso y morteros de 60 mm y 81 mm; aplicaba un razonamiento equivalente al desarrollo del arma blindada, la cual consideraba en desventaja ante una infanteria bien equipada, sugirió no crear una fuerza blindada para Colombia y obró en consecuencia al detentar posiciones de poder dentro de la institución armada. Valoró como positivo el uso del helicóptero como transporte de tropas, por lo que impulsó la asimilación de este aspecto de la doctrina de movilidad aérea del U.S. Army; sustentaba sus opiniones en su experiencia en combate y las plasmó en letra impresa en algunas obras sobre el Ejército Colombiano.
Como cualquier iniciado en los temas relacionados con el sector defensa colombiano puede apreciar, el párrafo anterior describe muy certeramente la que ha sido la realidad del Ejército Nacional de Colombia incluso hasta la época actual; si bien Ruiz Novoa no fue el único líder militar colombiano en pensar de esta manera, fue, como se ha expresado antes, uno de los máximos representantes de esta corriente doctrinal dentro de las Fuerzas Militares de Colombia. Estas ideas serían reforzadas con el pasar de los años por los programas de instrucción impartidos por los asesores norteamericanos en el marco de los convenios de ayuda militar, donde la preponderancia por temas relacionados con la contrainsurgencia y la inteligencia aplicada a la guerra irregular, puede evidenciarse no sólo documentalmente, sino en el lenguaje y terminología usados por el estamento militar en el discurrir diario de su faena.
Al acceder a la comandancia del Ejército en 1.960, el Brigadier General Alberto Ruiz Novoa aplicó su "Doctrina Militar Básica", a su vez contenida dentro de la concepción norteamericana de la "Revolución Estrategica" que perseguía evitar el triunfo de una revolución de orientación marxista en América (lo cual no se pudo evitar en Cuba), la percepción estadounidense del riesgo de la seguridad hemisférica había mutado hacia la lucha contra la subversión de inspiración comunista, por lo cual se debía cambiar la estrategia de los ejércitos latinoamericanos de la guerra convencional a la irregular; en consonancia con estos objetivos, Ruiz Novoa alargó el servicio militar obligatorio a 24 meses, intensificó la instrucción antiguerrillera y reorganizó los cuadros del ejército para adecuarlos a la lucha contrainsurgente, enfatizando la creación de unidades de lanceros (cazadores) y otros batallones de infanteria.
Organización en Función del Conflicto Interno.
Para 1.954 el gobierno norteamericano invita al Brigadier Alfredo Duarte, Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia y al Brigadier Pedro Muñoz, comandante del Ejército Nacional de Colombia a visitar instalaciones militares en EEUU, ese mismo año se firma un acuerdo de asistencia que dio origen a la Escuela de Lanceros (antisubversiva) en 1.955, organizada por los asesores del US Army, Cap. Ralph Puckett y Ten. John Galván y se envían oficiales colombianos a entrenar en Fort Benning, Georgia. El 24 de junio de 1.954 se crea la Policía Militar, encabezada por el Cap. Luis Cabieles a quién se manda de instrucción a Camp Gordon, Georgia; se precisaba de un cuerpo que reprimiera manifestaciones estudiantiles como las acontecidas entre el 8 y 9 de ese mes en Bogotá. Con estas acciones el Ejército Colombiano comenzaba a transitar la senda de la organización en función del conflicto interno.
En el período comprendido entre 1.960 y 1.965 el Ejército Colombiano contaba con ocho brigadas combinadas cuyos batallones de infanteria superaban en proporción 5:1 a la suma de los de las otras armas (caballeria, artilleria e ingenieros), en algunos casos como en la 6° Brigada, la disparidad era aún mayor; para 1.962 una comisión del Departamento de Estado de los Estados Unidos encabezada por el Cap. Hans Toft y que incluía expertos antisubversión y de inteligencia de la CIA visitó Colombia para supervisar los esfuerzos de los militares en la lucha contra las guerrillas, recomendando luego, entre otras medidas, la adopción de una organización al estilo de la U.S. Army (basada en divisiones), la utilización de más batallones de lanceros, acción antisubversiva clandestina, crear grupos de autodefensa y que el Ejército Colombiano tuviera más asesoría del U.S. Army y quedara supeditado al embajador de los EEUU.
A pesar de la activación de más unidades de infanteria, hasta 1.968 el pie de fuerza del Ejército Colombiano había oscilado hasta un máximo que no rebasaba los 50.000 efectivos, cambios subjetivos habían tenido lugar en su seno y proseguirían durante el resto del periodo del Frente Nacional (1.957-1.974), la institución se hizo más heterogenea desde el punto de vista político y accedieron a sus cuadros de comando los oficiales que habían servido en Corea, acrecentándose así la influencia norteamericana; esta circunstancia condicionó el equipamiento pesado, ya que coincidió con la implantación de una política estadounidense de no suministrar armas a países de América latina promovida por el General Lucius Clay de Estados Unidos, que había señalado al Presidente John Fitzgerald Kennedy que las fuerzas militares latinoamericanas ya no eran necesarias para la defensa hemisférica.
Para los años ochenta, la institución había crecido considerablemente y su estructura había mutado para atender la petición estadounidense de adoptar la organización basada en divisiones, ante la negativa de Estados Unidos de suministrar armamento pesado, se equiparon las unidades de caballeria con blindados brasileños que pasarían a ser su principal elemento disuasivo, a mediados de la década el gobierno de Virgilio Barco creó la primera Brigada Móvil y se intensificó el programa de adiestramiento antiguerrillero suministrado por la superpotencia del norte; al comenzar la década de 1.990 y ante el desbordamiento del problema del narcotráfico y el crimen organizado, el gobierno de Cesar Gaviria definió una separación de funciones asignando al Ejército el combate a la guerrilla de corte izquierdista y a la Policía Nacional la lucha contra el tráfico de estupefacientes y las bandas criminales.
En 1.994, el Ejercito Colombiano contaba con 120.650 efectivos repartidos en cinco divisiones que agrupaban 22 brigadas (17 brigadas territoriales, 1 brigada de institutos militares, 1 brigada de inteligencia, 1 brigada logística, 1 brigada móvil y la Escuela Militar), el batallón seguía siendo la unidad táctica; la administración de Ernesto Samper (1.994-1.998) creó una brigada aérea y dos brigadas móviles adicionales que incrementaron el pie de fuerza para 1.997 hasta los 134.137 efectivos, se desechó la práctica de incorporar soldados menores de edad y se incrementó el número de soldados profesionales. Hacia el año 1.998 asume la presidencia Andrés Pastrana, quien reinvolucra al Ejército en la lucha contra el narcotráfico creando el primer batallón especializado en este tema, se agrupan las brigadas móviles en una Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA) y aumenta nuevamente el número de efectivos.
Durante los mandatos de Álvaro Uribe (2.002-2.009) y Juan Manuel Santos (desde 2.009), el Ejército Colombiano sufre una gran transformación con miras a hacer más efectiva la lucha contra la subversión; se incrementa el número de divisiones a ocho con la creación de la 6° División en 2.002 circunscrita a Amazonas, Caquetá y Putumayo; la 7° División en 2.005 con jurisdicción en Antioquia, Córdoba, Sucre y Chocó; y la 8° División en 2.009 cita en Arauca, Casanare, Guainia, Vichada y parte de Boyacá. Se crearon 6 batallones de alta montaña, 11 agrupaciones de fuerzas especiales antiterroristas urbanas y 9 batallones y 14 compañías de apoyo y servicio en combate. El tamaño se incrementó pasando de 147.000 plazas en 2.001 a 230.000 en 2.012, por primera vez en treinta años se adquirieron nuevos blindados para el transporte de tropas y se creó la Fuerza de Tarea de Armas Medianas (FUTAM).
Seis Décadas de Modernización Dependiente.
La dependencia de la ayuda de Estados Unidos para la "modernización" del Ejército Colombiano puede apreciarse de muchas maneras, desde 1.950 hasta 1.970 salieron del país hacia instituciones militares norteamericanas con fines instruccionales más de 4.600 militares de Colombia, para el año 2.000 ya superaban los 23.000, número que sería aun mayor de no haberse comenzado a impartir los cursos de entrenamiento por parte de instructores estadounidenses dentro de territorio colombiano desde 1.995; este número duplica o triplica la cantidad de alumnos de otros países del área andina atendidos en el mismo periodo; la ayuda financiera es un indicador más claro, en ese medio siglo, excluyendo planes especiales, Colombia recibió US$ 165 millones en asistencia directa, una cifra muy grande comparada por ejemplo con Venezuela que recibió ese periodo US$ 2,5 millones, 66 veces menos.
En la siguiente década la dependencia financiera y doctrinal se acentuaría aún más. Con el lanzamiento del Plan Colombia por parte del gobierno estadounidense en 2.000, en los siguientes seis años Colombia recibió ayuda militar directa valorada en US$ 3.600 millones; para 2.009 la ayuda acumulada por las administraciones de Pastrana y Uribe ascendía a US$ 6.500 millones; a ese monto se suman los beneficios de haber recibido material militar a precios políticos, desde la implantación del plan hasta fines de 2.003 se adquirió material bélico valorado en más de US$ 38 millones pero solo se desembolsó por este concepto menos de US$ 4,5 millones, Sobre la faz de La Tierra, solo el Estado de Israel recibe más ayuda militar directa que Colombia; como es de esperar, los recursos llegan condicionados en su uso, no permitiendo su disposición de manera soberana al Ejército Nacional de Colombia.
En el ámbito doctrinal, los programas de formación en contrainsurgencia se dinamizaron con un incremento de los efectivos colombianos instruidos fuera de Colombia por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, pasando de 2.476 alumnos en 1.999 a 6.300 en 2.001, 6.477 en 2.002 y duplicándose esta última cifra para 2.003 con 12.947 militares entrenados. Desde 2.001, Colombia es el país del mundo que ha permitido que más militares reciban formación de Estados Unidos, superando incluso a Irak y Afganistán, cuyas fuerzas armadas están siendo organizadas desde cero por los norteamericanos; la constante realimentación doctrinal de los militares colombianos y las ventajas personales de exhibir una hoja curricular donde figuren estas experiencias instruccionales en el extranjero para el avance en la carrera, se solapan con la pérdida de la formación de un pensamiento militar propio y una doctrina castrense nacional.
Los Tratados de Asistencia y el Equipamiento del Ejercito.
"...Es el país que por tratados internacionales nos puede ayudar con el material más moderno...". La cita que precede corresponde al entonces Teniente Coronel Hernando Medina Medina, en ese momento Comandante Escuela de Transmisiones en “Si yo fuera el Comandante del Ejército” (1.956), se refiere a la posibilidad de obtener equipamiento para el ejército en virtud de los cinco pactos de asistencia militar firmados con Estados Unidos hasta ese momento; desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1.958, el Ejército Colombiano buscó hacerse de equipamiento militar moderno (blindados, cañones y obuses de campaña) con el fin de desarrollar las armas de caballería y artilleria, para ello trataron de aprovecharse las coyunturas geopolíticas donde los Estados Unidos estaban en procura de socios para garantizar la "defensa hemisférica", sin embargo nunca se cubrieron bien por esta vía las necesidades colombianas.
El 17 de marzo de 1.942, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Colombia se adhirió al programa de "Préstamo y Arriendo", pero solo comenzó a cosechar las "ventajas" cuando se hizo inminente la decisión de declarar el estado de beligerancia con las potencias del Eje, hecho ocurrido en noviembre de 1.943, en ese año llegaron al país una serie de equipos de segunda mano entre los que se contaba un buen número de blindados de reconocimiento White M3A1 Scout Car y transportes White M3A1 Halftrack que se habían mostrado obsoletos en los campos de batalla europeos (el Scout Car fue desplazado en el frente por el Ford M8 Greyhound, no precisamente mucho más capaz), ciertamente no era lo que estaba aspirando el Ejercito, pero permitió la mecanización de un pequeño contingente y dotar a la Escuela de Motorización, más tarde, en 1.963, pasarían a equipar unidades de Caballeria.
El acuerdo de 1.942 permitía transferencias de material bélico hasta por un monto de 16 millones de dólares, estos equipos se entregaban sin costo hasta finalizar la guerra, momento en el cual correspondería regresarlos o adquirirlos con un 50% de descuento sobre su valor; no todas las transferencias fueron atendidas, los norteamericanos solo cedían equipos de segunda línea y considerados no indispensables para la lucha en Europa y Asia. Para el final de la guerra quedaba por entregar material de intendencia para dos batallones de infantería y dos baterías de obuses M116 ya aprobadas por el Dpto. de Estado de EEUU; en febrero de 1.946 el costo del material transferido ascendía a cerca de US$ 6.700.000, de los cuales Colombia debía cancelar US$ 2.975.000, una moratoria en los pagos impulso la negociación para establecer un cronograma bajo el cual se terminó de cancelar en octubre de 1.951.
Luego de la ultima gran conflagración mundial, la política armamentística estadounidense cambió, ingentes cantidades de material bélico obsoleto excedente llenaban los depósitos norteamericanos y aun faltaba por acometer la tarea de repatriación de material repartido por todo el mundo; estas vicisitudes beneficiaron a muchos países que aprovecharon para equipar sus fuerzas militares con armas que si bien habían sido sobrepasadas tecnológicamente según los estándares de los países desarrollados de Europa, constituían material de punta en otras regiones del orbe; la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en 1.947 abrió a los países de América latina la posibilidad de hacerse con los stocks de material sobrante de la guerra de origen estadounidense mientras Estados Unidos aligeraba su carga financiera y penetraba los ejercitos de Latinoamérica con misiones militares.
En ese orden de ideas, hacia 1.947 llegó a Colombia una docena de carros de combate M3A1 Stuart, causaron alta en la Escuela de Motorización (hoy Grupo Mecanizado Rincón Quiñones); con estos medios se formó la Primera Unidad de Caballería Mecanizada que tuvo una participación destacada en los sucesos del "Bogotazo", falleciendo el Mayor Mario Serpa quien comandaba la unidad en las inmediaciones de la Plaza Bolívar; los Stuart constituyeron el principal elemento disuasivo del Ejército Nacional de Colombia durante los siguientes 35 años y hasta los momentos se han considerado como los unicos verdaderos "tanques" operados por la institución. A pesar de los esfuerzos y peticiones realizados por el gobierno colombiano para la ampliación de la transferencia de armas, los Estados Unidos rehusaron hacer más entregas de armamento pesado hasta entrada la década 1.950 y la participación colombiana en Corea.
El 21 de febrero de 1.949 se firmó otro tratado bilateral de asistencia militar entre Colombia y los Estados Unidos, el país suramericano se encontraba inmerso en la oscura época de "La Violencia", invocando los acuerdos suscritos hasta el momento, el estado colombiano solicitó la transferencia de armas con el argumento de que los levantamientos populares tenían una inspiración comunista, por lo que sofocar estos grupos insurreccionales podia considerarse dentro del interés por la defensa hemisférica; los estadounidenses eran reacios a transferir armamento antipersonal para ser usado contra un partido político opuesto al gobierno, ofreciendo a cambio otros efectos militares como camiones, radios y material de intendencia, los pactos refrendados establecían como condición para la transferencia la aprobación por parte de ambos gobiernos del uso final que se diera al material bélico proporcionado.
Este era el trasfondo situacional cuando emergió la crisis en la península coreana; como ya se ha referido, uno de los objetivos colombianos era el acceso al suministro de armamento bajo condiciones especiales, ya con el Batallón Colombia inmerso en la lucha se hizo presión para obtener armas, firmándose un acuerdo el 17 de abril de 1.952 en virtud del cual ingresaron al país en esa década más blindados, esta vez los modelos involucrados en la transacción fueron los Ford M8 Greyhound y más Halftrack, además de ametralladoras y armas ligeras, como en casos anteriores, provenían de los stocks de excedentes de la Segunda Guerra Mundial; a este material corresponde tambien el suministrado al Batallón Colombia y otro solicitado en conjunto como requerimientos de la Armada y la Fuerza Aerea por el entonces Ministro de Guerra José M. Bernal en visita a Washington en junio de 1.952.
Las Armas que Nunca Llegaron.
Los pactos de asistencia militar firmados en 1.949 y 1.952 suponían diferentes intereses para ambas naciones firmantes; como se ha expresado, las aspiraciones colombianas eran hacerse de armamento moderno para dotar a su ejército, ya en 1.950, la Dirección de Material de Guerra estaba acometiendo trabajos para el cambio de calibre de las armas menores con el fin de adaptarlos a las especificaciones estadounidenses; pero para los Estados Unidos el objetivo fundamental era conseguir la estandarización de normas y procedimientos para permitir la operación de unidades de infanteria colombianas bajo el comando norteamericano en caso de un ataque extracontinental; el fin perseguido por la superpotencia puede evidenciarse en el acuerdo militar secreto firmado por ambas naciones en diciembre de 1.951 y que comprometía la participación colombiana en caso de agresión sovietica.
Nunca fue del interés de los Estados Unidos el dotar de armas modernas a una nación que domina geográficamente ambas entradas del Canal de Panamá, como puede apreciarse al consultar documentos históricos. El "material más moderno" que vislumbraba Hernando Medina nunca llegó; existe la falsa creencia de que a Colombia se le donó el material que trajo de Corea, pero aunque se condonó gran parte de la deuda (para junio de 1.952 se adeudaba US$ 8 millones por concepto de armamentos y servicios), lo cierto es que se canceló a Estados Unidos más de US$ 3,5 millones; respecto a lo pactado en 1.952, el embajador en Washington, Cipriano Restrepo, se lamentaba en enero de 1.953 "a pesar de todas las pruebas de amistad que Colombia ha dado a los Estados Unidos, ninguno de esos suministros ha sido entregado". En la década de los sesenta, la política promovida por el Gen. Lucius Clay seria la norma.
No habría otra entrega de armas pesadas norteamericanas para el Ejército Nacional de Colombia hasta la década de 1.970 con la compra de los blindados de transporte M113, en los ochenta se adquirieron piezas de artillería M101 de la Segunda Guerra Mundial; desde 1950 al 2000 Colombia compró US$ 577 millones en armas y otros materiales a Estados Unidos, pero las compras siempre estuvieron condicionadas; una estrategia de diversificación de los proveedores de material militar intentada desde la época de Julio Cesar Turbay Ayala nunca logró los efectos deseados; luego a comienzos del S.XXI con la aplicacion del Plan Colombia, se gestionó una importante transferencia de helicópteros (84 entre 1.999 y 2.012) y más recientemente, ante las gestiones para incorporar tanques al inventario del Ejército Nacional, los estadounidenses ofrecieron proveer los blindados de kevlar Guardián y Gladiador.
De la Proyeccion Estrategica a la FUTAM, Imitando al U.S. Army.
Durante la última década, las fuerzas armadas de América latina han visto un incremento y repotenciación de sus capacidades, renovando y acrecentando cantidades de material de diversa índole, con el cual han reforzado su potencial para la guerra convencional; ante este escenario el Ejército Colombiano presentó en marzo de 2.010 un emprendimiento llamado "Plan de Proyección Estratégica de la Caballeria", concerniente al reforzamiento de las unidades de caballería y a la creación de unidades blindadas pesadas, para cuyo caso se comenzó gestar la compra para dotar al Ejército de 2 brigadas de tanques, que servirían de disuasivo ante el dispositivo blindado de los países limítrofes, cuatro de los cuales poseen en mayor o menor medida esta clase de armas; se visitaron posibles proveedores y se pidió informacion, el esfuerzo en ese sentido aún se mantenía en 2011, a juzgar por las previsiones presupuestarias.
Para el año siguiente los acontecimientos darían un giro inesperado, a pesar de todas las gestiones y previsiones, el Ministerio de Defensa Colombiano anunció en septiembre que se descartaba la adquisición de tanques y en su lugar se adelantaba una compra de otro tipo de blindados que llegarían en 2013. Esta decisión se tomó después de la designación del General Stanley McChrystal, antiguo comandante en Irak y jefe de la OTAN, como asesor de dicho ministerio y de la visita en marzo de ese año del General Martin Dempsey, jefe del Edo. Mayor Conjunto de EEUU, el cual ofreció la ayuda de un equipo estadounidense de asistencia de planeamiento y transformación para asesorar al Ejército Colombiano en su modernización; en abril siguiente el Secretario de Defensa de EEUU Leon Panetta visitó Colombia entrevistándose con miembros del alto gobierno y representantes del estamento de defensa colombiano.
Es notable que durante la evaluación de modelos de tanques para la no concretada "Proyección Estrategica de la Caballería", se contactaron proveedores de diversos países con el fin de adquirir un modelo de segunda mano, entre los que se contaban Chile, Alemania e Italia (amén de un intento fallido anterior al plan con España), pero lo que más sonaba en medios especializados era el interés en blindados israelies, por lo que no parece extraño que el Ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, visitara Colombia luego de que lo hiciera su homólogo estadounidense, sin embargo, como se vería más adelante, los esfuerzos semitas por mantener abiertos los canales de negociación con los clientes colombianos se verían compensados con la contratación por parte de estos de otro tipo de armamento con el cual se equiparían los nuevos blindados negociados con los norteamericanos.
Los blindados adquiridos fueron los LAV-III, cuyo derivado, el Stryker ha tenido un desempeño polémico dentro del Ejército de Estados Unidos, con estos y los blindados preexistentes se creó la Fuerza de Tarea de Armas Medianas (FUTAM), que opera en La Guajira con un esquema doctrinal calcado de las actuales "Striker Brigade Combat Team" o SBCT norteamericanas, (antes "Interim Brigade Combat Team", ICBT) pero a una escala reducida (las SBCT poseen más de 300 blindados). El hecho condicionante de la creación de las SBCT en EEUU fue la incapacidad de llevar gran poder de fuego a distancias lejanas en poco tiempo, en los noventa tenían "el ejército más poderoso y tecnológicamente más avanzado del planeta", pero era muy pesado, entonces crearon unidades que pudieran transportarse rápidamente a cualquier lugar para dar una fuerte respuesta inicial mientras llegaba al teatro lo pesado.
Por eso los estadounidenses inicialmente las denominaron "Interim Brigade Combat Team" (era desde su bautizo una fuerza interina), pero el caso colombiano no se parece a la situación de los EEUU en los noventa, no se pretenden grandes movilizaciones a ultramar, la intensión inicial del plan anterior era lograr potencia de fuego y poder para constituir un elemento disuasorio creíble ante las amenazas externas y comenzar a generar doctrina en lo que respecta a la guerra regular; el plan "Proyección Estratégica de la Caballería" parece más económico, adecuado y "convencional" que el enfoque asimétrico de enfrentar a los tanques del adversario con carros de kevlar y puestos de misiles; un batallón blindado, si posee todos los elementos necesarios, podria ser de mayor valor disuasivo que el actual esquema doctrinario de armas combinadas representado actualmente por la FUTAM.
Los norteamericanos no han logrado su objetivo con las "Striker Brigade Combat Team" (las rebautizaron "brigadas de choque" jugando con la homofonía del término en ingles), al percatarse de sus falencias y de que fueron defectuosas desde su diseño idearon el programa "Future Combat Systems" y al ser este último demasiado ambicioso fue transmutado al programa "Brigade Combat Team Modernization", hoy, después de los reveses de las legiones kevlar en sus despliegues, y frente a una Rusia que se ha plantado decidida a no dejarse arrollar y una China que juega fuerte a ser superpotencia, los estrategas del Pentágono se dan cuenta que era más conveniente el esquema de preposicionamiento que el de rápido despliegue lejano y se habla de volver al enfoque doctrinario del pasado; todo apunta a que no habrá nuevas SBCT (y el problematico Stryker podría ser suplantado).
La intención del Pentágono es revisar este enfoque doctrinario adoptado desde 1.999, todo a la luz de que nunca se mostró efectivo, algunos indican que por haber sido distorsionado por los contratistas de defensa para su provecho, nunca se logró el objetivo (alta movilidad, superior supervivencia, gran pegada), se dice que volverán a algo más parecido a la era de "tormenta del desierto". Las Fuerzas Militares de Colombia han optado por seguir los principios operacionales contenidos en el marco conceptual de las SBCT (prácticamente renunciando a la adquisición de medios blindados pesados) mientras en el país de origen de estas ideas cada vez aparecen más detractores ¿será que ante las hipótesis de conflicto que podría manejar Colombia, la adopción de este esquema defensivo se erige en un disuasivo convincente mientras sufre un repliegue ideológico en los Estados Unidos, país del que fue copiado?
Con la organización en función del conflicto interno, la naturaleza original de la orientación de las brigadas como unidades de armas combinadas se diluyó, la fuerza se fue transformando en un gran cuerpo de infantería; un artículo firmado por el Coronel Fernando Farfán Castro (Comandante de la FUTAM) explica que el Ejercito Nacional de Colombia ha decidido volver a desarrollar esta capacidad debido a que las fuerzas terrestres más modernas del mundo han recurrido a este método de guerra, sin embargo, es de hacer notar que tales fuerzas nunca renunciaron a tener grandes unidades de combate especializadas (divisiones blindadas, de artillería de campo, de artillería antiaérea, etc.) y que a pesar de la gran publicidad sobre los procesos de transformación, lo cierto es que solo una muy pequeña parte de la estructura de los ejércitos de países desarrollados obedece a esta visión doctrinal.
En el articulo referido y que apareció en la revista institucional de la caballeria en 2.015, el Coronel Farfán explica que la FUTAM se compone de tres batallones conformados como sigue: un batallón de maniobra que cuenta con: tres compañías de infantería mecanizada (dos con LAV-III y una con M-113), un escuadrón de reconocimiento (LAV-III y EE-11), un escuadrón de blindados de combate artillados con cañones de 90mm (EE-9) y una compañía antitanque (Spike y cañones S/R 106mm); un batallón de apoyo en combate con: una batería de artillería mixta reducida (M101A1, LG-1 y APU-SBT), una sección de misiles (Nimrod), una compañía de ingenieros, una compañía de comunicaciones, una compañía utilitaria y una sección de inteligencia; y por ultimo, un batallón ASPC (apoyo y servicios para combate) con: una compañía ASPC, una compañía de bodegas y una compañía de policía militar.
La implementación de la FUTAM esta siendo asesorada por el US Army con miras a la estandarización de procedimientos y la interoperatividad. Esta fuerza, aunque bautizada "mediana", es a todas luces y de acuerdo a los parámetros internacionalmente conocidos, una agrupación ligera; el único modelo de blindado a orugas es un APC, 85% de sus blindados son transportes y el apoyo aéreo no es orgánico; solo el Urutú es anfibio (el M-113 perdió esa capacidad al ser remozado), en un país conocido por estar surcado por innumerables ríos este hecho representa una desventaja táctica; claro, es posible que el panorama mejore en el futuro, se trata de una nueva experiencia y la adopción de una fórmula importada sobre la base de lo existente, la mayoria de los comienzos son dificiles, solo el transcurrir del tiempo podrá decir si la transformación doctrinal en este sentido fue un movimiento acertado.