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Mensaje: <blockquote data-quote="Leutnant" data-source="post: 5248" data-attributes="member: 45">De la tercera vía a los crímenes de guerraMarcelo TabordaRedacción La Voz del InteriorAnthony Charles Lynton Blair deja hoy el número 10 de Downing Street después de algo más de una década al frente del gobierno británico. Pero ya tiene nuevo empleo. A este hombre nacido en Edimburgo el 6 de mayo de 1953, el que rompió varios récords en la política del Reino Unido, le han encomendado una misión casi imposible. Será desde ahora el enviado del Cuarteto de Madrid (que integran Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia) para el más que convulsionado Medio Oriente. Al nuevo puesto de Blair se lo consiguió George W. Bush, quien suele compensar a sus laderos más fieles con empleos expectables y bien pagados (como hizo con el enamoradizo Paul Wolfowitz en el Banco Mundial). La preferencia de George Walker por el escocés (bromas etílicas al margen) resultó siempre más comprensible que la fidelidad a toda prueba que Blair dio a Bush en estos años. Esa fidelidad fue la que llevó al joven Anthony de la cúspide al subsuelo en las preferencias de muchos de sus seguidores otrora incondicionales. Hoy, Blair deja su despacho con el estigma de la foto del trío de las Azores, preludio de la invasión a Irak, más que con el lauro de haber sido el primero en lograr dos (en 2001) y luego tres (en 2005) gobiernos consecutivos del laborismo en Gran Bretaña. Hoy pesan más las mentiras impiadosas que avalaron una guerra interminable y la dudosa investigación de la muerte del científico David Kelly, el experto en armas de destrucción masiva que apareció ahorcado en un bosque londinense, luego de que desvirtuara ante la BBC la tesis del "ataque en 45 minutos" con que se exageró el fantasma de Saddam Hussein. En el balance cuentan más los 57 muertos del 7 de julio de 2005, cuando una ola de ataques llevó el terror a la capital del reino, el día después de que Londres fuera elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2012 y Blair aplaudiera conciertos contra el hambre africano y el calentamiento global en una Cumbre del G8 de la que fue anfitrión. El contraterror. El 7-J le acarreó a su gobierno solidaridad y críticas y él desató una campaña de contraterror no menos lamentable. Jean Charles de Menezes, un inmigrante brasileño de 27 años, pagó con su vida y siete balazos en la cabeza las consecuencias del "tirar a matar" con que Blair legalizó los excesos de la policía británica en su "guerra local contra el terrorismo". Justo Blair, quien habría podido aspirar al bronce por su contribución a la paz en el Ulster, cimentada en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 o por el desarme del IRA, anunciado el 28 de julio de 2005, manchó su legajo con propuestas tales como ampliar a 90 días los arrestos preventivos de sospechosos. Tanto trato con los neoconservadores y tantas medidas a las que ni la propia derecha se hubiera atrevido han borrado a esta altura la cara de progresista con que Blair desembarcó en el poder en 1997. Pero, en su caso, las apariencias engañaron poco. La promocionada "tercera vía" que Blair tomó del sociólogo inglés Anthony Giddens, no tardó en entrar en las mismas contradicciones que su ejecutor político. La receta para rescatar a la socialdemocracia en el mundo global, desechando al fundamentalismo del libre mercado pero dando por muerto al Estado de Bienestar, desnudó otra realidad: el "nuevo laborismo" se parecía mucho a la derecha de siempre. Hoy casi nadie se acuerda de la tercera vía, pero sí se tienen muy presentes otras mentiras que han costado y cuestan mucha sangre.</blockquote>

Verificación: Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982