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<blockquote data-quote="pulqui" data-source="post: 5298" data-attributes="member: 194"><p style="text-align: center"><strong><span style="font-size: 22px">EE.UU. puede, todavía, salvar a Irak</span></strong></p><p></p><p></p><p>Una retirada de las tropas norteamericanas de territorio iraquí provocaría una ola expansiva de desestabilización regional y agravaría aún más los sangrientos conflictos en Oriente Medio y Asia Central. Es preciso, además, contener a Irán. </p><p></p><p></p><p><em>Por: Henry Kissinger</em></p><p></p><p></p><p>Dos realidades definen los límites de un debate significativo sobre la política relativa a Irak: la guerra no puede llegar a su término únicamente por medios militares. Pero tampoco es posible "terminar" la guerra cediendo el campo de batalla, dado que la amenaza jihadista radical no conoce fronteras.</p><p></p><p>Las decisiones estadounidenses de los próximos meses no podrán poner fin a las crisis de Irak y Oriente Medio sin el cambio previo de las administraciones estadounidenses; es posible que las dejen fuera de control. Aunque el ciclo político invite a un debate orientado a grupos de opinión, es imperativa una política exterior bipartidaria.</p><p></p><p>¿Estados Unidos debe autoinfligirse nuevamente una herida? Un retiro abrupto de Irak no pondrá fin a la guerra; sólo le dará otra orientación. Dentro de Irak, el conflicto sectario podría asumir proporciones de genocidio; podrían volver a surgir áreas de bases terroristas.</p><p></p><p>Bajo el efecto de la abdicación estadounidense, el Líbano puede llegar a volcarse hacia la dominación del aliado de Irán, Hezbollah; aumentan las probabilidades de una guerra Siria-Israel o un ataque israelí a plantas nucleares iraníes si Israel intenta quebrar el círculo extremista; Turquía e Irán probablemente aplastarán la autonomía kurda; y los talibanes en Afganistán ganarán nuevo ímpetu. Países en los cuales la amenaza radical todavía es incipiente, como India, enfrentarán un problema interno creciente. Pakistán, que se encuentra en medio de una delicada transformación política, deberá enfrentar más presiones radicales y hasta puede llegar a convertirse él mismo en una amenaza extremista.</p><p></p><p>A eso se refiere el retiro "precipitado" — una retirada en la que Estados Unidos pierda la capacidad de definir los acontecimientos, tanto dentro de Irak, como en el campo de batalla anti-jihadista o en el mundo en general. </p><p></p><p>Evidentemente, no debe retenerse en Irak ninguna fuerza que sea prescindible. Pero la definición de "prescindible" debe basarse en criterios políticos y estratégicos. Si reducir los niveles de tropas pasa a ser el indicador de la política estadounidense, cada retirada generará exigencias de otras hasta que la estructura política, militar y psicológica colapse. Una estrategia apropiada para Irak requiere una dirección política. Pero la dimensión política debe ser una aliada de la estrategia militar, no una renuncia a ésta.</p><p></p><p>Nada en la historia de Oriente Medio indica que la abdicación confiera influencia. Quienes exhortan a seguir ese rumbo necesitan analizar lo que recomiendan si se producen las terribles consecuencias de un retiro abrupto previstas por la mayoría de los expertos y diplomáticos. </p><p></p><p>Los estadounidenses podrán no estar de acuerdo con la decisión de intervenir o con la política ulterior, pero Estados Unidos está actualmente en Irak en gran medida para cumplir con el compromiso que ha asumido con el orden global y no como un favor al gobierno de Bagdad.</p><p></p><p>La ruta decisiva para superar la crisis iraquí, es la diplomacia internacional. En la actualidad, Estados Unidos soporta el mayor peso de la seguridad regional a nivel militar, político y económico en tanto que los países que también sufrirán las consecuencias permanecen pasivos. </p><p></p><p style="text-align: center"><img src="http://www.clarin.com/diario/2007/10/09/fotos/t031dh20.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p></p><p>No obstante, muchos otros países saben que su seguridad interior y, en algunos casos, su supervivencia se verá afectada por el desenlace en Irak y tiene que preocuparles el hecho de que todos pueden enfrentar riesgos impredecibles si la situación se descontrola. Esa pasividad no puede durar. La mejor manera de que los otros países hagan valer sus preocupaciones es participar en la construcción de una sociedad civil. La mejor manera para nosotros de impulsarla es transformar la reconstrucción paso a paso en una iniciativa internacional de cooperación bajo una gestión multilateral.</p><p></p><p>No será posible alcanzar estos objetivos con un gesto único y dramático. El resultado militar en Irak en definitiva tendrá que reflejarse en algún reconocimiento internacional y alguna aplicación legal internacional de sus disposiciones. La conferencia internacional de vecinos de Irak, incluidos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, estableció un foro posible para ello. </p><p></p><p>Continuar con la diplomacia inevitablemente plantea el tema de cómo tratar con Irán. La cooperación es posible y debe estimularse con un Irán que busque la estabilidad y la cooperación. </p><p></p><p>Pero un Irán que practique la subversión y busque la hegemonía en la región — lo cual parece constituir la tendencia actual — debe ser enfrentado con líneas rojas que no estará autorizado a cruzar. Los países industriales no pueden aceptar que las fuerzas extremistas dominen una región de la que dependen sus economías, y la adquisición de armas nucleares por parte de Irán es incompatible con la seguridad internacional. </p><p></p><p>5Copyright Clarín, 2007. Traducción: Cristina Sardoy.</p><p></p><p></p><p><a href="http://www.clarin.com/diario/2007/10/09/opinion/o-03101.htm">http://www.clarin.com/diario/2007/10/09/opinion/o-03101.htm</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="pulqui, post: 5298, member: 194"] [CENTER][B][SIZE="6"]EE.UU. puede, todavía, salvar a Irak[/SIZE][/B][/CENTER] Una retirada de las tropas norteamericanas de territorio iraquí provocaría una ola expansiva de desestabilización regional y agravaría aún más los sangrientos conflictos en Oriente Medio y Asia Central. Es preciso, además, contener a Irán. [I]Por: Henry Kissinger[/I] Dos realidades definen los límites de un debate significativo sobre la política relativa a Irak: la guerra no puede llegar a su término únicamente por medios militares. Pero tampoco es posible "terminar" la guerra cediendo el campo de batalla, dado que la amenaza jihadista radical no conoce fronteras. Las decisiones estadounidenses de los próximos meses no podrán poner fin a las crisis de Irak y Oriente Medio sin el cambio previo de las administraciones estadounidenses; es posible que las dejen fuera de control. Aunque el ciclo político invite a un debate orientado a grupos de opinión, es imperativa una política exterior bipartidaria. ¿Estados Unidos debe autoinfligirse nuevamente una herida? Un retiro abrupto de Irak no pondrá fin a la guerra; sólo le dará otra orientación. Dentro de Irak, el conflicto sectario podría asumir proporciones de genocidio; podrían volver a surgir áreas de bases terroristas. Bajo el efecto de la abdicación estadounidense, el Líbano puede llegar a volcarse hacia la dominación del aliado de Irán, Hezbollah; aumentan las probabilidades de una guerra Siria-Israel o un ataque israelí a plantas nucleares iraníes si Israel intenta quebrar el círculo extremista; Turquía e Irán probablemente aplastarán la autonomía kurda; y los talibanes en Afganistán ganarán nuevo ímpetu. Países en los cuales la amenaza radical todavía es incipiente, como India, enfrentarán un problema interno creciente. Pakistán, que se encuentra en medio de una delicada transformación política, deberá enfrentar más presiones radicales y hasta puede llegar a convertirse él mismo en una amenaza extremista. A eso se refiere el retiro "precipitado" — una retirada en la que Estados Unidos pierda la capacidad de definir los acontecimientos, tanto dentro de Irak, como en el campo de batalla anti-jihadista o en el mundo en general. Evidentemente, no debe retenerse en Irak ninguna fuerza que sea prescindible. Pero la definición de "prescindible" debe basarse en criterios políticos y estratégicos. Si reducir los niveles de tropas pasa a ser el indicador de la política estadounidense, cada retirada generará exigencias de otras hasta que la estructura política, militar y psicológica colapse. Una estrategia apropiada para Irak requiere una dirección política. Pero la dimensión política debe ser una aliada de la estrategia militar, no una renuncia a ésta. Nada en la historia de Oriente Medio indica que la abdicación confiera influencia. Quienes exhortan a seguir ese rumbo necesitan analizar lo que recomiendan si se producen las terribles consecuencias de un retiro abrupto previstas por la mayoría de los expertos y diplomáticos. Los estadounidenses podrán no estar de acuerdo con la decisión de intervenir o con la política ulterior, pero Estados Unidos está actualmente en Irak en gran medida para cumplir con el compromiso que ha asumido con el orden global y no como un favor al gobierno de Bagdad. La ruta decisiva para superar la crisis iraquí, es la diplomacia internacional. En la actualidad, Estados Unidos soporta el mayor peso de la seguridad regional a nivel militar, político y económico en tanto que los países que también sufrirán las consecuencias permanecen pasivos. [CENTER][IMG]http://www.clarin.com/diario/2007/10/09/fotos/t031dh20.jpg[/IMG][/CENTER] No obstante, muchos otros países saben que su seguridad interior y, en algunos casos, su supervivencia se verá afectada por el desenlace en Irak y tiene que preocuparles el hecho de que todos pueden enfrentar riesgos impredecibles si la situación se descontrola. Esa pasividad no puede durar. La mejor manera de que los otros países hagan valer sus preocupaciones es participar en la construcción de una sociedad civil. La mejor manera para nosotros de impulsarla es transformar la reconstrucción paso a paso en una iniciativa internacional de cooperación bajo una gestión multilateral. No será posible alcanzar estos objetivos con un gesto único y dramático. El resultado militar en Irak en definitiva tendrá que reflejarse en algún reconocimiento internacional y alguna aplicación legal internacional de sus disposiciones. La conferencia internacional de vecinos de Irak, incluidos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, estableció un foro posible para ello. Continuar con la diplomacia inevitablemente plantea el tema de cómo tratar con Irán. La cooperación es posible y debe estimularse con un Irán que busque la estabilidad y la cooperación. Pero un Irán que practique la subversión y busque la hegemonía en la región — lo cual parece constituir la tendencia actual — debe ser enfrentado con líneas rojas que no estará autorizado a cruzar. Los países industriales no pueden aceptar que las fuerzas extremistas dominen una región de la que dependen sus economías, y la adquisición de armas nucleares por parte de Irán es incompatible con la seguridad internacional. 5Copyright Clarín, 2007. Traducción: Cristina Sardoy. [url]http://www.clarin.com/diario/2007/10/09/opinion/o-03101.htm[/url] [/QUOTE]
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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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