El Gobierno les busca un socio privado a Aerolíneas y Austral

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Muy irritada con una protesta gremial que obligó a reprogramar unos 18 vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral, la presidenta Cristina Kirchner convocó de urgencia a Olivos, la semana pasada, al ministro de Planificación, Julio De Vido, y le encomendó lo que pretende convertir en estocada para el sindicalismo aeronáutico: le pidió que empezara a transmitirles a esos dirigentes que, por orden de la jefa del Estado, el Gobierno empezaría a buscar un socio local para ambas compañías.

El arquitecto ya empezó a moverse. Lo primero que hizo fue dejar trascender entre líderes aeronáuticos que la Casa Rosada estaba analizando enviar al Congreso el caso de las compañías, todavía en proceso de expropiación. El mensaje fue eficaz: ya la semana pasada un piloto recibió una llamada de un diputado del Peronismo Federal que le preguntaba cómo le caería que empresarios adquirieran el 50% de Aerolíneas y el Estado mantuviera la otra mitad. Algunos empleados fueron sondeados por canales más indirectos: Patricia Alzúa, casada con Carlos Zannini, secretario legal y técnico, se estuvo ocupando en los últimos tiempos de las implicancias jurídicas de una eventual separación de Aerolíneas y Austral. La doctora Alzúa es funcionaria de la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires.

De Vido debe buscar el socio. La Presidenta le pidió además información detallada a Mariano Recalde, presidente de Aerolíneas. El militante de La Cámpora ya se había encargado, hace un mes y medio, de inquietar a Jorge Pérez Tamayo, líder de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), con una especie de acertijo que desde entonces deja sin dormir a los sindicalistas. "Eso se acaba en marzo", le contestó, cuando Pérez Tamayo le reclamaba una solución para la pelea entre su gremio y la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA). Una contienda que depara consecuencias tan insólitas como, por ejemplo, que miembros de uno y otro gremio no puedan volar juntos.

Una privatización parcial tendría, de todos modos, serias complicaciones jurídicas. Primero, porque el juicio de expropiación no terminó. Fue lo que dijeron ayer en Aerolíneas ante la consulta: "Es imposible jurídicamente. Hay mucha bronca con los gremios, pero el resto no se puede porque no terminó el proceso". Segundo, porque la ley que lo impulsó incluía el compromiso de no volver a privatizar las compañías, artículo postrero que valió en su momento la adhesión de la izquierda. Y en tercer lugar porque el Estado ha desembolsado, desde 2008, unos 1200 millones de dólares en Aerolíneas y Austral sin tomar la precaución de incluirlos en cada ejercicio como aportes de capital. Son, por lo tanto, deuda con el fisco para cualquier interesado en comprar. Un abogado aeronáutico se reía ayer ante estas objeciones: "Pero estos tipos derogaron la ley de gravedad...".

Rumores y solicitadas
El movimiento presidencial parece ser por lo menos una advertencia. Cristina Kirchner no puede creer que las protestas se hayan agravado después de tantas concesiones a los trabajadores. El colmo fue la reciente incorporación de otros 237 pilotos mediante un acta que Recalde firmó con Pérez Tamayo y que incluye la decisión de mantener los aviones Jumbo hasta 2012. Esos aviadores esperan sin volar. El paro de azafatas de la semana pasada cerró el círculo de furia. Ocurrió mientras Héctor Recalde, padre de Mariano y abogado de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, que conduce Ricardo Frecia, analizaba romper su vínculo con el gremio en solidaridad con su hijo, algo que finalmente no hizo.

Ante tantos rumores, los sindicalistas se echan culpas mutuas. Algunos difundieron un comunicado contra "no más de 15 integrantes de la Fuerza Aérea" a los que acusaron de "generar caos constantemente, avalados por ciertos sectores que quedaron nostalgiosos al no poder argentinizar a través de sus empresarios amigos toda la operación relacionada con el grupo Aerolíneas Argentinas"

No fue inocente, con todo, el mensaje que la Presidenta les dejó a todos ayer, en la apertura de sesiones del Congreso. Después de elogiar el desempeño de Aerolíneas, fustigó: "¿Por qué digo esto? Porque creo que todos los sectores sindicalmente organizados vinculados a servicios y a tareas que tienen que ver con lo que utilizan otros trabajadores como usuarios y consumidores tienen que tener prácticas diferentes, no pueden someter de rehenes a usuarios y consumidores en la República Argentina luego del esfuerzo ingente", dijo.

"Yo reflexionaba el otro día -agregó-, y se lo digo con todo el afecto a mis compañeros de los sindicatos: muchas veces, como militantes políticos, independientemente de nuestra ocupación institucional, criticamos prácticas monopólicas que se dan por allí en el sector empresario producto de posiciones dominantes, las criticamos duramente y con razón, pero muchas veces también vemos que en el sector de los trabajadores sindicalmente organizados, que por allí tienen el monopolio, no hay otra forma de viajar que no sea en avión para otros, o de transportarse en trenes o en colectivos, o de tener luz o gas, no utilizar también la misma lógica o el mismo comportamiento que criticamos en otros porque yo quiero seguir siendo compañera de mis compañeros de los sindicatos y no cómplice de maniobras que siempre terminan perjudicando a trabajadores. Porque los que viajan en colectivos, en trenes, en aviones, son también trabajadores."

la nacion

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Una empresa con historia peronista

Perón la creó, Menem la privatizó, Cristina Kirchner la reestatizó y los sindicatos son clave en las decisiones

La historia de Aerolíneas Argentinas, que este año cumplirá 61 años, está íntimamente ligada a la del Partido Justicialista. Creada en 1950 por el presidente Juan Domingo Perón, la empresa fue referente durante varios años en el mercado aerocomercial regional. Aquél fue sólo el comienzo de un largo recorrido.

En 1988, el justicialismo impidió la concreción del primer proyecto de privatización parcial de la empresa, ideado por el entonces ministro de Obras y Servicios Públicos del gobierno radical, Rodolfo Terragno. El funcionario llegó a firmar un acuerdo con la aerolínea escandinava SAS, pero no logró la aprobación del Congreso, por entonces con mayoría peronista.

Pocos años después, muchos de esos mismos legisladores aprobaron la ley que impulsó Carlos Menem y permitió la privatización de Aerolíneas, adquirida en 1990 por la española Iberia (también estatal). Aquella transferencia, sobre la que se realizaron numerosas denuncias por presunto pago de sobornos, fue la primera de la ola privatizadora que caracterizó la primera parte de esa década. En 2009, 19 años después, la justicia federal declaró ilegal aquella privatización.

Al borde de la quiebra, con Iberia en retirada, la empresa fue adquirida en octubre de 2001 por el también español grupo Marsans, liderado por el empresario Antonio Mata. Según contó el propio ejecutivo, esa operación colapsó hacia mediados de la década por un boicot de los sindicatos apoyado por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y por su entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, actualmente procesado por el presunto delito de enriquecimiento ilícito.

En 2009, la mayoría justicialista en el Parlamento aprobó la ley 26.466, que permitió la reestatización de la empresa, actualmente presidida por Mariano Recalde, militante de la agrupación kirchnerista La Cámpora e hijo del abogado de la Confederación General del Trabajo (CGT) y diputado nacional Héctor Recalde. Aunque es gerenciada por el Estado, el proceso de expropiación aún no está cerrado.

Siete gremios, 10.000 empleados

Los siete gremios que representan a los casi 10.000 empleados de la empresa (APLA, APTA, UALA, AAA, UPSA, APA y Atepsa) celebraron la decisión de Cristina y Néstor Kirchner de reestatizar la empresa, algo que fue presentado como un logro del Gobierno en la campaña electoral de ese año. Sin embargo, durante 2010 continuaron las medidas de fuerza, con paros sorpresivos, trabajo a reglamento y pujas internas entre sindicatos, que provocaron demoras y cancelaciones. En ese contexto, el 20 de septiembre pasado, la Presidenta se encargó públicamente de pedirles un mayor compromiso a los gremios.

En el aeroparque Jorge Newbery, durante la presentación de dos de los 20 nuevos aviones que el Estado argentino le compró al fabricante brasileño Embraer, la Presidenta advirtió: "El servicio no puede ser interrumpido por ningún problema, salvo técnico. La Presidenta enfrentó las críticas para lograr lo que ustedes querían y esto es un ida y vuelta". Ahora, tal vez con algo de frustración, Cristina Kirchner podría volver sobre sus pasos. Otra señal de que la historia justicialista de la aerolínea sigue su recorrido.

CRONOLOGIA AEREA

MARZO DE 1950 Perón crea Aerolíneas
El presidente Juan Domingo Perón fusiona varias aerolíneas público-privadas en crisis y crea la compañía, controlada por el Estado.
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AGOSTO DE 1988 El plan Terragno
La mayoría justicialista en el Congreso se opone al proyecto del gobierno de Raúl Alfonsín, impulsado por su ministro Rodolfo Terragno, de vender parcialmente la empresa a la escandinava SAS.
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NOVIEMBRE DE 1990 La privatización de Menem
El presidente Carlos Menem privatiza la empresa, que es adquirida por la estatal española Iberia.
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OCTUBRE DE 2001 Cambio de manos Al borde de la quiebra, Iberia transfiere la aerolínea al también español grupo Marsans, que asume el control pocos meses antes de la renuncia del presidente radical Fernando de la Rúa.
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FEBRERO DE 2009 La reestatización La mayoría justicialista en el Congreso aprueba la ley de reestatización de la empresa, propuesta por la presidenta Cristina Kirchner.
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