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El reactor CAREM y su relaciòn con el programa de submarinos argentinos
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<blockquote data-quote="sebastian_porras" data-source="post: 432807" data-attributes="member: 18"><p>Como algunos foristas se han interesado por saber de que se trata el reactor y cual ha sido su historia de como fue desarrollado, ajunto un informe (al ser de Greenpeace tiene un enfoque crìtico al programa nuclear argentino), pero contiene alguna informaciòn que es destacable. Màs abajo tambièn voy a agregar palabras del propio Castro Madero que fue quien iniciò el desarrollo del reactor y estuvo a cargo de principio a fin del proyecto, esto es lo que dice Greenpeace:</p><p></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">"El cambio de Gobierno a finales de 1983 trajo expectativas de cambio, pero lo cierto es que son muchas las iniciativas que la CNEA e INVAP venían desarrollando durante la dictadura que continuaron su curso durante los primeros años de la democracia. Se colocó en la Presidencia de la CNEA al Ing. Alberto Constantini, que, si bien fue el primer presidente civil de esa institución, contaba con antecedentes y métodos de conducción que lo emparentaban fuertemente con el antiguo régimen militar.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Como ya fue mencionado, los esfuerzos destinados a desarrollar un reactor para impulsar un submarino nuclear continuaron su curso. </span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"><strong>En 1986 el titular de la Armada, vicealmirante Ramón Arosa, anunció que en unos dos años más la Argentina ya tendría su primer submarino nuclear.</strong></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Durante 1988 los directivos de la CNEA se quejaron por la mala prensa que el programa nuclear argentino tenía a nivel internacional; lo cierto es que la continuidad del proyecto del reactor para un submarino de manera secreta, o no declarada, era una de los motivos de sospechas. Según Nucleonics Week en agosto de 1988 la presidencia de la CNEA rechazó los informes de prensa, tanto nacionales como extranjeros, que señalaban que la CNEA proyectaba un reactor para un submarino, diciendo que «ni un centavo» se estaba gastando en ese proyecto. Pero otro funcionario del gobierno, señaló que la CNEA había hablado «prematuramente» y que el gobierno todavía no había abandonado el proyecto. <em>«Nucleonics Week supo que, luego de la guerra de Malvinas, la CNEA había hecho un estudio de factibilidad de un reactor de agua ligera para un submarino, los resultados son desconocidos».</em></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Pero el progresivo debilitamiento del poder militar y su consiguiente declive presupuestario, así como también la disminución de los gigantescos presupuestos anuales con que contaba la CNEA, fueron erosionando los proyectos más conflictivos para ser desarrollados en un contexto democrático como era el caso del submarino nuclear.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Así, el vicealmirante Castro Madero, que había logrado sobrevivir como asesor de la CNEA, comenzó a darle un nuevo giro al reactor compacto del submarino que desarrollaba con INVAP. Así nació el CAREM. </span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">En 1988 Castro Madero reconoció que había realizado, durante el gobierno militar, el estudio de factibilidad para un reactor de un submarino que utilizaría uranio enriquecido al 20% y que la decisión estaba entonces en manos del presidente Alfonsín. <strong>También señaló que no existía mucha diferencia entre el reactor del submarino y el reactor modular pequeño (25 MW) para producir electricidad que estaba entonces bajo su dirección: el CAREM.</strong></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">El <em>«estudio de factibilidad»</em> del motor para submarinos nucleares al que hace referencia Castro Madero costó unos 90 millones de dólares.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La continuidad durante el gobierno de Alfonsín de proyectos tales como el reactor para un submarino a cargo de la CNEA e INVAP muestra claramente la falta de transparencia que tuvo la actividad nuclear, aún durante los primeros años de la democracia fruto de una práctica de secreto militar que siempre tiñó a ese sector y en particular, a áreas como INVAP.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La situación siguió siendo tan poco clara que los laboratorios de Pilcaniyeu permanecieron cerrados a la mirada pública por mucho tiempo más. Se sospechaba que allí continuaban los trabajos vinculados a la puesta en marcha de la planta de enriquecimiento de uranio. Pero no se sabía acerca de los resultados concretos obtenidos.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">En octubre de 1984 se tienen nuevamente noticias desde Pilcaniyeu. Un accidente ocurrió en la Planta Industrial de la empresa INVAP. Había estallado un recipiente que contenía hexafluoruro de uranio. El accidente le costó la vida a Daniel Bonazzi, un técnico de INVAP. Otros tres operarios fueron internados sin graves consecuencias.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La actividad de INVAP en Pilcaniyeu continuó siendo un secreto para el propio sector nuclear. El Ing. Jorge Cosentino sinceró su desconocimiento en 1986 sobre las actividades en Pilcaniyeu: <em>«no sé exactamente. Nunca estuve en Pilcaniyeu. No sé cual es la situación actual. Decidí no insistir más con mis colegas. Se continúa guardando silencio»</em>.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Uno de los principales pasos dados durante el gobierno de Alfonsín en la dirección de transparentar la política nuclear y desmilitarizarla fue iniciar el diálogo con Brasil. Las conversaciones entre Alfonsín y José Sarney derivaron en la negociación de un acuerdo bilateral que ayudaría a distender la relación y a evitar la continuidad en el drenaje de recursos económicos y científicos que ambos países invertían en la pequeña, pero costosa, carrera nuclear que sostenían, principalmente desde los ’70.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Fruto de ese diálogo, ambos mandatarios fueron invitados a visitar sus respectivas instalaciones nucleares «secretas». Así, que en julio de 1987 Sarney visitó la Argentina y, junto a Alfonsín, recorrió «la planta secreta de energía atómica en Pilcaniyeu». Luego firmaron en Viedma (Río Negro) una serie de acuerdos, uno de ellos de cooperación y un sistema de vigilancia mutua.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La visita a la planta del INVAP se desarrolló bajo las características de una visita a un sitio secreto, donde no podían ingresar cámaras fotográficas y las medidas de seguridad eran extremas. Allí, el gerente de INVAP, Conrado Varotto les explicó a ambos presidentes sobre el método de enriquecimiento de uranio (...)</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"><strong>EL CAREM: UN PROYECTO PARA SOBREVIVIR</strong></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La conducción del INVAP, a partir de la necesidad de reconvertir el proyecto del reactor compacto que había promovido Castro Madero, decidió desarrollar una alternativa al mismo. Se generó así el Proyecto CAREM, que era (y es) el diseño de un reactor modular de pequeña potencia eléctrica, <em>«...útil para electrificar pequeñas poblaciones y ciudades aisladas»,</em> según fue presentado entonces.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Los reactores nucleares comerciales suelen ser de alrededor de 600 MW a 1000 MW de potencia efectiva, en cambio el CAREM sería de una potencia de 25 MW.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">El concepto del reactor CAREM fue presentado por primera vez en marzo de 1984 en Lima, Perú, durante una conferencia sobre reactores medianos y pequeños auspiciada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La presentación del diseño CAREM apela a calificativos como «reactor innovativo» o «intrínsecamente seguro», denominaciones que refieren a un diseño de reactor que incluye diferencias en relación con los demás reactores en su funcionamiento y que, según sus propios diseñadores, tales diferencias implican una probabilidad de accidente diez veces menor a los diseños convencionales.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">El proyecto pertenecía a la CNEA, en tanto la ingeniería y las instalaciones experimentales fueron contratadas a INVAP. La CNEA tuvo a su cargo el diseño de los elementos combustibles. El CAREM se convirtió entonces en el principal proyecto de INVAP, sobreviviente de los desarrollos nacidos en la dictadura.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">El CAREM también fue una de las principales apuestas que hizo INVAP para subsistir en el nuevo contexto. Ya en el año 1987, el proyecto CAREM, a cargo de INVAP, era considerado un proyecto prioritario en términos de presupuesto por la CNEA.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Este proyecto sería apoyado por la gobernación de la provincia de San Luis, a cargo del Dr. Adolfo Rodríguez Saa, quien manifestó su interés por instalar uno o dos de esos reactores en su provincia. Así, en 1988 esa provincia contrató al vicealmirante retirado Carlos Castro Madero para analizar la posibilidad de instalar dichos reactores. La racionalidad económica y eléctrica de ese proyecto es más que discutible, de hecho tampoco prosperó. Sin embargo Castro Madero aprovechó su idilio con San Luis para fustigar al gobierno Nacional por «destruir» el Plan Nuclear que había sido ideado por él y anunció que «San Luis contaría en 4 años con un reactor de baja potencia totalmente diseñado y construido por técnicos argentinos nucleados en INVAP».</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">La queja de Castro Madero tenía que ver con que el programa nuclear ya no contaba con los abultados presupuestos que solía tener durante el gobierno militar.</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"><strong>Obviamente el reactor sería básicamente el mismo del submarino, compacto, de uranio enriquecido e «intrínsecamente seguro» (expresión que es el «caballito de batalla» con que INVAP procura justificar este nuevo reactor).</strong></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Este reactor costaría unos 100 millones de dólares, pero además debían desarrollarse todavía instalaciones complementarias previas a la construcción de su primer prototipo. Estas instalaciones eran imprescindibles para optimizar el diseño final. Las mismas fueron construidas años después en Pilcaniyeu (serán el RA-8 y el circuito experimental hidráulico).</span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue"></span></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">Durante esos años INVAP demandó de la CNEA permanentes recursos económicos para desarrollar el prototipo del CAREM, ya que el reactor debía ser instalado por primera vez en algún sitio, puesto que sólo existía en el papel, y sólo así podría haber alguna chance de ser comercializado. La posibilidad de instalarlo en San Luis seducía a Castro Madero, porque permitiría financiar el prototipo y además actuaría «como una vidriera para un mercado internacional de los países en vías de desarrollo que puede ser muy importante».</span></p><p></p><p><strong>¿Que dice el propio Vicealmirante Carlos Castro Madero en su Libro referido al submarino nuclear argentino?</strong></p><p></p><p>En su pàgina 48 del libro <strong><span style="font-family: 'Arial'">"Argentina y el Submarino de Propulsiòn Nuclear - Posibilidades y Dificultades"</span></strong> en el capìtulo referido a la <em>"Factibilidad de construir un submarino nuclear en la Argentina"</em> señala:</p><p></p><p><span style="color: DarkSlateBlue">"La existencia de un prototipo funcionando, en condiciones tan rigurosas como lo son su instalaciòn sobre una plataforma mòvil, le abrirìa a la Argentina la posibilidad de ser los primeros en ofrecer aquel reactor y asì iniciarìamos el diseño de una unidad terrestre de tipo modular en el rango entre 10 Mwe y 25 Mwe que, en muchos aspectos, serìa similar a uno de propulsiòn (...)"</span></p><p></p><p>Pocas dudas quedan ahora entre la instrìnseca relaciòn del reactor de propulsiòn naval y su versiòn terrestre: el CAREM.</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="sebastian_porras, post: 432807, member: 18"] Como algunos foristas se han interesado por saber de que se trata el reactor y cual ha sido su historia de como fue desarrollado, ajunto un informe (al ser de Greenpeace tiene un enfoque crìtico al programa nuclear argentino), pero contiene alguna informaciòn que es destacable. Màs abajo tambièn voy a agregar palabras del propio Castro Madero que fue quien iniciò el desarrollo del reactor y estuvo a cargo de principio a fin del proyecto, esto es lo que dice Greenpeace: [COLOR="DarkSlateBlue"]"El cambio de Gobierno a finales de 1983 trajo expectativas de cambio, pero lo cierto es que son muchas las iniciativas que la CNEA e INVAP venían desarrollando durante la dictadura que continuaron su curso durante los primeros años de la democracia. Se colocó en la Presidencia de la CNEA al Ing. Alberto Constantini, que, si bien fue el primer presidente civil de esa institución, contaba con antecedentes y métodos de conducción que lo emparentaban fuertemente con el antiguo régimen militar. Como ya fue mencionado, los esfuerzos destinados a desarrollar un reactor para impulsar un submarino nuclear continuaron su curso. [B]En 1986 el titular de la Armada, vicealmirante Ramón Arosa, anunció que en unos dos años más la Argentina ya tendría su primer submarino nuclear.[/B] Durante 1988 los directivos de la CNEA se quejaron por la mala prensa que el programa nuclear argentino tenía a nivel internacional; lo cierto es que la continuidad del proyecto del reactor para un submarino de manera secreta, o no declarada, era una de los motivos de sospechas. Según Nucleonics Week en agosto de 1988 la presidencia de la CNEA rechazó los informes de prensa, tanto nacionales como extranjeros, que señalaban que la CNEA proyectaba un reactor para un submarino, diciendo que «ni un centavo» se estaba gastando en ese proyecto. Pero otro funcionario del gobierno, señaló que la CNEA había hablado «prematuramente» y que el gobierno todavía no había abandonado el proyecto. [I]«Nucleonics Week supo que, luego de la guerra de Malvinas, la CNEA había hecho un estudio de factibilidad de un reactor de agua ligera para un submarino, los resultados son desconocidos».[/I] Pero el progresivo debilitamiento del poder militar y su consiguiente declive presupuestario, así como también la disminución de los gigantescos presupuestos anuales con que contaba la CNEA, fueron erosionando los proyectos más conflictivos para ser desarrollados en un contexto democrático como era el caso del submarino nuclear. Así, el vicealmirante Castro Madero, que había logrado sobrevivir como asesor de la CNEA, comenzó a darle un nuevo giro al reactor compacto del submarino que desarrollaba con INVAP. Así nació el CAREM. En 1988 Castro Madero reconoció que había realizado, durante el gobierno militar, el estudio de factibilidad para un reactor de un submarino que utilizaría uranio enriquecido al 20% y que la decisión estaba entonces en manos del presidente Alfonsín. [B]También señaló que no existía mucha diferencia entre el reactor del submarino y el reactor modular pequeño (25 MW) para producir electricidad que estaba entonces bajo su dirección: el CAREM.[/B] El [I]«estudio de factibilidad»[/I] del motor para submarinos nucleares al que hace referencia Castro Madero costó unos 90 millones de dólares. La continuidad durante el gobierno de Alfonsín de proyectos tales como el reactor para un submarino a cargo de la CNEA e INVAP muestra claramente la falta de transparencia que tuvo la actividad nuclear, aún durante los primeros años de la democracia fruto de una práctica de secreto militar que siempre tiñó a ese sector y en particular, a áreas como INVAP. La situación siguió siendo tan poco clara que los laboratorios de Pilcaniyeu permanecieron cerrados a la mirada pública por mucho tiempo más. Se sospechaba que allí continuaban los trabajos vinculados a la puesta en marcha de la planta de enriquecimiento de uranio. Pero no se sabía acerca de los resultados concretos obtenidos. En octubre de 1984 se tienen nuevamente noticias desde Pilcaniyeu. Un accidente ocurrió en la Planta Industrial de la empresa INVAP. Había estallado un recipiente que contenía hexafluoruro de uranio. El accidente le costó la vida a Daniel Bonazzi, un técnico de INVAP. Otros tres operarios fueron internados sin graves consecuencias. La actividad de INVAP en Pilcaniyeu continuó siendo un secreto para el propio sector nuclear. El Ing. Jorge Cosentino sinceró su desconocimiento en 1986 sobre las actividades en Pilcaniyeu: [I]«no sé exactamente. Nunca estuve en Pilcaniyeu. No sé cual es la situación actual. Decidí no insistir más con mis colegas. Se continúa guardando silencio»[/I]. Uno de los principales pasos dados durante el gobierno de Alfonsín en la dirección de transparentar la política nuclear y desmilitarizarla fue iniciar el diálogo con Brasil. Las conversaciones entre Alfonsín y José Sarney derivaron en la negociación de un acuerdo bilateral que ayudaría a distender la relación y a evitar la continuidad en el drenaje de recursos económicos y científicos que ambos países invertían en la pequeña, pero costosa, carrera nuclear que sostenían, principalmente desde los ’70. Fruto de ese diálogo, ambos mandatarios fueron invitados a visitar sus respectivas instalaciones nucleares «secretas». Así, que en julio de 1987 Sarney visitó la Argentina y, junto a Alfonsín, recorrió «la planta secreta de energía atómica en Pilcaniyeu». Luego firmaron en Viedma (Río Negro) una serie de acuerdos, uno de ellos de cooperación y un sistema de vigilancia mutua. La visita a la planta del INVAP se desarrolló bajo las características de una visita a un sitio secreto, donde no podían ingresar cámaras fotográficas y las medidas de seguridad eran extremas. Allí, el gerente de INVAP, Conrado Varotto les explicó a ambos presidentes sobre el método de enriquecimiento de uranio (...) [B]EL CAREM: UN PROYECTO PARA SOBREVIVIR[/B] La conducción del INVAP, a partir de la necesidad de reconvertir el proyecto del reactor compacto que había promovido Castro Madero, decidió desarrollar una alternativa al mismo. Se generó así el Proyecto CAREM, que era (y es) el diseño de un reactor modular de pequeña potencia eléctrica, [I]«...útil para electrificar pequeñas poblaciones y ciudades aisladas»,[/I] según fue presentado entonces. Los reactores nucleares comerciales suelen ser de alrededor de 600 MW a 1000 MW de potencia efectiva, en cambio el CAREM sería de una potencia de 25 MW. El concepto del reactor CAREM fue presentado por primera vez en marzo de 1984 en Lima, Perú, durante una conferencia sobre reactores medianos y pequeños auspiciada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). La presentación del diseño CAREM apela a calificativos como «reactor innovativo» o «intrínsecamente seguro», denominaciones que refieren a un diseño de reactor que incluye diferencias en relación con los demás reactores en su funcionamiento y que, según sus propios diseñadores, tales diferencias implican una probabilidad de accidente diez veces menor a los diseños convencionales. El proyecto pertenecía a la CNEA, en tanto la ingeniería y las instalaciones experimentales fueron contratadas a INVAP. La CNEA tuvo a su cargo el diseño de los elementos combustibles. El CAREM se convirtió entonces en el principal proyecto de INVAP, sobreviviente de los desarrollos nacidos en la dictadura. El CAREM también fue una de las principales apuestas que hizo INVAP para subsistir en el nuevo contexto. Ya en el año 1987, el proyecto CAREM, a cargo de INVAP, era considerado un proyecto prioritario en términos de presupuesto por la CNEA. Este proyecto sería apoyado por la gobernación de la provincia de San Luis, a cargo del Dr. Adolfo Rodríguez Saa, quien manifestó su interés por instalar uno o dos de esos reactores en su provincia. Así, en 1988 esa provincia contrató al vicealmirante retirado Carlos Castro Madero para analizar la posibilidad de instalar dichos reactores. La racionalidad económica y eléctrica de ese proyecto es más que discutible, de hecho tampoco prosperó. Sin embargo Castro Madero aprovechó su idilio con San Luis para fustigar al gobierno Nacional por «destruir» el Plan Nuclear que había sido ideado por él y anunció que «San Luis contaría en 4 años con un reactor de baja potencia totalmente diseñado y construido por técnicos argentinos nucleados en INVAP». La queja de Castro Madero tenía que ver con que el programa nuclear ya no contaba con los abultados presupuestos que solía tener durante el gobierno militar. [B]Obviamente el reactor sería básicamente el mismo del submarino, compacto, de uranio enriquecido e «intrínsecamente seguro» (expresión que es el «caballito de batalla» con que INVAP procura justificar este nuevo reactor).[/B] Este reactor costaría unos 100 millones de dólares, pero además debían desarrollarse todavía instalaciones complementarias previas a la construcción de su primer prototipo. Estas instalaciones eran imprescindibles para optimizar el diseño final. Las mismas fueron construidas años después en Pilcaniyeu (serán el RA-8 y el circuito experimental hidráulico). Durante esos años INVAP demandó de la CNEA permanentes recursos económicos para desarrollar el prototipo del CAREM, ya que el reactor debía ser instalado por primera vez en algún sitio, puesto que sólo existía en el papel, y sólo así podría haber alguna chance de ser comercializado. La posibilidad de instalarlo en San Luis seducía a Castro Madero, porque permitiría financiar el prototipo y además actuaría «como una vidriera para un mercado internacional de los países en vías de desarrollo que puede ser muy importante».[/COLOR] [B]¿Que dice el propio Vicealmirante Carlos Castro Madero en su Libro referido al submarino nuclear argentino?[/B] En su pàgina 48 del libro [B][FONT="Arial"]"Argentina y el Submarino de Propulsiòn Nuclear - Posibilidades y Dificultades"[/FONT][/B] en el capìtulo referido a la [I]"Factibilidad de construir un submarino nuclear en la Argentina"[/I] señala: [COLOR="DarkSlateBlue"]"La existencia de un prototipo funcionando, en condiciones tan rigurosas como lo son su instalaciòn sobre una plataforma mòvil, le abrirìa a la Argentina la posibilidad de ser los primeros en ofrecer aquel reactor y asì iniciarìamos el diseño de una unidad terrestre de tipo modular en el rango entre 10 Mwe y 25 Mwe que, en muchos aspectos, serìa similar a uno de propulsiòn (...)"[/COLOR] Pocas dudas quedan ahora entre la instrìnseca relaciòn del reactor de propulsiòn naval y su versiòn terrestre: el CAREM. 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Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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